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jueves, 7 de mayo de 2020

EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO" Capítulo VII



EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO"



Pedro  Fuentes


Capítulo  VII

La travesía comenzó con un viento del sur fuerza 4-6 Beaufort. Un través así nos hacía navegar a una buena velocidad, pero no podíamos distraernos, el Furia 25 es un barco muy ligero y si el viento arrecia hay que estar al tanto.

Gracia y yo nos repartimos la labor durante las dos primeras horas, decidimos compartir las faenas siguiendo un riguroso orden, la noche anterior habíamos trazado los rumbos y ahora las cartas estaban en la mesa para ir anotando las incidencias y los cálculos, mientras tanto los dos estábamos en la bañera charlando de nuestras cosas, fumando y tomando café, la verdad es que formábamos un buen equipo unidos por la misma afición.


La corriente en el canal era muy fuerte de sur, tuvimos que abrirnos más, estábamos navegando a seis nudos y medio, ya en el horizonte se empezaba a divisar el cabo de Freu y de Pera, el viento de sur levantaba una calima que nos empapaba de humedad.

Gracia lleva más de media hora intentando que nos den permiso para llegar hasta el puerto de la isla de Cabrera, ya que por ser zona restringida hay que solicitarlo, gracias a que conoce a todo el mundo, creo que lo conseguirá, aunque ha dicho que quizás sea mejor a través de su hermano Biel.

El viento ha arreciado, ya está en grado 6 de la escala  Beaufort, hemos tenido que rectificar el rumbo ya que el abatimiento es bastante fuerte, así que nos hemos puesto a ceñir para corregir el rumbo inicial. Ya estamos terminando de pasar el canal, nos encontramos frente a cala Ratllada y ya divisamos la punta de Amer, así que hemos realizado el primer tercio del viaje en 3 horas y cuarto, ahora, ya fuera del canal supongo que tendremos menos corriente del sur, con lo cual el abatimiento será algo menor.

Al fin Gracia lo ha conseguido, Biel ya tiene el permiso y lo envía por fax al puerto de Cabrera, tendremos  permiso para amarrar dos noches, con lo que podremos recorrer la isla.

Para muchos la isla de Cabrera tiene un “yuyo” especial, debido a que durante muchísimo tiempo fue prisión de los franceses que perdieron la batalla de Bailén contra las tropas españolas y de los que Napoleón no se quiso hacer cargo porque se rindieron ante el enemigo.

 En Cabrera estos prisioneros dicen que llegaron a practicar el canibalismo.

También se habla del espíritu de un piloto alemán que se estrelló allí con su avión. Lo del piloto tiene guasa, después de vagar su espíritu durante años por Cabrera, las autoridades alemanas exhumaron el cadáver y se lo llevaron para enterrarlo en Alemania, pero se equivocaron y se llevaron los restos de un pescador mallorquín enterrado a su lado, con lo cual el piloto sigue vagando por la isla y el pescador se pasea como alma en pena sin saber a donde va ni de donde viene por un pueblo de Alemania y ni siquiera los entiende. Pero sobre todo Cabrera es importante en el mundo como Parque Nacional, uno de los mejores de España, además de la belleza de sus acantilados y la riqueza de sus aguas limpias y cristalinas, juntamente con sus cuevas marinas.

Nos hemos alejado de la costa de Mallorca con la ceñida y para evitar entrar en el archipiélago que forman los islotes que por el norte rodean Cabrera, si seguimos así, bordearemos por el sur la isla y llegaremos al puerto que se encuentra al NW. Ya hemos recorrido dos tercios del trayecto y si no hubiese la calima que hay, pronto divisaríamos nuestro destino.

Con el sol de estos días que hemos pasado en Menorca y hoy, Gracia ha cogido un color moreno, pese a la protección y las dos turquesas que tiene por ojos, tienen un brillo deslumbrante.

Son las 15 horas, hemos recorrido 45 millas a una velocidad 5,6 nudos, no está mal, si seguimos así, a las 18,30 entraremos en el puerto de Cabrera. Mientras Gracia sigue al timón he bajado a cortar una rica empanada que nos preparó María Cinta para el viaje, un par de cervezas y luego un buen café de puchero que es el que preparo yo en el “Destino”.

Desde la cabina y sin que se entere, saco la cámara y le hago una estupenda foto a Gracia mientras mira al horizonte entre atenta y soñadora con todos sus cabellos agitados por el viento, no hubiese hecho falta la foto, esa imagen es difícil que se borre de mi cerebro.

Al oír el clic de la máquina protesta porque no estaba peinada, pero no le hago caso y le hago una serie de siete u ocho fotos mientras habla y gesticula, luego le pido disculpas con un beso y se calma.

Sí, si, ya te pillaré yo cuando estemos en puerto esta noche, me dice mientras se ríe.
La abrazo y nos vamos de rumbo por unos segundos. No importa, me dice, la próxima vez me avisas y pongo el piloto automático.

No he visto persona más reacia a poner el piloto automático, dice que éste no siente las caricias del viento cuando llevas el rumbo correcto y las velas bien trimadas.

¿Sabes, Ricardo? Me da la impresión de que llevamos toda la vida navegando juntos, creo que si  sale bien la operación y cambias de barco, por muy bueno que sea el otro, lloraré cuando no tengas éste.

A mi también, llevo toda la vida buscando un alma gemela, he tenido suerte y he encontrado muy buenas personas, pero siempre el destino me las ha arrebatado, pero ahora, con tan pocos días me parece que llevamos juntos toda la vida tú, el barco y yo.

Llegamos al puerto de Cabrera, a las 18 y 20, cuando amarramos eran y 30, un pequeño puerto en medio de una gran bahía, rápidamente vinieron a pedirme el permiso de atraque, cuando me identifiqué me saludaron amablemente, conexión de luz y dónde estaban los baños, me lo indicaron, no eran una cosa del otro mundo, pero estaban limpios. No pudimos darle un manguerazo de agua al barco, nos apañamos con fregarlo con un cubo de agua, lo justo para sacarle el salitre, ya que allí el agua no abunda. Luego fuimos a las duchas y marchamos a preguntar cómo podíamos visitar la isla incluido el parque, nos dieron hora para el día siguiente, un guía nos acompañaría, solamente nombrar a Biel se abrían todas las puertas.

Decidimos guardar las provisiones para el viaje hasta Formentera, que no sabíamos qué nos encontraríamos y marchamos a tomar algo a un pequeño bar que hay al lado del puerto y que estaba abierto porque hoy había llegado un barco de excursiones que marcharía en una hora para Mallorca

Pasamos un día y dos noches en la isla, es un paisaje extraordinario, el sitio ideal para retirarse una temporada y relajarse.


Gracia y yo lo pasamos estupendamente visitando el parque y andando por todos los lados, después de la travesía que llevábamos aquella paz y relax fue la mejor medicina y por cierto, en ningún momento nos encontramos con el alma en pena del aviador alemán ni con los espíritus errantes de ningún prisionero francés comido por sus compañeros, como dicen las leyendas, pero Gracia y yo no estábamos para apariciones, yo no podía dejar de contemplar los ojos turquesa y ella no tenía ojos sino para mí. Empezábamos a dudar que hubiese vida antes de conocernos nosotros. Por cierto, mandamos desde allí una postal a Carmen y sus amigas en Maó.

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