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viernes, 17 de febrero de 2012

¡¡¡ LA LUNA LLENA !!!

Hoy termina "El viaje II" el capítulo VI. Ya está en marcha "El viaje III", pero antes de publicarlo habrá una selección de relatos cortos, Os anticipo que hay un poco de todo, pero serán relatos de un solo día, hay alguno que tiene varios capítulos, pero se publicaran juntos.

He estado siguiendo las estadísticas de lectores y la verdad es que estoy contento y agradecido, pero me gustaría que me dijeseis algo aunque sea malo, además os vuelvo a reiterar que me enviaseis alguna historia que os gustaría ver publicada.

Y ahora:



EL VIAJE II

EN BUSCA DE LA PUERTA DEL INFIERNO

CAPITULO VI
A los cinco días, cuando solo faltaban  tres días y horas, recibió Ricardo la llamada del sacerdote, le citaba en el convento  para preparar todo para el día 18.
En cuanto recibió la llamada, cogió el coche y salió para el convento, al perro lo dejó en el apartamento, ya que el sacerdote le había dicho que no era conveniente llevarlo a su presencia antes de la hora señalada, que sería el día 19 a las  04:44, esa era un buena hora, ya que por esas fechas amanece muy temprano, por lo que las horas de peligro eran pocas.
Una vez en el convento, nuevamente en el claustro, hablaron largamente sobre la estrategia a seguir, se desarrollaría todo el exorcismo en el mismo claustro, alrededor del pozo, allí se prepararía todo, Ricardo tendría que llegar como muy pronto a las tres horas, tendría una puerta para llegar al claustro, allí, fuera de la vista estaría el p. Lázaro, con todo preparado, éste daría la orden y todo se pondría en marcha, solamente  ellos dos quedarían allí, ante el peligro, sería a vida o muerte, si fallaba el exorcismo, lo más probable es que no sobreviviesen.
Planearon todo minuciosamente, luego Ricardo marchó a Valencia a comprar una serie de cosas que necesitarían, una vez con ellas marchó a su casa, hizo unos montajes y pasó el resto del día leyendo y buscando informaciones por internet.
A la mañana siguiente volvió al convento y con el sacerdote pasaron todo el día arreglando cosas  y preparándose espiritualmente contra el maligno.
El día 18 a las 15:00 horas dejaron todo preparado para esa noche, Ricardo en el coche  se marchó a su casa, comió y se metió en la cama hasta las 24 horas, cogió a Trouvé, lo puso en el trasportín y se dirigió al convento, eran  las  tres  de la madrugada cuando llegó, antes de entrar sacó al perro con la cadena no fuese a irse y perderse, lo paseó para que hiciese sus necesidades, le puso agua y no quiso beber, ya empezaba a esta algo raro, gruñía y estaba nervioso como el día que le atacó en el barco. A las 04:30 horas entró en el claustro y cerró la puerta con la llave que había preparada, el p. Lázaro no estaba allí todavía, entraría en el último minuto por la puerta del refectorio, el resto de los frailes estarían en la capilla contigua al refectorio en oración por el buen hacer del exorcismo.
Una vez dentro, Ricardo se dirigió al brocal del pozo que estaba tapado con una madera a manera de trampilla, una cadena de un buen grosor  rodeaba el pozo y pasaba por la polea, en el extremo había unos grilletes que sujetarían al perro por el cuello, el pecho y anterior a los cuartos traseros. Una vez atado el animal, Ricardo se situó al lado de la puerta del refectorio por donde entraría el sacerdote, allí habían instalado un cuadro de mandos y varios artilugios, necesarios para cada momento.
Eran las cuatro y cuarenta horas cuando el P. Lázaro vestido con una casulla blanca, la estola del  mismo color, en una mano el acetre con agua bendita y el  isopo, en la otra mano el libro de los exorcismos señalados los puntos correspondientes con cintas de varios colores.
Una vez dentro pasó el acetre a Ricardo y cerró la puerta. Ricardo se acercó con él y puso el recipiente en un taburete al lado del sacerdote y volvió rápidamente a la puerta. Ya de reojo vio como el animal se iba transformando en Cancerbero, cuando llegó a la puerta cerrada, lo que vio le hizo temblar.
El perro con sus tres cabezas,  rugía, ladraba, mordía la cadena, rascaba la trampilla del pozo, de su  boca salía espuma blanca  y fuego, sus dientes parecían puntas de flecha blancas tremendamente grandes.
El sacerdote, que parecía rejuvenecido y poseído por una fuerza sobrehumana, abrió el libro y empezó a decirle, más que decirle, le lanzaba órdenes, Ricardo no entendía nada, de vez en cuando oía palabras como  Satanás,  espíritu maligno, va de retro, vuelve a las tinieblas, el resto eran palabras en latín que salían de su boca como flechas hacia el demonio, éste parecía enfurecerse cada vez más, estaba casi a punto de deshacerse de las cadenas cuando Ricardo recibió la señal del sacerdote.
Tiró de una palanca y la trampilla del pozo de abrió y el maligno cayó hacia dentro unos cinco metros como habían calculado, la respuesta fue que una nube y un rayo de fuego salieron por la boca del pozo, a continuación como una transformación de entre el fuego y el humo apareció una figura humanoide, de unos dos metros de alto, envuelta en una capa y quedó flotando encima del pozo con el humo tapándole los pies, la cara estaba desprovista de piel ,  era una faz totalmente muscular. Con una voz gutural, que más bien parecía sacada del pozo gritó:
¡Nos volvemos a ver!, mi estratagema ha sido buena, sabía que él te traería a mí, esta vez no te me escaparás, te llevaré al averno, cinco veces me dejaste en ridículo, pero ahora serás mío por toda la eternidad.
No  son cinco, serán seis porque el Señor es mi pastor y nada puedes contra El ni contra nuestra Fe le contestó el sacerdote e hizo una señal a Ricardo. Este encendió cuatro focos situados en cada uno de los cedros y el centro del pozo quedó convertido en una cruz luminosa y en el centro del haz luminoso, justo encima de la cabeza del monstruo apareció un holograma con la Santa Faz.
 Ricardo, con una cruz de tea ardiendo, apareció camino del pozo y Lázaro, abriendo el libro empezó a lanzarle exorcismos. Satán tapó su cara con la capa dijo: ¡No!, ¡más no!, ¡no puedo seguir!, ¡me marcho pero volveré!
 ¡No!, no volverás hasta que el Señor nuestro Dios te llame el día del Juicio Final para entregarte a aquellos que no tienen la señal del Padre como rezan los Libros Sagrados.
El diablo desapareció en el pozo y se hizo el silencio, en medio de aquel silencio de pronto se oyó el gemir delicado de Trouvé desde dentro, se acercaron a la boca del pozo, Ricardo cogió uno de los focos, iluminó y allí estaba el perrillo mirando angustiado como si no hubiese pasado nada, recogió Ricardo la cadena, cogió al animal con las dos manos y lo levantó hasta ponerlo delante de la luna llena y no pasó nada.
De dentro de la capilla salieron los siete frailes del convento y cogidos de la mano como si fueran unos chiquillos se pusieron  a dar vueltas al pozo riendo y cantando.
Ricardo, al lado del Padre Lázaro le dijo:
Lo del truco del holograma no lo sabía ¿Cómo lo hizo?
Yo no lo hice, pensé que lo habías hecho tú, era la Santa Faz que hay en el convento de las Franciscanas Clarisas que hay en Alicante.
FIN


viernes, 10 de febrero de 2012

EN BUSCA DE LA PUERTA DEL INFIERNO - CAPITULO V -

Un día más en el blog, cuando lo creé no pensé que me hiciese pasar el tiempo tan rápidamente, había escrito unos cuantos relatos y otros los tenía en boceto, pero a medida que pasa el tiempo, las historias tienen que ir aumentando porque de pronto puedes tener una crisis y pasas algunas semanas sin poder escribir.

Dicen que cuando llegan las Musas, te tienen que encontrar trabajando, bueno, vale, pero es que llega un momento que te pasas el día leyendo, escribiendo notas, escuchando música, oyendo historias y nada, las Musas de vacaciones, pero bueno, a veces, cuando llega esa hora de la noche que ya se te ha pasado el sueño y encima estás oyendo un tema musical que te inspira, empiezas a escribir y cuando te das cuenta te viene la perrita a buscar porque ha llegado la hora de sacarla a pasear, entonces de pronto te encuentras con una historia, un paseo recibiendo en la cara el aire fresco de la mañana y un amanecer en el mar. El resto del día vas como un fantasma, pero ha merecido la pena.

Y ahora el capítulo V.

EL VIAJE II

EN BUSCA DE LA PUERTA DEL INFIERNO

CAPITULO V
Ya en el apartamento, se dedicó a buscar la dirección del convento donde estaba el p. Lázaro, era un antiguo monasterio, en el que había una pequeña representación de monjes de clausura, no se encontraba lejos de allí, así que decidió, al día siguiente marchar hasta allí para localizar al sacerdote y ver qué se podría hacer el caso que le ocupaba.
Quedaban diez días para la luna llena, cogió el coche y se dirigió al convento. Llegó a él y llamó a la puerta. Salió a recibirle un hermano de unos sesenta años, de baja estatura, pelo blanco, abundante y bien cortado.
Buenos días, vengo buscando al padre Lázaro, traigo esta carta para él y otra para el superior, mire, son éstas, tenga y por favor, se las entrega al superior.
Mientras me dan contestación, le esperaré aquí, si no le importa, dijo Ricardo.
El hermano cogió las dos cartas y sin mediar palabra cerró la puerta dejando fuera al visitante y se le oyó como sus pasos se perdían en el interior. Al cabo de media hora apareció de nuevo y le dijo que pasase al día siguiente, ya que el superior tendría que preparar al sacerdote para la visita.
Ricardo, contrariado marchó hacia el coche, el miedo se apoderó de él al pensar que ya solamente quedarían nueve días.
Al día siguiente, a primera hora de la mañana volvió al convento, el hermano le franqueó la puerta y lo llevó a presencia del superior.
Buenos días, ya he leído la carta y también la del p. Lázaro, he hablado con él y le ha reconocido por el nombre, le ha alegrado la visita, así que le está esperando, creo que un buen sitio para que puedan charlar tranquilamente es el claustro, así que lo llamaré y lo llevaré allí, antes le acompañaré a usted allí para que lo espere.
Ricardo pasó al claustro, éste era muy amplio, rodeado de arcos apuntados, gótico, del siglo XIV, con un pozo de extraordinaria belleza en el centro y rodeado por cuatro cipreses que indicaban los puntos cardinales y unos cuidados jardines con césped, parterres de flores  y un seto de boj alrededor, haciendo cuatro círculos entre los cedros y equidistantes entre el seto principal y la línea imaginaria que unía los cedros. El día era claro y caluroso pero allí dentro estaba fresco y se respiraba esa paz que se siente solamente en los cementerios y los conventos.
El padre Lázaro apareció por la puerta que conducía al refectorio acompañado por el superior, se acercaron y se dieron la mano con fuerza y cariño. El p. Lázaro, pese a sus ochenta y tantos años, seguía siendo una persona fuerte, algo más delgado pero erguido y en su cara no se veían arrugas fuertes, era una faz relajada, ojos grandes y nariz puntiaguda.
Se fue el superior y al quedarse solos los dos, se sonrieron y el sacerdote dijo:
Bien, hijo, ya he leído la carta del padre Hidalgo, lo que tú sientes en esas pesadillas, ¿No será que te has alejado de Dios y ves el gran peligro que corres?
No, padre, he tenido que decir alguna pequeña mentira para poder venir, el problema es más grave que todo eso, es una larga historia. Ricardo le contó con pelos y señales todo lo ocurrido desde que Lara llegó al barco.
El cura cambió la expresión de su cara, ya no era ni relajada ni sonriente, parecía que le hubiesen echado diez años encima.
Cuando Ricardo terminó la historia el padre le dijo: ¿Sabes qué es todo esto? El maléfico te ha elegido para conducirle a mí, Satán es más listo de lo que parece, tiene unos poderes extraordinarios, no me ha podido localizar porque no he vuelto a pensar en él, y mi estado ha sido de gracia desde que vine aquí, pero la última vez que lo eché de un ser humano, juró vengarse y llevarme con él, ahora sabe donde estoy y para librarme de él, tengo que acabar enviándolo al infierno, así que necesito unos días para prepararme, además, no puedo hacer un exorcismo sin permiso de mis superiores y no sé si me lo van a dar porque en el fondo piensan que estoy loco, dame tu teléfono y te llamaré, tú también tienes que colaborar. Tenemos que aprovechar la luna llena, tiene que actuar a través del perro y será en la primera luna llena. Mientras tanto, tú tienes que estar también en estado de gracia, así que tendrás que volver al redil y arrepentirte de todos tus actos antes del día.
Si, padre, así será, pero hay una cosa, solamente quedan ocho días y doce horas para la luna llena.

viernes, 3 de febrero de 2012

EN BUSCA DE LA PUERTA DEL INFIERNO

Bueno, bueno, bueno, otra vez viernes y con la nieve a cuestas, hoy aquí no hacía ni frio ni calor, 0 grados, y la gente por la calle, cuando salí a pasear a la caniche "Linda" iba tapada hasta las orejas, las personas con las que me he parado a hablar, se quejaban del frio tan atroz y yo me he acordado de Georgina, nuetra amiga de "elviajedeltortuga" que ahora estará con su gato aproximadamente a unos -14º
¡Animo Georgina! que la marmota ha dicho que quedan "solamente" unas seis semanas de invierno.

Bueno, y ahora el capítulo IV de "El viaje II"



EL VIAJE II
EN BUSCA DE LA PUERTA DEL INFIERNO

CAPITULO IV
A las ocho cincuenta y cinco de la mañana entró por la puerta principal del colegio donde pasó parte de su infancia y juventud.
Llegó hasta el portero y le dijo:
El padre Hidalgo me está esperando.
Sí, ya me lo ha dicho, sígame, por favor, le contestó.
Y lo llevó hasta el despacho del director, que era el mismo de siempre, ahora el colegio le parecía viejísimo, pero bien conservado, unos techos altísimos y arcos que acortaban visualmente el pasillo.
 Pasaron por la puerta de sala de profesores, sala de estudio, capilla, enfermería y al fondo, a la derecha el despacho, con el nombre en la puerta,  P.  Hidalgo  –DIRECTOR-.  El portero llamó dos veces con los nudillos y empezó a abrir mientras le decían desde dentro ¡Adelante!
Al tiempo que entraba Ricardo, el p. Hidalgo se levantó, le alargó la mano y con la mano izquierda le cogió el brazo derecho a Ricardo.
¡Muchacho, Ricardo! ¡Cuánto tiempo! Me alegro de verte.
Ricardo lo miró y vio que tenía la misma cara, alto, fuerte,  con aquellas gafas oscuras de concha que no se quitaba nunca y que los muchachos  habían imaginado miles de historias de porqué las llevaba, desde que eran para esconderse hasta que servían para vigilar sin ser visto en los exámenes.
Ricardo no sabía qué hacer, qué pretexto darle, al final decidió contarle parte de la realidad, que tenía un sueño que se repetía casi cada noche y era la aparición de Cancerbero que le atacaba y se despertaba asustado envuelto en sudor frío y a veces con fiebre, luego le venía a la mente la imagen del p. Lázaro y las conversaciones que tenía con él cuando era su confesor y pensaba que querría verlo y charlar con él.
Bueno, el p. Lázaro ya sabes que es un sacerdote que estuvo autorizado por el Obispado para hacer exorcismos y de hecho hizo varios y siempre con gran éxito, al final, creemos que por culpa de la tensión cayó en una profunda depresión, decía que Satán había jurado vengarse de él  por las veces que lo había ridiculizado, que tenía que esconderse de él, como no tenía más familia que nosotros y quería volver por su tierra, acepto de muy buen agrado retirarse a vivir sus últimos días en un convento en la parte de Valencia.
Y allí está con sus ochenta y cinco años, paseando, rezando y preparándose para cuando Dios lo llame.
Cuando recibí tu correo, lo consulté con el psiquiatra que lo llevó aquí y me dijo que no sabía, pero que si la persona que lo iba a ver era de su confianza, que lo mismo le hacía un bien, así que le consulté a él y me dijo  que te diera la dirección, pero antes, ¡cuéntame! ¿Qué es de tu vida? Según me explicaste en el correo vives en un barco y te dedicas a llevar turistas, bueno, si es lo que te gusta y disfrutas con ello, adelante. ¿Te casaste? ¿Tienes hijos?
No, padre, sigo soltero y sin compromiso, una vez estuve a punto de casarme pero ella murió,  además, acuérdese que cuando vine a este colegio me mandó mi hermana que era mi única familia y como no tenía hijos me trató como tal, pero yo ya era monaguillo en mi pueblo y mi vida ha ido bastante encarrilada al lado de la Iglesia, luego hubo un tiempo que sufrí una grave crisis cuando murió ni novia y ahora soy un católico poco practicante. Quizás ahora el padre Lázaro me arregle un poco.
La charla duró casi media mañana, luego el sacerdote le dio la dirección del convento y le escribió una nota de su puño y letra para el superior de la orden del convento y para el padre Lázaro.
Salió Ricardo del colegio y se dirigió la  estación del Ave, cerró el billete de vuelta, comió algo mientras esperaba la salida, llamó a Herminia que le dijo que todo iba bien y que Trouvé era un encanto, que se lo quedaría para siempre. Montó en el primer AVE  que salía para Valencia, se puso los cascos, eligió música clásica, puso el respaldo inclinado y durmió hasta casi su destino. Quedaban once días.

viernes, 27 de enero de 2012

EN BUSCA DE LA PUERTA DEL INFIERNO

Hoy vuelve a ser viernes, ¡qué barbaridad! ¡Como pasan las semanas!
El capítulo III de la historia de hoy es cortito, pero es un poco de transición y de conocimiento de Ricardo, para saber el presente, hay que conocer el pasado.

Me han llegado noticias de varios países en los que se leen estos relatos, así que hoy, antes de nada, quiero agradecerles a todos ellos en su propia lengua que me lean, si hay alguna nota que contenga errores, ruego me disculpen.

Gracias por leer mis relatos
Thanks for reading my stories
Спасибо за чтение моей истории
Danke fürs Lesen meiner Geschichten
Merci de lire mes histoires
私の記事読んでいただきありがとうございます
Paldies par rīdinga manu stāstu

Y ahora:

EL VIAJE II
(EN BUSCA DE LA PUERTA DEL  INFIERNO)

CAPITULO  III
Era de noche cuando aterrizó en Barcelona, difícil mente iba a encontrar hotel para dormir yendo con perro, así que se dirigió a la estación de Sanz para esperar al primer tren para Vinaroz o Benicarló. Una vez en la estación dio agua y comida al perro, se fue a una cafetería de la estación abierta y pidió un bocadillo y una cerveza, luego se fue a una máquina expendedora de billetes y sacó uno para un media distancia que salía a las ocho y media de la mañana, luego buscó un banco cerca de las entradas a los andenes y echó una cabezadita hasta la hora de salir.
A su hora cogió el Alaris. Ya en Benicarló se dirigió primero a su casa donde se duchó, comió algo, miró la correspondencia  y se fue al puerto acompañado de su perro Trouvé, la historia era que se lo habían regalado unos franceses en Italia porque se iban a vivir a Inglaterra y tenían verdaderos problemas para llevar al animal por los controles que hay en las Islas para introducir perros.
Una vez en el barco vio que todo estaba en regla, preguntó al contramaestre y no había habido nada raro mientras su ausencia. Luego se conectó a internet e intentó localizar el colegio donde conoció al padre Lázaro. Cuando localizó el teléfono y la dirección llamó, no eran las mejores fechas, en pleno verano, pero llamó y al fin le contestaron, con mucha cortesía le dijeron que por teléfono no le podían informar, que conocían al padre Lázaro, que no estaba en el colegio porque ya era muy mayor, pero no le podían dar las señas salvo expreso deseo de él, por lo cual tenía que hacer la solicitud y el padre superior le contestaría después de consultar al p. Lázaro.
Ricardo preguntó si lo podría hacer por internet y le contestaron que en principio si pero que hiciese constar todos sus datos y el motivo de la entrevista.
Inmediatamente se puso a ello y envió el correo esa misma mañana.
La semana siguiente se dedicó al mantenimiento del barco, dar grandes paseos con su perro y consultar en correo electrónico por si había contestación y buscar las noticias sobre los muertos en las dos noches de luna llena e intentar ver si eran las primeras o había habido ataques anteriores, según lo consultado no, algún caso sobre ataques de animales pero localizadas las bestias que los produjeron.
Cuando faltaban 14 días para la próxima luna llena llegó el correo esperado, lo citaban en Madrid en la dirección del colegio, el director era precisamente un sacerdote que había sido su profesor de latín cuando él estudiaba y tenían un buen recuerdo mutuo, llamó para confirmar la cita para dentro de dos días.
No sabía qué hacer con Trouvé, la Sra. Herminia le dio la solución, lo podía dejar en el apartamento que ella iría varias veces al día a pasearlo, además, como uno de los dos días tenía que limpiar le haría compañía. A Ricardo se le erizaron los cabellos pensando que podría pasar algo, pero el animalito se llevaba bien con ella y faltarían once días cuando él volviese.
Como la cita era por la mañana del segundo día, por la tarde, después de comer se fue con su coche hasta Valencia y cogió el último Ave para Madrid, no sabía dónde iba a estar el padre Lázaro, pero esperó que sería en Madrid o en ciudad cercana.
Se alojó en Madrid muy cerca del centro y aprovechó para ir aquella noche al teatro,  vio una obra de Jardiel Poncela, se acordó de aquel amigo de la juventud que le preguntó en Blanes si era Ricardo, qué pequeño es el mundo, Pedro le había aficionado al teatro, qué mala suerte haberse comportado como lo hizo en Blanes, a veces la realidad era más fuerte que la ficción, ¡Qué grupo tan bueno tenía! ¿Qué será de ellos? ¡Cuánto tiempo!  Si salía del lío en que estaba metido podría intentar encontrarlos.

viernes, 20 de enero de 2012

EL VIAJE II

Hoy es viernes, una semana más, pero ya está terminando la cuesta de Enero, ahora ya solamente queda el último repechón, ánimo, lectores, que luego vendrá la cuesta de Febrero, pero ésta será más corta, solamente tiene 29 días, lo malo es que sea bisiesto.

Toda la vida me he preguntado ¿Por qué ese día no se hace una fiesta en todo el planeta? Pero fiesta total, que se pare todo el mundo y que cada uno reflexione, total es solamente cada cuatro años y que luego cada uno decida sobre sus propias reflexiones para planificar los próximos cuatro años.

No se, no se, lo mismo es un invento fatal, no creo que estemos preparados para ponernos a reflexionar durante 24 horas y menos todos de golpe.

Bueno, y ahora el capítulo 2º de "El viaje II".

Espero que os guste, y si no os gusta, me mandais un correo y me lo decis.



EL VIAJE II
(EN BUSCA DE LA PUERTA DEL  INFIERNO)
CAPITULO II
Según sus cálculos quedaban 23 días para que Cancerbero volviese a atacar, tenía tiempo suficiente para ir a Niza e intentar acabar con el perro, pero eso no sabía como hacerlo, tenía la vaga sospecha de que el animal no era normal, era un ser sobrenatural. Por lo que había visto, la transformación que había sufrido en el barco, estaba poseído por el mismísimo demonio, parecía un licántropo, pero éstos eran hombres que se convertían en lobos y Cervero era un perro que se convertía en Cancerbero el portero de los infiernos.
 Los pescadores lo habían definido como Baal Zebub, o sea como Belcebú, el príncipe de los infiernos, ¿sería posible que existiesen los infiernos?, ¿se estaría cumpliendo ya el Apocalipsis, cuando habla de los siete sellos y cuenta que se abrirán los infiernos y aparecerán seres monstruosos que acabarán con parte de la humanidad?
 De pronto recordó que en su juventud en Madrid, había conocido a un jesuita que le habló de endemoniados  y exorcismos. ¿Dónde estará ahora? En aquellos tiempos daba clase en un colegio que había por la parte norte de Madrid, cerca de la Plaza de Castilla. Tenía 23 días para localizar a la Sra. que se llevó el perro y al padre Lázaro, primero iría a Niza, tenía la dirección y el nombre de la turista, se cercioraría de que el perro estaba allí y era el mismo, luego intentaría encontrar al jesuita.
Se dirigió al hotel, allí pidió que le preparasen la cuenta que se iría a la mañana siguiente, luego pidió por si tenían periódicos atrasados, sobre las fechas que habían  pasado las muertes en la playa y subió a su habitación a leerlos. No sacó nada que no supiese, la policía había hecho batidas por el bosque cercano y no encontraron nada, ni huellas ni restos ni perros sueltos, los forenses habían dicho que eran desgarros producidos por unos dientes muy  grandes, tan grandes  como los de cocodrilo y parecía que fuesen  varios animales y por la colocación de las piezas parecían cánidos.
A la mañana siguiente dejó el  hotel  y se dirigió al aeropuerto de Cagliari, una vez allí sacó un billete para el primer vuelo que salía hacia Niza,  al ser temporada de verano los vuelos a Niza y Francia en general, habían aumentado, solamente tendría que esperar unas tres horas y llegaría a Niza a primera hora de la tarde.
 Devolvió el coche de alquiler, no sabía todavía qué haría si encontraba a Cervero o si lo reconocería ni qué le diría a la dueña, podría decirle que lo había perdido él, pero no tenía nada que demostrase que el can era suyo y no sabía si le podría contar a Madame Léonore Chèvas,  que así se llamaba la actual propietaria, toda la historia, cosa que dudaba creyese la buena Sra. Decidió dejar las escusas para cuando estuviese allí. Aprovechó la espera para comer algo, luego buscó periódicos españoles por ver si salía algo de lo de Menorca, así pasó el tiempo hasta que llamaron para su vuelo. Tardó una hora desde que embarcó hasta que bajó del avión en Niza, había tenido suerte, era uno de los pocos aviones que no hacían escalas para llegar a aquel destino.
Una vez en la Terminal del Aeropuerto, alquiló un coche y pidió un plano y unas indicaciones, tenía que dirigirse a la Av. des Mimosas, a las afueras de Niza, hacia el norte, era una zona residencial al norte del  club de tenis, cuando llegó a las señas indicadas, aparcó el coche y  estuvo observando las mansiones que allí había, encontró el número que buscaba, una bonita casa, no tan grande como las de alrededor, pero rodeada de unos grandes jardines. Cuando se acercó, varios perros de diferentes razas y tamaños fueron hacia la puerta, llamó al timbre y los perros empezaron a ladrar, solamente uno permaneció callado y distante, era un pinscher enano.
Vino hacia la puerta una señora que correspondía a las señas de Madame Léonore y le preguntó: 
Que voulez-vouz?
Perdone, pero no entiendo muy bien el francés, soy español y hablo el italiano y algo de inglés, pero el francés a duras penas lo entiendo, respondió Ricardo.
Yo hablo algo de italiano, dijo la Sra.
Me llamo Ricardo y acabo de llegar de Porto Pino, vengo buscando un pinscher enano que unos clientes míos perdieron cuando navegaban por las costas de Cerdeña, cerca de Porto Pino, le he seguido las pistas hasta aquí, voy de paso y no llevo ninguna documentación del perro encima.
Madame Chèvas  dio una voz a los perros que se separaron de la puerta y franqueó el paso a Ricardo, éste entró y dejó que los perros se acercaran y lo oliesen.
 Cuando los perros dejaron de mostrar interés por él, se agachó y gritó ¡Cerbero! En ese momento el pinscher corrió y se arrojó a sus brazos, Ricardo lo acarició deseando que Cerbero no se acordase de que lo había tirado por la borda, pero los animales no son rencorosos.
La Sra. Léonore  se quedó sorprendida y le dijo:
 Verdaderamente el animalito lo ha reconocido, aunque no traiga documentación, sospecho que todo lo que me ha dicho es verdad, le haría traer toda la documentación, pero le diré una cosa, tengo muchos perros, los recojo por ahí cuando los encuentro abandonados, y trato de colocarlos entre los conocidos, a éste lo recogí porque unos niños lo habían encontrado y no me pareció que estuviese en buenas manos, lo traje aquí y no se ha adaptado para nada, es más, los demás perros parece que le tengan miedo, no comen si no ha comido él, su sitio es el mejor cojín, hasta ese dóberman de ahí lo respeta.
Lo llevé al veterinario y lo han vacunado de todo, tiene documentación nueva, incluso me dijo el veterinario que había tenido un chip y que alguien se lo había quitado, la única vez que lo he visto alegre y contento ha sido con usted, puede llevárselo, lo registré como “Trouvé”  y ni hace caso ni obedece, parece un espíritu libre.
Usted ha tenido muchos gastos con el animal, dígame qué le debo y se lo reembolsaré, dijo Ricardo.
 Nada, nada, hago lo mismo con los qué me encuentro, además, he tenido cientos de perros y me da la sensación de que me he quitado un gran peso de encima. Espere que le traiga la documentación ¿Cómo va para España?
 En avión le contestó.
Bueno, entonces le daré también el trasportín para que pueda viajar. Entró en la casa y mientras tanto Trouvé se echó en el suelo y se dejó acariciar por su nuevo dueño, Ricardo lo hizo, pero en el fondo sabía que le quedaban 20 días para ser  “la bestia” de la que hablaban hasta en el Apocalipsis.
Salió la Sra.  Chèvas  con todo, Ricardo se lo agradeció y marchó al aeropuerto, entregó el coche de alquiler y sacó un billete para el primer avión para Barcelona, tuvo suerte nuevamente, cogió el último de la tarde. Pagó un suplemento por Trouvé que viajaba en cabina por tener solamente cuatro kilos.
                                                        

viernes, 13 de enero de 2012

EL VIAJE II

Viernes 13, no pasa nada, es posible que para ingleses, americanos y otros, sea día de mala suerte, para nosotros son los martes 13 y la crisis que es peor.

Bueno, hoy comienza el capítulo I de la segunda parte de "El viaje", se llama esta parte "En busca de la puerta del infierno" y siguen las aventuras de Ricardo, el capitán del barco "El solitario", un ketch de 14 metros de eslora.

Son seis capítulos y se publicará uno por semana. Así que a continuación el primer capítulo.

Para el que no haya leido la primera parte, pude recurrir a este mismo blog.


EL VIAJE II
(EN BUSCA DE LA PUERTA DEL INFIERNO)
Pedro Fuentes
CAPITULO l
Ricardo quedó anonadado después de leer la noticia de lo ocurrido en Porto Pino, Cerdeña. Lo primero que hizo fue buscar un periódico italiano. Encontró el Corriere della Sera del día 24, lo repasó todo, no vio sino lo que había encontrado en el diario español, una pequeña reseña sobre el macabro hallazgo.
Comentaba que era una pareja joven que habría buscado la intimidad de la noche en una playa al norte de Porto Pino. Habían dejado el coche cerca, por lo que esperaban fuese más fácil la identificación, pensaban que podría tratarse de perros asilvestrados que merodean por los bosques cercanos.
Ricardo estaba realmente asustado, no terminaba de creerse que fuese Cerbero, lo había arrojado al mar a más de cien millas marinas de allí, claro que después de ver la transformación que tuvo en el barco cuando le atacó a él, pensó que aquello había ocurrido por una fuerza sobrenatural. Cuando recordaba el aspecto de la fiera, se le erizaban los cabellos, le venía a la memoria grabados que había visto sobre la mitología griega, era igual que el guardián del infierno.
Ahora no sabía qué hacer, el único que conocía el misterio era él, y si la bestia había escapado del mar, volvería a matar.
Tomó una decisión, él lo conocía, también sabía el mal que encerraba.
Ya llevaba bastante tiempo fuera y nadie le había relacionado con los hechos de Ciudadela, bajaría el barco a su puerto base, la Marina de Benicarló y marcharía a buscar una pista para localizar a Cervero, no creía que en su estado de pinscher  pudiese sobrevivir solo, alguien lo habría recogido.
Como las previsiones eran de Tramontana fuerte, no se podía poner a pasar el cabo de Creus, en dos días iba a cambiar la cosa, así que mientras tanto, mañana a lo mejor los periódicos ampliaban algo.
A los dos días la tramontana calmó y salió de LLansá, pasó el cabo de Creus con un ligero Levante, una vez allí puso rumbo a la punta del delta del Ebro y decidió hacerlo en las menos etapas posibles, incluso si no se terciaba el viento en una sola, aproximadamente día y medio, así que puso el piloto automático y se dedicó a relajarse y preparar un plan de ataque.
Cuando llevaba unas diez horas navegando desde el cabo de Creus y estaba a la altura de S. Feliu de Guixols y Blanes, apareció por el horizonte, por proa la patrullera de la Guardia Civil, no supo qué hacer, en principio no había ninguna evidencia de que lo buscasen, además, todos sus papeles estaban en regla, los barcos dedicados a alquiler, estaban bastante controlados, sobre todo desde el terrible accidente del lago de Bañolas.
Cuando vio que el rumbo era coincidente y que la patrullera no bajaba de velocidad, quitó el piloto automático y siguió pendiente de las velas. Al aproximarse y hacerle señas, puso el barco proa al viento  y amoyó el génova y la mayor, para que el  barco se detuviese. Cuando estuvieron a su altura, le lanzaron un cabo para que se abarloase. Ricardo contuvo los nervios y lo más sereno posible dijo:
 Buenas tardes, ¿Ocurre algo?
No, le contestó un guardia que se aproximó a la borda con un salabre en las manos y siguió solamente comprobamos los permisos de navegación.
 Ricardo suspiró y le dijo: Los tengo en la mesa de cartas, ¿me permite bajar? Bajó, cogió la cartera de los documentos y se los puso dentro del salabre diciendo:
Aquí está todo, Permiso de Navegación con la última Inspección Técnica, permisos míos y de radio,  seguro y todo lo necesario.
 El  guardia lo recogió todo, se metió en la cabina, donde tienen los ordenadores, a los cinco minutos salió y preguntó:
¿El equipo de salvamento está tal como dice el  Certificado?
 Si, contestó Ricardo, si quieren subir a bordo no hay ningún problema.
 No, ¿Lleva pasajeros o va solo?
 No, voy solo, no es un buen año estoy haciendo algo de turismo, ahora voy para casa, en Benicarló, si sigue el tiempo así sin escalas, me están esperando para llevar un barco a Italia.
Vale, puede seguir, y que tenga buena navegación le dijo el guardia devolviéndole la documentación.
 Gracias, igualmente, hasta la próxima, le contestó Ricardo.
Ese encuentro, al final, había sido lo mejor que le podía ocurrir, era la prueba de que nadie le buscaba.
Treinta horas después llegaba a Benicarló, allí comentó que iba a llevar una embarcación a Italia y podía ser que lo necesitaran durante algún tiempo.
No tocó nada del dinero, allí estaba seguro y no le interesaba ponerlo en circulación por si acaso alguien esperaba eso.
Durmió durante 18 horas seguidas en su casa, habló con la gente del puerto, más que nada por ver si alguien había preguntado por él, ante la negativa, comentó con los conocidos que iba a Barcelona a recoger un barco para llevarlo a Italia y que luego era posible que lo necesitaran de patrón para hacer un crucero por allí.
Ricardo marchó a Barcelona, pero una vez allí, se dirigió al aeropuerto del Prat y allí un avión para el que ya tenía reserva rumbo a Cagliari, Cerdeña. Al llegar allí fue a una agencia de coches de alquiler y marchó a Porto Pino que en realidad es el puerto y playas de Sant´Anna Arresi. En Porto Pino hay unas bellísimas playas de arena fina y unas dunas casi blancas que llegan hasta unos extensos pinares que las bordean, en una de estas hermosas playas fue donde apareció la pareja totalmente mutilada, según se supo luego, gracias al coche que dejaron aparcado y a las autopsias vieron que eran dos jóvenes novios de Cagliari.
Se alojó en un pequeño hotel cerca de la ría que hace de puerto, tuvo suerte porque era temporada alta de turismo y en esas fechas Cerdeña estaba llena de turistas, aunque por lo general la gente va más al norte porque está más preparada, a él personalmente le gustaban más las playas salvajes del sur y los grandes acantilados. Porto Pino es un lugar delicioso por su tranquilidad y sus grandes bosques de pinos.
Cuando llegó, después de tomar posesión de la habitación, pequeña pero cómoda y limpia se fue a vagabundear por el puerto, éste es una ría natural con embarcaciones amarradas a ambas orillas. Encontró un barco pesquero, arrastrero, el más grande que había, de unos 18 metros de eslora como habla bastante bien el italiano, se dirigió a unos marineros que andaban remendando las redes al lado del barco, esperando que no le respondiesen en sardo.
 Les preguntó qué se sabía de las personas atacadas por los perros salvajes y si se había dado el caso por allí de más ataques.
 Le respondieron que ya sabían quienes eran los jóvenes, que eran dos chicos de Cagliari que estaban pasando unos días por allí y que nunca se había dado el caso de esos ataques, que en verano con tanto turismo, los perros abandonados comían regularmente y que se habían hecho batidas por los bosques cercanos y no se encontraros ni perros ni allí había lobos.
 Las mujeres ancianas del lugar dicen que fue un ataque de Baal Zebub para llamar a las moscas, porque los restos estaban cubiertos por miles de moscas dándose un festín, incluso muchas de ellas habían depositado miles de huevos en los restos.
Ricardo se mantuvo totalmente serio y en el fondo muy asustado, aquello y lo que él sabía le ponían los pelos de punta, efectivamente parecía obra del diablo. El invierno pasado, había leído mucho, él pensaba que quizás la generación de nuestros hijos no lo verían, pero que ya estábamos en el tiempo del principio del fin.
No se atrevió a preguntarles a los pescadores por el perro, porque no relacionasen nada, pero se fue más lejos y a un grupo de mujeres mayores sentadas delante de una casa, en una pequeña plaza y mostrando una foto de un pinscher enano que había sacado de internet se la enseñó y les dijo que unos amigos suyos lo habían perdido por la zona pero se le acabaron las vacaciones y se tuvieron que ir.
 Ahora si que le hablaron en una mezcla de sardo con italiano, le pareció entender que hacía dos días una turista francesas que había en un hotel llevaba uno muy parecido.
Les preguntó el hotel y se lo indicaron. Se fue hacía allí, tuvo suerte porque era un pequeño hotel familiar. Entró y a un señor de unos cincuenta años que había en recepción le hizo la misma pregunta.
 Si, si he visto un perrillo así, lo compró una señora a unos chicos que andaban jugando con él y que decían se lo habían encontrado en una playa cercana. Preguntó a la policía si alguien lo había denunciado y le dijeron que no y que no tenía chip, así que se lo quedó, dijo el recepcionista.
 ¿Y dónde está? Preguntó Ricardo.
 En su país supongo, marchó anteayer a Marsella en avión, menudo jaleo tuvo para podérselo llevar en el avión, al final “pago” a alguien y lo metieron en una maleta de perros y lo subió al avión.
Ricardo le pidió la dirección de la francesa y después de sacar un billete de cien €. Se la dio, era de Niza.

viernes, 6 de enero de 2012

UNA HISTORIA DE AMOR

Hoy, 6 de Enero voy a contaros una historia llena de amor, creo que os gustará.

La próxima semana empezaremos con el capítulo I de "El viaje II" (En busca de la puerta del infierno) una aventura más de Ricardo, el capitán del "Solitario".

 Si alguien ha empezado a leer este blog después de la primera parte, puede consultar "El viaje I" (La misteriosa dama de negro)

Y ahora la historia de hoy.

UNA HISTORIA DE AMOR
(Pedro Fuentes)
CAPITULO I
Era Enero de 1.972, cuando Ricardo llegó a Barcelona, para tomar posesión de su plaza en una multinacional, había terminado la mili y salía de Madrid donde pasó los mejores años de su vida. Conocía Cataluña desde el año 67 ya que solía pasar las vacaciones de verano en la Costa Brava.
En aquellos tiempos, en Cataluña se vivía muy bien, había un gran ambiente cultural y cosmopolita, nadie era extraño allí.
Ricardo había dejado en Madrid una novia y esperaban que en un año o año y medio, se reunirían para siempre en Barcelona.
Nada más entrar el primer día en el despacho, sus ojos se entrecruzaron con los de una muchacha delgadita,  pelo corto y recogido justo por debajo del lóbulo de las orejas donde solo se insinuaban unos pendientes pequeñitos de oro con coral en el centro, pelirroja y con unos dientes brillantes que parecían querer salir a sonreír entre unos labios sonrosados y carnosos,
Con una tez blanca transparente en el que asomaban unas pecas que le daban un aire infantil, aunque acababa de cumplir los treinta años. Al cruzarse las miradas, su palidez se convirtió en un rojo escarlata como su pelo rizado. Cuando se dio cuenta, bajó la mirada e hizo que trabajaba. Ricardo, en ese mismo momento, se quedó ensimismado y no se rompió de milagro una rodilla al chocar con una mesa. Hubo una risita general y una mirada de dolor en la cara de ángel de Toñi, que así llamaba la pelirroja de la historia.
A la salida, Ricardo se las arregló para encontrarse con ella, en realidad salió casi al mismo tiempo pero mientras Toñi esperaba el ascensor, Ricardo corrió por las escaleras y casi “chocó” con ella al salir a la calle, con el tiempo, sincerándose entre ellos, Fue una estrategia a dos bandas en la que cada uno sabía perfectamente dónde y cuándo se iba a producir en encontronazo. La acompañó a la boca del metro porque hasta allí Ricardo tenía coartada, puesto que él había encontrado un alojamiento cercano hasta buscar un piso de alquiler.
Ricardo aquella tarde paseó por el barrio gótico, oyendo a músicos callejeros, luego cenó cualquier cosa porque no tenía apetito y se fue al hostal donde residía y pasó la noche dando vueltas en la cama hasta  que llegó la hora de levantarse para ir a la oficina, nunca había ido tan contento al trabajo.
No era una persona enamoradiza, en realidad, solamente había estado enamorado una vez, cuando tenía 16 años y conoció a su primer amor.
 Lo de Mary Paz, su novia de Madrid, era otra cosa, Vivía solo en Madrid, ella era una amiga de casi toda la vida y habían llegado al noviazgo como algo natural después de una relación en la que los dos estaban cómodos.   Cuando Ricardo vio por primera vez a Toñi, supo que no podía engañar a Mary Paz y que tenía que hablar con ella, pero, ¿cómo iba a decirle que al segundo día de llegar a Barcelona, había visto a una mujer y se había enamorado de ella?  Y sin saber siquiera si ella le correspondía.

CAPITULO  II
Al poco tiempo, una semana, Ricardo y Toñi, salían asiduamente, mucho les unía, entre otras cosas, y sobre todo por encima de ellas, estaba el teatro, la gran pasión de los dos, además ambos habían estado integrados  en compañías y grupos de teatro amateur.
En la multinacional que trabajaban, había colectivo que se dedicaba a organizar actos de todo tipo en el tiempo libre.
Toñi y Ricardo se propusieron montar una obra de teatro, para lo cual, hicieron un proyecto y lo presentaron a los encargados de las diferentes actividades.
Como ya se presentaba la primavera, decidieron empezar los ensayos en serio para septiembre, con el nuevo curso, la obra era “El baile” de Edgar Neville y la dirigía Ricardo, que ya había montado algunas cosas en Madrid.
El amor los unió y los tremendos celos de Toñi los separaba, además por aquellos tiempos, a Ricardo lo enviaron temporalmente a otra provincia para organizar unos sistemas nuevos de trabajo, así que no podían verse siempre y a todas las horas, solamente los fines de semana y algún día que Ricardo podía escaparse por la tarde para ir a verla, haciendo doscientos kilómetros.
Fue un amor suave, agradable, tierno, especial, los encuentros entre ellos eran fugaces porque no había tiempo para más, los fines de semana del final de la primavera se reunían en algún pueblecito de la Costa Brava, eran felices hasta media hora antes de partir, entonces aparecían los celos de Toñi, era capaz de imaginar todas las traiciones del mundo por parte de Ricardo en esa semana que iba a transcurrir hasta el próximo encuentro. Cuando se separaban, todo el amor, todos los grandes recuerdos de las horas pasadas se convertían en sinsabores en el corazón de Ricardo y más de una vez pensó en romper la relación por la amargura que le dejaba, luego recapacitaba y se decía que cuando estuviesen juntos para siempre se pasarían. Por parte de Toñi se convertían las separaciones en planes maquiavélicos para intentar descubrirlo en una traición, pensaba incluso que a veces, cuando tenía que ir a Madrid, por trabajo, se reunía con Mary Paz, cosa imposible, porque además. Cuando habló con ella para romper la relación, le sentó tan mal que terminaron fatal, sin posibilidad ni de la amistad que habían tenido antes del noviazgo.
Durante el verano Toñi marchó con sus padres, sus dos hermanas gemelas, de veinte años y un hermano más joven que ella y que estaba acabando Telecomunicaciones a una población del norte de las Costa Brava. Ricardo iba bastante por allí, por la tarde, se integró bastante bien con toda la familia, pero con tanta gente, no había nunca un momento de intimidad y luego a la hora de la despedida, generalmente después de cenar, volvía con el amargor de la escena de celos correspondiente, era sospechoso de irse de marcha antes de llegar a su casa.
Cuando Toñi empezó atrabajar, después de las vacaciones, Ricardo, que seguía  trabajando en la otra población, porque le propusieron quedarse allí realizando el trabajo nuevo, vio una oportunidad laboral y se quedó ya que las condiciones eran mejores. El primer día que pudo ir a Barcelona, se reunió con Toñi, ella estaba en uno de sus peores días de celos, la escena fue monumental, Ricardo se lo tomo a juerga, que era lo único que le quedaba y le dijo que sí, que él necesitaba tener a cientos de mujeres a su alrededor, que si quería tener un harem, que no sabía qué veían las mujeres en él, que todas se le insinuaban.
Estaban en una cafetería, ella se levantó llorando y se fue, Ricardo pensó que iría hacia el metro, con lo cual saldría detrás de ella y la alcanzaría antes de llegar. No la vio, la había perdido y luego supo que era para siempre.

CAPITULO  III
A primeros de Octubre el hermano de Toñi le llamó le dijo:
Ricardo, Toñi está en el Clínico, le han detectado un cáncer en el pecho, se lo han cogido demasiado tarde, está en las últimas.
Ricardo salió del trabajo, corrió a Barcelona, fue al Clínico y allí localizó a Toñi, siempre había sido delgada, pero ahora no llegaba ni a los treinta kilos, estaba completamente rapada, sus pecas no eran sino unas manchas cadavéricas, según le dijeron que había perdido la vista y no reconocía a nadie. Ricardo le cogió la mano izquierda, que no tenía ningún catéter, le dio un tierno beso en los labios y le dijo: ¡Toñi! , ¡Mi amor!, ¡te quiero!  Abrió sus ciegos ojos, una leve sonrisa apareció en sus labios  y expiró.
Ricardo apretó su pequeña mano y lloró amargamente como nunca lo había hecho.
FIN