EL VIAJE III
Pero ¿Qué he
hecho yo?
Pedro Fuentes
CAPITULO I
Después de aquella horrible noche,
Ricardo se quedó una semana en el convento con el padre Lázaro por
varias razones, la primera fue el descansar y olvidar la pesadilla,
la segunda por hacerle compañía al sacerdote y la tercera por ver
el comportamiento de Trouvé que desde aquella noche era un perro
cariñoso y alegre, pese a que todavía seguía la luna llena.
Los paseos por los alrededores eran
relajantes y el cura, pese a lo avanzado de su edad, había
rejuvenecido física y mentalmente.
Llegó el momento de la despedida y
Ricardo y el perro se marcharon, estuvo a punto de regalarle el
animal al padre Lázaro, pero éste le insinuó que él no podría
atenderlo como era debido, y en el convento no querían que un perro
les desconcentrara de sus reglas y normas.
Cuando llegó a casa, tenía una
nota de la Sra. Herminia de que dos hombres, altos y fuertes, bien
vestidos y de aspecto árabe le estaban intentando localizar.
En el puerto, cuando fue al barco,
la secretaria del club, le informó que dos Srs., de las mismas
características le andaban buscando.
Ricardo empezó a preocuparse, no
sabía qué podía ser, pero que fuesen árabes, le recordó al novio
de la “dama de negro”, pero él ni lo había visto, no tenía ni
idea de quien era.
Por si acaso, se preparó una
coartada, así que llevó el perro a casa de la Sra. Herminia y le
pidió que se lo guardase unos días sin dejarse ver mucho. Luego se
fue al barco, sacó de allí todo el dinero que había ocultado en
las sentinas y lo llevó a su banco, donde solicitó una caja de
seguridad, lo metió dentro de un par de libros y cuatro cosas de
valor que tenía que le había legado su hermana cuando murió,
recuerdos de su madre y lo depositó todo allí. Luego se fue al
barco y esperó en él mientras ponía las cosas en orden por si
llegaban otra vez.
Al día siguiente, como si lo
estuviesen vigilando, llegaron los dos hombres. Se dirigieron a él
con toda la cortesía del mundo, le enseñaron una foto de un
muchacho árabe y le preguntaron: ¿Conoce a este joven?
No, no lo había visto antes, ¿Quién
es?
Este joven estuvo de pasajero suyo
en este barco y queremos saber a dónde fue.
No, no lo conozco ni ha viajado
conmigo, ¿Cuándo dice que fue eso?
En junio, dijo el árabe hablador,
porque el otro, el más bajo no había abierto la boca todavía.
Imposible, lo hubiese reconocido,
además, este verano ha sido fatal y solamente he tenido dos viajes
con este barco y un transporte de otro que tuve que llevar, sin
tripulantes a Italia.
¿Con quien viajó en los otros dos
viajes? En este punto, el más bajo, que le sacaba una cabeza a
Ricardo, se le acercó más y poniéndole el dedo índice en el pecho
le dijo con mucho acento: Rápido y sin mentir, porque solamente nos
vale la verdad y a ti también si quiere conservar la salud.
Le digo que solamente he tenido dos
viajes este verano, uno a Ciudadela en Menorca para S. Juan, que por
cierto me dejó tirado allí a mitad del viaje y otro a continuación
por la parte norte de la Costa Brava, por aquí tengo las facturas de
los puertos, en el primero llevé a una chica joven que me dijo que
íbamos a Menorca y allí recogeríamos a su novio. Como eran
fiestas, quedamos que yo me iría dos días con unos amigos y les
dejaría el barco, en el puerto, para estar en él, luego, según me
dijo, haríamos otro viaje a otro destino, de unos cinco días.
Cuando volví al barco me encontré
con que no había nadie, ni equipajes ni nada, solamente una nota en
la que me decía que no seguirían viaje y me pagaba el resto de los
cinco días, busqué por el camarote, que era éste y no dejaron
nada, así que marché otra vez para la península, no sé nada del
novio de la chica, ni siquiera si existía o si estuvo en el barco,
ella traía un baúl bastante grande y pesado, yo tuve que embarcarlo
y a duras penas pudimos entre los dos, así que supongo que alguien
debió ayudarla a descargar y a transportarlo, eso es todo, si
quieren comprobarlo les buscaré los justificantes de todo, lo único
que sé es que aquella mujer no me gustó, parecía una niña mal
educada e imprevisible, además vestía de una manera que parecía
mucho mayor de lo que realmente era, y en cuanto a documentación, no
se suele pedir salvo que se vaya al extranjero que hay que llevar el
pasaporte y visado si hace falta, pero hoy en día, si es un puerto
de la Unión Europea no hace falta sino el DNI, así que no lo pedí.
El segundo viaje fue cuando volví a
la península, un grupo de tres parejas me alquilaron para ir al
norte de Cataluña, un viaje normal, mucha playa, baños, algo de
submarinismo y buenas comidas, pero todos ellos eran bastante
mayores, ellas más jóvenes no parecían sus esposas, pero no soy yo
nadie para juzgar.
Pagaron bien y no dieron guerra, no
querían que se les viese mucho, pero desde luego ninguno de ellos se
parecía ni por asomo al chico de la fotografía.
El otro viaje fue con otro barco, el
dueño quería que se lo llevase a Cerdeña, quedaron en llamarme al
final de vacaciones para volver a traer el barco. No me han llamado
por ahora y la travesía de ida la hice en solitario y a la vuelta,
como tenía tiempo, me fui por Niza en avión, aproveché para
saludar a una vieja amiga, luego regresé a Barcelona y de allí a
casa, como no tenía más reservas y con los tres viajes tenía bien
cubierto el año me dediqué a viajar un poco, me fui a Madrid a
buscar a un viejo amigo, que por cierto es sacerdote. Anoche llegué
y eso es todo bueno, todo no, les juro que no he visto a ese chico
¿Quién es?
Eso no le importa, dijo el más
bajo, comprobaremos todo, y si nos ha mentido verá las
consecuencias. Por cierto, ¿Nos puede describir a la chica?
Si, era más bien rubia pero teñida
de negro, pero muy negro, pelo largo, unos dieciocho o diecinueve
años pero parecía querer aparentar más, un metro setenta
aproximadamente, melena muy larga y suelta y vestida absolutamente de
negro con un vestido largo para ser verano, luego se puso un chándal
azul para la navegación, incluso le di una gorra para cubrirse del
sol, los ojos muy pintados, parecía una de esas “gores” que
andan por ahí y bastante mal criada, parecía una nueva rica.
Bueno, dijo el más alto, espero que
no tengamos que volvernos a ver.
Ricardo
respiró tranquilo cuando se fueron, la historia que medio se había
inventado había dado su resultado, además, todo se podía
comprobar, lo único que tendría que cubrir era lo del perro, pero
mientras no lo mentaran, mejor ni nombrarlo, luego siempre sería
correcto definir la última procedencia.