EL AFILADOR
Pedro
Fuentes
CAPITULO
XX
A
la mañana siguiente, cuando llegaron a la comisaría, José Miguel
los estaba esperando, habían llegado informes de Dominic, no eran
gran cosa, simplemente que un hombre que correspondía a los datos y
con pasaporte español había embarcado en un viejo mercante que
partió de Marsella rumbo a la India con un cargamento de cereales,
una vez en el destino, se había marchado y no se sabía destino, se
pidió información a India y se le había perdido la pista, pero era
bastante corriente que un marino dejara un barco y se fuese de
tripulante a otro sin ni siquiera salir del puerto, por lo que por lo
general no se enterasen las autoridades.
Además
había informes de la sangre encontrada en el cuchillo, era humana
pero con los sucesivos lavados y detergentes no se sabía el grupo
sanguíneo.
Las
colillas recogidas en casa de la última víctima, no correspondían
a ninguna persona conocida, ni siquiera a la muerta, además, había
seis y las seis pertenecían a dos marcas pero ninguna a la misma
persona.
En
ese momento llamaron al comisario y era un reporte de la policía de
Sitges, el camarero no había aparecido por allí, al dueño del piso
se le había visto la noche anterior en un club de bastante mala fama
con una morena despampanante. Se habían ido luego a la casa de él
pero ya no habían salido.
Al
oír esto, contado por su amigo le dijo:
Rápido,
no perdamos tiempo, vamos a Sitges antes de que vuelen del nido o
alguien más se entere.
Corrieron
a un coche camuflado y partieron rumbo a Barcelona.
Mientras
llegaban, José Miguel avisó a los policías que vigilaban y les
dijo que doblaran el control sobre el sospechoso y la morena.
Llegaron
a las señas indicadas, preguntaron a los policías y estos les
comunicaron que la morena seguía en el piso pero que el dueño había
salido con un carro de la compra, un compañero lo estaba siguiendo.
¿Saben
si ha entrado alguien más?
Hace
tres minutos ha entrado un hombre que parecía no saber muy bien a
dónde iba, pero no era ninguno de los sospechosos.
Ricardo
cogió a José Miguel por la manga y le dijo:
¡Corre!,
sígueme.
El
comisario dudó unas décimas de segundo pero inmediatamente corrió
tras él.
Ricardo
que tenía una buena forma física llegó al tercer piso unos
segundos antes, la puerta estaba entreabierta, no se lo pensó dos
veces, cargó con el hombro y entró al apartamento, había un
pequeño salón, de pie en medio de él una mujer morena se
encontraba pegada a la pared y su rostro era una mirada de terror,
delante de ella, de espaldas a la puerta, un hombre de anchas
espaldas le apuntaba con una pistola. Ricardo, siguiendo la inercias
de abrir la puerta, se abalanzó sobre el hombre, que perdió el
equilibrio y salió hacia delante. En ese preciso momento sonó un
disparo, por la puerta apareció José Miguel y el instinto le hizo
sacar la pistola reglamentaria. El hombre de las anchas espaldas cayó
al suelo. La mujer morena se revolcaba de dolor, se sujetaba el
hombro derecho con las dos manos que estaban manchadas de sangre.
José
Miguel desarmó al hombre y le puso las esposas, Ricardo fue a ayudar
a la morena y le dijo:
Tranquilo,
Anselmo, solo ha sido un rasguño.
Al
momento llegaron los dos policías que estaban en misión de
vigilancia, el amigo de Anselmo y el policía que lo seguía.
Llamaron
a una ambulancia y a un coche policial, José Miguel dio
instrucciones para que acompañaran a la víctima al hospital y si le
daban el alta después de curarlo que lo llevasen a la comisaría de
su pueblo.
La
comitiva salió, el comisario pidió permiso a la policía para
llevarse al detenido y volvieron.
Pedro
le dijo a Ricardo:
¿Cómo
lo sospechaste?
Anselmo
hace de travesti y por lo visto bastante bien, al decirme que estaba
aquí sospeché que lo mismo que lo habíamos encontrado nosotros,
también lo podía encontrar Dominic, como así ha sido.
Bueno,
Ricardo, dijo José Miguel, caso resuelto, otra medalla para el dúo
de sabueso.
No,
dijo Pedro, el sabueso es él, yo soy su biógrafo.
No
creas, muchas de las pistas me las das tú, claro que sin darte
cuenta.
Los
tres rieron, pero Ricardo sentenció:
No,
el caso no está resuelto, llama a la comisaría y pide que nos
reúnan a todos los encausados para cuando lleguemos, pero que no
les digan nada.
Al
poco rato llamaron diciendo que lo de Anselmo era un ligero arañazo
y que lo llevaban a comisaría junto con su amigo también.
Cuando
llegaron a la comisaría, todos los encausados estaban sentados en el
despacho de José Miguel en semi círculo con la espalda hacia la
pared. Cuando entraron con Dominic esposado, lo hicieron sentarse en
un extremo, al rato llegó Anselmo y su amigo y los sentaron en el
otro extremo, casi de frente a Dominic.
Los
dos amigos se sentaron al otro lado de la mesa, de espaldas a la luz
que entraba por la ventana, en las dos puertas se apostaron sendos
policías de uniforme.
José
Miguel dijo:
Como
sabéis, y si no lo sabéis, ahora os lo digo, Ricardo os hablará
ahora de unas cuantas cosas que sabemos, ya que los dos son
colaboradores de la policía.
Voy
a empezar por el principio, dijo Ricardo, Hace veinticinco días
apareció degollada una mujer, tenía un corte de oreja a oreja en la
garganta mortal de necesidad, luego le habían apuñalado repetidas
veces pero meros pinchazos, heridas nada graves, una vez estirada en
el suelo le arrancaron la blusa para hacer creer que era un maniaco
sexual y efectivamente fue algo similar.
Aquella
mañana, como tantas otras, la víctima iba a afilar los cuchillos
con usted, y señaló al afilador, usted, como siempre, intentaba
enrollarse con ella, pero ella no solo no quería sino que además se
reía y le tomaba el pelo delante de otras mujeres, tenemos testigos
de ello, mientras más la acosaba, ella parecía disfrutar dándole
calabazas, como sabía de la costumbre de ella de ir a correr hasta
el río, una noche la esperó y la mató, no se deshizo del cuchillo,
¿Dónde iba a estar más escondido un árbol que en el bosque? Lo
guardó con tantos como tiene siempre, e incluso es posible que se lo
cambiase a cualquiera, incluso a alguna de las otras víctimas, como
por ejemplo a la tercera. Como así fue. Luego puso a la víctima
como si fuese una agresión sexual y se marchó.
Pero
de pronto aparece una segunda víctima, hace 18 días, y qué
casualidad, poco antes de morir había mantenido relaciones con
usted.
Yo
no la maté, gritó el afilador, ya le dije el otro día, estuve con
ella, pero consintió, pero luego me marché, en el Hamilton la
vieron con vida y yo me fui.
Si,
claro, “consintió” quizás eso le salvó la vida, de momento.
Pero
usted eligió mal y encima se dejó ver con ella después, claro, qué
mérito podía tener si no podía presumir de ella. Por eso fue al
Hamilton, deseaba que Anselmo el camarero lo supiese, siempre le
estaba diciendo que los que tanto presumían, luego, a la hora de la
verdad no se comían una rosca.
Pero
fue visto por alguien más, por Dominic, éste, cuando usted se fue,
llegaba al bar, se acercó a la mujer y le dijo:
De
acuerdo, ven conmigo que te pagaré lo que has pedido, pero luego te
marchas y no vuelves más.
¿Qué
pasaba? Pues bien sencillo, ella conoció a Dominic en Francia,
cuando él ejercía de macarra en un club de Marsella y ella de
prostituta, en realidad los dos eran amantes. El, por una cuestión
de faldas mató a un policía. Como estaba protegido por la mafia
marsellesa le buscaron documentación falsa, se enroló en un barco
hacia la India, allí, con su nueva documentación, embarcó en otro
barco y desapareció. Con el tiempo llegó a Barcelona y luego,
ayudado por la mafia marsellesa le pusieron el Hamilton.
Existe
en Francia una orden de busca y captura, cuando le enviemos nota a la
Interpol le reclamarán, pero antes tendrá que cumplir pena en
España por asesinato con premeditación e intento de asesinato de
Anselmo, aquí presente.
Al
cabo de unos años apareció, de casualidad por aquí Michelle,
Reconoció a Dominic y le pidió trabajo, éste se lo dio, pero ella
quería más, le hizo chantaje, usted, en principio dijo que no, pero
luego le dio una cantidad no muy grande, al cabo del tiempo fue más
lo que pidió, así que Dominic/Domingo, el día que la vio llegar
con el afilador se aprovechó de la oportunidad y la llevó al
bosquecillo y la mató.
Anselmo,
que había estado cerca cuando se reconstruyó el primer crimen le
había contado a su jefe cómo había sido y Dominic aprovechó y
puso a la víctima como la primera, así, el primer sospechoso sería
el primer asesino.
Estuvo
bastante cerca de conseguirlo, pero cometió un error, no se dio
cuenta de que cuando se fue con ella, fue visto por Anselmo, que
había salido del bar a un recado y volvía, cogió la moto y los
siguió, no llegó hasta el sitio porque estaba todo bastante
solitario, regresó al bar.
Cuando
al día siguiente se descubrió el crimen, Anselmo ató cabos. Vio
que corría peligro y avisó a su amigo, éste lo esperó en casa
vigilando desde el balcón, dejó todo bien recogido y dejó una
pista para que la policía pudiese llegar hasta ustedes, Una colilla
de Ducados.
Anselmo
aparcó la moto un poco antes en la carretera, la cerró y la tiró a
la playa de piedras, con la idea de que la policía se daría cuenta
y lo buscaría, cuando su amigo lo vio, bajó, cogió su moto que la
tenía aparcada fuera y marcharon a Sitges.
Dominic
supo que su camarero se había ausentado del trabajo y tardado
bastante, pensó que quizás Anselmo sabía algo y empezó a
sonsacarle. Tenía la sospecha de que sabía demasiado, cuando
Anselmo desapareció ya fue certeza, pero él ya había desaparecido,
una de las camareras le dijo que quizás estaba con su amigo, lo
localizó y
fue
a por él. Nosotros llegamos justo a tiempo, al entrar de golpe en el
apartamento falló el tiro y lo hirió ligeramente.
Ya
tenemos dos crímenes iguales, pero un sádico se supone que sigue
matando y entonces aparece el tercer cadáver, las mismas
circunstancias y el mismo tipo de cuchillos, el afilador tiene los
días contados, una lo despreció, otra tuvo relaciones con él ¿Y
la tercera?
La
tercera también murió por culpa de un chantaje. Un buen día se le
ocurre que ya está bien de mantener una relación ilícita, que
quiere a su hombre para ella sola y para toda la vida.
Su
amante aprovecha la ocasión y como sabe las circunstancias de las
otras dos muertes, repite la escena del crimen y las pistas y muere
la tercera.
El
asesino, cuando llega a su casa descubre que ha perdido una gorra de
de lana con el escudo del Atlético de Madrid y al día siguiente se
dirige al lugar del crimen, pero por el camino se encuentra conmigo,
cuando vemos el cadáver, ve él también la gorra y cuando yo me
despisto, se acerca al cadáver, está limpia, la recoge y se la
pone. No me doy cuenta hasta el día de después del intento del
cuarto asesinato, él también se da cuenta de que sospecho, así que
decide montarme el numerito, para lo cual se aprovecha de Elisabeth,
a la que también conoce, y la vigila, lo mismo que a mi.
En
el momento que coincidimos ambos en el final del paseo, él que ya
espera, hace su aparición para que yo lo vea, asusta a su amiga y
hace ver que el asesino es zurdo, con lo cual piensa que yo, que sé
que él es diestro, dejaré de sospechar.
No
siempre parecen las cosas lo que son. Si hay tres muertas ¿Por qué
no puede haber tres asesinos?
José
Miguel se levantó, llamó a los policías que estaba fuera y dijo:
Detengan
a esos tres hombres por asesinato e intento de asesinato.
En
cuanto a los demás pueden marcharse, están libres de cargos, pero
recuerden que serán citados a declarar cuando se celebren los
juicios.
Al
día siguiente se reunieron los tres amigos para despedirse.
Bueno,
dijo José Miguel, os han nombrado agentes honorarios colaboradores
con la policía, eso quiere decir que cuando se me tuerza alguna
investigación puedo llamaros para que me ayudéis.
En
cuanto a la pesca, queda en pie, en cuanto consiga unos días de
vacaciones me vendré a pescar con vosotros, mientras tanto, cuidaros
y por favor, no os metáis en más líos.
FIN