EL AFILADOR
Pedro Fuentes
CAPITULO VIII
Cuando llegaron nuevamente a la comisaría se encontraron con uno de los agentes que el comisario había enviado a interrogar al ex marido de la tercera víctima. Este había contado que en las fechas señaladas había ido al pueblo de su actual mujer por enfermedad grave de su madre, habían estado a quinientos cincuenta kilómetros durante tres días, luego él había vuelto, él había regresado la tarde que encontraron el cadáver. Su mujer se quedó cuidando a la enferma. Nada sospechoso, estaba muy compungido ya que mantenía una relación cordial con su ex.
Ricardo le dijo a José Miguel:
Mañana saldré a pasear a Trouvé como cada día, me haré el encontradizo con Rodolfo para ver si le saco algo de la víctima. Después, si no te importa, me gustaría volver a leer los informes y ver todas las fotos con Pedro.
Yo estaré aquí toda la mañana, a las diez estaré en la oficina, tiene que venir el afilador para volver a interrogarlo y quisiera que estuvieseis presentes.
Salieron de allí Ricardo y Pedro con Trouvé y decidieron pasear un rato con el perro, que había estado todo el día entre despachos y restaurante, suerte que el dueño de éste le puso una bandeja con un poco de arroz sobrante con un poco de carne que salió de unas sobras a las que el animal no les hizo ascos.
¿Te fijaste, Pedro que el camarero del Hamilton sabía mucho de todo el mundo? Estoy seguro de que conocía a la segunda víctima. Creo que el Hamilton esconde algo, parece que es un sitio que se frecuenta por más gente de la que aparenta.
Y Rodolfo, qué extraña su actitud, esconde algo y no sé qué es, creo que sí, que efectivamente conocía a la tercera mujer.
¿Será conocido el que mantuvo relaciones sexuales con la mujer X? Es raro que no se haya podido identificar, quizás no sea francesa, el afilador nos podrá decir que tipo de acento tenía. ¿Habrán podido coger muestras para el ADN del amante?
Ambos amigos se intercambiaban las preguntas y Pedro tomaba notas.
Trouvé vagabundeaba todo lo que la correa extensible le permitía, yendo de farolas a árboles, de vez en cuando marcaba alguno y seguía su marcha, si se cruzaba con algún macho se ponía en guardia, en cambio si era hembra, fuese del tamaño que fuese, se estiraba y andaba con más garbo, estiraba la poca cola que tenía y saludaba moviéndola de un lado para otro, viéndolo ni Ricardo se acordaba de lo mal que lo pasó por su culpa y todo el mal que hizo.
El animalito tampoco era consciente de lo que sucedió en su vida anterior hasta que Ricardo y el padre Lázaro lo salvaron.
Llegaron los amigos a la puerta del apartamento de Ricardo, donde estaba la moto de Pedro, quedaron para el día siguiente y Pedro cogió la moto para ir a su casa, tenía dos opciones, una un camino secundario muy poco transitado en esas fechas o la carretera nacional con muchísimo tránsito, aquella tarde noche cogió la carretera para hacer los siete kilómetros que le faltaban para su casa, le dio un poco de miedo el camino, tan oscuro y solitario, no era miedoso, pero no le seducía la idea del camino con lo que estaba pasando.
Al fin llegó a su casa, estaba solo, su mujer había tenido que marchar unos días por asuntos familiares.
Se duchó, luego se preparó un bocadillo y una cerveza y mientras comía se puso a repasar sus notas, luego escribió un rato con el PC y a eso de las diez, llamó a su mujer, le deseó buenas noches y se metió en la cama a leer una novela.
Ricardo cuando llegó a su casa hizo más o menos lo mismo, le puso pienso al perro, se duchó y luego, como no tenía pereza si era en cuestión de comida, se preparó unos huevos fritos con chorizo y patatas y abrió una botella de Rioja, encendió la tele y vio los telediarios.
A la mañana siguiente, a la misma hora de siempre salió a pasear a Trouvé camino del puerto, no llevaba ni diez minutos cuando se encontró con Rodolfo y Pibe, se saludaron como cada día y siguieron paseando juntos mientras hablaban de cualquier cosa menos futbol, Ricardo es enemigo acérrimo del futbol y no le gusta perder ni un segundo en la vida hablando de éste.
En un momento que se produjo el silencio, Ricardo le dijo a Rodolfo ¿Sabes que ya han identificado a la víctima?
Si, ya me he enterado, resulta que es amiga íntima de un compañero de trabajo mío.
Si la conocías, yo creo que debes comentárselo al comisario, si hay algo que no le gusta es que le escondan algo, yo lo conozco porque nos vimos complicados en un problema donde había unos terroristas y es una persona muy seria y buen policía pese a su juventud, mi amigo Pedro, él y yo, desde entonces mantenemos la amistad y como además le ayudamos en alguna investigación, nos aprecia y nos escucha las sugerencias que le hacemos.
Siguieron el paseo y al final de éste, Rodolfo dejó a su perro en casa y se fue a comunicarle a José Miguel lo que me había dicho.
Después de desayunar dejé a Trouvé en casa y me fui a esperar a Pedro, yo tenía que hacer unos recados y me interesaba coger el coche para ir después de la comisaría.
Llegó Pedro y le dije:
Aparca el coche que vamos con el mío.
Así lo hizo y cuando subió al mío me dijo:
He pasado la noche dándole vueltas a alguna cosa y creo que tendríamos que hablar con el camarero y saber qué hizo aquella noche y con el afilador. Hay un par de cosas que no veo claras y además creo que es de vital importancia quien tuvo relaciones con la mujer X y de qué nacionalidad era.
No hay comentarios:
Publicar un comentario