Mi lista de blogs

sábado, 17 de diciembre de 2011

MENUDA NOCHE

MENUDA NOCHE
La historia de hoy es cortita, le ocurrió a mi mujer en 2008, a veces, cuando le doy a leer alguna de mis historias del más allá o de "al lado", según se mire, se acuerda de ésta, dice que le da “yuyo”. Creo que no es para tanto, cada uno es lo que cree y como dijo Calderón de la Barca en “La vida es sueño”.
                                               Sueña el pobre en su pobreza,
                                               Sueña el rico en su riqueza
                                               Que más cuidado le ofrece
                                               Sueña el que a medrar empieza,
                                               Sueña el que afana y pretende
                                               Y en el mundo en conclusión,
                                               Todos sueñan lo que son
                                               Aunque ninguno lo entiende.
La verdad es que a mí también según qué historia se me pone la carne de gallina, normalmente transcribo lo que me cuentan. Pero a veces me cuentan cada cosa…….
No sabía qué publicar hoy, abrí la carpeta de “mis relatos” en el PC y salió ésta, espero que os guste y no os deje mal sabor de boca.
Aprovecho este blog para
“FELICITAROS LA NAVIDAD Y QUE TENGAIS UN PROSPERO AÑO 2.012”
Pese a la crisis y a las malas perspectivas. Acordaos de que el dinero no lo es todo y no hay oro en el mundo para comprar unos kilos de felicidad.          
                     MENUDA NOCHE                

                                                                        (Pedro Fuentes)

Mayo de 2008, mi mujer enfermó de neumonía y tuvo que estar en el hospital durante más de una semana, estaba en una habitación doble de la cuarta planta, ella en la cama del lado de la puerta. Al lado de la ventana, había una señora de 94 años, toda una señora, solamente una vez la vi de pie, era alta, delgada, andaba estirada y tenía ademanes firmes pero delicados. La cabeza la tenía bien, con una lucidez perfecta para su edad.
Venían a visitarla sus dos hijas, sus yernos y algún nieto de unos veintitantos años. Uno de los yernos, el más bajo, era todo amabilidad, muy cordial, atendía a su suegra como un hijo, su esposa no podía venir mucho porque tenía un negocio. El otro era alto, estirado,  más seco y no hablaba con nadie.
La señora Leonor, que así se llamaba la enferma, no daba mucha lata, se pasaba el día sentada en el sillón, entre la cama y la ventana. Para contrarrestar la claridad que entraba, siempre tenía puestas unas gafas de sol Ray Band.
Mi mujer, una vez pasados los primeros días y estabilizada, no quería que me quedase por la noche porque era dormir en un sillón y además había que ir a casa, a unos quince minutos, para sacar y dar de comer a la perrita que tenemos, así que yo, a eso de las nueve o las diez, dejaba a la mujer cenada y acostada y me iba.
Una noche, a eso de las nueve, cuando estaban sus dos yernos y un nieto con ella, preguntó: ¿Quién se va a quedar esta noche?
El más alto dijo: Yo, que quedaré yo, Antonio tiene que ir a Barcelona mañana y tiene que madrugar.
No, tú no te quedes esta noche, que va a haber jaleo, por lo menos no te quedes solo, “le he visto pasar por el pasillo buscando a alguien”. Esta noche va a haber mucho jaleo.
Eduardo, el más alto le dijo: ¿Qué dice, abuela? Me quedaré yo y no pasará nada.
A las diez de la noche se fueron Antonio y su hijo. Eduardo se acomodó en el sillón y le dijo a la abuela: No pasará nada, la doctora dice que está mejor, así que cuando salga iremos al campo a hacer una costillada, iremos todos para celebrar su salida, además, nos tiene que invitar a algo, que ha sido su cumpleaños y todavía no lo hemos celebrado.
Cuando yo me fui a casa, la señora seguía diciendo cosas como:”No entres, pasa de largo, te veo y no voy a ir contigo”.
Mi mujer detrás de la cortina que separa las camas, se tapó la cabeza con las sábanas y la almohada e intentó dormir.
Entre sueños oía a Eduardo contándole todo lo que harían cuando saliesen. La abuela decía incongruencias.
A eso de las cinco de la mañana, llamó a su yerno, que ya había conseguido dormirse y le dijo, llama a la enfermera y que me proteja.
Eduardo se levantó y en lugar de tocar el timbre salió a buscar a la enfermera, entraron los dos en la habitación y la Sra. Leonor dijo: Por favor, decidle que se vaya, que está sentado a los pies de la cama.
La enfermera le puso por vía un sedante a base de morfina y salió, llamó a otra compañera y entre las dos se llevaros de la habitación a mi esposa y todas sus cosas.
A las siete de la mañana sacaron a la Sra. Leonor a un cuartito de la planta hasta que llegaran los servicios funerarios.
Cuando yo llegué, a eso de las ocho le dije a la doctora: Por favor le ¿Podría dar un calmante a mi esposa?
¡Sin comentarios!          
FIN

1 comentario:

  1. Qué interesante esta historia. La muerte ha sido algo que ha fascinado y terrorizado al ser humano. He aquí un nuevo ejemplo.

    MUY FELICES FIESTAS Y BUENA ENTRADA DE AÑO!

    ResponderEliminar