Y ahora..............
EL PRIMER VIAJE DEL SOLITARIO
Pedro Fuentes
Capítulo III
Una vez amarrado el barco comenzamos con
la rutina de siempre, doblar correctamente las velas y guardarlas, fregar la
cubierta y el barco en general, dejar adujados todos los cabos, escotas etc.
Después de lo cual, nos fuimos a las duchas del club para asearnos nosotros.
Habíamos quedado con la familia de Gracia
que iríamos a la oficina de Biel ya que éste estaba trabajando, con él iríamos
a comer a la casa de Addaia y luego ya veríamos qué organizábamos.
Cuando llegamos a la oficina, Biel se
alegró como si hubiesen pasado meses sin vernos.
Después de saludarnos con unos grandes
abrazos me dijo:
Ricardo, ya te tengo casi todos los
papeles del barco arreglados, me falta uno que seguramente llegará mañana o
pasado y que es ya la autorización para pasar a la lista 6ª y la consiguiente
Inspección Técnica de Buques, así que si todo va bien, esta semana ya estará
todo listo, ¿Tienes todo el material de seguridad y navegación?
Si, todo está correcto, si faltase algo,
cuando el inspector lo diga podré comprarlo, pero he repasado la lista y está
todo, incluso la balsa está homologada y pasada la inspección para todo el año.
Bueno, dijo Biel, como ya es la hora de
cerrar la oficina, nos vamos al puerto, que me hace ilusión ver el barco, luego
nos iremos a Addaia a ver a la familia y a comer, que estamos todos esperando.
Cuando llegamos al puerto y Biel vio el
barco, se quedó maravillado, esperaba encontrarlo bien conservado y bonito,
pero lo que no esperaba era la amplitud y el estado de las maderas y la teka de
cubierta.
¡Jo! Está perfecto, dijo Biel.
Ya lo verás cuando lo coja yo por mano
este invierno y me dedique a repasarlo todo, de todas las formas, este barco,
por el estado y porque fue un barco de capricho, estaba perfecto, por lo visto
era de un matrimonio muy aficionados los dos, pero que todo lo mandaban a hacer
porque ellos no tenían mucha idea, lo compraron para dedicarse a dar la vuelta
al mundo.
Con poca experiencia, después de equiparlo al
más mínimo detalle, salieron de Palma rumbo a Almería para probarlo y hacerse a
él, les pilló una rasca cuando estaban en el punto de no retorno y estuvieron
un par de días a la deriva, la radio se les mojó y no pudieron ni pedir ayuda,
al final, cuando todo aclaró estaban cerca de Marruecos, a duras penas y
gracias a otro barco que pasó cerca, pusieron rumbo a La Manga y cuando
llegaron pusieron a la venta el barco, en un principio con un precio bastante
elevado, no desorbitado, pero tenía tantos extras que lo encarecían bastante,
contrataron a un bróker para venderlo y
no había a quién colocárselo, las facturas de mantenimiento y amarre fueron subiendo,
ellos, que habían dejado todo y el trabajo para la gran aventura, se
encontraron viviendo en casa de los padres de ella y a su costa, al final, el
precio fue bajando y cuando tú viste el anuncio, era una ganga, así que te
podemos nombrar patrón honorario, le dije.
Fuimos con el coche de Biel a buscar el
205 de Gracia y ya con los dos coches marchamos a la casa donde nos estaba
esperando toda la familia.
Decidimos quedarnos allí hasta el día
siguiente que volveríamos a Ciudadela para terminar el papeleo del “Solitario”, cuando éste estuviese a punto,
decidimos que nos iríamos una semana, con los dos barcos, el de Biel y el mío,
ya que somos nueve, a dar “Sa volta a sa illa”, como dicen en Menorca.
Los días fueron pasando, las mañanas a
navegar con el barco de Biel, ya que el mío estaba pendiente de las
inspecciones y el papeleo, salíamos todos a nadar y bucear, comíamos a bordo y
por la tarde, cuando llegábamos a casa, nos arreglábamos y salíamos a pasear.
Gracia y los hijos de Ernesto y Mercedes eran un mundo a parte, siempre estaba
compitiendo y haciendo competir a los dos sobrinos, nadando, buceando,
tirándose desde la proa del barco, y en tierra lo mismo, así que cuando
salíamos a pasear, los dos hermanos iban con sus mujeres, Gracia con los niños
y María Cinta y yo, que hacíamos muy buenas migas, en realidad tenemos una edad
similar.
Muchas noches decidíamos irnos a
Villacarlos a cenar, normalmente nos escapábamos Biel, Mercedes, Gracia y yo.
A los siete días tuvimos que marchar a
Ciudadela ya que venía el inspector del barco, llegamos al puerto Gracia y yo,
preparamos todo el equipo de seguridad y salvamento, todo estaba correcto y la
balsa de salvamento recién pasada la inspección.
Biel llegó con el ingeniero y los papeles
que estaban en su poder. Se hizo la inspección ocular, luego llevamos el barco
al varadero, donde ya estaban preparados y con el trávelift sacamos el barco, estaba limpio, pero hubo
que rascar pintura por donde indicó el inspector, todo se encontraba en
perfecto estado de revista, mientras Biel y él preparaban los papeles me fui al
banco para hacer el ingreso de las tasas y cuando llegué de nuevo me dieron los
papeles del barco.
Ya tenía el barco preparado para las
nuevas singladuras de mi nueva vida.
Mientras tanto, Gracia en el barco ponía
todo en su lugar en perfecto orden.
Terminado todo el ajetreo, tal como
habíamos quedado, Gracia y yo soltamos amarras y nos hicimos a la mar rumbo a
Addaia donde ya habíamos solicitado un amarre.
La travesía fue de lo más tranquila, una
ligera brisa no lograba mover el barco, así que fuimos a motor, izamos la vela
de mesana para estabilizar y salimos a la mar abierta, si todo seguía así
llegaríamos sobre las siete o siete y media de la tarde, pusimos el piloto
automático y nos dedicamos a viajar por primera vez en nuestra vida en común al
estilo “tripusol”.
Sabes, Gracia, echo de menos la bañera
del “Destino”, era tan pequeña que siempre estábamos juntos.
Gracia se puso a reír, se levantó, se
acercó a mí y se sentó encima de mis rodillas. Las personas que no han navegado
con su pareja, no saben lo a gusto que se está rodeado de mar y con la brisa
dándote en la cara.
A veces pienso que terminará perdiéndose
toda la intimidad con tanto satélite espía.
Cuando llegamos a la entrada de cala´n
Pit los hijos de Ernesto y Mercedes ya nos estaban esperando, avisaron a toda
la familia y salieron a recibirnos, cuando amarramos subieron todos a bordo y
Gracia y yo les enseñamos el barco, luego nos sentamos en la bañera y nos
dispusimos a celebrarlo.
El día siguiente preparamos todo y al otro
partimos todos en los dos barcos, los dos hermanos y sus esposas en el barco de
Biel y el resto, los dos críos, María Cinta, Gracia y yo en el “Destino”, nos
dispusimos a hacer el primer crucero oficial con mi barco, nos fuimos a hacer
“sa vota a sa illa” decidimos navegar hacia el este, sin ninguna prisa y en
principio a fondear en calas y evitar entrar en puertos.
Fueron siete días maravillosos, en
realidad yo no tenía recuerdos de vida en familia, la última vez que tuve tenía
17 años y mi familia eran mi hermana y su marido, había vivido en pareja algún
tiempo pero fue algo diferente, ahora, mirando hacia atrás, no recordaba
momentos agradables y parecía como si una amnesia rodeara mi cerebro con
respecto al pasado.
Cuando llegábamos a alguna cala en la que
decidíamos pasar el día, hacíamos vida en el “Destino”, luego, por la noche nos
reuníamos de nuevo a tomar las copas.
Biel se acordaba de la noche que
estuvimos en cala´n Pit hasta las tantas bebiendo vino del Somontano y cantando
habaneras, esta vez no teníamos vino y yo había dejado la guitarra en Benicarló
al vaciar el Furia.
María Cinta era feliz, cuando Gracia y
los chicos estaban bañándose, preparaba un par de cervezas y se venía a charlar
conmigo.
Desde que murió mi marido no había
sentido esta felicidad, el estar todos juntos, mis hijos, mis nietos, mis
nueras y tú, la verdad es que soy feliz.
A mi me pasa los mismo, yo no he tenido
familia nunca, mis padres murieron cuando yo era un crío, mi hermana y mi
cuñado murieron también cuando yo era un adolecente, luego he tenido alguna
historia pero nunca fue nada que cambiase mi vida, no me ha agobiado nunca la
soledad porque me he hecho a ella y en la mar no la he notado.
Cuando salí de Blanes con el Furia y puse
rumbo a Menorca no sabía que empezaba una nueva vida.
Ahora temo que sea un sueño y que
despierte en cualquier momento, pero nadie me podrá quitar para el resto de mi
vida los recuerdos de este verano y de todos vosotros.
¿No os conocíais de antes como dijo
Gracia?
No, nos conocimos el día anterior al que
me conociste, pero Gracia no te mintió, acuérdate que ella dijo que no nos
habíamos visto hacía muchos años, y tantos, en realidad los treinta y tantos de
ella, aunque creo que en el fondo ambos habíamos soñado nuestras vidas.
Muchas veces sale mejor una relación
corta que una larga, Lo vuestro si que ha sido un flechazo.
Si, más rápido que lo que se usa ahora en
internet.
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