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miércoles, 9 de agosto de 2017

LUCÍA XV




LUCÍA 

Pedro Fuentes

Capítulo  XV


Lo primero que hizo al llegar a su casa fue llamar a Genaro, le habló de lo que había dicho el médico sobre las arritmias y que se tendría que quedar más días, luego le comentó sobre su encuentro con su prima y le pidió consejo por si creía que era bueno visitar a si madre o esperar unos días o a que estuviesen en casa.
Genaro le contestó que no pensaba que pudiese empeorar la situación, pero que mejor se lo comentaba al cardiólogo.
Luego llamó a Pepe y le comentó también lo de las nuevas pruebas que le tenían que hacer a su madre a causa del empeoramiento. Le dijo que continuaba la situación de su madre con respecto a ella y Ricardo y que estaba deseando volver al trabajo, que en cuanto estuviese en casa, buscaría alguien que le hiciese compañía mientras ella iba a trabajar. También le comentó lo de su prima y le pidió consejo, le dijo lo que le había aconsejado Genaro y Pepe también estaba de acuerdo con él.
Aprovechó Lucía para ducharse y arreglar un poco la casa, luego llamó a la vecina para decirle lo que pasaba con respecto al estado de su madre, cogió algo de ropa y unas galletas para comer en el hospital, luego marchó, cogió el metro en Iglesias y fue hasta plaza de Castilla donde cogió un autobús que le dejó en La Paz.
Cuando llegó a la planta donde estaba su madre y preguntó por el doctor, tuvo la suerte de pillarlo cuando se iba a marchar a su casa, le contó lo de la visita de su prima y el cardiólogo dijo que creía que no había problema, pero que le comentara lo del encuentro pero no le dijese nada hasta saber como reaccionaba.
Cuando entró en la habitación su madre le dijo:
Pensaba que ya no ibas a volver hasta mañana.
No, mamá, he ido a buscarte algo de ropa ya que nos tendremos que quedar más días, si tú no haces por mejorar, tendremos que seguir aquí.
Lo único que deseo es morirme y dejarte que sigas con tu mala vida.
Lucía se tragó las lágrimas y con una sonrisa falsa le dijo:
¿Sabes a quién me he encontrado?
A mi prima Rosario, está en Madrid sirviendo en una casa con un matrimonio que va al pueblo a veranear, Su madre y la hermana pequeña siguen en el pueblo, le he dicho que no contase a nadie que me había visto. Quiere venir a verte, pero no le he dicho nada hasta preguntarte a ti.
¿Quieres que venga?
¿Para qué? ¿Para que se entere de lo tuyo y que trabajas en un bar de putas?
Lucía ya no pudo más, se levantó del sillón donde estaba y salió de la habitación, pero no le dio el gusto de verla llorar, esperó a salir de la habitación y lloró tanto que una enfermera pensó que ocurría algo a su madre y entró corriendo en la habitación, al ver todo bien, volvió a salir y cogiendo del brazo a Lucía, la llevó a la sala de visitas y allí la consoló. Una vez más serena, Lucía volvió a la habitación, cogió el tabaco del bolso y se dispuso a salir, pero antes se puso delante de su madre y antes de que se volviese al otro lado le dijo:
Ya se lo he contado todo, no tengo nada que esconder. Tú eres mala y estás descargando en mí todo el odio que acumulas por tener que irte del pueblo. Me voy a fumar a la calle, pero no temas, volveré para que puedas seguir odiándome.
Dicho esto, no esperó ni a la reacción de su madre. Marchó a la calle a fumar.
Cuando volvió a la habitación de su madre, vio que todo estaba igual, preguntó a las enfermeras si su madre había llamado y le respondieron que no, que había comido correctamente y que luego se había dormido un rato, las constantes eran correctas y le habían bajado la medicación un poco por prescripción del doctor.
Lucía entró en la habitación, su madre como de costumbre se puso de espaldas a ella y su hija se dio la vuelta, le miró cara a cara y le dijo:
Voy a llamar a Rosario para que venga a verte, yo también deseo verla y que me cuente cosas, así también te enterarás de los cotilleos del pueblo y todo lo que se ha encargado el notario de difundir por allí, todo rumores con la peor mala leche del mundo.
Además me ha dicho que está en Madrid Fernando, el hijo de Pepita la panadera, aprobó para cartero y está por aquí.
Así que ya sabes, el jueves por la tarde, mañana, tienes visita.
Dicho esto, como su madre no dijo ni que si ni que no, es más, no movió ningún músculo de la cara, Lucía salió y fue al final del pasillo, donde estaba la sala de espera, se acercó al teléfono publico que allí había y llamó al número que le dio Rosario.
Le respondió ella misma:
Casa de los señores de Aspirigüeta ¿Quién llama?
Rosario, soy yo, Lucía, era para decirte que puedes venir mañana por la tarde, además antes de subir a la habitación quiero hablar contigo, porque está de muy mala uva. ¿A qué hora vendrás?
A las cuatro y media si te parece bien.
De acuerdo, yo te esperaré abajo, en la puerta principal. Hasta mañana si Dios quiere.
Adiós, prima, hasta mañana.
Volvió a la habitación, su madre en ese momento estaba charlando con la enfermera que había entrado ya que el médico dijo que había que levantarla y sentarla en el sillón, que ya era hora que se moviese algo y que si se encontraba con fuerza estuviese allí más tiempo que acostada.
Bueno, ya está, vendrá mañana por la tarde a verte.
Yo no quiero ver a nadie.
No terminó de decirlo cuando por la puerta entraron los inseparables Genaro y Pepe.
Ah, ¿Quieres que nos marchemos? Dijo Genaro.
No, no era por vosotros, es que quiere que venga a verme su prima Rosario, la hija de tu prima Amparo, que está sirviendo aquí, en Madrid y yo no quiero que venga para que no vaya al pueblo contando que mi hija trabaja en un bar de alterne y tiene un amante.
Los dos hombres miraron a Lucía los miró a los dos y luego se encogió de hombros.
Engracia, dijo Genaro, No es ninguna lacra trabajar allí, todos nos ganamos la vida decentemente, nadie allí se dedica a la prostitución ni a nada deshonroso, además, tu hija está de encargada y no tiene ni que hablar con los clientes si no le apetece, las chicas que allí trabajan son tan honradas y decentes como cualquiera. Luego, en su vida privada, hacen lo que quieren.
Pepe continuó:
Yo conozco al chico que sale con tu hija y es un hombre normal, trata a tu hija con todo el cariño del mundo y es el que ha estado corriendo con su coche para ir de arriba para abajo ayudando a Lucía mientras tú estás enferma. Por cierto, este domingo “Juran la Bandera” los “reclutas” y no saldrá hasta el domingo por la tarde, pero a partir del miércoles por la tarde ya estará licenciado y estará en Madrid.
Engracia parecía estar mas animada e incluso estuvo charlando de juventud en el pueblo con Genaro, ya que la habían compartido.
Pepe se marcho temprano ya que tenia que abrir el bar. Lucia salió con el con la intención de acompañarlo al parquin y así hablar sobre todo lo sucedido con su madre y todo lo que se habían dicho.
Igualmente, cerca de las nueve se fue Genaro y ella le acompañó hasta la parada del autobús y tuvieron tiempo de hablar de todo lo ocurrido.


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