Lee este tercer capítulo pero no te duermas inmediatamente, puedes tener pesadillas.
Y ahora.............
DEMASIADO CERCA DEL MAS ALLA
Pedro Fuentes
Capítulo III
Al amanecer un gallo le despertó con su canto. Se sentó al
borde de la cama, al incorporarse para ir al baño, las piernas no resistieron,
cayó de rodillas en el suelo, se encontraba totalmente agotado, ojos los tenía
irritados, las ojeras parecían más grandes y negras que el día anterior, se metió
en la ducha, puso el agua todo lo caliente que pudo resistir, luego cambió a lo
más frío posible, repitió la operación cuatro o cinco veces, al principio se
despejó algo, pero cuando bajó a desayunar parecía que se iba a caer por los
escalones.
Antes de ir a la tienda de Maribel, fue hasta el estanco a
comprar tabaco, para ello tuvo que pasar al lado del coche aparcado en una
calle lateral de la plaza donde se encontraba el hostal, cuando lo vio, quedó
sorprendido, tenía las ruedas llenas de barro y los bajos todos sucios, aunque
lo había lavado el día anterior, abrió la puerta y se sentó al volante, la
alfombrilla estaba manchada de barro, el
mismo barro que había en las ruedas, le pareció, no estaba muy seguro, de que
el cuenta kilómetros tenía más kilómetros, daba la impresión de que alguien
había utilizado el vehículo.
Salió de nuevo, se aseguró de apuntar los kilómetros y poner
el contador parcial a cero, luego cerró la puerta con la llave y se marchó a
por el tabaco a un bar ya que era fiesta y el estanco estaba cerrado, también aprovechó para tomar otro café.
Cuando llegó a la tienda, Maribel estaba subiendo la
persiana metálica.
¡Qué mala cara traes! ¿No has podido dormir o has estado de
juerga? Le dijo.
Domingo le contestó:
No, me acosté temprano y me dormí, no me he despertado en
toda la noche y estoy cansado como si hubiese estado corriendo desde ayer.
¿No estarás malo? ¿Tienes fiebre? Aquí tenemos vigorizantes,
te voy a preparar uno y el resto te lo tomas tres veces al día.
Domingo, sonriendo le dijo: ¿Ya estás intentando vender el
producto sin haber inaugurado y en día de fiesta?
A la una salieron, quedaron en tomar algo y luego tomar el
resto del día de fiesta.
Por todo el pueblo se veían, sobre todo mujeres con pañuelos
negros y vestidos de luto con ramos de gladiolos y crisantemos que caminaban
hacia el cementerio.
¡Maribel! Dijo una señora de unos cincuenta años que pasó
por su lado. ¿Sabes que tío Anselmo está mucho mejor? Se ha levantado y todo,
el doctor dice que no sabe qué ha pasado, que él no cree en milagros, pero lo
parece. Yo pienso que lo mismo son aquel preparado que le llevaste el otro día.
No sabes cuánto me alegro, esta tarde iré a verlo.
¿Sabes, Domingo? Le di el mismo preparado que te he hecho a
ti. Las brujas del lugar, que haberlas ahílas, dicen que lo tenía cogido la
“Santa Compaña”, cosas de pueblo, lo que tenía era una anemia galopante,
últimamente comía como un pajarito. Le preparé aquel combinado que tenemos en
la tienda a base de hierro, fósforo, potasio y vitamina C y D. Lo mismo que a
ti.
Bueno, bueno, parece que te podremos dejar sola, pero ojo,
no te enemistes con el médico, procura darle la razón aunque solamente sea de
cara a las gentes del pueblo.
Se despidieron a las dos y Domingo se fue al hostal donde
comió e intentó dormir, como no pudo se puso a trabajar hasta la hora de cenar,
luego bajó al restaurant y cenó copiosamente, luego se tomó la tercera toma del
preparado, subió a la habitación, preparó un buen vaso de whisky y se metió en
la cama, cerró los ojos y perdió la conciencia.
Al amanecer abrió los ojos y se encontró en la cama, casi no
podía incorporarse, lentamente se deslizó hasta el borde de la cama y haciendo
un giro sobre su costado izquierdo, sacó la pierna derecha de debajo de las
sábanas, apoyó el pie en el suelo y así pudo incorporarse, le dolía todo el
cuerpo, llegó hasta el cuarto de baño y se metió debajo de la ducha, primero
bien fría, luego, poco a poco fue abriendo el agua caliente hasta que no pudo
resistir el calor, cerró el grifo caliente y abrió de golpe el frío hasta que
los huesos le dolieron, volvió al caliente y luego reguló a unos treinta
grados, así estuvo un buen rato, luego salió de la ducha y fue a afeitarse, con
la toalla limpió el vaho del espejo y se sobresaltó, allí apareció la cara del
ser que había visto guiando la procesión de los fantasmas.
No, ¡¡era él!! ¡Sus
ojos eran dos bolas de cristal dentro de unos grandes cuencos!, con la delgadez
del rostro sus orejas parecían inmensamente grandes, sus piezas dentales se
marcaban debajo de la piel, luego se fijó en su cuello, largo y estrecho, sus
hombros parecían una percha vacía, su pecho hundido dejaba ver el esternón como
un puñal entre sus costillas.
Tan pronto como pudo vestirse, llamó a Maribel y le dijo que
por favor fuese con el médico lo antes posible.
Cuando llegaron, Maribel se asustó, el médico no tanto
porque no lo conocía de antes.
Maribel, al verlo, le comentó al doctor sin que Domingo se
enterase:
Parece mi tío Anselmo antes de curarse.
El galeno le sacó unas muestras de sangre y luego le puso
una inyección.
Hasta la tarde, a última hora no tendremos los análisis,
mientras tanto, le he puesto una inyección para que duerma por lo menos hasta
entonces. Sería conveniente que Maribel llame a su familia para que en el
momento que puedan, mejor después de los análisis, le lleven a su casa o al
Hospital General.
No tengo familia cercana, dijo Domingo, llama, por favor a
la empresa y dile lo que me pasa a Antonio Fernández de mi Departamento, él
vendrá a buscarme, somos buenos amigos.
En diez minutos fue perdiendo la conciencia, lo metieron en
la cama, con la inyección quedó relajado y dormido, el médico le tomó el pulso,
vio que era correcto, lo auscultó y todo parecía normal.
Nos podemos marchar, le dijo a Maribel, dormirá todo el día,
cuando estén los análisis la llamaré y vendremos a verle, mientras tanto llame
a su amigo a la empresa para que preparen el traslado, ahora, mientras más
duerma más se recuperará, no sé lo que puede tener, diría que es un virus,
igual que su tío Anselmo. No se han dado más casos, pero hay que estar
preparados.
Marcharon y dejaron a Domingo descansando.
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