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sábado, 19 de noviembre de 2016

TROFEO RAMON DE CARRANZA

                                                        MICRO RELATOS BREVES 

Hoy traigo otro pequeño relato de mis memorias de en la empresa donde trabajé durante toda mi vida laboral, son pequeñas anécdotas y recuerdos que ahora pasan por mi mente con todo lujo de detalles.



A vueltas con el ascensor


Los ascensores son esos aparatos que nos alivian de subir y bajar escalera y en el sitio donde más se habla del tiempo o donde los silencios son más sepulcrales en los de mi empresa pasaba igual salvo en contadas ocasiones donde se podían organizar las más agrias discusiones.
Había en nuestra planta una compañera que era la mayor forofa del Atlético de Madrid que yo haya conocido, conozco a otro, pero me callo su nombre. Esta mujer, rondando ya los 55 años, no se perdía ningún partido en el ya nuevo campo del Atlético, inaugurado el año anterior, el 2 de Octubre de 1.966, jugando contra el Valencia y en el que ambos equipos empataron a 1. El primer gol del Atlético en el nuevo campo, lo marcó Luis Aragonés, ¿Quién si no? .Yo no era aficionado al fútbol, la última vez que fui al Calderón, fue una tarde que pasaba por allí y vi que jugaba la U.D. Las Palmas, al ser de mi tierra, entré a ver el partido, por cierto, ganó el Las Palmas por 2 a 1, eso fue el 21 de Septiembre de 1.969, yo estaba allí, cuando marcó Las Palmas el primero, salté y grité ¡¡¡GOOOOOOOL !!!, Cuando estaba en el aire, recordé dónde estaba y vi a mi alrededor las caras de enfado, me senté y no volví a abrir la boca en el resto del partido.

Antes de ir al relato, quiero aclarar que los verdaderos derbis en el futbol español, eran los de Real Madrid y Atlético de Madrid, o al revés para que no se ofenda ninguno, lo que a la prensa le ha interesado más adelante, ha sido hacer creer que eran Real Madrid y Barcelona, para el Atlético y el Madrid, el Barcelona era un equipo más, el odio visceral y el antagonismo, era precisamente entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid.
Bueno, pues siguiendo con la historia, el verano anterior, 1968, en el trofeo Ramón de Carranza, el Atlético había ganado en Cádiz al Barcelona en la final por 1-0, gol de Calleja en el minuto 34, la alineación fue Zubiarraín; Paquito, Griffa, Calleja; Irureta, Iglesias, Ufarte, Luis, Gárate, Adelardo y Collar.

En nuestro despacho, al final  de éste había una compañera acérrima "forofa" del Atlético de Madrid.

Pues bien, cuando el Atlético llegó a Madrid, la “forofa” salió en la prensa ayudando a llevar a hombros a Calleja que llevaba el voluminoso trofeo en las manos, he buscado la foto pero no la he encontrado, aquella final se celebró el día 1 de Septiembre de 1968, que era domingo, la vuelta fue en lunes. En aquella época no se editaban periódicos ese día de la semana, solamente “La Hoja del Lunes”, así que debió ser en los periódicos del martes día 3.

El problema fue que era en horas laborales, pero no hubo nadie que dijera nada al respecto.

Pues como sigo diciendo, un domingo, ya comenzada la Liga, el Atlético había hecho un partido lamentable y el lunes, la “forofa” que no andaba de buen humor, subió al ascensor y pasó al fondo, Esteban y yo, que nos habíamos encontrado tomando café, entramos justo al lado de la puerta, al ver a la compañera, Esteban esperó hasta llegar al segundo y entonces dijo:

¡Vaya m …. de equipo, perdieron por tres pero tenían que haber sido 10, a segunda, este año acaban en segunda, los socios del Atlético se están suicidando.

Desde el rincón le respondieron no muy cariñoso por cierto, alguien se acordó de su familia más allegada y la sangre no llegó al río porque entre todos separamos a los forofos contendientes.

Siempre he dicho que la violencia que hay en el fútbol no la he visto ni en la lucha libre, quizás por eso he llegado a la conclusión de que el futbol no es futbol, es violencia.  


FIN




viernes, 11 de noviembre de 2016

DIA MUNDIAL DE LAS LIBRERIAS

Hoy es el día mundial de las librerías, por eso me permito recordarles que que los relatos de este blog, se pueden comprar a través de los enlaces que a continuación se detallan dentro de los libros de relatos, "El Viaje I" y "El Viaje II"

                                                         
                                                               EL VIAJE  I
http://www.bubok.es/libros/243574/La-misteriosa-dama-de-negro-y-13-relatos-mas


                                                               EL VIAJE  II
http//www.bubok.es/libros/246379/En-busca-de-la-puerta-del-infierno-El-viaje-II



Y ahora, después de la publicidad, otro capítulo de "Microrrelatos braves".



Un cachete en el culete

Ya he dicho que Esteban, mi compañero de trabajo, era un bromista de tomo y lomo, como tal se debe tomar esta anécdota, no hubo ni mala intención ni desprecio a la mujer, simplemente fue una broma que el protagonista no calibró hasta sus últimas consecuencias.

En el edificio había unos grandes ascensores, que normalmente, a las horas punta iban llenos con unas quince personas, a cargo de estos ascensores había una ascensorista que solía ser una viuda de un empleado.

Esto merece una explicación, cuando una empleada contraía matrimonio, la empresa le daba el despido más una dote y dejaba el empleo, eran otros tiempos y otras leyes, si esta ex empleada quedaba viuda, si pedía el reingreso, se le concedía en un puesto adecuado a su anterior empleo y al tiempo transcurrido desde la baja, ya que después de unos cuantos años fuera de la vida laboral, los conocimientos de las personas, habían perdido, en algunos casos, la experiencia que sus antiguos puestos de trabajo, ahora requería. Cuando yo entré, ya se había cambiado la norma y las mujeres cuando se casaban podían seguir trabajando.


Una vez hecha esta aclaración, añado que la ascensorista de aquel turno era una mujer de unos cuarenta y pico de años, alta, más de un metro setenta y tres y peso adecuado a su tamaño, se podía observar en ella que de joven había sido guapa y seguía manteniendo unos encantos pese a su edad. Yo iba en un rincón a la izquierda de la puerta, delante de mí iba Esteban, más a su derecha se encontraba una compañera, creo que era Mary Luz, a su derecha estaba la ascensorista, frente al lado derecho de la puerta y delante del cuadro de mandos, detrás de ella estaba un compañero que tenía cierta fama de que no le gustaba el sexo opuesto.

Esteban me hizo una seña  en la que yo no vi ninguna intención, pasó una mano por delante de Mary Luz, que tampoco se enteró de nada y le dio un cachete en la nalga derecha a la ascensorista, ésta, al recibir el roce, se volvió y no se encomendó a ningún santo, le soltó dos sonoras bofetadas al que tenía detrás de ella, que con una voz baja y potente que hacía creer lo que no era, con respecto a sus gustos y dijo:

¿Por qué mepegas?

Por lo que tú sabes, le contestó la mujer.

Pero si yo no he hecho nada.

Por si acaso, y cállate no sea que cobres de nuevo. Y si no has sido tú dáselas a quien haya sido.
El cachondeo que se organizó en el ascensor fue de órdago, pero llegamos a la cuarta planta y el aparato se vació. Al pasar Esteban por el lado de la ascensorista, ésta le dijo:

Tenía que haber mirado dónde estabas tú.

Esteban y la muchacha se conocían desde hacía muchos años y la sangre no llegó al río.