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jueves, 20 de octubre de 2022

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO (Capítulo V)

 

 

EL VIAJE

 

La misteriosa dama de negro

 

Pedro Fuentes

 

 

CAPITULO V

 

La madrugada del día 26 avistó tierra, era Blanes, en la Costa Brava, allí era un buen sitio para fondear. Primero se acercó a la gasolinera del club, llenó los depósitos de agua y rellenó lo que le faltaba de gasoil, luego se dirigió a la bahía y fondeó, bajó la balsa auxiliar y se fue al pueblo a comprar comida y bebidas y sobre todo los periódicos.

Cuando volvió se tiró al agua, nadó un rato y luego preparó comida y se dispuso a leer los periódicos.

No habían identificado los cuerpos de Menorca todavía, estaban estudiando el ADN. Por lo demás, todo seguí igual, la economía no levantaba cabeza y los políticos habían desenterrado el hacha de guerra porque se aproximaban las elecciones.

A la mañana siguiente, volvió a bajar a tierra con la balsa auxiliar.Hhay por el lado sur de la bahía unos peñascos, a los que llaman “La puerta de la Costa Brava” en la playa del costado, hay barcas varadas, siempre encuentra algún pescador que le eche una ojeada a su balsa. Luego se adentra por las calles del centro del pueblo y compra lo que necesita.

Ese día, cuando compraba frutas y verduras en el paseo central del pueblo; allí ponen cada día sus paradas, vio que un hombre le miraba sin quitarle ojo, era aproximadamente de su misma edad pero algo más grueso, y el caso es que le resultaba conocido. el hombre se acercó a él y le dijo:

Perdone, ¿Vd. no es Ricardo?

Ricardo, con todo el estrés que llevaba encima le contestó:

No, no soy Ricardo, me llamo Francisco y he venido de vacaciones, Las últimas palabras no se le oyeron, asustado de que le hubiesen identificado por todo lo pasado, dio media vuelta y salió dando grandes y rápidos pasos, llegó a la playa, arrancó el fuera borda una vez en el agua  y se fue a su barco, una vez allí, izó la auxiliar, puso el motor del barco en marcha, levantó el ancla y salió navegando rumbo al Sur. Cuando ya había hecho unas cuantas millas y no se le podía ver desde tierra, izó las velas y cambió el rumbo al N aprovechando que los vientos eran propicios, había decidido ir a algún pueblo cercano a la frontera de Francia, donde podría esconderse.

Llevaba ocho horas navegando cuando se serenó y empezó a leer los periódicos que había comprado, mientras tanto no se quitaba de la cabeza la cara del hombre barbudo.

De pronto se sobresaltó, en uno de los periódicos leyó:

“Corren rumores de que la hija de un político español, ha desaparecido, al parecer, por una indiscreción de uno de sus allegados, le había dejado una nota a su padre diciéndole que quería vivir tranquila con su novio donde nadie los conociera. Hasta la fecha no se sabía nada de ellos. Ricardo se cogió la cabeza con las manos, se estiró del cabello y dijo: ¡Dios! La que se ha liado o se va a liar”.

 

 

jueves, 13 de octubre de 2022

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO (Capítulo IV)

 

EL VIAJE

La misteriosa dama de negro

 

Pedro Fuentes

 

 

CAPITULO IV

 


Despuntaba el sol cuando llegó al puerto: la luna llena no se distinguía en medio del cielo  nublado, el viaje a Túnez sería con luna llena, no había previstas nubes, con lo cual la travesía sería más agradable.

Al subir a bordo, vio a Cerbero echado y con cara de estar aburrido, lo llamó y salió corriendo detrás de él, dieron una vuelta por el muelle y el animal pareció revivir.

Cuando subió de nuevo al barco, se fue a su camarote, no se oía nada, la noche anterior habría llegado el novio y ahora estarían descansando.

Se duchó, preparó el desayuno, luego cogió las cartas correspondientes y marcó el rumbo en ellas, pasarían por el sur de Menorca, por el canal que le separa de Mallorca y luego ya sería rumbo directo, si el tiempo acompañaba, llegarían a Túnez a media mañana del día veintiséis. Gravó los datos en el GPS, recogió todo lo que podía molestar durante la navegación, revisó las velas, comprobó la carga de la baterías, vio que las placas solares que llevaba estaban cargando y luego, desde la puerta que bajaba a los camarotes de popa dio una voz a la pareja para que despertasen y desayunasen mientras él iba a las oficinas, luego zarparían.

En la oficina, que había abierto hacía un momento, la gente, dos administrativas y un marinero, comentaban que en una cala, cerca de Ciudadela, había aparecido esta mañana, el cuerpo destrozado de unas personas, no se sabía ni si eran hombres o mujeres, los cuerpos estaban desperdigados por el suelo y la piel y la carne arrancada a trozos, según comentarios de las personas que llegaron a verlo, incluido el juez y el forense, había sido atacado por una jauría de perros salvajes, pensaban que eran dos por los dos cráneos pelados que aparecieron.

Ricardo, que era por lo natural, persona sensible, se le puso muy mal cuerpo pensando en aquello.

Llegó al barco y los chicos no se habían despertado, los llamó de nuevo y como viese que no se levantaban, bajó al camarote y llamó al marco de la puerta, ya que ésta estaba abierta, al no sentir respuesta, entró, la cama sin deshacer, todo estaba en orden, en realidad el único vestigio de la pareja era el baúl y un pequeño maletín de piel encima, que pensó que sería del novio. Lo cogió entre sus manos y comprobó que no estaba cerrado con llave, lo puso encima de la mesa y lo abrió, solamente había una muda de ropa interior, un par de camisas y un pequeño neceser con efectos personales, debajo de todo esto, había un Corán.

Eran las diez y media, cogió su móvil y vio el teléfono de Lara, llamó al número y le dio un mensaje de apagado o falto de cobertura.

A las once y medía bajó al camarote grande otra vez por si descubría algo, vio que los candados del baúl se encontraban abierto y miró dentro, estaba lleno de ropa,  parecía no haberse estrenado, toda ella era árabe, chilabas de hombre y de mujer, algún caftán de gran calidad y vivos colores, babuchas, hiyab de diferentes colores para la cabeza y luego ropa interior de hombre y mujer. Siguió rebuscando y encontró dos pasaportes en una cartera de piel, los abrió y vio que eran nuevos, uno con la foto de Lara y el otro a nombre de un chico árabe, eran pasaportes marroquíes, pero le extrañó una cosa, las únicas anotación que tenían eran un sello de  salida de España el 23 de junio y el sello de entrada en Túnez con fecha 26 de junio, es decir, para pasado mañana. Siguió buscando y encontró tres sobres abiertos y con la solapa para dentro, entre los tres calculó que habrían unos quinientos mil € en billetes la mayoría de 500 y luego una parte de 200. Guardó todo como estaba y cuando fue a cerrar descubrió en una bolsa que había con una cremallera en la tapa un teléfono móvil apagado y otro Corán, pero éste traducido al español.

Ricardo ya no sabía qué pensar, se dirigió a la oficina, por ver si sabían algo, pero con la excusa de ver las previsiones del tiempo, además comentó que el nuevo destino, sería Cartagena.

Poca cosa se sabía más, que la chica vestía un traje negro, largo y que él era parecía ser tan joven como ella y r vestido con vaqueros y un suéter. Cogió una copia de las previsiones y salió de la oficina hacia el barco, tendría vientos del sur, así que sobre la marcha cambiaría el rumbo, se dirigiría a Córcega.

Llegó al barco, soltó amarras y cuando estaba en la bocana del puerto, tomo rumbo Sur como si efectivamente fuese a Cartagena, navegaría unas cuantas millas hasta salir de la vista de Menorca, luego iría hacia el E y luego remontaría hacia el NE. Al salir de  la bocana del puerto, se dio cuenta de que Cervero estaba a su lado. Era un animal muy bonito y cariñoso, pero seguramente habría un problema, en muchas regiones de España, los perros tienen que llevar un chip identificativo, lo solían poner en una oreja y si no en un lateral del cuello, es del tamaño de un grano de arroz y como está en la epidermis, con tacto se puede localizar.

Llamó al perro, que vino solícito, lo cogió en brazos y no localizó en las orejas, palpó por el cuello y después de varios intentos, lo encontró en el lado izquierdo. Cogió de un cofre al lado del timón un cúter que llevaba y con la punta de éste y con gran destreza, con una pequeñísima incisión le extrajo el chip, el animalito dio un pequeño gruñido, Ricardo puso un algodón con alcohol y le limpió la herida que no llegó ni a sangrar. Tiró el chip por la borda y se rió pensando si se lo tragaba un pez.

La navegación era tranquila, cuando a eso de las siete de la tarde ya había cogido rumbo NE  hacia Córcega, bajó al camarote grande, abrió el baúl, sacó el dinero y lo distribuyó envueltos en  tres bolsas de plástico, las selló con cinta aislante y las escondió pegándolas en el suelo, por debajo, en las sentinas de los tres camarotes de popa, cada una en uno, cogió el maletín pequeño y lo metió en el baúl, éste con gran esfuerzo, lo subió a cubierta, hizo un repaso por todo el camarote de cualquier resto del paso de la pareja e incluso limpió con un paño cualquier huella que hubiesen podido dejar. Una vez en cubierta, con un taladro de batería, buscó en el arcón de las herramientas una broca tipo corona, de unos 3 centímetros hizo varios agujeros por todos los lados del baúl, luego cortó unos treinta metros del cadenote del ancla de popa, es decir, unos cincuenta kilos de peso, y lo metió dentro. Luego lo tiró al agua en un sitio que las cartas marcan unos mil doscientos metros de profundidad, le pasó un cabo por las asas, por poderlo recuperar si no se hundía, entró el agua por los agujeros y con el peso de la ropa mojada y el cadenote, se sumergió por completo, soltó uno de los extremos del cabo y estiró del otro hasta recuperarlo.

El resto del día Ricardo lo pasó oyendo la radio por si decían algo de la pareja que él estaba seguro que eran Lara y su novio, lo que más le extrañaba, era las fechas de los pasaportes, parecía como si quisieran entrar en Túnez sin que nadie lo supiese, ¿Y por qué llevaban tanto dinero? ¿Serían delincuentes o traficantes? A Ricardo se le pusieron los bellos de punta, tembló pensando que si el dinero era de la droga, esa gente no se andaba con chiquitas y lo localizarían en el fin del mundo.

Ya había entrado la noche, conectó el radar al piloto automático y la alarma por si daba alguna cabezada, aunque cuando viajaba en solitario dormía en cubierta, al costado del timón.

Dio de comer a Cervero y éste no quiso, incluso le gruñó, se acordaba quizás del corte para quitarle el chip.

A la media hora el perro empezó a gruñir a comportarse de una manera extraña, se fue al salón y se quedó allí, no había probado bocado ni bebido agua, seguía gruñendo, cada vez más fuerte.

Al fin salió por el horizonte la luna llena y Ricardo entró al salón a buscar tabaco y a prepararse un whisky, no tuvo ni tiempo de entrar, lo que vio le hizo orinarse en los pantalones, una figura monstruosa saltó sobre él, tenía forma de perro, pero de más de un metro de alto, con tres cabezas con unos dientes de más de cuatro centímetros en unas encías rojas como la sangre, una espuma espesa le salía de entre los dientes, en el color del pelo y la pechera eran como Cervero, las orejas iguales pero más grandes Ricardo saltó hacia atrás y esquivó el primer ataque, luego corrió hacia las escaletas laterales que subían al palo mayor, cuando ya subía, notó como una de las bocas había lanzado un mordisco sobre su pierna izquierda a la altura del gemelo, el traje de agua que se había puesto sobre los vaqueros para evitar la humedad de la noche le salvó de una dentellada y solamente le había clavado un colmillo, esto le hizo correr más y trepar varios metros, al fin se vio a salvo, la fiera gruñía por sus tres bocas, incluso hubo un momento que una cabeza atacó a la del otro costado.

Ricardo temblaba y sudaba a la vez, no había visto monstruo más raro en su vida, luego empezaron a pasar imágenes por su mente, de repente le vino una y ya no se borró, estampas de la mitología, un nombre se asoció a la imagen que vio de niño en un grabado y  que le había hecho tener pesadillas muchas noches, Cancerbero, el guardián de la puerta de los infiernos.

Rezó y rezó para que no pudiese llegar hasta él, estaba ya más arriba de la mitad de mástil, buscó y encontró el cinturón del pantalón que llevaba debajo, con él se sujetó al mástil, los pies le reposaban sobre una cruceta de éste, esperaba que no soplase más viento que la pequeña brisa que había porque le podría poner en peligro.

Suerte que era la noche más corta del año y pronto amanecería.

Hombre, pensó, había oído hablar varias veces de la rueda de santa Catalina, un fenómeno que se veía al amanecer del día 24 de Junio. Si era verdad hoy tendría ocasión de verla y muy clarita, desde la primera fila.

Cuando iba llegando el amanecer, la bestia parecía calmarse, cuando salió el sol, en un amanecer que le pareció a Ricardo el más radiante, comprobó que la bestia iba disminuyendo de tamaño, al igual que sus tres cabezas.

Cuando el sol calentó la banda de babor del barco, el perro había recobrado su tamaño y estado natural y estaba llorando a los pies del mástil.

Ricardo había sacado sus conclusiones, la noche anterior, Lara y su novio habrían sacado a Cervero a pasear, se encontraron en la cala al lado de Ciudadela con que salía la luna llena y la fiera se abalanzó sobre ellos y organizó la matanza de los dos chicos, luego se retiraría a cualquier rincón y por la mañana volvió al barco.

Ricardo pensó, había visto la luna llena esta noche por segunda vez, todavía quedaban noches con luna llena, bajó con sumo cuidado y vio que el animalito se le acercaba, lo cogió en brazos, no sabía si tenía culpa de nada, pero se fue a sotavento y sin que se diera cuenta lo tiró al agua lo más fuerte que pudo.

Vio como no hacía por nadar, se quedó estático a flor de agua y con la mirada de fuego que tenían las tres cabezas de la noche anterior, no hizo ningún movimiento, se diría que sabía que todo movimiento que hiciese terminaría agotándolo. En cinco minutos ya no se veía.

Ricardo cambió de rumbo, ya no hacía falta esconderse tanto, sabía cómo había sido la desaparición y nadie podía relacionar a los chicos con él, viró al W, iría a la Costa Brava, allí decidiría el nuevo destino.

Cogió el botiquín y se desinfectó la pierna y la curó, luego le puso un vendaje y se dispuso a prepararse una abundante comida.

 

jueves, 6 de octubre de 2022

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO (Capítulo III)

 

EL VIAJE

 

La misteriosa dama de negro

 

Pedro Fuentes

 

 

CAPITULO III

 

El día 21, sobre las 12, llamaron  al canal del Náutico de Ciudadela, encontraron amarre de casualidad, en las fiestas de S. Juan en Ciudadela, no cabe ni un alfiler, tuvieron suerte porque llegaron dos días antes, aún así, les asignaron amarre en el dique sur, con lo cual hay que dar toda la vuelta para llegar a los lavabos, pero bueno, por lo menos hay más tranquilidad.

Lara esperaba a su novio para el día 22 a la hora de comer, dijo que estaba muy cansada del viaje y que no se movería del barco, solamente quería dormir. Ricardo se encontró libre para ir a visitar a la familia de su querida  Gracia.

Volvería a la hora de cenar.

Para dejar a Lara libre de molestias le dijo que si quería se llevaría a Cerbero, cosa a la que accedió y se encontró libre de compromisos. En animalito pareció enterarse de todo y se puso a saltar de alegría. Ricardo, al que gustaban los animales, se dio cuenta de que el perro era un capricho de la niña.

 

Por la noche, a eso de las nueve, llegó Ricardo con Cervero al barco, Lara estaba recostada en el sofá, comiéndose un bocadillo con una cerveza y viendo la televisión. No había salido del barco para nada. Ricardo le preguntó si quería cenar.

No, con este bocadillo tengo bastante, no soy de mucho comer. Dijo Lara y añadió luego, mañana, sobre el medio día vendrá mi novio, no queremos que se nos vea mucho, él es un poco conocido y pasaremos la mayor parte del día en el barco, tú puedes hacer lo que quieras, pero el día 23, si el tiempo lo permite, querríamos salir, como quedan siete días de alquiler, iremos a Túnez, allí desembarcaremos y tú quedarás libre, te pagaremos un suplemento por las molestias y el trayecto más largo.

Bueno, no era lo previsto pero tú pagas y tú eliges, yo ahora me voy a dormir, mañana, cuando venga la persona que esperas, si no hay ninguna novedad, yo estaré en casa de mis amigos y de fiesta, seguramente pasaré la noche en con ellos, si hubiese alguna novedad, ya tienes mi teléfono móvil.

Vendré por la mañana y zarparemos al medio día, las previsiones son buenas y el veintiséis podemos estar en vuestro destino. Lo que no puedo es llevarme a Cervero conmigo este día y medio, os tendréis que hacer cargo de él, le respondió Ricardo.

Dicho esto, se preparó un bocadillo y una cerveza y se fue al exterior a cenar y fumar. Le desagradaba el perfume o colonia de la niñata, como él ya se había habituado a denominarla, era un olor dulzón, en exceso, a jazmín.

A media mañana del día siguiente, se marchó de nuevo con sus amigos, Ciudadela ya hervía con los viajeros que habían llegado para las fiestas, antes de nada, pasó por las oficinas del club y les dijo que le preparasen la cuenta para el día siguiente, que se tenían que ir. Lamentaba no quedarse a la fiesta pero no era la primera vez que estaba, de hecho, normalmente Ciudadela para S. Juan y Mahón para la Virgen de Gracia en Septiembre, eran charter casi seguro. Además, para él Menorca le traía recuerdos muy especiales.

 

jueves, 22 de septiembre de 2022

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO (Capítulo I)

EL VIAJE

La misteriosa dama de negro

 

Pedro Fuentes

 

CAPITULO I

 

Cuando Ricardo se decidió a vivir en la mar y con la mar, se pasó mucho tiempo buscando lo que sería su hogar, al fin, después de varios años encontró el barco que le pareció ideal, un ketch* de 14 metros de eslora, dos palos, mayor* y mesana*. Un salón bastante espacioso, en el que hay una cocina, un comedor y un puesto de gobierno, además del existente en popa en la bañera. Equipado con velas mayor, mesana, génova y foque, bastante cómodo para navegar incluso en solitario.

La idea de Ricardo es vivir en el barco y ganarse la vida realizando algún que otro charter por el Mediterráneo, su puerto base está en la provincia de Castellón, un pequeño puerto, seguro y muy marinero.

El año no estaba siendo muy bueno, había hecho el mantenimiento y pintura de su barco “El Solitario” en Mayo y ahora, a primeros de Junio, no tenía ninguna reserva hasta el día 20 que iría a Menorca. 

Suponía que a Ciudadela a las fiestas de S. Juan y luego la vuelta a la isla. Sabía que traían un perro, un pinscher enano de unos 4 quilos. Al principio dijo que el perro no, que la travesía duraba más de 20 horas y el perro tendría que hacer sus necesidades. La persona que le llamó para alquilar el barco le dijo que no era problema, que el animalito estaba acostumbrado a una caja de gatos y que hacía sus cosas allí.

Hasta la fecha solamente salían alguna excursión de fin de semana, pero este año, que el tiempo tampoco era muy estable, no  tenía nada, por lo que había aceptado aquel viaje, de una mujer sola y su perro, claro que estaba bien pagado y por adelantado.

Mientras llegaba la fecha, dedicaba su tiempo en pequeñas mejoras, leer y pasear por los alrededores del puerto.

El día 19, por la tarde, a última hora, llegó al puerto en un taxi una chica muy joven, era Lara, llevaba el pelo, teñido de negro y suelto sobre los hombros y hasta media espalda, muy liso le, tapaba las orejas, además, el flequillo, muy largo le cubría las cejas y parte de los párpados, lucía un vestido negro, con falda tres cuartos y un cinturón, también negro y con una gran hebilla plateada.

El conductor del taxi bajó del maletero un gran baúl de cuero negro y cerrado con dos grandes bandas de cuero, también del mismo color y cerrados con un par de candados de unos ocho centímetros. En los brazos llevaba un pequeño perro, un pinscher enano negro, con la pechera roja color fuego. Ricardo, al que siempre le habían gustado los perros y durante su vida había tenido varios, lo encontró precioso, le acercó la mano y el animal, después de olerla, sacó la lengua y se le lamió, luego se dejó acariciar, levantando la cabeza, ofreciéndole el cuello para que le rascara, así sellaron una amistad duradera.

Ricardo se presentó y le dijo a Lara que el baúl era un inconveniente en las estrechuras de un barco, pero ésta le contestó que habían cambiado de planes y después de llegar a Menorca, no querían volver, sino trasladarse a Alicante, dentro del plazo de la reserva, y que le pagaría un suplemento por las molestias.

Con gran trabajo lograron embarcar el equipaje. Ricardo le ofreció cenar algo, para luego ir a dormir.

Las previsiones del tiempo eran buenas y tendrían que salir a primera hora de la mañana para llegar a Ciudadela al amanecer del siguiente día.

lunes, 19 de septiembre de 2022

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO (Capítulo II)

 

EL VIAJE

La misteriosa dama de negro

 

Pedro Fuentes

 

 

CAPITULO II

 

Cervero, que así se llamaba el perrillo, no se separó de Ricardo en ningún momento.

Cuando terminó de cenar, después de recogido todo, salió a la bañera, en popa a fumar un cigarrillo y tomar un culín de whisky como tenía por costumbre cuando las cosas iban bien.

El animal salió con él y Lara se fue a dormir. Le había asignado el camarote posterior, éste se encontraba en popa. Para acceder a él, hay que bajar dos escalones, desde el salón comedor cocina, a donde se llega desde la bañera bajando un escalón y desde la bañera por popa. En la banda de estribor, está la cocina, nevera, horno, y microondas. La mesa está al otro lado y alrededor de ella, por la banda de babor y proa hay un sofá rinconera. La mesa se baja y se convierte en otra cama de matrimonio. En el salón hay dos escaleras, una por popa, por donde se llega a un pasillo en el que  a ambos lados, hay dos puertas más que conducen a sendos camarotes, cada uno con dos literas, un armario y una pequeña mesa practicable que al abrirla deja el espacio justo para pasar una persona, en el mamparo de popa de estos camarotes hay una estantería que sirve de mesilla de noche y debajo se guardan dos sillas de madera plegables, a unos 30 centímetros sobre la litera superior hay un ojo de buey rectangular.  La cama superior es practicable y al abatirla, la inferior se convierte en un sofá.

Siguiendo por el pasillo, a la  derecha según se baja, babor, se encuentra un armario, a la izquierda está la puerta de un baño completo, lavabo, debajo del cual hay otro armario, wáter y ducha.

Al final del pasillo, hay otra puerta que conduce al camarote grande, entrando en él, en el lado de estribo*r, pegada por un costado y la cabecera, está la cama doble, al otro costado, hay una mesita, también adosada al panel de popa, es este lugar, debajo de la mesa Ricardo colocó el baúl. A una altura de un metro sesenta centímetros y en ambos costado, hay dos ventanillas alargadas que se pueden abrir, como los ojos de buey abatibles hacia arriba, por el interior de estas, hay unas cortinillas muy tupidas para evitar la claridad del amanecer.

A proa* del salón, está la otra puerta, en el centro del mamparo, a la derecha, estribor, está el puesto de gobierno, a la izquierda de la puerta, y de espaldas al sofá, la mesa de cartas, donde se guardan las cartas de navegación y los útiles necesarios. Esta puerta lleva, bajando otros dos escalones, a un armario a estribor, un lavabo completo a babor y dos literas en forma de uve y unidas por los pies, al frente, aquí, es donde se aloja Ricardo cuando lleva pasajeros.

Viendo que Cerbero no se separaba de él, decidió darle un pequeño paseo por el muelle, así lo cansaría un poco y estuviese más tranquilo durante las veinticuatro horas que tendrían de viaje al día siguiente.

Media hora después regresaron al barco, el animal se quedó en el salón, y Ricardo se fue a su camarote donde durmió de un tirón hasta las siete que le sonó el despertador.

Ricardo se levantó, preparó café para el desayuno y avisó a Lara con una voz, al rato apareció vestida más normal, llevaba un chándal azul marino y unas bambas, el pelo lo llevaba recogido y una gorra encima, Ricardo le había advertido contra las insolaciones, ya que ella no parecía tomar el sol con asiduidad y su piel era blanca en exceso.

A las ocho y media, soltaron amarras y salieron del puerto a motor, Lara no tenía ni idea de navegación, así que como Ricardo era experto y además lo llevaba todo bastante automático, ya fuera del puerto, puso rumbo al viento, una ligera brisa que soplaba, desenrolló la mayor, sacó el génova y con el piloto automático fijó el rumbo, el viento era poco pero favorable, si seguí así, en unas seis horas pasarían al norte de las  Islas Columbretes, pasadas éstas pondrían ya rumbo directo a Ciudadela, una vez fijado el rumbo, desenrolló también la mesana y el barco se estabilizó, la mar estaba casi plana y les cogía por el NW, casi por popa, con lo cual cabeceaba muy poco, lo malo era el calor que iban a pasar. Eran unas 156 millas marinas, con lo cual, tardarán una 26 horas si todo va bien.

 

jueves, 15 de septiembre de 2022

EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO" (Capítulo IV)

 

 

EL PRIMER VIAJE DEL  "SOLITARIO"

 

Pedro  Fuentes

 

CAPITULO IV



Pasó la semana como un suspiro, cuando volvimos a cala´n Pit agosto llegaba a su fin, cada día se notaba como los días se iban acortando, iban desapareciendo los agobios del turismo del verano, ahora todo era más apacible.

Llegó septiembre y ya se adivinaba el ambiente de las Fiestas de Gracia en Mao del 6 al 9. Lo mismo que pasa con las de S. Joan en Ciudadela, las de Gracia en Mao hay que vivirlas, por lo menos una vez en la vida, son inigualables.

¡Ricardo! Ya pronto tengo que empezar a ir al colegio, a partir de primeros de mes iré algún día que otro para las reuniones de preparación, luego, aunque en Alaior no son fiestas, como los maestros somos de fuera, sobre todo de Mao, los cuatro días de fiestas, los hacemos.

Bueno, estaré por aquí hasta que comiences las clases, que supongo que serán como en todos los sitios para el 15, luego pondré rumbo a Benicarló y me dedicaré a preparar viajes con las agencias, además había pensado hacer propaganda por aquí y sobre todo por Ibiza que me pilla más cerca, si la cosa no va muy bien, siempre me puedo desplazar hasta las islas.

Hay muchas personas que quieren hacer prácticas de navegación, una forma es enrolarse en un barco como el mío para hacer travesías. Eso puede ser un dinero extra, luego por aquella zona hay muchos buceadores que quieren ir a la s Islas Columbretes en fin de semana.

De todos modos, según como esté todo, lo mismo hago un pensamiento para trasladarme a Menorca, aquí hay más oportunidades pero también más competencia. Ya veremos qué hacemos.

El resto del tiempo transcurrió apaciblemente, pero Gracia y yo nos mirábamos con algo de tristeza, aquel verano tan maravilloso que el destino nos había brindado, llegaba a su fin, seguíamos con nuestra felicidad, pero en el fondo notábamos que la rutina del invierno y del trabajo nos estaba alcanzando.

Cuando Gracia empezó a ir al colegio, decidimos quedarnos en la casa de cala´n Pit, está cerca de Alaior y yo mientras me dedicaba al barco, otras veces llevaba a Gracia al colegio y luego me dedicaba a ir a Ciudadela y Mao a entrevistarme con gentes de las agencias de viajes y a dejarles propaganda.

Biel se llevó su barco a Ciudadela y Ernesto y Teresa con los hijos viajaron para Alicante, María Cinta se fue a su casa de Mao.

Cala´n Pit se iba quedando solitaria, solamente quedaban algunos turistas rezagados y personas mayores que residían allí todo el año.

Llegaron las fiestas y las vivimos con toda la intensidad que pudimos, ya se sabe que son fiestas para la gente joven, Gracia es una persona joven todavía y yo me siento rejuvenecer a su lado y no me importan los comentarios que a veces oímos por culpa de esos veintitantos años que nos separan.

Cuando terminaron las fiestas y Gracia empezó las clases, yo me preparé para marchar, había decidido hacer el viaje de una tirada, rumbo directo a Benicarló, unas ciento cincuenta millas, con buen viento unas treinta horas, aprovecharía a que las previsiones fuesen buenas.

El dieciséis de septiembre, ya comenzadas las clases Gracia me dijo:

¡Amor!, mira, el viernes que viene, por la tarde no tengo clase porque hasta octubre no empezamos todo el día, si lo deseas, podemos salir rumbo a Benicarló los dos y el domingo por la tarde vuelvo en avión, será el último viaje del verano. ¿Te parece bien?

Claro que sí, pero me sabe mal, será una paliza para ti, llegaríamos sobre las diez de la noche del sábado y al día siguiente ir a Barcelona a coger el avión, y el lunes a las clases, terminarías rendida.

¿Me has visto alguna vez cansada de navegar? Además merece la pena si estamos todo el fin de semana juntos, mañana mismo reservo el billete de avión para la tarde del domingo y seguro que Biel o mi madre me irán a recoger al aeropuerto.

Las previsiones son de levante, podremos salir sobre la una y media o las dos y si todo va bien y tenemos un buen viento quizás estemos a media tarde del sábado en Benicarló.

El viernes, a la una ya tenía el barco pertrechado y las velas preparadas para izarlas en cuanto saliésemos de las rocas de Addaia, efectivamente el viento era de levante y las previsiones eran de fuerza 4 bajando algo de cara a la noche y la mar rizada.

Perfecto, sería una buena y tranquila travesía, solamente tendríamos que vigilar a la Transmediterránea y los mercantes rumbo a las islas que sobre todo nos vendrían por estribor y cuando la noche fuese más cerrada, aunque al estar la luna en cuarto creciente y por popa tendríamos buena visión.

A la una y media llegó Gracia, saltó al barco y entonces se dio cuenta de que María Cinta había venido a despedirnos, nos dio un beso y un abrazo y saltó a tierra esperando a soltarnos las amarras de proa cuando le avisásemos.

Nos hicimos a la mar, ya fuera de la ría, izamos velas y nos dirigimos a faro Caballería, una vez a su altura pusimos rumbo al 275, conectamos el piloto automático y nos acurrucamos en la bañera el uno al lado del otro, llegamos a coger puntas de 7,5 nudos, el barco iba a todo trapo, decidimos sacar el espi y seguir así hasta que entrase la noche.

Todo salió a la perfección, el sábado a media tarde entramos en Benicarló. Llegamos a casa y ya no salimos para nada hasta el domingo a las doce, cogimos el coche y marchamos a Barcelona al aeropuerto, a las seis Gracia cogió el avión para Menorca.

Entró el otoño y siempre que podíamos o yo iba a Menorca o ella venía a Barcelona. Así pasó medio otoño. A mediados de noviembre, el día 15, a las diez de la mañana recibí una llamada de teléfono.

¡Ricardo! Soy Biel, ven a Menorca urgentemente, Gracia ha tenido esta mañana un accidente con el coche y está grave. Dime a qué hora llegas y te mandaré un coche al aeropuerto.

No pude decir sino ¡Voy! Salí corriendo. No dejé ni siquiera una nota para Hortensia, la señora que me arregla el apartamento, cogí el coche y marché a Barcelona sin importarme ni multas ni nada, dejé el coche en el aparcamiento y conseguí un billete para Mao alegando extrema gravedad.

Cuando llegué, un amigo de Biel me estaba esperando, me llevó al hospital en Mao, estaba toda la familia, María Cinta lloraba y la sujetaban sus dos hijos, al verme se abrazó a mí y me dijo:

¡Ricardo! Está muy mal, no creen que llegue hasta la noche, dada la extrema gravedad incluso nos dejan entrar, está en coma, pasa conmigo a verla.

Entré, yacía en una cama rodeada de goteros y vías, solamente se notaba que respiraba porque tenía un aparato de respiración asistida, la llamé, le hablé le dije que la quería, que no me dejase, en el fondo sabía que no me oía ni me sentía, me puse de rodillas al lado de la cama y le cogí una mano que me llevé a los labios y murmuraba, ¡Señor! ¡Qué te he hecho para que me trates así, parece que me persigas toda la vida!, ¡Llévame a mí también! ¡No puedo más! ¡Siempre te llevas a mis personas queridas!

María Cinta lloraba a mi lado e intentaba dentro de su dolor consolarme.

Falleció dos horas después, en mi cabeza martilleaba “Tristesse” de Frederick Copín, siempre que la oigo recuerdo a mis grandes amores y mi vida.

El funeral fue multitudinario, ella y su familia son muy conocidas en la isla, fue incinerada tal como quería ella.

Al día siguiente fuimos con el barco de un amigo de la familia de cala’n Pit a las rocas de Addaia y esparcimos sus cenizas en aquellas rocas y aquel mar que tanto amaba.

Pocos días después recibí otro mazazo de la vida, la autopsia reveló que estaba embarazada.



FIN





 

jueves, 8 de septiembre de 2022

EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO" (Capítulo III)

 

 

 

EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO"

 

 

Pedro  Fuentes

 

 

CAPITULO III



Una vez amarrado el barco comenzamos con la rutina de siempre, doblar correctamente las velas y guardarlas, fregar la cubierta y el barco en general, dejar adujados todos los cabos, escotas etc. Después de lo cual, nos fuimos a las duchas del club para asearnos nosotros.

Habíamos quedado con la familia de Gracia que iríamos a la oficina de Biel ya que éste estaba trabajando, con él iríamos a comer a la casa de Addaia y luego ya veríamos qué organizábamos.

Cuando llegamos a la oficina, Biel se alegró como si hubiesen pasado meses sin vernos.

Después de saludarnos con unos grandes abrazos me dijo:

Ricardo, ya te tengo casi todos los papeles del barco arreglados, me falta uno que seguramente llegará mañana o pasado y que es ya la autorización para pasar a la lista 6ª y la consiguiente Inspección Técnica de Buques, así que si todo va bien, esta semana ya estará todo listo, ¿Tienes todo el material de seguridad y navegación?

Si, todo está correcto, si faltase algo, cuando el inspector lo diga podré comprarlo, pero he repasado la lista y está todo, incluso la balsa está homologada y pasada la inspección para todo el año.

Bueno, dijo Biel, como ya es la hora de cerrar la oficina, nos vamos al puerto, que me hace ilusión ver el barco, luego nos iremos a Addaia a ver a la familia y a comer, que estamos todos esperando.

Cuando llegaron al puerto y Biel vio el barco, se quedó maravillado, esperaba encontrarlo bien conservado y bonito, pero lo que no esperaba era la amplitud y el estado de las maderas y la teka de cubierta.

¡Jo! Está perfecto, dijo Biel.

Ya lo verás cuando lo coja yo por mano este invierno y me dedique a repasarlo todo, de todas las formas, este barco, por el estado y porque fue un barco de capricho, estaba perfecto, por lo visto era de un matrimonio muy aficionados los dos, pero que todo lo mandaban a hacer porque ellos no tenían mucha idea, lo compraron para dedicarse a dar la vuelta al mundo.

Con poca experiencia, después de equiparlo al más mínimo detalle, salieron de Palma rumbo a Almería para probarlo y hacerse a él, les pilló una rasca cuando estaban en el punto de no retorno y estuvieron un par de días a la deriva, la radio se les mojó y no pudieron ni pedir ayuda, al final, cuando todo aclaró estaban cerca de Marruecos, a duras penas y gracias a otro barco que pasó cerca, pusieron rumbo a La Manga y cuando llegaron pusieron a la venta el barco, en un principio con un precio bastante elevado, no desorbitado, pero tenía tantos extras que lo encarecían bastante, contrataron a un bróker para venderlo y no había a quién colocárselo, las facturas de mantenimiento y amarre fueron subiendo, ellos, que habían dejado todo y el trabajo para la gran aventura, se encontraron viviendo en casa de los padres de ella y a su costa, al final, el precio fue bajando y cuando tú viste el anuncio, era una ganga, así que te podemos nombrar patrón honorario, le dije.

Fuimos con el coche de Biel a buscar el 205 de Gracia y ya con los dos coches marchamos a la casa donde nos estaba esperando toda la familia.

Decidimos quedarnos allí hasta el día siguiente que volveríamos a Ciudadela para terminar el papeleo del “Solitario”, cuando éste estuviese a punto, decidimos que nos iríamos una semana, con los dos barcos, el de Biel y el mío, ya que somos nueve, a dar “Sa volta a sa illa”, como dicen en Menorca.

Los días fueron pasando, las mañanas a navegar con el barco de Biel, ya que el mío estaba pendiente de las inspecciones y el papeleo, salíamos todos a nadar y bucear, comíamos a bordo y por la tarde, cuando llegábamos a casa, nos arreglábamos y salíamos a pasear. Gracia y los hijos de Ernesto y Mercedes eran un mundo a parte, siempre estaba compitiendo y haciendo competir a los dos sobrinos, nadando, buceando, tirándose desde la proa del barco, y en tierra lo mismo, así que cuando salíamos a pasear, los dos hermanos iban con sus mujeres, Gracia con los niños y María Cinta y yo, que hacíamos muy buenas migas, en realidad tenemos una edad similar.

Muchas noches decidíamos irnos a Villacarlos a cenar, normalmente nos escapábamos Biel, Mercedes, Gracia y yo.

A los siete días tuvimos que marchar a Ciudadela ya que venía el inspector del barco, llegamos al puerto Gracia y yo, preparamos todo el equipo de seguridad y salvamento, todo estaba correcto y la balsa de salvamento recién pasada la inspección.

Biel llegó con el ingeniero y los papeles que estaban en su poder. Se hizo la inspección ocular, luego llevamos el barco al varadero, donde ya estaban preparados y con el trávelift sacamos el barco, estaba limpio, pero hubo que rascar pintura por donde indicó el inspector, todo se encontraba en perfecto estado de revista, mientras Biel y él preparaban los papeles me fui al banco para hacer el ingreso de las tasas y cuando llegué de nuevo me dieron los papeles del barco.

Ya tenía el barco preparado para las nuevas singladuras de mi nueva vida.

Mientras tanto, Gracia en el barco ponía todo en su lugar en perfecto orden.

Terminado todo el ajetreo, tal como habíamos quedado, Gracia y yo soltamos amarras y nos hicimos a la mar rumbo a Addaia donde ya habíamos solicitado un amarre.

La travesía fue de lo más tranquila, una ligera brisa no lograba mover el barco, así que fuimos a motor, izamos la vela de mesana para estabilizar y salimos a la mar abierta, si todo seguía así llegaríamos sobre las siete o siete y media de la tarde, pusimos el piloto automático y nos dedicamos a viajar por primera vez en nuestra vida en común al estilo “tripusol”.

Sabes, Gracia, echo de menos la bañera del “Destino”, era tan pequeña que siempre estábamos juntos.

Gracia se puso a reír, se levantó, se acercó a mí y se sentó encima de mis rodillas. Las personas que no han navegado con su pareja, no saben lo a gusto que se está rodeado de mar y con la brisa dándote en la cara.

A veces pienso que terminará perdiéndose toda la intimidad con tanto satélite espía.

Cuando llegamos a la entrada de cala´n Pit los hijos de Ernesto y Mercedes ya nos estaban esperando, avisaron a toda la familia y salieron a recibirnos, cuando amarramos subieron todos a bordo y Gracia y yo les enseñamos el barco, luego nos sentamos en la bañera y nos dispusimos a celebrarlo.

El día siguiente preparamos todo y al otro partimos todos en los dos barcos, los dos hermanos y sus esposas en el barco de Biel y el resto, los dos críos, María Cinta, Gracia y yo en el “Solitario”, nos dispusimos a hacer el primer crucero oficial con mi barco, nos fuimos a hacer “sa vota a sa illa” decidimos navegar hacia el este, sin ninguna prisa y en principio a fondear en calas y evitar entrar en puertos.

Fueron siete días maravillosos, en realidad yo no tenía recuerdos de vida en familia, la última vez que tuve tenía 17 años y mi familia eran mi hermana y su marido, había vivido en pareja algún tiempo pero fue algo diferente, ahora, mirando hacia atrás, no recordaba momentos agradables y parecía como si una amnesia rodeara mi cerebro con respecto al pasado.

Cuando llegábamos a alguna cala en la que decidíamos pasar el día, hacíamos vida en el “Solitario”, luego, por la noche nos reuníamos de nuevo a tomar las copas.

Biel se acordaba de la noche que estuvimos en cala´n Pit hasta las tantas bebiendo vino del Somontano y cantando habaneras, esta vez no teníamos vino y yo había dejado la guitarra en Benicarló al vaciar el Furia.

María Cinta era feliz, cuando Gracia y los chicos estaban bañándose, preparaba un par de cervezas y se venía a charlar conmigo.

Desde que murió mi marido no había sentido esta felicidad, el estar todos juntos, mis hijos, mis nietos, mis nueras y tú, la verdad es que soy feliz.

A mi me pasa los mismo, yo no he tenido familia nunca, mis padres murieron cuando yo era un crío, mi hermana y mi cuñado murieron también cuando yo era un adolecente, luego he tenido alguna historia pero nunca fue nada que cambiase mi vida, no me ha agobiado nunca la soledad porque me he hecho a ella y en la mar no la he notado.

Cuando salí de Blanes con el Furia y puse rumbo a Menorca no sabía que empezaba una nueva vida.

Ahora temo que sea un sueño y que despierte en cualquier momento, pero nadie me podrá quitar para el resto de mi vida los recuerdos de este verano y de todos vosotros.

¿No os conocíais de antes como dijo Gracia?

No, nos conocimos el día anterior al que me conociste, pero Gracia no te mintió, acuérdate que ella dijo que no nos habíamos visto hacía muchos años, y tantos, en realidad los treinta y tantos de ella, aunque creo que en el fondo ambos habíamos soñado nuestras vidas.

Muchas veces sale mejor una relación corta que una larga, Lo vuestro si que ha sido un flechazo.

Si, más rápido que lo que se usa ahora en internet.