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miércoles, 15 de marzo de 2017

ASI DEJÉ DE FUMAR (Segunda parte capítulo II)


Un capítulo más de este relato. especial para aquellos fumadores que no quieren dejar de fumar y desean saber qué excusas no dar.

ASI DEJE DE FUMAR

Pedro Fuentes

SEGUNDA PARTE


CAPITULO II


La amistad con Vicente y toda su pandilla, Paco, Joaquín, Juan Carlos, Pedro, otro Juan Carlos, Rafael, Benjamín y alguno más que ahora mismo no caigo, éramos un grupo compacto que nos lo pasábamos estupendamente y sin hacer daño a nadie.

Fueron unos tiempos en los que nos reafirmamos en las enseñanzas de la niñez y la rebelión propia de la juventud contra todas las normas establecidas, asimismo, como una de las prohibiciones eran, además de no meternos en política y “si hay jaleo aquí, id por otro lado” estaba el no fumar, aunque luego, a los más pequeños, en fiestas, bautizos y comuniones, se les daba un cigarrillo porque hacían gracia y si eran niñas las que cogían el cigarrillo, podían recibir una bofetada porque esa era la primera puerta a traspasar por una niña para convertirse en una “cualquiera”.

Igual pasaba con las bebidas alcohólicas, si el niño se tomaba un vasito de vino o una caña, se estaba haciendo un “hombrecito”, si era una niña, era muy posible que te amenazaban con meterla en un convento.

Bueno, pues nos reafirmábamos con el tabaco que nos hacía “mayores” y en la bebida que creaba hombres de provecho

Luego estaba la cuestión moral, la condenación estaba en el sexo, si era un adolescente el que le robaba un beso a una niña, se estaba convirtiendo en un hombre de provecho, si era una niña, a esa la veremos en casa La Petra,en la calle Auguto Figueroa. Supongo que este comentario sería porque alguno de ellos, en alguna visita furtiva a dichas señas, se habían encontrado con alguna familia femenina.

En fin, los jóvenes de entonces hacíamos lo que podíamos y a lo mejor teníamos unas normas de conducta muchísimo mejor que las de la generación anterior, pero claro ¿Qué generación no ha tenido un enfrentamiento total con la anterior?.

Bueno, pues para no enrollarme más, mi vida fue un eterno “fumeteo”, siempre que digo que me lo fumé todo, mi mujer me dice que no, pensando que “hierba” o “chocolate”, o como lo quieras llamar, no, pues si, a mi lado, incluso en el trabajo, la han fumado, yo me he negado, solamente una vez accedí, estaba haciendo la mili, era conductor de un capitán general, pues bien, lo llevé en el coche oficial al ministerio de gobernación, entonces en la Puerta del Sol, donde ahora está la comunidad autónoma, entonces, el ministro de gobernación era Arias Navarro, muy amigo del capitán general, el cual subía al despacho, para al cabo de unas dos horas que yo tenía que esperar, bajaban, los dos montaban en el coche y yo los llevaba a un club muy exclusivo de mandos del ejército que estaba por la carretera de Extremadura.

En el rato de espera, paseando por el parquin, habían llegado tres furgonetas cargadas de una plantación de “María” que habían cogido. Al que parecía dirigir la operación le pregunté que qué era aquello, me dijo lo que era y le pregunté cogiendo una rama si aquello se fumaba así mismo, me contestó que no, que cuando florece, se deja secar la flor, o algo así, el caso es que me dijo que aquello no hacía nada, yo lo puse en duda y me invitó a su despacho para que le dijese si era verdad o no. Acepté la invitación, terminé con dolor de cabeza y pensando que eran más fuerte los Celtas cortos, después de lo cual, como ya era la hora cogí el coche, con un capitán general y un ministro y los llevé no sé si poniendo en juego parte de la dictadura.

No volví a fumar un “petardo” nunca más, la ramita que corté de lo que llegó en las furgonetas fue conmigo durante años hasta que la perdí en un traslado.



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