Un nuevo capítulo de esta novela por entregas que relata la azarosa vida de Lucía, una buena chica que se ve de pronto, por culpa de unos desaprensivos, abocada a una vida que nunca pudo imaginar.
Y ahora................................
LUCÍA
Pedro Fuentes
Capítulo
XXIII
Al cavo
de dos semanas, Lucía empezó a experimentar una serie de cambios en su cuerpo,
primero notó que los sujetadores le apretaban, pensó que había ganado peso,
pero se dio cuenta también que la areolas de su pecho oscurecían un poco más,
luego, a pesar de lo regular que ere con la regla, vio que se había retrasado
tres días y no tenía síntomas de llegar, por las mañanas, cuando se levantaba,
sentía arcadas y ganas de devolver. Al final, una noche, mientras estaba en el
bar, se tuvo que sujetar a la barra porque se sentía perder la verticalidad, Rita,
que se dio cuenta, la sujetó por la cintura y la acompañó al almacén, sitio más
fresco y fuera de la visión de los clientes.
¿Qué te
ocurre, Lucía?
No lo
sé, llevo unos días que me mareo.
¿Has
ido al médico?
No, no
le he dado importancia.
¿Te ha
venido la regla?
No,
pero solamente se me ha retrasado cuatro días.
Para mi
que estás embarazada, tienes que ir a que te hagan la prueba de la rana y si
estás embarazada, cuanto antes pongamos
remedio, mejor será, yo conozco una comadrona que por poco dinero te quitará
ese peso.
No sé
si estoy embarazada, pero si tengo por seguro que no voy a abortar, es quizás
la única oportunidad que tenga en esta vida de ser madre y además es fruto de
mi amor por Ricardo y es lo único que me queda de él.
Pero
¿Sabes donde está?
No y no
le diría nada, él quizás me aconsejaría como tú, pero no lo voy a hacer, me
siento capaz de tenerlo y mantenerlo yo sola, no se si estoy embarazada y ya lo
quiero, será la culminación de ese amor a Ricardo y al que nunca olvidaré.
¿Quieres
que te acompañe al médico?
Si, si
no te importa podemos ir mañana por la mañana, pero por favor, no digas nada
hasta que lo sepamos seguro.
¿Y tu
madre? ¿Cómo se lo tomará?
Se
tendrá que hacer a la idea tanto si quiere como si no. De todas las formas,
desde que se fue Ricardo, parece que está más suave.
Se lo
diré a mi prima para que me ayude y además cuento, supongo, con Pepe y Geny.
A la
mañana siguiente fueron al médico y se confirmó, Lucía estaba embarazada, era
bastante pronto todavía pero era un embarazó.
Aquel
domingo quedó con su prima por la tarde para contarle la situación, quería que
le ayudase a decírselo a su madre, habló también con Pepe y su tío, estos le
insinuaron la posibilidad del aborto pero ella les dijo rotundamente que lo
tendría.
Cuando
el domingo llegó, por la tarde fue al encuentro de su prima Rosario, quedaron
en la glorieta de Bilbao en la cafetería Yucatán, allí podrían hablar
tranquilamente.
Pidieron
un café y un cortado, Rosario sacó un paquete de cigarrillos “Bisonte” y le
ofreció a Lucía.
No,
gracias, ya no fumo.
¿Qué
querías contarme? Dijo Rosario.
Estoy
embarazada.
¡Qué?
Que
estoy embarazada.
¿Quién
es el padre? ¿No será de Ricardo?
Claro,
¿De quién si no?
¿Y él
lo sabe?
No, ya
se marchó.
Pero
¿Se lo dirás?
No, no
se dónde está, pero aunque lo supiese no se lo diría, supongo que él me diría
que abortase, pero yo no quiero hacerlo, tendré a mi hijo, es lo mejor que me
ha pasado en esta vida después de conocerlo, he sido la persona más feliz del
mundo con él y ahora tendré un hijo suyo, así l recordaré más durante toda mi
vida.
Tú
estás loca. ¿Piensas en lo que te dirá
tu madre?
Tendrá
que acostumbrarse, tanto si le gusta como si no.
Acaba
de tener un ataque al corazón, esto puede matarla.
Nadie
se muere por una cosa así, hará la película de su vida, me llamará de todo,
pero no se morirá. Te pido ayuda para que estés a mi lado y dándome la razón y
la ayuda cuando se lo diga, estará también mi jefe Pepe y nuestro tío Genaro,
el domingo que viene te espero en casa a comer, luego al café vendrá Pepe,
Genaro y una compañera de trabajo, Rita.
Y ¿Qué
quieres, que riamos y cantemos las alabanzas de ser madre soltera? ¿Sabes que
quedarás marcada durante toda tu vida?
Los
tiempos están cambiando y verás como dentro de unos años será algo más normal.
Por
cierto, cuando se fue Ricardo, por la noche, después de trabajar, sin saber ni
cómo ni por qué, fui a la calle Galileo, donde vivía él y me quedé mirando las
ventanas cerradas, eché un par de lágrimas y en esto vi a una chica que
reconocí por una foto de la cartera de Ricardo, era su “novia oficial” hacía lo
mismo que yo, me acerqué a ella y le dije:
El no
volverá
Me preguntó:¿quién
eres tú?
Soy
Lucía, su amante.
Se puso
a chillar como una loca, me llamó de todo. Mientras yo me alejaba ella chillaba
más, al final, antes de girar en una
esquina, miré para atrás y habían llegado dos serenos y un par de personas más,
llegué a casa riéndome a carcajadas, la gente me miraba como si fuese borracha
como una cuba.
Menudo
palo, como pille a Ricardo, deja a tu hijo huérfano. ¿Qué prefieres? ¿Niño o
niña?
Me da
igual siempre que venga bien.
Como
sean gemelos verás ¿Sabes que nuestra abuela tuvo mellizos y eso se hereda
saltando una generación?
Espero
que no, quiero mucho a Ricardo pero eso sería una putada.
Y a ti,
¿Cómo te va con Fernando?
No lo
sé, por ahora somos amigos, pero Fernando solo me habla de ti, sabe que te veo
pero no le digo nada y eso parece que lo anima a preguntar más.
A eso
de las siete marcharon las primas, después de quedar para el domingo siguiente,
Rosario al encuentro de Fernando y Lucía a su casa.
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