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jueves, 30 de julio de 2020

EL NAUFRAGO DE SAN BORONDON (Capítulo II)



EL NAUFRAGO DE SAN BORONDON



Pedro  Fuentes



Capítulo II

Cuando llegaron a Tazacorte un grupo de personas le estaban esperando, primero porque era mucho más tarde de lo habitual, y segundo porque alguien había observado que llevaba algo remolcado y los curiosos, que no sabían qué podía ser se acercaron a la playa donde varaban las embarcaciones.

Antes de llegar, antes de nada, Norberto se puso de pie y gritó: ¡Avisen a doña Concepción!

¡Traigo un náufrago medio muerto!

Esta Sra. era medio enfermera, ayudaba en los partos y si había alguna urgencia, lo atendía mientras llegaba el médico, Don Benigno que vivía y trabajaba en los Llanos y no bajaba si no era algo grave.

Cuando vararon, lo primero que hizo Norberto fue dar dos cajas con los bonitos pescados a sus dos hijos mayores para que se los llevasen a D. Elías, que estaría preocupado por si le pasaba algo a su embarcación.

Doña Concepción llegó rápidamente, hizo que bajaran  al náufrago y lo pusiesen en el suelo, encima de unas mantas que a tal fin había colocado, luego lo tapó con otra y le dio agua a beber mientras le decía:

Bebe a sorbitos, despacito, despacito, primero mójate la boca y los labios antes de tragar. ¿Te duele algo?

Le tomó el pulso y lo encontró débil, pero estable, le fue poniendo un paño húmedo por la cara y el hombre empezó a abrir los ojos.

¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?, ¿Dónde me han encontrado?

Tranquilo, te ha encontrado Norberto, un pescador de aquí, estabas a la deriva en este extraño bote.

¿De donde vienes?

No lo sé, yo vivía solo en la isla, me dejaron allí hace mucho tiempo, había un barco, La Cruz del Sur, una goleta, pero hace mucho tiempo, se marcharon y me dejaron solo, a medida que contaba esto, empezó a llorar y a temblar.

¿Tienes frío?

No, tengo mi

edo, no me dejen, no me dejen solo otra vez.

Al momento llegó el doctor, Don Benigno se acercó y con la mirada inquirió a Doña Concepción, ésta miró al doctor y le dijo:

No sé, doctor, se lo ha encontrado Norberto en alta mar, estaba medio muerto en este chinchorro tan raro, lo recogió y lo ha traído remolcado, dice que estaba en una isla, donde lo habían dejado, ha nombrado una goleta, La Cruz del Sur
.
No puede ser, dijo el doctor, La Cruz del Sur fue una goleta fletada por Mr Edward Harvey hace medio siglo por lo menos para ir a la isla de San Borondón, El barco regresó a Tenerife.

El capitán creo que se llamaba Mendes y era medio portugués, de Madeira, Contó que había dejado a Mr Harvey y a su ayudante y traductor Simón a bordo de un vapor con el que se cruzaron y que se dirigía a Funchal, luego, después de arreglar el barco, que tuvo problemas con un temporal, cuando llegaron a Cádiz marchó para Inglaterra con un cargamento de fruta y desapareció en la travesía, hubo un tremendo temporal y al parecer naufragó, había varios palmeros en la tripulación, todos murieron, pero uno, el cocinero, un agricultor también palmero, de Santa Cruz se quedó perdido en San Borondón.

En la estancia allí se adentró en la isla y ya nadie lo vio más.

Al  ver D. Benigno que el náufrago mejoraba lentamente, decidió que lo subieran a su coche y se lo llevó a Los Llanos, al pequeño hospital que allí había e internarlo por lo menos hasta que se recuperase del aturdimiento  y a la vez poder hablar con él puesto que por lo que decía, había estado en S. Borondón.

jueves, 23 de julio de 2020

EL NAUFRAGO DE SAN BORONDON (Capítulo I)




EL NAUFRAGO DE SAN BORONDON



Pedro  Fuentes


Capítulo  I


1.915 fue un año de mucho hambre en Canarias, sobre todo en las islas periféricas.

Nuestra historia se desarrolla en La Palma y comienza en Tazacorte.

Tazacorte dos años antes, era una zona estratégica para la producción de plátanos y tomates, la Fyffes Límited  de Irlanda había adquirido terrenos y había llegado al acuerdo con una distribuidora, Hudson que tenía conexiones en Canarias y transportaban los productos de Tazacorte, pero la primera guerra mundial abrió un paréntesis de grandes proporciones en Canarias, produciendo en Tazacorte un lamentable estado de hambre y miseria.

En estas circunstancias se desarrolla nuestra historia
.
Norberto, un pescador de Tazacorte, que cada día salía a pescar con la barca de D. Elías, un rico pescadero que poseía tres pequeñas embarcaciones, una de ellas la de Norberto, vendía el pescado que cogían y les daba a los pescadores una pequeña parte para que a duras penas   sobreviviesen.

Aquel día salió rumbo al suroeste, donde le comentaron que se habían visto bonitos, además, en aquel tiempo las corrientes predominantes venían de allí y así, luego, a la tarde, a la hora de volver no se haría tan pesado y cansado el remar.

Eran ya las cuatro y empezaba a volver, el día no se había dado mal, llevaba una docena de bonitos, al poner proa a Tazacorte, ahora que el sol ya empezaba a declinar vio a semi contraluz algo raro a como una milla por el oeste, en principio le pareció un calderón llamado también  ballena piloto, luego, al ver que estaba estático pensó que estaría muerto y decidió acercarse por si se podía aprovechar.

Puso proa hacia el objeto y ya llevaba media milla cuando se fue dando cuenta de que era algo parecido a una embarcación muy rara, además, por su costado de babor parecía haber una tela o trapo.

Cuando llegó vio que la embarcación era como de cuero impregnado de alquitrán, no había visto nada igual.

Miró dentro y estaba llena de hojas de helechos mayores de lo que vio nunca, algunas frutas estaban medio cubiertas por las hojas, pero éstas de pronto se movieron y no era el viento, vio  aparecer un brazo velludo con una mano grande, fuerte y llena de callos.

Después del susto, con uno de los remos hurgó dentro, el susto fue grande, pero también para el hombre que medio muerto allí estaba.

El hombre era muy mayor, pero no tanto como aparentaba, llevaba unas grandes barbas y vestía con unas pieles que parecían de cabra y calzaba una especie de mocasines también de cabra, olía a demonios y su cara estaba llena de ampollas del las quemaduras del sol.

Sacó Norberto un pellejo en el que llevaba agua y le dio a beber, el hombre sorbió el agua despacio, como si quisiese que le durase lo más posible.

¿Quién eres? ¿De donde vienes?

Solamente entendió:

Borondón, San Borondón. La Cruz del sur.

No entendió qué quería decir, San Borondón era un barrio de Tazacorte y una isla de la que hablaba la gente, “la no encontrada” o algo así.

Norberto decidió, por prudencia y miedo tirar un cabo y remolcar la especie de chinchorro con el hombre dentro rumbo a Tazacorte.

Así, al remar mirando a popa, siempre lo vería si se movía y podría cortar el cabo si notaba algo sospechoso.


jueves, 16 de julio de 2020

EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO" Capítulo IV





EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO"


Pedro  Fuentes



Capítulo  IV





Pasó la semana como un suspiro, cuando volvimos a cala´n Pit agosto llegaba a su fin, cada día se notaba como los días se iban acortando, iban desapareciendo los agobios del turismo del verano, ahora todo era más apacible.

Llegó septiembre y ya se adivinaba el ambiente de las Fiestas de Gracia en Mao del 6 al 9. Lo mismo que pasa con las de S. Joan en Ciudadela, las de Gracia en Mao hay que vivirlas, por lo menos una vez en la vida, son inigualables.

¡Ricardo! Ya pronto tengo que empezar a ir al colegio, a partir de primeros de mes iré algún día que otro para las reuniones de preparación, luego, aunque en Alaior no son fiestas, como los maestros somos de fuera, sobre todo de Mao, los cuatro días de fiestas, los hacemos.

Bueno, estaré por aquí hasta que comiences las clases, que supongo que serán como en todos los sitios para el 15, luego pondré rumbo a Benicarló y me dedicaré a preparar viajes con las agencias, además había pensado hacer propaganda por aquí y sobre todo por Ibiza que me pilla más cerca, si la cosa no va muy bien,  siempre me puedo desplazar hasta las islas.

Hay muchas personas que quieren hacer prácticas de navegación, una forma es enrolarse en un barco como el mío para hacer travesías. Eso puede ser un dinero extra, luego por aquella zona hay muchos buceadores que quieren ir a la s Islas Columbretes en fin de semana.

De todos modos, según como esté todo, lo mismo hago un pensamiento para trasladarme a Menorca, aquí hay más oportunidades pero también más competencia. Ya veremos qué hacemos.

El resto del tiempo transcurrió apaciblemente, pero Gracia y yo nos mirábamos con algo de tristeza, aquel verano tan maravilloso que el destino nos había brindado, llegaba a su fin,  seguíamos con nuestra felicidad, pero en el fondo notábamos que la rutina del invierno y del trabajo nos estaba alcanzando.

Cuando Gracia empezó a ir al colegio, decidimos quedarnos en la casa de cala´n Pit, está cerca de Alaior y yo mientras me dedicaba al barco, otras veces llevaba a Gracia al colegio y luego me dedicaba a ir a Ciudadela y Mao a entrevistarme con gentes de las agencias de viajes y a dejarles propaganda.

Biel se llevó su barco a Ciudadela y Ernesto y Teresa con los hijos viajaron para Alicante, María Cinta se fue a su casa de Mao.

Cala´n Pit se iba quedando solitaria, solamente quedaban algunos turistas rezagados y personas  mayores que residían allí todo el año.

Llegaron las fiestas y las vivimos con toda la intensidad que pudimos, ya se sabe que son fiestas para la gente joven, Gracia es una persona joven todavía y yo me siento rejuvenecer a su lado y no me importan los comentarios que a veces oímos por culpa de esos veintitantos años que nos separan.

Cuando terminaron las fiestas y Gracia empezó las clases, yo me preparé para marchar, había decidido hacer el viaje de una tirada, rumbo directo a Benicarló, unas ciento cincuenta millas, con buen viento unas treinta horas, aprovecharía a que las previsiones fuesen buenas.

El dieciséis de septiembre, ya comenzadas las clases Gracia me dijo:

¡Amor!, mira, el viernes que viene, por la tarde no tengo clase porque hasta octubre no empezamos todo el día, si lo deseas, podemos salir rumbo a Benicarló los dos y el domingo por la tarde vuelvo en avión, será el último viaje del verano. ¿Te parece bien?

Claro que sí, pero me sabe mal, será una paliza para ti, llegaríamos sobre las diez de la noche del sábado y al día siguiente ir a Barcelona a coger el avión, y el lunes a las clases, terminarías rendida.

¿Me has visto alguna vez cansada de navegar? Además merece la pena si estamos todo el fin de semana juntos, mañana mismo reservo el billete de avión para la tarde del domingo y seguro que Biel o mi madre me irán a recoger al aeropuerto
.
Las previsiones son de levante, podremos salir sobre la una y media o las dos y si todo va bien y tenemos un buen viento quizás estemos a media tarde del sábado en Benicarló.

El viernes, a la una ya tenía el barco pertrechado y las velas preparadas para izarlas en cuanto saliésemos de las rocas de Addaia, efectivamente el viento era de levante y las previsiones eran de fuerza 4 bajando algo de cara a la noche y la mar rizada.

Perfecto, sería una buena y tranquila travesía, solamente tendríamos que vigilar a la Transmediterránea y los mercantes rumbo a las islas que sobre todo nos vendrían por estribor y cuando la noche fuese más cerrada, aunque al estar la luna en cuarto creciente y por popa tendríamos buena visión.

A la una y media llegó Gracia, saltó al barco y entonces se dio cuenta de que María Cinta había venido a despedirnos, nos dio un beso y un abrazo y saltó a tierra esperando a soltarnos las amarras de proa cuando le avisásemos.

Nos hicimos a la mar, ya fuera de la ría, izamos velas y nos dirigimos a faro Caballería, una vez a su altura pusimos rumbo al 275, conectamos el piloto automático y nos acurrucamos en la bañera el uno al  lado del otro, llegamos a coger puntas de 7,5 nudos, el barco iba a todo trapo, decidimos sacar el espi y seguir así hasta que entrase la noche.

Todo salió a la perfección, el sábado a media tarde entramos en Benicarló. Llegamos a casa y ya no salimos para nada hasta el domingo a las doce, cogimos el coche y marchamos a Barcelona al aeropuerto, a las seis Gracia cogió el avión para Menorca.

Entró el otoño y siempre que podíamos o yo iba a Menorca o ella venía a Barcelona. Así pasó medio otoño. A mediados de noviembre, el día 15, a las diez de la mañana recibí una llamada de teléfono.

¡Ricardo! Soy Biel, ven a Menorca urgentemente, Gracia ha tenido esta mañana un accidente con el coche y está grave. Dime a qué hora llegas y te mandaré un coche al aeropuerto.

No pude decir sino ¡Voy! Salí corriendo. No dejé ni siquiera una nota para Hortensia, la señora que me arregla el apartamento, cogí el coche y marché a Barcelona sin importarme ni multas ni nada, dejé el coche en el aparcamiento y conseguí un billete para Mao alegando extrema gravedad.

Cuando llegué, un amigo de Biel me estaba esperando, me llevó al hospital en Mao, estaba toda la familia, María Cinta lloraba y la sujetaban sus dos hijos, al verme se abrazó a mí y me dijo:

¡Ricardo! Está muy mal, no creen que llegue hasta la noche, dada la extrema gravedad incluso nos dejan entrar, está en coma, pasa conmigo a verla.

Entré, yacía en una cama rodeada de goteros y vías, solamente se notaba que respiraba porque tenía un aparato de respiración asistida, la llamé, le hablé le dije que la quería, que no me dejase, en el fondo sabía que no me oía ni me sentía, me puse de rodillas al lado de la cama y le cogí una mano que me llevé a los labios y murmuraba, ¡Señor! ¡Qué te he hecho para que me trates así, parece que me persigas toda la vida!, ¡Llévame a mí también! ¡No puedo más! ¡Siempre te llevas a mis personas queridas!

María Cinta lloraba a mi lado e intentaba dentro de su dolor consolarme.

Falleció dos horas después, en mi cabeza martilleaba “Tristesse” de Frederick Copín, siempre que la oigo recuerdo a mis grandes amores y mi vida.

El funeral fue multitudinario, ella y su familia son muy conocidas en la isla, fue incinerada tal como quería ella.

Al día siguiente fuimos con el barco de un amigo de la familia de cala’n Pit a las rocas de Addaia y esparcimos sus cenizas en aquellas rocas y aquel mar que tanto amaba.

Pocos días después recibí otro mazazo de la vida, la autopsia reveló que estaba embarazada.


FIN




























jueves, 9 de julio de 2020

EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO" Capítulo III




EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO" 



Pedro  Fuentes


Capítulo  III





Una vez amarrado el barco comenzamos con la rutina de siempre, doblar correctamente las velas y guardarlas, fregar la cubierta y el barco en general, dejar adujados todos los cabos, escotas etc.

 Después de lo cual, nos fuimos a las duchas del club para asearnos nosotros.


Habíamos quedado con la familia de Gracia que iríamos a la oficina de Biel ya que éste estaba trabajando, con él iríamos a comer a la casa de Addaia y luego ya veríamos qué organizábamos.

Cuando llegamos a la oficina, Biel se alegró como si hubiesen pasado meses sin vernos.

Después de saludarnos con unos grandes abrazos me dijo:

Ricardo, ya te tengo casi todos los papeles del barco arreglados, me falta uno que seguramente llegará mañana o pasado y que es ya la autorización para pasar a la lista 6ª y la consiguiente Inspección Técnica de Buques, así que si todo va bien, esta semana ya estará todo listo, ¿Tienes todo el material de seguridad y navegación?

Si, todo está correcto, si faltase algo, cuando el inspector lo diga podré comprarlo, pero he repasado la lista y está todo, incluso la balsa está homologada y pasada la inspección para todo el año.

Bueno, dijo Biel, como ya es la hora de cerrar la oficina, nos vamos al puerto, que me hace ilusión ver el barco, luego nos iremos a Addaia a ver a la familia y a comer, que estamos todos esperando.

Cuando llegaron al puerto y Biel vio el barco, se quedó maravillado, esperaba encontrarlo bien conservado y bonito, pero lo que no esperaba era la amplitud y el estado de las maderas y la teka de cubierta.

¡Jo! Está perfecto, dijo Biel.

Ya lo verás cuando lo coja yo por mano este invierno y me dedique a repasarlo todo, de todas las formas, este barco, por el estado y porque fue un barco de capricho, estaba perfecto, por lo visto era de un matrimonio muy aficionados los dos, pero que todo lo mandaban a hacer porque ellos no tenían mucha idea, lo compraron para dedicarse a dar la vuelta al mundo.

 Con poca experiencia, después de equiparlo al más mínimo detalle, salieron de Palma rumbo a Almería para probarlo y hacerse a él, les pilló una rasca cuando estaban en el punto de no retorno y estuvieron un par de días a la deriva, la radio se les mojó y no pudieron ni pedir ayuda, al final, cuando todo aclaró estaban cerca de Marruecos, a duras penas y gracias a otro barco que pasó cerca, pusieron rumbo a La Manga y cuando llegaron pusieron a la venta el barco, en un principio con un precio bastante elevado, no desorbitado, pero tenía tantos extras que lo encarecían bastante, contrataron a un bróker  para venderlo y no había a quién colocárselo, las facturas de mantenimiento y amarre fueron subiendo, ellos, que habían dejado todo y el trabajo para la gran aventura, se encontraron viviendo en casa de los padres de ella y a su costa, al final, el precio fue bajando y cuando tú viste el anuncio, era una ganga, así que te podemos nombrar patrón honorario, le dije.

Fuimos con el coche de Biel a buscar el 205 de Gracia y ya con los dos coches marchamos a la casa donde nos estaba esperando toda la familia.

Decidimos quedarnos allí hasta el día siguiente que volveríamos a Ciudadela para terminar el papeleo del  “Solitario”, cuando éste estuviese a punto, decidimos que nos iríamos una semana, con los dos barcos, el de Biel y el mío, ya que somos nueve, a dar “Sa volta a sa illa”, como dicen en Menorca.

Los días fueron pasando, las mañanas a navegar con el barco de Biel, ya que el mío estaba pendiente de las inspecciones y el papeleo, salíamos todos a nadar y bucear, comíamos a bordo y por la tarde, cuando llegábamos a casa, nos arreglábamos y salíamos a pasear. Gracia y los hijos de Ernesto y Mercedes eran un mundo a parte, siempre estaba compitiendo y haciendo competir a los dos sobrinos, nadando, buceando, tirándose desde la proa del barco, y en tierra lo mismo, así que cuando salíamos a pasear, los dos hermanos iban con sus mujeres, Gracia con los niños y María Cinta y yo, que hacíamos muy buenas migas, en realidad tenemos una edad similar.

Muchas noches decidíamos irnos a Villacarlos a cenar, normalmente nos escapábamos  Biel, Mercedes, Gracia y yo.

A los siete días tuvimos que marchar a Ciudadela ya que venía el inspector del barco, llegamos al puerto Gracia y yo, preparamos todo el equipo de seguridad y salvamento, todo estaba correcto y la balsa de salvamento recién pasada la inspección.

Biel llegó con el ingeniero y los papeles que esta an en su poder. Se hizo la inspección ocular, luego llevamos el barco al varadero, donde ya estaban preparados y con el trávelift  sacamos el barco, estaba limpio, pero hubo que rascar pintura por donde indicó el inspector, todo se encontraba en perfecto estado de revista, mientras Biel y él preparaban los papeles me fui al banco para hacer el ingreso de las tasas y cuando llegué de nuevo me dieron los papeles del barco.

Ya tenía el barco preparado para las nuevas singladuras de mi nueva vida.

Mientras tanto, Gracia en el barco ponía todo en su lugar en perfecto orden.

Terminado todo el ajetreo, tal como habíamos quedado, Gracia y yo soltamos amarras y nos hicimos a la mar rumbo a Addaia donde ya habíamos solicitado un amarre.

La travesía fue de lo más tranquila, una ligera brisa no lograba mover el barco, así que fuimos a motor, izamos la vela de mesana para estabilizar y salimos a la mar abierta, si todo seguía así llegaríamos sobre las siete o siete y media de la tarde, pusimos el piloto automático y nos dedicamos a viajar por primera vez en nuestra vida en común al estilo “tripusol”.

Sabes, Gracia, echo de menos la bañera del “Destino”, era tan pequeña que siempre estábamos juntos.

Gracia se puso a reír, se levantó, se acercó a mí y se sentó encima de mis rodillas. Las personas que no han navegado con su pareja, no saben lo a gusto que se está rodeado de mar y con la brisa dándote en la cara.

A veces pienso que terminará perdiéndose toda la intimidad con tanto satélite espía.

Cuando llegamos a la entrada de cala´n Pit los hijos de Ernesto y Mercedes ya nos estaban esperando, avisaron a toda la familia y salieron a recibirnos, cuando amarramos subieron todos a bordo y Gracia y yo les enseñamos el barco, luego nos sentamos en la bañera y nos dispusimos a celebrarlo.

El día siguiente preparamos todo y al otro partimos todos en los dos barcos, los dos hermanos y sus esposas en el barco de Biel y el resto, los dos críos, María Cinta, Gracia y yo en el “Destino”, nos dispusimos a hacer el primer crucero oficial con mi barco, nos fuimos a hacer “sa vota a sa illa” decidimos navegar hacia el este, sin ninguna prisa y en principio a fondear en calas y evitar entrar en puertos.

Fueron siete días maravillosos, en realidad yo no tenía recuerdos de vida en familia, la última vez que tuve tenía 17 años y mi familia eran mi hermana y su marido, había vivido en pareja algún tiempo pero fue algo diferente, ahora, mirando hacia atrás, no recordaba momentos agradables y parecía como si una amnesia rodeara mi cerebro con respecto al pasado.

Cuando llegábamos a alguna cala en la que decidíamos pasar el día, hacíamos vida en el “Solitario”, luego, por la noche nos reuníamos de nuevo a tomar las copas.

Biel se acordaba de la noche que estuvimos en cala´n Pit hasta las tantas bebiendo vino del Somontano y cantando habaneras, esta vez no teníamos vino y yo había dejado la guitarra en Benicarló al vaciar el Furia.

María Cinta era feliz, cuando Gracia y los chicos estaban bañándose, preparaba un par de cervezas y se venía a charlar conmigo.

Desde que murió mi marido no había sentido esta felicidad, el estar todos juntos, mis hijos, mis nietos, mis nueras y tú, la verdad es que soy feliz.

A mi me pasa los mismo, yo no he tenido familia nunca, mis padres murieron cuando yo era un crío, mi hermana y mi cuñado murieron también cuando yo era un adolecente, luego he tenido alguna historia pero nunca fue nada que cambiase mi vida, no me ha agobiado nunca la soledad porque me he hecho a ella y en la mar no la he notado.

Cuando salí de Blanes con el Furia y puse rumbo a Menorca no sabía que empezaba una nueva vida. Ahora temo que sea un sueño y que despierte en cualquier momento, pero nadie me podrá quitar para el resto de mi vida los recuerdos de este verano y de todos vosotros.

¿No os conocíais de antes como dijo Gracia?

No, nos conocimos el día anterior al que me conociste, pero Gracia no te mintió, acuérdate que ella dijo que no nos habíamos visto hacía muchos años, y tantos, en realidad los treinta y tantos de ella, aunque creo que en el fondo ambos habíamos soñado nuestras vidas.

Muchas veces sale mejor una relación corta que una larga, Lo vuestro si que ha sido un flechazo.
Si, más rápido que lo que se usa ahora en internet.


jueves, 2 de julio de 2020

EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO" Capítulo II





EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO"


Pedro  Fuentes


Capítulo  II





Nos quedamos dos días en Mallorca, nos parecieron unas vacaciones, cogimos un coche de alquiler y nos dedicamos a recorrer la isla, Gracia me decía

Tienes que empaparte de todo, así cuando hagas un charter aquí podrás aconsejar a los turistas, amor.
El segundo día nos fuimos hacia el nort-oeste de la isla, llegamos a Palma y luego bajamos de nuevo, esta vez hacia la parte más occidental de la isla hacia Santa Ponçá, luego, como no, al Port d´Andraix y a la Punta de San Telmo, luego, por toda la sierra de Tramontana fuimos subiendo, muchas veces por caminos de cabra hasta que llegamos a Valdemossa, Gracia me quería enseñar la Cartuja, no le quise decir nada, pero una vez dentro, recorriendo la habitación que Frederick Chopin y George Sand, donde de fondo sonaba la sonata OP 28, Gracia me miró y dijo:

¿Qué te pasa, Ricardo?

Nada, no me pasa nada, le contesté

Has cambiado la expresión de la cara, como si hubieses visto un fantasma.

No me pasa nada, no te dije nada pero yo ya había estado aquí, el invierno de 1972/73 estuve aquí con una persona
.
¿Quién era ella?

Se llamaba Toñi y fue un gran amor que tuve y que falleció en mis brazos cuando ya habíamos roto por culpa de sus celos, desde entonces cada vez que oigo a Chopin me entra la tristeza
.
Bueno, amor, siento haberte forzado a venir, te tuve que hacer caso cuando me has dicho que no.
No te preocupes, fue algo que pasó y que no pudo ser nada más, fue un amor a primera vista, un gran flechazo, pero imposible.

Salimos de la Cartuja, tomamos un café y seguimos hacia el norte, llegamos al puerto de Pollensa, vimos que el viento del norte había bajado, otra vez la tramontana duraba tres días.

Gracia llamó a Biel, su hermano a Menorca, éste le confirmó que las previsiones eran buenas para mañana y que ya tenía casi arreglado el papeleo del barco.

Decidimos que mañana, a primera hora, zarparíamos hacia Ciudadela donde esperaríamos llegar al día siguiente.

Seguimos el recorrido por Mallorca, ahora hacia Cala Ratjada donde comimos, luego pusimos rumbo a Palma pasando por Manacor, de allí al Arenal donde devolvimos el coche y nos dirigimos al barco, no hacía falta comprar provisiones, había de todo, nos dedicamos a preparar algunas cosas, a cargar baterías y enfriar al máximo la nevera, sacamos la carta de la zona y decidimos navegar cerca de la costa y pasar entre punta Salinas y el faro de la Horadada al norte de la Isla Conejera, esto nos permitiría protegernos si quedaba algún resto del viento del norte luego, pasado Salinas pondríamos rumbo directo a Ciudadela, nos tocaría pasar el canal de Menorca de noche, normalmente cuando menos corrientes hay, pero allí quedaría algo de los restos de la tramontana.

A las ocho de la mañana emprendimos la marcha, así aprovecharíamos los terrales, la brisa de los terrales y luego rolando al este cuando ya se levantó el día nos hizo una navegación agradable, el barco ceñía bastante, luego, con el pasar de las horas tuvimos un buen rato de calma y al fin fue rolando a sur, con lo cual a las dos pasamos punta Salinas. Pusimos rumbo directo a Ciudadela, con el sur, bastante suave por la aleta, empezamos a dar pantocazos, el suave sur, contra los restos de la corriente de norte provocado por los tres días de tramontana, hizo que el barco cabeceara bastante, pero nada que nos retrasase.

A las 20 horas salimos de la influencia de Mallorca y nos adentramos en el canal para hacer las cincuenta millas que nos faltaban hasta Ciudadela, aproximadamente a las veintidós horas nos quedamos sin viento, con lo que tuvimos que poner el motor en marcha, ya que la corriente de norte que persistía no nos dejaba avanzar.

Después de cenar unos bocadillos y unas cervezas, decidimos quedarnos ambos en la bañera hasta que el sueño hiciese su presencia, luego, según éste, decidiríamos quién haría la primera guardia, dejamos que el piloto automático trabajase, Gracia se acurrucó en mi hombro derecho y me comentó:
Mañana llegaremos a Ciudadela y ya estamos en agosto, yo a primeros de septiembre empiezo a trabajar, ¿Qué harás tú? ¿Tienes algo decidido?

Biel ha dicho que ya tiene casi a punto los papeles del barco, así que había pensado organizar un charter, si te parece, invitaremos a tus hermanos y a tu madre a un crucero, podemos hacer dos cosas, una irnos hasta Cerdeña pero me parece que somos demasiados, nueve personas, o dedicar una semana a hacer “sa volta a s´illa” que decís los menorquines.

Me parece mejor lo segundo, a mi madre no le gustan mucho las grandes travesías y tienes razón, nueve personas, aunque el barco sea grande, me parecen muchas personas. Además, a medida que entre agosto son más posibles los aguaceros de verano. Pero me refería más a cuando termine el verano ¿Qué vas a hacer luego?

Me gustaría pasar las fiestas de Gracia en Mao, contigo y luego tendré que marchar a Benicarló para poner a punto el barco para la próxima temporada, además de contactar con unas agencias que me pueden buscar clientes.

Cuando esté allí, espero sacar un “abono” en el avión para venir a Menorca siempre que pueda. En verano, espero tenerte de tripulante si sale algún viaje y si no salen, algo organizaremos. En las vacaciones escolares espero verte en Benicarló a mi lado, esos son mis planes.

¿Contemplas la posibilidad de trasladarte a Menorca?

En un principio, creo que aquí hay más salidas para los charters y la navegación, pero antes tendría que arreglar las cosas de allá y vender para poder comprar, y eso no lo podré hacer de hoy para mañana. Así que tendremos que esperar que las cosas vayan saliendo por si solas.

¿Tanto la querías? Me soltó a boca de jarro.

¿A quién? Le pregunté.

A… ¿Toñi? ¿Se llamaba Toñi?

Si, así se llamaba, si la quería, pero fue un amor imposible, ella tenía unos celos enfermizos, quizás porque era mayor que yo y en aquella época, pese a todo lo que había pasado, era algo inmaduro, había tenido varias relaciones pero nada serio, cuando la conocí a ella, a los cinco minutos de verla y sin haber hablado con ella ya estaba enamorado, luego fue algo maravilloso, pero sufrí mucho por los terribles celos que tenía, cuando rompimos creí que mi vida terminaría, pasé los peores momentos de mi existencia, nada me importó a continuación, ha sido una etapa oscura en mi vida y a punto estuve de equivocar mi camino y adentrarme en un pozo sin fondo, lo único que me ayudó fue la base de todos los valores de la vida que me inculcaron en mi familia pese al poco tiempo que vivieron.

Lo siento, siento mucho haberte recordado aquellos momentos, dijo Gracia mientras de sus ojos caían dos lágrimas.

Tranquila, era algo que guardaba dentro de mí y creo que era necesario que saliese, quiero que mi corazón quede vacio para poderlo llenar solamente contigo. Le dije mientras besaba sus lágrimas en aquellos ojos que tanto me cautivaban.

Gracia se puso en pie, bajo a la cabina y subió con dos vasos y una botella de whisky. ¿Te apetece un trago, amor?

Si, pero antes iré a por una cosa.

¿Qué?

Unas almendritas saladas.

Eran las cuatro de la madrugada cuando Gracia se durmió en mis brazos. El “Solitario” seguía dando pantocazos sobre las olas que nos traía la corriente del norte, nos quedaban unas cuatro horas hasta llegar a Ciudadela, por popa veíamos cada vez más lejos el faro de Cabo de Pera y por proa ya se divisaba el cabo de Punta Nati, al norte de Ciudadela.

A las ocho y veinte entramos por la bocana del puerto de Ciudadela, cuando Gracia llamó por el canal nueve, nos estaban esperando, Biel había llamado y dado instrucciones para que nos dieran su amarre, ya que él estaba en cala d´en Pit.