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jueves, 13 de febrero de 2014

EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO" Capítulo XII

Hoy termina el relato que tantos días, once semanas, llevamos leyendo. Espero que os guste y espero también que Menorca os atraiga como atrajo a Ricardo y a mi mismo. Meta de tantos cruceristas que cada verano nos acercamos navegando a esta encantadora isla, así como al resto de las Baleares.

Y ahora.................

EL ULTIMO VIAJE DEL “DESTINO”

Pedro Fuentes

Capítulo  XII
A las siete de la mañana salimos a mar abierta para empezar la última etapa del “Destino”.
Llevamos 20 días desde que nos conocimos, de ellos 11 los llevamos desde Ciudadela al Puerto Tomás Maestre en Murcia y luego subir para Blanes. Toda una vida navegando.
Hemos hablado de todo, de lo divino, de lo humano, de nuestro pasado, de nuestro presente y sin embargo en ningún momento hablamos de nuestro futuro, sí,  ella volverá a la escuela y yo a mi nuevo barco “El Solitario” ¿Será eso una premonición?
Gracia duerme, siempre la primera etapa es mía, hoy el terral es bueno, sopla con fuerza y lo tomo de través, también yo me estoy acostumbrando a no usar el piloto automático, me gusta sentir la caña del timón, parece como si el barco te hablase, te pide el rumbo, sientes el viento al incidir en las velas y parece que de menos guiños.
Me gusta Menorca, me encanta y enamora, pero me encuentro lejos de todos lados, aunque parezca mentira, mi espíritu solitario se deprime cuando llevo mucho tiempo en la isla, es curioso, le pasa a mucha gente, por lo visto las depresiones son más numerosas en las islas que en tierras del continente.
A veces últimamente me he planteado irme a vivir a Menorca, sobre todo después de conocer a Gracia, pero ¿Cuál es el pensamiento de Gracia con respecto a eso?
Faltan diez minutos para las nueve, se abre el tambucho y aparece Gracia con las dos tazas de café humeante y dos magdalenas, parece una diosa, llega hasta mí, me da un beso en los labios, coloca el desayuno en la pequeña mesa portátil que llevamos en la bañera, yo conecto el piloto automático y nos disponemos a desayunar.
¿Cómo lo llevamos?
Bien, ahora empieza a bajar el terral y parece que pronto tendremos el sur. Me parece que pondremos pronto el spi, así se nos verá bien cuando basemos la entrada del puerto de Barcelona.
¿Has visto la cantidad de aviones que hay?
Si, estamos a la altura del aeropuerto del Prat en Barcelona.
¡Gracia! ¿Sabes que llevamos navegando juntos en este viaje 11 días y 9 más desde que nos conocemos?
Si, cariño, pero parece que sea toda una vida.
¿Sigues con la idea de ir a buscar el barco a Murcia y seguir navegando el resto del verano?
Si, claro, en eso hemos quedado, ¿no? Es el mejor verano de mi vida, estoy haciendo lo que siempre me ha gustado y encima lo comparto contigo, creo que mis cicatrices se han curado, pero ¿Tu qué quieres hacer?
Yo deseo navegar contigo hasta el fin del mundo, además deseo que el nuevo barco, aunque se llame “El Solitario” compartirlo contigo.
La conversación terminó con un prolongado beso.
¿No te vas a echar un rato?
No, estoy descansado, además vamos a entrar en la zona de los barcos de Barcelona, te dejaré el timón y me tumbaré un rato en la bañera.
Recogí las tazas y la mesa, puse mi cabeza en el regazo de Gracia, ella empezó a mecerme el cabello, luego acarició mi barba y me quedé dormido.
Cuando desperté estábamos a la altura de las chimeneas de Badalona.
¿Ya estamos aquí? ¿Cuánto he dormido? ¿Has pasado Barcelona tú sola?  ¿Ha habido problemas?
Te contestaré por orden:
Si, mucho, si y no.
Estabas tan bien dormido, parecías un niño de pecho.
Con semejante almohada se relaja cualquiera.
¿Cuánto nos queda?
Unas treinta millas, unas cinco horas, ahora estamos a la mitad del camino más o menos. Sobre las seis de la tarde llegaremos si seguimos a este ritmo. Cuando estemos más cerca llamaré al nuevo propietario para entregarle el barco mañana, no sé si el nuevo armador le cambiará el nombre, pero para mí este viaje será:
EL ULTIMO VIAJE DE “EL DESTINO”
Bueno, cielo, esta siesta me ha dado hambre, ¿Te apetece un bocadillo y una cerveza?
Perfecto, pero no te voy a dar el timón, estoy muy a gusto, y luego, cuando tomemos el bocadillo quiero que vuelvas a la posición de siesta con almohada.
Me levanté, bajé a la cabina y preparé el par de bocadillos, saqué dos cervezas y subí de nuevo con Gracia, ésta puso el piloto automático en marcha y nos dispusimos a comer el bocadillo, las provisiones tocaban a su fin, no tendríamos que dejar nada en el barco, solamente unas cervezas y alguna lata, porque las bolsas de frutos secos que siempre llevamos, volverían a casa con el equipaje, que lo habíamos reducido al máximo para no cargar mucho, puesto que la idea era marchar hasta Benicarló en tren.
Los puertos se iban sucediendo, Badalona, El Masnou, Premiá, Vilassar, ya se divisaba Mataró, de todos los puertos salían y entraban embarcaciones, estábamos a 4 de Julio, el verano estaba allí y el tiempo era bueno.
Ya a la altura de Arenys de Mar llamé al nuevo propietario, me dijo que el amarre era el mismo donde amarré cuando fuimos a probar el barco, iría al club de vela para que estuviese libre, le dije la hora aproximada de llegada y me comunicó que estaría allí para recibirme, avisaría al notario para el día siguiente a primera hora firmar papeles y así poderme marchar para casa.
Gracia y yo esperaríamos aproximadamente una semana hasta que me llamaran del Tomás Maestre para firmar la compra del “Solitario”. Así podríamos descansar y hacer excursiones por toda la zona de Benicarló.
Mira, Gracia, allí al fondo, aquel saliente que hay es el delta del Tordera, cuando pasemos aquel, por cierto, algo abiertos, ya estaremos en Blanes, hay una larga playa y luego unas rocas que salen hacia el mar, aquello es lo que se denomina la Palomera, puerta de la Costa Brava, detrás está la playa del centro de Blanes y luego ya el puerto.
Cuando pasamos la Palomera, pusimos proa al viento, arriamos velas y entramos a motor, por fin Gracia me cedió el timón.
Entramos en el Club de Vela hasta el último pantalán, allí nos esperaba el futuro propietario y un marinero, nos dieron los cabos y amarramos, pusimos las defensas y ayudamos a Fernando, el nuevo armador, a subir a bordo.
Otra vez la rutina de siempre, doblar y adujar correctamente las velas y los cabos, manguerazo a todo el barco y luego nosotros a las duchas.
Nosotros dormiremos en el barco esta noche, le dije a Fernando, ¿A qué hora firmamos mañana?
A eso de las diez, si quieres te vendré a recoger a las nueve y media y vamos juntos.
Correcto, ¿Quieres ver el barco o que te explique algo?
Si, bueno, ya lo conozco, pero no está de más ver todo lo que es mantenimiento, baterías, aparatos eléctricos, equipo de seguridad, etc.
Mira, nosotros ya hemos recogido nuestras cosas en Benicarló, los efectos personales los tenemos en estas dos bolsas, el resto es lo que queda en el barco, balsa de salvamento equipo de seguridad, todo en regla, como ya te dije, la ITB está recién pasada, quedan cuatro años para la próxima y mira, en esta carpeta están todas las revisiones, cambios de aceite, mantenimiento de las baterías, todo.
Además te puedo garantizar una cosa, está a toda prueba, cuando estuve la otra vez, te dije que iría a Benicarló y que volvería para firmar, bueno, pues se me cruzaron un poco los cables y me fui a Menorca, después de darle un par de vueltas a la isla, me avisaron que en Murcia había un barco como el que estaba buscando, que por cierto es de unos que viven en Tordera, así que cogimos el barco y nos fuimos a Cabrera, Formentera, Calpe, donde dejamos el Furia y nos fuimos en coche porque anunciaban mal tiempo, compré el otro barco y tiramos para Blanes, en tres etapas, Puerto Siles, Vilanova y Blanes, todo ha funcionado correctamente y el barco ha respondido. Si cuando te dije de bajar conmigo a Benicarló hubieses dicho que sí, habría sido un fantástico viaje. Por cierto, la carta que hemos utilizado nos la llevamos de recuerdo, y si no te importa nos llevaríamos también el pabellón español.
Mañana cuando firmemos queremos coger el tren para marchar a Benicarló, si te parece, si quieres hoy vamos a cenar.
No, gracias, tengo un compromiso ineludible, otra vez será.
Nos despedimos hasta el día siguiente y nos fuimos a pasear para luego ir a cenar.
Gracia y yo, cogidos del brazo, nos fuimos a pasear por el pueblo, las gentes nos miraban y no sabíamos por qué, luego caímos, además de parecer una pareja feliz, lo éramos y encima estábamos negros como tizones después de 20 días navegando y eso que en ningún momento nos pusimos a tomar el sol, cosa peligrosa cuando tienes que estar tanto tiempo al aire libre.
Cenamos en un restaurante del puerto unas gambas y dorada salvaje al horno, todo ello regado con una sangría de cava. Luego tuvimos que volver a pasear para bajar la comida, después marchamos al “Destino”, era la última noche y había que celebrarla.
Al día siguiente fui a firmar y cobrar, luego el nuevo propietario y yo volvimos al barco donde me esperaba Gracia, hicimos la entrega del barco y bajamos con nuestras bolsas, ya en el muelle volvimos la mirada al barco y nos besamos y en aquel beso se confundieron las lágrimas saladas al “Destino” que tanto había influido en nuestro DESTINO.

FIN

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