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miércoles, 22 de octubre de 2014

EL PRIMER VIAJE DE "EL SOLITARIO" Capítulo II

Hoy, aunque no es el día acostumbrado, publico el capítulo de esta semana de "EL primer viaje del Solitario"

Espero que os guste.

Os recuerdo que este relato es una continuación del "Ultimo viaje del Destino".

Y ahora............................


EL PRIMER VIAJE DEL SOLITARIO

Pedro Fuentes


Capítulo  II

Nos quedamos dos días en Mallorca, nos parecieron unas vacaciones, cogimos un coche de alquiler y nos dedicamos a recorrer la isla, Gracia me decía:
Tienes que empaparte de todo, así cuando hagas un charter aquí podrás aconsejar a los turistas, amor.
El segundo día nos fuimos hacia el nort-oeste de la isla, llegamos a Palma y luego bajamos de nuevo, esta vez hacia la parte más occidental de la isla hacia Santa Ponçá, luego, como no, al Port d´Andraix y a la Punta de San Telmo, luego, por toda la sierra de Tramontana fuimos subiendo, muchas veces por caminos de cabra hasta que llegamos a Valdemossa, Gracia me quería enseñar la Cartuja, no le quise decir nada, pero una vez dentro, recorriendo la habitación que Frederick Chopin y George Sand, donde de fondo sonaba la sonata OP 28, Gracia me miró y dijo:
¿Qué te pasa, Ricardo?
Nada, no me pasa nada, le contesté
Has cambiado la expresión de la cara, como si hubieses visto un fantasma.
No me pasa nada, no te dije nada pero yo ya había estado aquí, el invierno de 1972/73 estuve aquí con una persona.
¿Quién era ella?
Se llamaba Toñi y fue un gran amor que tuve y que falleció en mis brazos cuando ya habíamos roto por culpa de sus celos, desde entonces cada vez que oigo a Chopin me entra la tristeza.
Bueno, amor, siento haberte forzado a venir, te tuve que hacer caso cuando me has dicho que no.
No te preocupes, fue algo que pasó y que no pudo ser nada más, fue un amor a primera vista, un gran flechazo, pero imposible.
Salimos de la Cartuja, tomamos un café y seguimos hacia el norte, llegamos al por de Pollensa, vimos que siendo la hora de comer, el viento del norte había bajado, otra vez la tramontana duraba tres días.
Gracia llamó a Biel, su hermano a Menorca, éste le confirmó que las previsiones eran buenas para mañana y que ya tenía casi arreglado el papeleo del barco.
Decidimos que mañana, a primera hora, zarparíamos hacia Ciudadela donde esperaríamos llegar al día siguiente.
Seguimos el recorrido por Mallorca, ahora hacia Cala Ratjada donde comimos, luego pusimos rumbo a Palma pasando por Manacor, de allí al Arenal donde devolvimos el coche y nos dirigimos al barco, no hacía falta comprar provisiones, había de todo, nos dedicamos a preparar algunas cosas, a cargar baterías y enfriar al máximo la nevera, sacamos la carta de la zona y decidimos navegar cerca de la costa y pasar entre punta Salinas y el faro de la Horadada al norte de la Isla Conejera, esto nos permitiría protegernos si quedaba algún resto del viento del norte luego, pasado Salinas pondríamos rumbo directo a Ciudadela, nos tocaría pasar el canal de Menorca de noche, normalmente cuando menos corrientes hay, pero allí quedaría algo de los restos de la tramontana.
A las ocho de la mañana emprendimos la marcha, así aprovecharíamos los terrales, la travesía, la brisa de los terrales y luego rolando al este cuando ya se levantó el día nos hizo una navegación agradable, el barco ceñía bastante, luego, con el pasar de las horas tuvimos un buen rato de calma y al fin fue rolando a sur, con lo cual a las dos pasamos punta Salinas. Pusimos rumbo directo a Ciudadela, con el sur, bastante suave por la aleta, empezamos a dar pantocazos, el suave sur, contra los restos de la corriente de norte provocado por los tres días de tramontana, hizo que el barco cabeceara bastante, pero nada que nos retrasase.
A las 20 horas salimos de la influencia de Mallorca y nos adentramos en el canal para hacer las cincuenta millas que nos faltaban hasta Ciudadela, aproximadamente a las veintidós horas nos quedamos sin viento, con lo que tuvimos que poner el motor en marcha, ya que la corriente de norte que persistía no nos dejaba avanzar.
Después de cenar unos bocadillos y unas cervezas, decidimos quedarnos ambos en la bañera hasta que el sueño hiciese su presencia, luego, según éste, decidiríamos quién haría la primera guardia, dejamos que el piloto automático trabajase, Gracia se acurrucó en mi hombro derecho y me comentó:
Mañana llegaremos a Ciudadela y ya estamos en agosto, yo a primeros de septiembre empiezo a trabajar, ¿Qué harás tú? ¿Tienes algo decidido?
Biel ha dicho que ya tiene casi a punto los papeles del barco, así que había pensado organizar un charter, si te parece, invitaremos a tus hermanos y a tu madre a un crucero, podemos hacer dos cosas, una irnos hasta Cerdeña pero me parece que somos demasiados, nueve personas, dedicar una semana a hacer “sa volta a s´illa” que decís los menorquines.
Me parece mejor lo segundo, a mi madre no le gustan mucho las grandes travesías y tienes razón, nueve personas, aunque el barco sea grande, me parecen muchas personas. Además, a medida que entre agosto son más posibles los aguaceros de verano. Pero me refería más a cuando termine el verano ¿Qué vas a hacer luego?
Me gustaría pasar las fiestas de Gracia en Mao, contigo y luego tendré que marchar a Benicarló para poner a punto el barco para la próxima temporada, además de contactar con unas agencias que me pueden buscar clientes.
Cuando esté allí, espero sacar un “abono” en el avión para venir a Menorca siempre que pueda. En verano, espero tenerte de tripulante si sale algún viaje y si no salen, algo organizaremos. En las vacaciones escolares espero verte en Benicarló a mi lado, esos son mis planes.
¿Contemplas la posibilidad de trasladarte a Menorca?
En un principio, creo que aquí hay más salidas para los charters y la navegación, pero antes tendría que arreglar las cosas de allá y vender para poder comprar, y eso no lo podré hacer de hoy para mañana. Así que tendremos que esperar que las cosas vayan saliendo por si solas.
¿Tanto la querías? Me soltó a boca de jarro.
¿A quién? Le pregunté.
A… ¿Toñi? ¿Se llamaba Toñi?
Si, así se llamaba, si la quería, pero fue un amor imposible, ella tenía unos celos enfermizos, quizás porque era bastante mayor que yo y en aquella época, pese a todo lo que había pasado, era algo inmaduro, había tenido varias relaciones pero nada serio, cuando la conocí a ella, a los cinco minutos de verla y sin haber hablado con ella ya estaba enamorado, luego fue algo maravilloso, pero sufrí mucho por los terribles celos que tenía, cuando rompimos creí que mi vida terminaría, pasé los peores momentos de mi existencia, nada me importó a continuación, ha sido una etapa oscura en mi vida y a punto estuve de equivocar mi camino y adentrarme en un pozo sin fondo, lo único que me ayudó fue la base de todos los valores de la vida que me inculcaron en mi familia pese al poco tiempo que vivieron.
Lo siento, siento mucho haberte recordado aquellos momentos, dijo Gracia mientras de sus ojos caían dos lágrimas.
Tranquila, era algo que guardaba dentro de mí y creo que era necesario que saliese, quiero que mi corazón quede vacio para poderlo llenar solamente contigo. Le dije mientras besaba sus lágrimas en aquellos ojos que tanto me cautivaban.
Gracia se puso en pie, bajo a la cabina y subió con dos vasos y una botella de whisky. ¿Te apetece un trago, amor?
Si, pero antes iré a por una cosa.
¿Qué?
Unas almendritas saladas.
Eran las cuatro de la madrugada cuando Gracia se durmió en mis brazos. El “Solitario” seguía dando pantocazos sobre las olas que nos traía la corriente del norte, nos quedaban unas cuatro horas hasta llegar a Ciudadela, por popa veíamos cada vez más lejos el faro de Cabo de Pera y por proa ya se divisaba el cabo de Punta Nati, al norte de Ciudadela.

A las ocho y veinte entramos por la bocana del puerto de Ciudadela, cuando Gracia llamó por el canal nueve, nos estaban esperando, Biel había llamado y dado instrucciones para que nos dieran su amarre, ya que él estaba en cala d´en Pit.

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