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viernes, 19 de diciembre de 2014
FELIZ NAVIDAD
Con motivo de una lesión, el autor de este blog dejará de publicar en principio hasta finales de Enero de 2015.
FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO 2015.
viernes, 12 de diciembre de 2014
DEMASIADO CERCA.....
Hoy toca el último capítulo (IV) de esta historia que se ha convertido en la peor de las pesadillas para Domingo, un relato espeluznante que según cuentan, está basado en la realidad.
Y ahora...................
Y ahora...................
DEMASIADO CERCA DEL MAS ALLA
Pedro Fuentes
Capítulo IV
A las seis y media, cuando ya había oscurecido, llegó
Antonio Fernández, fue a la tienda directamente, allí esperaron la llamada del
doctor y quedaron en verse en el hostal.
Cuando se encontraron, después de las presentaciones, Don
Julián, el médico, sacó un sobre del bolsillo de la chaqueta y les dio a los
dos:
No hay nada raro, algo bajo en hierro y vitamina C, normal
en glóbulos rojos y leucocitos, pero nada importante, parece como si estuviese
totalmente extenuado, ¿Saben si últimamente ha hecho más esfuerzos de lo normal
o ha tenido una actividad frenética, incluso en el plano sexual? ¿Es posible
que consumiese drogas o bebiese y fumase de una manera desmedida?
No, doctor, dijo Antonio, yo soy compañero de trabajo y a la
vez amigo y es una persona bastante metódica e incluso se cuida físicamente,
hace tenis y vamos a correr dos o tres días por semana, pero de una forma
prudente.
Yo le conozco menos pero no he oído nunca nada raro de él.
Cuando llegaron a la habitación, llamaron a la puerta, como
no abría avisaron a la dueña del hostal y ésta les abrió con otra llave.
Los cuatro, cuando se acostumbraron a la semi oscuridad, se
quedaron atónitos, en la cama no había nadie, miraron en el cuarto de baño y
tampoco estaba, Maribel, más observadora dijo: La ropa que llevaba esta mañana
y que cambió por el pijama está en la silla, doblada tal como la dejó y el
pijama no está por aquí. No parece faltar nada del equipaje.
No puede estar muy lejos, en pijama y con el tranquilizante
que le inyecté, además de su estado, no puede estar muy lejos. Dijo D. Julián.
¿Sabes, Maribel, dónde está el coche?
Si, está en la parte de detrás del hostal, muy cerca de la
tienda, de hecho hemos pasado por allí ahora cuando veníamos, pero no me he
fijado.
Bajaron a la calle y fueron hasta el sitio indicado por
Maribel, allí no estaba el coche.
¿Dónde está la Guardia Civil? Preguntó Antonio.
Por aquí detrás, a tres manzanas está el cuartelillo,
contestó Maribel.
¡Vamos!
D. Julián dijo:
Vayan ustedes, ya me dirán algo.
Antonio y Maribel, a buen paso se dirigieron al cuartelillo,
hablaron con el sargento y éste tomó nota, luego llamó por radio a las dos
patrullas que estaban de guardia y les dio la descripción del coche y de
Domingo.
Uno de los agentes contestó enseguida
Ese coche estaba detenido cerca de la carretera el otro día,
al amanecer, cerca de la curva de la “dama blanca” y estaba dentro, durmiendo
el sujeto que han descrito, estamos bastante cerca del sitio.
Vayan hacia allí y vigilen los caminos que dan a la
carretera norte. Dijo el sargento.
¿Qué es eso de la “dama blanca”? Dijo Antonio.
Bueno, esa es una leyenda urbana, que dice que en una curva
que hay muchos accidentes se aparece una mujer con una túnica blanca avisando
del peligro. Chorradas de pueblo. Sentenció el sargento.
Muchos dicen que la han visto, del pueblo y forasteros. Dijo
Maribel ligeramente enfadada, es más, mi tío Anselmo dice que la vio.
Si mujer, si, como la Santa Compaña. Dijo el sargento
sonriendo.
No habían pasado ni diez minutos cuando la emisora hizo un
chasquido característico y se oyó la voz del agente:
Mi sargento, estamos en el sitio, el coche está aquí,
totalmente cerrado pero no hay nadie
dentro ni por los alrededores.
No se muevan de ahí, vamos para allá. Dijo el sargento, dio
órdenes a un agente para que se quedase en el cuartelillo y él, otro agente de
conductor y Antonio y Maribel montaron en un todo terreno y salieron por la
carretera del norte, llovía abundantemente.
Cuando llegaron al lugar, no pudieron ver nada, las posibles
huellas habían sido borradas por la lluvia.
Dio órdenes el sargento para que la patrulla se quedase
vigilando hasta que fuese otra a relevarles y ellos cuatro fueron carretera
arriba, hasta el siguiente pueblo, no vieron nada, cuando llegaron eran más de
las diez y no se veía un alma por la calle, solamente había luz en un bar en la
plaza Mayor, entraron, en el mostrador estaba un hombre, el dueño, apoyada la
barbilla y una cara de aburrimiento en una mano cuyo codo y antebrazo la
sujetaban apoyado en la barra, parecía escuchar a un hombre medio borracho que
sentado en la mesa más cercana, con un vaso en la mano y que no paraba de decir, lo que el alcohol
le dejaba:
Te juro que la he visto, era la Santa Compaña, pasaba cerca
de la curva de la “Dama Blanca”.
Domingo no apareció hasta tres meses después, un hombre que
recogía leña lo encontró en medio del bosque, vestía una túnica que en su día
fue blanca, era un esqueleto con piel, a su alrededor se adivinaban gotas de
cera, ni las alimañas se acercaron para comer los despojos.
FIN
viernes, 5 de diciembre de 2014
DEMASIADO CERCA.......... (CAPÍTULO III)
¿Qué está pasando?¿Puede ser verdad esta tremenda historia? ¿Es una leyenda urbana?¿Será quizás un mal sueño?¿Alguien intenta destruir algo importante?
Lee este tercer capítulo pero no te duermas inmediatamente, puedes tener pesadillas.
Y ahora.............
Lee este tercer capítulo pero no te duermas inmediatamente, puedes tener pesadillas.
Y ahora.............
DEMASIADO CERCA DEL MAS ALLA
Pedro Fuentes
Capítulo III
Al amanecer un gallo le despertó con su canto. Se sentó al
borde de la cama, al incorporarse para ir al baño, las piernas no resistieron,
cayó de rodillas en el suelo, se encontraba totalmente agotado, ojos los tenía
irritados, las ojeras parecían más grandes y negras que el día anterior, se metió
en la ducha, puso el agua todo lo caliente que pudo resistir, luego cambió a lo
más frío posible, repitió la operación cuatro o cinco veces, al principio se
despejó algo, pero cuando bajó a desayunar parecía que se iba a caer por los
escalones.
Antes de ir a la tienda de Maribel, fue hasta el estanco a
comprar tabaco, para ello tuvo que pasar al lado del coche aparcado en una
calle lateral de la plaza donde se encontraba el hostal, cuando lo vio, quedó
sorprendido, tenía las ruedas llenas de barro y los bajos todos sucios, aunque
lo había lavado el día anterior, abrió la puerta y se sentó al volante, la
alfombrilla estaba manchada de barro, el
mismo barro que había en las ruedas, le pareció, no estaba muy seguro, de que
el cuenta kilómetros tenía más kilómetros, daba la impresión de que alguien
había utilizado el vehículo.
Salió de nuevo, se aseguró de apuntar los kilómetros y poner
el contador parcial a cero, luego cerró la puerta con la llave y se marchó a
por el tabaco a un bar ya que era fiesta y el estanco estaba cerrado, también aprovechó para tomar otro café.
Cuando llegó a la tienda, Maribel estaba subiendo la
persiana metálica.
¡Qué mala cara traes! ¿No has podido dormir o has estado de
juerga? Le dijo.
Domingo le contestó:
No, me acosté temprano y me dormí, no me he despertado en
toda la noche y estoy cansado como si hubiese estado corriendo desde ayer.
¿No estarás malo? ¿Tienes fiebre? Aquí tenemos vigorizantes,
te voy a preparar uno y el resto te lo tomas tres veces al día.
Domingo, sonriendo le dijo: ¿Ya estás intentando vender el
producto sin haber inaugurado y en día de fiesta?
A la una salieron, quedaron en tomar algo y luego tomar el
resto del día de fiesta.
Por todo el pueblo se veían, sobre todo mujeres con pañuelos
negros y vestidos de luto con ramos de gladiolos y crisantemos que caminaban
hacia el cementerio.
¡Maribel! Dijo una señora de unos cincuenta años que pasó
por su lado. ¿Sabes que tío Anselmo está mucho mejor? Se ha levantado y todo,
el doctor dice que no sabe qué ha pasado, que él no cree en milagros, pero lo
parece. Yo pienso que lo mismo son aquel preparado que le llevaste el otro día.
No sabes cuánto me alegro, esta tarde iré a verlo.
¿Sabes, Domingo? Le di el mismo preparado que te he hecho a
ti. Las brujas del lugar, que haberlas ahílas, dicen que lo tenía cogido la
“Santa Compaña”, cosas de pueblo, lo que tenía era una anemia galopante,
últimamente comía como un pajarito. Le preparé aquel combinado que tenemos en
la tienda a base de hierro, fósforo, potasio y vitamina C y D. Lo mismo que a
ti.
Bueno, bueno, parece que te podremos dejar sola, pero ojo,
no te enemistes con el médico, procura darle la razón aunque solamente sea de
cara a las gentes del pueblo.
Se despidieron a las dos y Domingo se fue al hostal donde
comió e intentó dormir, como no pudo se puso a trabajar hasta la hora de cenar,
luego bajó al restaurant y cenó copiosamente, luego se tomó la tercera toma del
preparado, subió a la habitación, preparó un buen vaso de whisky y se metió en
la cama, cerró los ojos y perdió la conciencia.
Al amanecer abrió los ojos y se encontró en la cama, casi no
podía incorporarse, lentamente se deslizó hasta el borde de la cama y haciendo
un giro sobre su costado izquierdo, sacó la pierna derecha de debajo de las
sábanas, apoyó el pie en el suelo y así pudo incorporarse, le dolía todo el
cuerpo, llegó hasta el cuarto de baño y se metió debajo de la ducha, primero
bien fría, luego, poco a poco fue abriendo el agua caliente hasta que no pudo
resistir el calor, cerró el grifo caliente y abrió de golpe el frío hasta que
los huesos le dolieron, volvió al caliente y luego reguló a unos treinta
grados, así estuvo un buen rato, luego salió de la ducha y fue a afeitarse, con
la toalla limpió el vaho del espejo y se sobresaltó, allí apareció la cara del
ser que había visto guiando la procesión de los fantasmas.
No, ¡¡era él!! ¡Sus
ojos eran dos bolas de cristal dentro de unos grandes cuencos!, con la delgadez
del rostro sus orejas parecían inmensamente grandes, sus piezas dentales se
marcaban debajo de la piel, luego se fijó en su cuello, largo y estrecho, sus
hombros parecían una percha vacía, su pecho hundido dejaba ver el esternón como
un puñal entre sus costillas.
Tan pronto como pudo vestirse, llamó a Maribel y le dijo que
por favor fuese con el médico lo antes posible.
Cuando llegaron, Maribel se asustó, el médico no tanto
porque no lo conocía de antes.
Maribel, al verlo, le comentó al doctor sin que Domingo se
enterase:
Parece mi tío Anselmo antes de curarse.
El galeno le sacó unas muestras de sangre y luego le puso
una inyección.
Hasta la tarde, a última hora no tendremos los análisis,
mientras tanto, le he puesto una inyección para que duerma por lo menos hasta
entonces. Sería conveniente que Maribel llame a su familia para que en el
momento que puedan, mejor después de los análisis, le lleven a su casa o al
Hospital General.
No tengo familia cercana, dijo Domingo, llama, por favor a
la empresa y dile lo que me pasa a Antonio Fernández de mi Departamento, él
vendrá a buscarme, somos buenos amigos.
En diez minutos fue perdiendo la conciencia, lo metieron en
la cama, con la inyección quedó relajado y dormido, el médico le tomó el pulso,
vio que era correcto, lo auscultó y todo parecía normal.
Nos podemos marchar, le dijo a Maribel, dormirá todo el día,
cuando estén los análisis la llamaré y vendremos a verle, mientras tanto llame
a su amigo a la empresa para que preparen el traslado, ahora, mientras más
duerma más se recuperará, no sé lo que puede tener, diría que es un virus,
igual que su tío Anselmo. No se han dado más casos, pero hay que estar
preparados.
Marcharon y dejaron a Domingo descansando.
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