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miércoles, 18 de abril de 2018

LUCÍA Capítulo XXIV

Los capítulos van aumentando. la vida de Lucía sigue con sus inquietudes y problemas, ¿Qué pasará? ¿Cómo resolverá su vida Lucía? ¿Logrará salir de todos los problemas que comienzan a aparecer?

Y ahora...............





L U C Í A 



Pedro Fuentes



Capítulo  XXIV

Aquella semana, Lucía fue preparando a su madre, primero le dijo que había invitado a su prima Rosario a comer el domingo, luego le comentó que Genaro quería verla ya restablecida su salud, al venir Genaro, Pepe se había añadido y Rita quería verla también, así que había invitado a los tres últimos a café.

Su madre, desde que había marchado Ricardo, estaba más suave y comprensiva, ésta pensaba que su hija lo estaba pasando mal porque la veía ojerosa y cansada y como no estaba el otro, que le quitaba tiempo y atenciones de su hija, era más comprensiva con ella, aunque a lo peor era más acaparadora y egoísta
.
La semana transcurrió sin incidentes, los mareos de la mañana fueron desapareciendo, Lucía estaba de mejor humor y su madre esperaba que eso fuese síntoma de que la distancia puesta por Ricardo iba siendo aceptada por su hija
.
El domingo amaneció en Madrid con un sal de invierno que invitaba a salir a la calle, así que Lucía le dijo a su madre que saldrían a pasear antes de que llegase Rosario y así lo hicieron, a la una menos cuarto llegaron a casa y Lucía dio los últimos toques a la comida y puso un servicio de café en una mesa auxiliar, una botella de coñac y otra de anís junto con unas galletas de te que había comprado el día anterior. A la una y media, tal como habían quedado, llegó Rosario, se sentaron a la mesa y empezaron a comer, en un momento que Lucía fue a la cocina, Engracia le dijo a Lucía en voz baja:

Oye, Rosario, ese chico del pueblo, Fernando, ¿dices que bebe los vientos por Lucía?
No se si llega hasta ahí, pero siempre me pregunta por ella, pero Lucía me ha prohibido decirle nada.
¿Y si se te escapa alguna cosa y se entera donde vive?

No se, a Lucía le sentaría muy mal y quizás hasta dejase de hablarme
.
Entró Lucía en el comedor y allí acabó la charla.

A las cuatro y media aparecieron Pepe, Genaro y Rita que habían quedado para llegar juntos,

Pepe y Genaro le dieron dos besos a la madre y alabaron el buen estado de Engracia después de lo que había pasado. Rita la saludó también pero se mantuvieron las dos a distancia pese a que ya se conocían y Engracia sabía que la muchacha ayudaba mucho a su hija. Se sentaron los seis alrededor de una mesa camilla, Lucía y Rosario sirvieron los cafés y un par de copas de coñac a los dos hombres, de pronto se hizo un silencio sepulcral y una pequeña tos de Lucía y todos la miraron.

Mamá, te quiero  decir una cosa, vamos a aumentar la familia.

Su madre la miró extrañada, el gesto de su cara hablaba solo, veía que aquella invitación era una encerrona.

Mamá, voy a tener un hijo.

Si entonces la hubiesen pinchado, no habría salido sangre
.
Pepe alargó una mano hacia ella y le puso  delante una copa de anís y le hizo un gesto a Rosario para que llenase la copa otra vez, Engracia la cogió y apuró de un solo trago. Tosió, carraspeó  nuevamente y la bebió de un golpe.

Solo me faltaba esto. Dijo Engracia se quedó callada y ni siquiera lloró.

Genaro fue el primero en hablar:

Le hemos propuesto soluciones, como darlo en adopción e incluso abortar, pero ella quiere tenerlo y la verdad es que alabamos su valentía, ahora los tiempos están cambiando y más en un Madrid que nadie se mete en la vida de nadie, tendrá toda nuestra ayuda, tanto el personal del bar como nosotros, velaremos por ella y el niño o la niña y no dudamos de que Rosario, nuestra sobrina, nos echará una mano también.
Rosario se levantó de su silla y fue hacia su tía y la abrazó mientras le decía:
Verás, tía, será la alegría de la casa.

Rita le confesó: 

Cuando yo era todavía una cría, tuve a mi hija, yo ni siquiera tenía madre que me ayudase, mi padre me echó de casa y vine a Madrid embarazada y con una mano delante y otra detrás, gracias a Pepe y Geny y otras personas salimos adelante y ahora tengo una niña preciosa que hará la primera comunión este año que viene, no tiene padre, pero tiene unos tíos y tías que la quieren a rabiar.

Verás, mamá, serás una abuela dichosa con su nietecita, la casa se llenará de voces y risas, no quiero que estés triste, un hijo es lo mejor que le puede pasar a una mujer y desde el primer momento que me enteré, soy la mujer más feliz del mundo. Y ahora mismo voy a la nevera que tengo una botella de champan para celebrarlo, Rosario, ayúdame, por favor.

Engracia, dijo Geny:

Tu marido, mi hermano, yo sé cómo era, lo habría aceptado y hubiese tenido todo su empeño en la educación de la criatura, tu sabes que era una persona que vivía en el futuro y sabía comprenderl todo.

Volvieron Lucía y Rosario de la cocina con copas y champan y la tarde se fue animando. Engracia dejó de llorar y hasta hubo un momento que se echó a reír por algo que dijo Pepe, pero nadie supo decir si era por alegría o por las dos copas de champan y las otras dos de anís. Luía solamente se mojó los labios al brindar, desde el momento que se enteró de su embarazo, dejó de fumar y de beber lo poco que bebía.

A las siete, Rosario dijo que había quedado con Fernando y se fue, Rita tenía que recoger a su hija de casa de una amiguita. Genaro y Pepe marcharon juntos
.
Cuando se quedaron solas madre e hija, Engracia le dijo
:
Desde luego podías haber tomado precauciones

Lo hicimos, pero algo falló
.
¿Y no piensas buscarlo para casarte?

No, mamá, no me quiero casar. Además, no sé si él querría y yo no lo podría obligar. Yo ya sabía que era una historia que tenía un final, desde el primer momento sabíamos que lo nuestro tenía un principio y un final y que cuando éste llegase, cada uno partiría hacia otras vidas. Yo sabía que tenía una “novia oficial” a la que dejó plantada, no ha marchado por mi, marchó porque lo querían casar con ella, cuando se dio cuenta de ello, aceptó un puesto mejor en su empresa y marchó sin decir nada a nadie, solamente yo sabía que iba a desaparecer, ni yo se a donde marchó ni en donde trabajaba. Supongo que podría enterarme, pero no quiero, ya habíamos pactado su marcha, sabía que se iría sin dejar rastro, pero me hizo tan feliz el poco tiempo que duró lo nuestro, que ahora, cuando pienso que me quedará un hijo suyo, no puedes imaginarte lo feliz que soy y tú piensa que tendrás un nieto que te alegrará cada vez que lo veas corretear por la casa.
Sin padre.

¿Y yo? ¿Tengo padre? Casi no lo recuerdo. Viví tan poco tiempo con  él.
Mi hijo tendrá una madre y una abuela, ya tiene más que yo.

Además, quiero que sepa desde el primer momento que fue fruto del amor pero su padre tuvo que marchar, no quiero que su vida empiece con una mentira.


miércoles, 4 de abril de 2018

LUCÍA Capítulo XXIII

Un nuevo capítulo de esta novela por entregas que relata la azarosa vida de Lucía, una buena chica que se ve de pronto, por culpa de unos desaprensivos, abocada a una vida que nunca pudo imaginar.


Y ahora................................


LUCÍA


Pedro Fuentes





Capítulo XXIII



Al cavo de dos semanas, Lucía empezó a experimentar una serie de cambios en su cuerpo, primero notó que los sujetadores le apretaban, pensó que había ganado peso, pero se dio cuenta también que la areolas de su pecho oscurecían un poco más, luego, a pesar de lo regular que ere con la regla, vio que se había retrasado tres días y no tenía síntomas de llegar, por las mañanas, cuando se levantaba, sentía arcadas y ganas de devolver. Al final, una noche, mientras estaba en el bar, se tuvo que sujetar a la barra porque se sentía perder la verticalidad, Rita, que se dio cuenta, la sujetó por la cintura y la acompañó al almacén, sitio más fresco y fuera de la visión de los clientes.

¿Qué te ocurre, Lucía?

No lo sé, llevo unos días que me mareo.

¿Has ido al médico?

No, no le he dado importancia.

¿Te ha venido la regla?

No, pero solamente se me ha retrasado cuatro días.

Para mi que estás embarazada, tienes que ir a que te hagan la prueba de la rana y si estás  embarazada, cuanto antes pongamos remedio, mejor será, yo conozco una comadrona que por poco dinero te quitará ese peso.

No sé si estoy embarazada, pero si tengo por seguro que no voy a abortar, es quizás la única oportunidad que tenga en esta vida de ser madre y además es fruto de mi amor por Ricardo y es lo único que me queda de él.

Pero ¿Sabes donde está?

No y no le diría nada, él quizás me aconsejaría como tú, pero no lo voy a hacer, me siento capaz de tenerlo y mantenerlo yo sola, no se si estoy embarazada y ya lo quiero, será la culminación de ese amor a Ricardo y al que nunca olvidaré.

¿Quieres que te acompañe al médico?

Si, si no te importa podemos ir mañana por la mañana, pero por favor, no digas nada hasta que lo sepamos seguro.

¿Y tu madre? ¿Cómo se lo tomará?

Se tendrá que hacer a la idea tanto si quiere como si no. De todas las formas, desde que se fue Ricardo, parece que está más suave.

Se lo diré a mi prima para que me ayude y además cuento, supongo, con Pepe y Geny.
A la mañana siguiente fueron al médico y se confirmó, Lucía estaba embarazada, era bastante pronto todavía pero era un embarazó.

Aquel domingo quedó con su prima por la tarde para contarle la situación, quería que le ayudase a decírselo a su madre, habló también con Pepe y su tío, estos le insinuaron la posibilidad del aborto pero ella les dijo rotundamente que lo tendría.

Cuando el domingo llegó, por la tarde fue al encuentro de su prima Rosario, quedaron en la glorieta de Bilbao en la cafetería Yucatán, allí podrían hablar tranquilamente.

Pidieron un café y un cortado, Rosario sacó un paquete de cigarrillos “Bisonte” y le ofreció a Lucía.

No, gracias, ya no fumo.

¿Qué querías contarme? Dijo Rosario.

Estoy embarazada.

¡Qué?

Que estoy embarazada.

¿Quién es el padre? ¿No será de Ricardo?

Claro, ¿De quién si no?

¿Y él lo sabe?

No, ya se marchó.

Pero ¿Se lo dirás?

No, no se dónde está, pero aunque lo supiese no se lo diría, supongo que él me diría que abortase, pero yo no quiero hacerlo, tendré a mi hijo, es lo mejor que me ha pasado en esta vida después de conocerlo, he sido la persona más feliz del mundo con él y ahora tendré un hijo suyo, así l recordaré más durante toda mi vida.

Tú estás loca. ¿Piensas en lo que te  dirá tu madre?

Tendrá que acostumbrarse, tanto si le gusta como si no.

Acaba de tener un ataque al corazón, esto puede matarla.

Nadie se muere por una cosa así, hará la película de su vida, me llamará de todo, pero no se morirá. Te pido ayuda para que estés a mi lado y dándome la razón y la ayuda cuando se lo diga, estará también mi jefe Pepe y nuestro tío Genaro, el domingo que viene te espero en casa a comer, luego al café vendrá Pepe, Genaro y una compañera de trabajo, Rita.
Y ¿Qué quieres, que riamos y cantemos las alabanzas de ser madre soltera? ¿Sabes que quedarás marcada durante toda tu vida?

Los tiempos están cambiando y verás como dentro de unos años será algo más normal.
Por cierto, cuando se fue Ricardo, por la noche, después de trabajar, sin saber ni cómo ni por qué, fui a la calle Galileo, donde vivía él y me quedé mirando las ventanas cerradas, eché un par de lágrimas y en esto vi a una chica que reconocí por una foto de la cartera de Ricardo, era su “novia oficial” hacía lo mismo que yo, me acerqué a ella y le dije:

El no volverá

Me preguntó:¿quién eres tú?

Soy Lucía, su amante.

Se puso a chillar como una loca, me llamó de todo. Mientras yo me alejaba ella chillaba más, al  final, antes de girar en una esquina, miré para atrás y habían llegado dos serenos y un par de personas más, llegué a casa riéndome a carcajadas, la gente me miraba como si fuese borracha como una cuba.

Menudo palo, como pille a Ricardo, deja a tu hijo huérfano. ¿Qué prefieres? ¿Niño o niña?

Me da igual siempre que venga bien.

Como sean gemelos verás ¿Sabes que nuestra abuela tuvo mellizos y eso se hereda saltando una generación?

Espero que no, quiero mucho a Ricardo pero eso sería una putada.
Y a ti, ¿Cómo te va con Fernando?

No lo sé, por ahora somos amigos, pero Fernando solo me habla de ti, sabe que te veo pero no le digo nada y eso parece que lo anima a preguntar más.

A eso de las siete marcharon las primas, después de quedar para el domingo siguiente, Rosario al encuentro de Fernando y Lucía a su casa.