Mi lista de blogs

jueves, 29 de diciembre de 2022

EL AFILADOR (Capítulo I)


EL AFILADOR 

 

 Pedro Fuentes 

 

CAPITULO I

 

Martes 18 de Marzo, estaba en mi apartamento,  escribiendo unas notas para mi amigo Pedro, “mi biógrafo”,  cuando oí en la calle, por un megáfono alguien que gritaba machaconamente:

¡Ya está aquí el afilador, se afilan cuchillos, navajas, tijeras, hachas, todo tipo de utensilios de cocina, máquinas de embutidos! Y hacía sonar un característico silbato de varias notas.

La retahíla duró unos 25 minutos hasta que se perdió en la lejanía,  me trajo recuerdos de el Rastro de Madrid, en los años sesenta, cuando en algún puesto se anunciaban “¡Cuchillos, navajas, mecheros, mujeres en cueros!”. Los tres artículos primeros en voz alta y clara y lo último bajo y entre dientes, para burlar a la censura y a la vez hacerlo más misterioso y apetitoso, se refería entonces a calendarios de bolsillo en el que por delante había fotos de chicas muy ligeras de ropa.

Seguí con mis notas y me olvidé del “afilaor”.

El pueblo donde resido, es una población costera de unos veinticinco mil habitantes, con una larga playa y al fondo de ésta la desembocadura de un río en el que escasamente hay agua.

Las edificaciones no llegan sino a la mitad del paseo que continúa unos dos kilómetros más a lo largo de la playa.

Luego en verano, esa parte del pueblo se llena de turistas, ya que es en esa zona donde están los hoteles y apartamentos, pero eso solamente pasa a partir de mediados de junio, cuando los críos terminan el colegio.

Ahora  había perdido el hilo, la cancioncilla del “afilaor” seguía machacona en mi cabeza mezclándose con la del Rastro, así que decidí coger a mi perro, Trouvé y salir a pasear, Trouvé es un pincher enano, mi gran amigo desde que lo salvé de las garras de Satanás en una de mis aventuras, escrita por Pedro, mi amigo de toda la vida.

Como hacía buen día salimos rumbo al río.  Por las mañanas solemos ir en dirección al puerto, para de camino echarle una ojeada a mi barco y asegurarme de que todo estuviese bien. Pero ese paseo había sido por la mañana temprano.

Al final de las últimas edificaciones me encontré de nuevo con la furgoneta y el megáfono del afilador, tenía las puertas traseras abiertas y con una piedra de afilar iba trabajando, mientras por el megáfono seguía el eslogan. Media docena de mujeres esperaban turno para afilar mientras el individuo les contaba chistes y anécdotas subidas de tono.

Llegamos al río por donde solamente había un hilo de agua, allí solté a Trouvé y estuvo corriendo de un lado para el otro persiguiendo una pelota de tenis que yo le tiraba y con la que él soñaba que era el mejor de los conejos por cazar.

Era la una del medio día cuando volvimos a casa.

Después de comer y hacer diez minutos de siesta frente al televisor me metí en el despacho hasta las ocho, que mi perro se puso a pasear nervioso ante mí. Era la forma de decirme que ya era hora de salir a pasear. La verdad es que aquel animalito gozaba sacándome a pasear.

 

 

 

 

miércoles, 21 de diciembre de 2022

PERO ¿QUE HE HECHO YO? (Capítulo VIII)

 

 

EL VIAJE III

 

Pero ¿Qué he hecho yo?

 

Pedro Fuentes

 

CAPITULO VIII


 

A los tres días, Ricardo recibió una llamada de José Miguel, fue muy escueta. Ricardo, esta noche, a las nueve reúnete con Pedro a ver el telediario.

Llamó a Pedro y le dijo: Pedro, vente con tu mujer a mi casa, he recibido una llamada de teléfono para que veamos el telediario juntos, cenaremos aquí, ¡venid pronto!

A las ocho y media llegaron Pedro y su mujer al apartamento de Benicarló.

Ricardo había preparado los dos televisores que tenía en casa y el del barco, porque no sabía qué canal tenía que poner. Además colocó una cinta de vídeo para gravar en el fijo.

Abrió el telediario de la 1 con un:

¡Noticia de última hora!

Hace escasamente media hora, ha sido desarticulado un comando islamista al parecer de Al Qaeda, han fallecido cuatro árabes de diferentes nacionalidades, en el momento de la detención, al parecer estaban preparando un gran atentado para el once de septiembre. Conectamos con el Ministerio del Interior en el que ahora mismo se están ofreciendo unas declaraciones del ministro.

Esta tarde, en la zona de Levante, ha habido un enfrentamiento entre varios árabes y una dotación de los GEO, en una casa se encontraban dos árabes que se hacían pasar por obreros en paro y que se dedicaban a hacer trabajos esporádicos en fibra de vidrio y ebanistería. Se les incautaron documentaciones falsas y doscientos mil €. Se dedicaban a comprar teléfonos de previo pago y diferentes materiales, altamente inflamables, que se utilizan para arreglo de embarcaciones.

En otro puerto se localizaron al mismo tiempo dos agentes también árabes que vivían con gran lujo y poseían dos embarcaciones de gran velocidad una, para cometer un tremendo atentado y la otra para facilitarles la huida por mar.

Los citados comandos eran seguidos desde la muerte de un agente terrorista que murió junto con su novia en extrañas circunstancias.

Se está investigando unas muertes parecidas ocurridas por las mismas fechas y similares circunstancias en Italia.

La localización de los citados individuos se produjo en una población costera gracias a la foto que un turista hizo casualmente.

En los enfrentamientos con los terroristas, se produjeron diversos disparos, siendo abatidos los cuatro árabes.

Dos policías resultaron heridos levemente.

Hasta aquí la rueda de prensa, por ahora no se permiten preguntas, este ministerio enviará en su momento una nota de prensa en la que se darán más detalle.

Ricardo y Pedro se miraron y ambos estaban temblando, la mujer de Pedro lloraba asustada.

Ricardo se levantó, sacó una botella de whisky, tres vasos y se sirvieron abundantemente.

A los dos días apareció por el barco “El solitario” José Miguel con otra botella debajo del brazo y encontró a los dos amigos terminando de arreglar lo que Habel dejó a medias.

¿Puedo subir a bordo?

Adelante, dijo Ricardo mientras los dos amigos se limpiaron las manos y se la extendieron al policía.

Cuándo dijeron lo de los dos policías heridos, temimos que fuerais vosotros, dijo Ricardo.

No, fueron los dos policías que “investigaban” la desaparición de la pareja en Menorca, los encontramos con los agentes ricos con los que parece ser que “colaboraban”.

La pareja que murió en Menorca, al parecer simularon un rito satánico, dijo José Luis.

Ricardo fue a por hielo y vasos y entre los tres terminaron con la botella mientras el policía les terminó de contar los detalles, pidiéndoles por favor que no desvelaran la identidad de “La misteriosa dama de negro”.



FIN


jueves, 15 de diciembre de 2022

¿PERO QUE HE HECHO YO? (Capítulo VII)


 

EL VIAJE III

Pero ¿Qué he hecho yo?

Pedro Fuentes



CAPITULO VII

 

Dos días después, en el barco, aparecieron otros dos hombres, esta vez españoles, se identificaron como policías, también traían una foto, esta vez si la reconoció Ricardo, era Lara.

Si, esta chica estuvo en este barco, me contrató para ir a Menorca, por S. Juan, pero iba teñida de negro y muy maquillada, parecía mayor, me dijo que en Ciudadela recogeríamos a su novio.

Allí teníamos que estar dos días, así que quedé con la chica que me dijo que se llamaba Lara que el tiempo en Ciudadela, como eran fiestas yo me iría con unos amigos, y quedamos para el 24 de junio para volver al barco y partir donde ellos dijeran, no llegué a conocer al chico, cuando volví al barco no estaban, se habían llevado el equipaje, me dejaron el dinero que le había dicho que le cobraría por cinco días más y una buena gratificación.

La chica trajo también un perrillo, me lo dejó con una nota diciendo que me lo podía quedar que no se lo podían llevar.

Supuse que se irían en avión por lo del perro, yo se lo dejé a una amiga mía francesa, que vive en Niza, me lo devolvió porque no se le adaptaba a vivir con sus perros, así que lo tengo yo, Lèonore, mi amiga se lo llevó y lo legalizó, porque no tenía papeles, ahora se llama Trouvé y está conmigo, es un perro alegre y feliz.

Por cierto, anteayer vinieron dos tipos creo que árabes a preguntarme por un chico, me enseñaron la foto, también parecía árabe, pero vestido a la europea. Les dije que no lo conocía y les conté lo mismo que les he dicho, salvo lo del perro.

Se fueron y me amenazaron por si no les había dicho la verdad.

¿No sabe quien era la chica?

No, no tengo ni idea, además, no me cayó simpática en ningún momento y no me fijé en ella ni siquiera con las horas que pasó en el barco navegando, creo que estuvo más tiempo durmiendo que despierta.

¿De verdad no la conoció?

No, no soy muy fisonomista, pero diría que no la había visto jamás.

Es la hija de una persona muy importante y ha desaparecido, lo último que se sabe es que viajó con usted y porque se lo dijo a los árabes del servicio secreto.

Por el bien de usted, esperamos que lo contado sea verdad. Por cierto, no debe salir de esta población por si le necesitamos.

Mire, dijo Ricardo, yo vivo como ya sabrán de los charter que hago con el barco, por ahora no tengo nada previsto y este verano está bastante flojo, pero si me sale algo tengo que aprovecharlo porque luego el invierno es muy largo, así que si me dejan ustedes el teléfono, si me sale algo los llamaré para estar localizado, no tengo ningún problema y colaboraré con ustedes en todo lo que pueda, pero lo que ya les he dicho es todo lo que sé y así se lo dije a los árabes sin saber ni quienes era , no tengo nada que ocultar.

Bueno, le dejo mi tarjeta, aquí hay siempre alguien, solamente tiene que dar su nombre y pedir hablar conmigo, dijo el agente que había hablado siempre, el otro le miró de reojo y se marcharon los dos.

 

jueves, 8 de diciembre de 2022

¿PERO QUE HE HECHO YO? (Capítulo VI)

 
EL VIAJE III 
 
 
Pero ¿Qué he hecho yo?
 
 
 Pedro Fuentes 
 
 
CAPITULO VI
 
 
 
 

A los pocos días Ricardo tuvo que hacer unas reparaciones en el casco del barco, cuestiones de fibra y recordó que Pedro le había comentado de un chico tunecino que le había trabajado en su barco, así que le pidió el teléfono y le llamó. El mismo día por la tarde vino Habel a hablar con él.

El tal Habel, de rasgos árabes, era muy delgado, pero fibroso, se le notaba fuerte pese a su aspecto y cojo de la pierna derecha, luego supo que había tenido una operación de rodilla para corregir una parálisis ocasionada por una poliomielitis y tenía la movilidad reducida.

Le enseñó lo que había que hacer. En una maniobra al ir a amarrar, había golpeado la amura de estribor y se produjo un desconchón y un desplazamiento del candelero que podría producir una entrada de agua entre las capas de fibra.

Habel hizo un presupuesto y quedó con Ricardo para a la mañana siguiente ir a comprar los materiales necesarios, la obra no era costosa, pero había que realizarla en varios días seguidos para permitir que los materiales secasen lo mejor posible.

Durante varios días Habel estuvo trabajando en el barco, el primer día, cuando ya llevaba tres horas trabajando, Ricardo le dijo a Habel:

¿Quieres beber algo? Yo me voy a tomar una cerveza.

Si, yo también.

A partir de ese momento, Ricardo estuvo hablando con él durante bastante rato cuando hacían un descanso o después de terminar la jornada.

Habel llevaba veintitantos años en España, su padre había venido a trabajar, cuando ya estaba establecido aquí, se trajo a toda su familia, su mujer y tres hijos, lo que le hizo tomar esa decisión fue el precario estado de salud de su mujer y la poliomielitis del niño. La madre fue sometida a varias operaciones, la última del corazón y seguía viviendo, ahora en casa de la hija desde la muerte del padre.

Cuando tuvo una edad suficiente, a Habel lo casaron con una tunecina y se la trajo también. El había trabajado en aquella zona y su hermano menor, ebanista, ahora ambos en el paro, sobrevivían de las ayudas y los trabajos que iban haciendo. En realidad eran buenos profesionales.

Se las daba Habel de medio español, pero en el fondo seguía amarrado a las raíces árabes.

Ricardo, al que le gustaba saber de las gentes y de otras culturas, lo interrogaba muy sutilmente sobre religión y costumbres.

Un día, ya próximo a acabar el trabajo, cuando ya se había ido Habel hasta el día siguiente, Ricardo se fue a sentar en una terraza del puerto, después de pasear a Trouvé, mientras esperaba a Pedro para tomar unas cervezas, en la mesa de al lado había dos chicos de unos treinta años y con aspecto de estar de vacaciones.

Al poco rato le pidieron fuego, Ricardo se lo dio y encendió un cigarrillo que le ofrecieron.

Uno de los muchachos le preguntó:

¿Conoce a ese árabe que venía con usted cuando salió a pasear al perro?

Si, Me está haciendo un pequeño arreglo en el barco, poca cosa, me lo recomendó un amigo y así le echamos una mano ya que tiene familia a su cargo y está en el paro, pero solamente le conozco de eso.

Ricardo, después de varias preguntas más, notó que le estaban interrogando, pero no por lo que había ocurrido con la pareja de Menorca, era algo diferente, sobre islamistas, querían saber algo sobre Habel. ¿Estarían buscando trabajadores ilegales?

Cuando llegó Pedro, saludó a Ricardo, cogió a Trouvé en brazos y le hizo cuatro carantoñas, luego se sentó y pidió una cerveza.

Ricardo le dijo:

Estos dos chicos me preguntan si conozco a Habel, les he dicho que me lo había recomendado un amigo, ¿Te hizo algo a ti?

Si, me estuvo arreglando la cubierta, pero no lo conozco sino de eso, nos lo hemos recomendado unos a otros, a mi no recuerdo bien quién lo hizo, alguien del club de Vinaroz, supongo que otro socio, es un chico que trabaja bien y barato, yo lo tuve durante dos semanas e incluso le comenté que por qué no se establecía con su hermano que es ebanista y por cierto muy bueno, y tendrían bastante futuro en los barcos de recreo. Luego estuvieron trabajando para otros.

¿Hablaron de cuestiones religiosas?

No, pero ya sabéis que clase de gente es, te hacen creer que son muy liberales, muy europeos, pero luego los ves por ahí y llevan a las mujeres tapadas hasta las cejas y dominadas totalmente, muchas sonrisas y buena cara pero luego te la clavan por menos de nada.

Ricardo, viendo el cariz que tomaba aquello, que era un interrogatorio solapado, les dijo: Bueno, ya está bien, ¿Para quién va el interrogatorio y qué queréis saber? ¿Quiénes sois? ¿A qué venís?

Mira, dijo el más hablador de los dos sacando una chapa de la policía. Somos policías y no traemos ninguna orden ni nada parecido, no somos de por aquí, venimos de Madrid y ni los propios policías de la zona o trabajando por aquí nos conocen, pertenecemos directamente a las más altas esferas de Interior y estamos investigando células islamistas, pero nadie os va a creer y nadie nos va a reconocer, así que si queréis contestarnos nos haréis un favor.

Os voy a contar una cosa, ya que sois, creo, sinceros. A mí me está pasando algo que os voy a explicar, todo empezó porque alquilé mi barco a una chica que iba a hacer un crucero con su novio o llevarlos a algún sitio que no me dijeron, a él no lo vi en ningún momento. Ricardo les contó con pelos y señales todo lo que ya le había contado a los otros policías y a los árabes.

¿Y esos árabes dices que están también en contacto con los nuestros? Dijo el más callado.

Eso dijeron. Contestó Ricardo.

El más hablador se separó unos quince metros del grupo y se puso a hablar por el móvil, estuvo así durante unos quince minutos, luego colgó y se aproximó al grupo, siguieron hablando sobre el asunto y al cabo de diez minutos sonó el teléfono del policía “hablador” y éste contesto:

Así que va por ahí la cosa, bueno, nosotros creemos que este señor está colaborando y los “moros” buscan algo más, miraremos de identificarlos.

Si aparecen por aquí de nuevo, tenga esta tarjeta y llámenos. Y se despidieron.

Cuando marcharon, Ricardo y Pedro se miraron. El primero en hablar fue Pedro.

Menuda se está montando, aquí hay cuatro grupos distintos o no tan distintos, por lo que he llegado a entender, parece como si lo de la muerte de esa pobre chica y su novio, no tuviesen nada que ver o ha sido el desencadenante de algo muy gordo, y tú estás metido hasta las cachas y de rebote voy yo. ¿Averiguaste quien era el chico árabe que murió con la chica? ¿Era el novio o alguien que se metió por medio?

Mira, Pedro, tienes razón, la cosa está muy negra y yo estoy en medio, y por cómo se está desarrollando todo, te pido, por favor, que ahora que puedes, que no te han implicado en nada, sino por haberme recomendado a Habel, haz el favor de apartarte, mientras esto dure, sepárate de mí, pero no te alejes mucho, tú eres más cerebral que yo, siempre lo has sido, vamos a estar en contacto, si quieres, pero solamente a escondidas, cuando queramos vernos, por algo importante nos llamaremos a preguntar cualquier tontería de navegación o del tiempo, y quedamos para comer o cenar en algún sitio más bien solitario que podamos controlar a las personas de alrededor. Mientras tanto mejor que no te acerques, piensa en lo sucedido y a ver qué se te ocurre.