Mi lista de blogs

viernes, 18 de mayo de 2012

LA FOTO

La semana pasada, publiqué un título pensando colocar la foto, luego no sé qué pasó, si fue un olvido o un fallo en mis técnicas informáticas, bueno, el caso es que procuraré que ahora salga. La próxima sema na publicaré la de Ricardo.



Y Ahora, la foto y el capítulo lll de "El viaje".


EL VIAJE  III
PERO ¿QUE HE HECHO YO?
Pedro Fuentes

CAPITULO  III

Ricardo no sabía qué había pasado, pero comprendía que la cosa parecía ser muy gorda, ¿Quién sería la tal Lara? Y ¿El árabe? ¿A qué se dedicaban? Ricardo pensó en hablarles de las horribles muertes de Ciudadela, pero ¿Cómo explicaría lo del baúl? Lo ideal era que creyesen que se habían ido definitivamente del barco antes de los sucesos.
Había hecho muy bien en trasladar los sobres al banco aunque esperaba que no supiesen de la caja del banco, así que decidió que habría que hacer algo lógico, quizás hacer desaparecer la llave, o guardar el dinero en otro sitio más seguro, pero ¿Dónde? No podía comprometer a nadie. Luego pensó que seguramente estarían siguiéndole, así que  si se marchaba a otro sitio, teniéndolos informados, se dedicarían a seguirlo y se liarían pensando que hacía algún movimiento “sospechoso” 
El tiempo era bueno todavía y podría salirle algún viaje, pero era muy difícil, normalmente estos charter se organizaban con tiempo. Podría marchar sin motivo aparente, pero se vería demasiado.
Bueno, voy a Peñíscola a comprar tomates pensó. Hacía mucho tiempo que tenía por costumbre irse a Peñíscola por la tarde a pasear por allí, se relajaba, luego echaba una primitiva para la semana y después, subiendo al casco antiguo había encontrado una casa que vendían unos tomates de cosecha propia que llamaban “cor de bou” (corazón de buey en valenciano) tenían la forma de un corazón y eran sabrosísimos.
En verano, y para andar por aquellas poblaciones utilizaba una pequeña moto de 49 c.c., así que la cogió y se fue por la carretera de la costa, en mal estado pero más corta y no tan peligrosa como la Nacional 340. Supuso que para aquello no necesitaría comunicarlo, además le interesaba saber si lo seguían, por eso eligió los caminos menos transitados.
Peñíscola estaba como siempre en verano, aunque éste ya empezaba a declinar, ríos de gente hacia todas las direcciones, siempre que pasaba por el paseo, rodado de tanta gente de todas partes pensaba ¿Será posible que con toda la gente que hay por aquí y no me encuentre con nadie conocido?
No lograba quitarse de la cabeza la foto que le habían enseñado de Lara, alguna vez, pensando en ella le recordaba a alguien conocida, pero no de rubia, sino como la conoció, de negro y repintada al estilo “gore”. Habían dicho que era la hija de alguien importante, pero él ni miraba ni leía revistas del corazón y de televisión poca.
Llegó a la casa de los tomates, compró unos kilos, charló un rato con la señora, marchó a por la moto  y se fue directamente a su apartamento. Allí estaba Trouvé dando saltos de alegría, lo cogió en brazos, le puso la cadena y se fue con él a la calle a pasearlo.
Por más vueltas que le daba a la cabeza, no lograba imaginar qué pasaba, ¿Quiénes eran los jóvenes desaparecidos? De ella le dijeron que era la hija de alguien importante, de él no le dijeron nada, pero los servicios secretos de un país árabe estaban detrás del asunto, ¿Y los pasaportes que había en el baúl que tenían fecha de entrada en Túnez para  cuatro días después de la fecha, cuando aun estaban en Menorca? Ricardo ya no sabía a qué atenerse.
Dos días después, estando en el barco, aparecieron por allí los árabes, cuando se acercaron a el “Solitario” Trouvé salió hasta la proa ladrándoles. Ricardo se acercó a ver qué pasaba y al verlos les preguntó:
¿Quieren subir a bordo? ¿Necesitan alguna cosa?
Solamente queríamos preguntarle una cosa, ¿No llevaba la chica un perro? Dijo el más alto.
Si, era éste, cuando me dejó la nota de dijo que ya que se llevaba tan bien conmigo y que se había olvidado los papeles en casa, que me lo dejaba. Yo luego supuse que iban a algún sitio donde llevar un perro era un problema, así que me lo quedé.
Cuando llevé el barco a Italia fue conmigo, luego fui a Francia a ver a una amiga que tiene varios y no se llevaba bien con ellos, así que le saqué documentación nueva, la verdad es que para ello hubo que hacer una pequeña trampa y cambiarle el chip y ya, con la nueva documentación me lo traje para casa.
¿Qué hizo con el chip?
Lo tiré a una papelera cuando iba hacia el aeropuerto.
¿Por qué no nos dijo nada de él la vez anterior?
No me di cuenta, como para ustedes el único interés era el chico y yo no lo llegué ni a conocer.
Sin embargo, cuando vinieron los dos policías españoles, preguntando por la chica si que se lo dije.
Por cierto, esos chicos ¿En qué lio se han metido que hay tanta gente detrás de ellos? El no lo sé, pero a ella yo la buscaría a partir de Menorca, que fue donde abandonó el barco, aunque había tanta gente y tan diferente en Ciudadela en aquellas fechas. Y barcos de recreo había de todo el Mediterráneo, además de las líneas regulares de ferry.
De todas formas, si abandonaron al perro, supongo que querrían viajar en algún transporte público, sobre todo en España, es un problema viajar con un animal de compañía y raro es el hotel que los admiten.
En el náutico de Ciudadela no vieron a nadie de esas características ni con un baúl de grandes dimensiones, dijo el árabe alto.
Si preguntaron por mi barco, supongo que les habrán informado de mi llegada y estancia allí, estaba en el  contra muelle y allí entran y salen coches de todo tipo, además de que allí amarra el ferry de Alcudia y en fiestas hay muchísimo tráfico, de todas formas, y, cuando rellené la hoja de llegada, ya anoté que viajaba con una pasajera y a la hora de irme, también declaré que partía solo.
No se quien era Lara ni si llegó a presentarse el amigo, novio o lo que fuese, lo único que se es que les he dicho toda la verdad, he pensado mucho sobre el hecho por si me acordaba de algo y lo mismo que les he dicho a ustedes es lo que le dije a los dos policías españoles a los que por cierto también hablé de ustedes. No sé ni quienes son ni tan siquiera la nacionalidad, supongo que su presencia aquí y su interrogatorio no es del todo legal cuando hay unos policías españoles por medio, pero prueba de mi buena voluntad es que a unos y otros les he dicho la verdad.
Bueno, dijo el alto, no le molestamos más, es de vital importancia que encontremos al chico porque es el hijo de una familia muy influyente y a ella porque también lo es, le damos las gracias por su colaboración y esperamos que si nos surge alguna duda nos pueda ayudar.
De todas las formas, la policía española sabe de nuestras gestiones y compartimos toda la información. Agradecidos esperamos que no le tengamos que molestar.
El más bajo, que hacía las veces de interrogador malo, miró a Ricardo como si le perdonase la vida y se despidió sin decir palabra, solamente levantó la mano derecha con su dedo índice levantado y el resto recogidos.
El día siguiente, cuando llegó al barco, se encontró con  que lo habían abierto y registrado hasta el último rincón, incluidas las sentinas donde había estado el dinero, en algunos rincones se veían señales de polvo blanco, de los utilizados para buscar huellas dactilares. No había desaparecido nada, los equipos de navegación y el ordenador portátil habían sido conectados y revisadas las memorias.
Cuando Ricardo vio aquello, no supo si era obra de árabes o de la policía, así que después de revisar todo y comprobar que no faltaba ni roto nada, cerró el barco, se fue al contramaestre del puerto y denunció el hecho, luego a la Guardia Civil e hizo lo mismo.
Ya eran casi las cuatro de la tarde cuando se dirigió a su casa, había pasado lo mismo, también le habían abierto la puerta y revisado todo, ahora no tenía duda, sabían que estaría en el barco y no lo esperaban en el piso. O quizás se repartieron la labor.
Otra vez le tocó revisarlo todo e ir a denunciarlo, el agente que lo recibió, el mismo de por la mañana, extrañado le preguntó por qué lo buscaban.
Ricardo le contó la misma historia que sabían árabes y policía. Le pidió al policía que hiciese constar sus sospechas en las denuncias y que no  tenía  nada más que decir.
A partir de ese momento se dedicó a revisar las hemerotecas a través de internet para intentar enterarse  de quién era Lara. Le costó muy poco encontrarla, después de varias preguntas a Google le puso “fotos de hijas de personas importantes” Lara estaba allí.
¡Dios! En menudo lio me he metido sin comerlo ni beberlo, espero salir de esta lo antes posible, pero ahora nada tiene vuelta atrás, y hacia delante la bola se irá haciendo cada vez más gorda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario