LA HIGUERA
Pedro Fuentes
CAPITULO IX
Todos
asintieron, Manolo acompañado por Tim, comentó: Mandaré al
alguacil a buscar al gitano y yo le explicaré lo que tiene que
hacer y que se ganará cien duros.
Cuando
Evaristo, el gitano de la cabra fue al ayuntamiento a tratar con el
alcalde, no las llevaba todas consigo, eso de tener que ir al
ayuntamiento, aunque fuese al pueblo del al lado, porque le van a
ofrecer un “negocio” no le suena muy bien, en tratos con payos,
puede salir muy perjudicado, pero si además de payos, son
políticos….. Su padre se lo ha dicho siempre, si tienes que tratar
con payos o políticos, guarda bien la cartera y no te fíes que son
muy mala gente.
Manolo
le explicó el caso a Evaristo y a éste en principio no le pareció
mal pero por menos de cien duros, su cabra y él no trabajaban,
porque yo tengo que estar debajo tocando la trompeta para que Rosita
esté tranquila, dijo.
Quedaron
para el viernes siguiente y por la tarde para que el lado aquel del
campanario tuviese sombra, porque Evaristo había dicho que la
higuera tendría que estar fría para que no le hiciese mal a Rosita
que las higueras y los higos calientes son muy malos.
Se
corrió la voz y el viernes, a las seis de la tarde la plaza del
pueblo parecía de fiesta mayor.Eligieron
a seis mozos, los más fuertes, la cabra llevaba desde las doce sin
probar bocado, la habían ordeñado a las cinco y el bicho no andaba
de muy buen humor, lo de subirse a la escalera en fiestas, también
con hambre y rodeada de chiquillos no le parecía mal, pero ahora
presentía algo, era cabra pero no tonta.
Cuando
le ataron las patas, le vendaron los ojos y entre los seis mozos
turnándose de dos en dos empezaron a subir las escaleras del
campanario, empezó a dar patadas.
Una
vez arriba, cuando aquella gente a los que no conocía le pusieron,
una especie del cinturón que en principio le apretaba pero a base de
saltar se lo soltaron un poco al arnés le ataron una cuerda gruesa,
luego, al collar del cencerro ataron otra más fina, para poderla
poner de cara a la higuera, a la voz de ya, Evaristo empezó a tocar
“España Cañí” y los mozos empezaron a bajar la cabra, que
dentro de lo que cabe, se había tranquilizado.
Cuando
llegó a la altura de la higuera la cosa empezó a ponerse mal, no
podían dirigirla bien y la planta quedaba en el culo de la bestia,
cuando la intentaron girar sobre sí misma, le restregaron las ubres
por las ramas, y eso no le gustó, empezó a patear para todos los
lados.
Los
mozos que sujetaban la cuerda fina trataron de enderezarla, Rosita
saltó, se desequilibró y no se sabe cómo, se deshizo del arnés y
se quedó colgando por el collar, la pobre cabra pateaba, intentaba
balar y solamente le salía una especie de chillido, Evaristo dejó
de tocar y gritaba ¡Subirla, subirla rápido! ¡Qué me vais a matar
a Rosita!
Fue
una premonición, cuando Rosita llegó arriba ya era cadáver.
Cuando
la bajaron, los mozos iban serios portando al pobre animal, toda la
familia de Evaristo, que habían ido a ver la actuación de éste y
Rosita, corrieron hacia ella, que yacía en el suelo, todos empezaron
a llorar a la vez, si lo hubiesen ensayado no habría salido tan
acorde.
¡ Rosita!,
¡Rosita!, ¡Era de la familia! Ella nos daba leche y ganaba dinero
para nosotros, ahora terminaremos en la ruina y sin Rosita, la mejor
cabra en el mundo, y todo por culpa de estos payos que encima se ríen
de las desgracias ajenas.
Después
de muchos tiras y aflojas, al final Manolo, en colaboración con el
cura y la colecta que se hizo en el pueblo, indemnizaron, a Evaristo,
que salió llorando del ayuntamiento pero con el dinero necesario
para comprarse diez cabras.
Las
tórtolas se asustaron y se fueron a hacer el nido en el tejado del
Ayuntamiento, la higuera se secó con los calores del verano, que fue
más seco de lo habitual.Evaristo,
que vio la oportunidad de su vida ahora se dedica a hacer quesos de
cabra de artesanía e incluso se ha comprado a plazos una furgoneta
de segunda mano para ir por los pueblos cercanos vendiendo los
quesos.
Tim se fue como liberado sindical a la capital y se le augura un gran porvenir en la política. Manolo perdió las siguientes elecciones, abandonó su carrera política y se casó con Julita; por la Iglesia, “como debe ser” Fernando y su equipo ganaron las elecciones por mayoría y entraron al Auntamiento; Isabel y Ricardo se casaron, al fin.
FIN
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