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domingo, 28 de septiembre de 2014

CORRUPCION

Hoy, sin que sirva de precedente, publico un relato.

La semana que viene, seguiré con "TARDE DE TOROS" siguiendo la costumbre.

Y ahora...............

                ALGO HUELE A PODRIDO EN ………….
Pedro Fuentes
Capítulo  I

Justo a las diez de la mañana, del día primero de Abril, Albert cogió el teléfono móvil y marcó el número que tenía en un  papel, para ello, antes, en otro papel había calculado que al número escrito, había que deducirle diez de las dos primeras cifras, cero cuatro de las dos siguientes y sumado dos mil catorce a las cuatro siguientes, una vez calculados los dígitos resultantes, los marcó en su móvil, dejó que sonara la señal de llamada cuatro veces y colgó.
Justo diez minutos más tarde, un teléfono móvil que tenía en el bolsillo sonó, se apresuró a cogerlo y dijo:
Estoy al habla y preparado.
Bien, coja el encargo y deposítelo dentro del buzón indicado de la consigna de la estación elegida envuelto en papel de regalo. Le indicó una voz en el móvil.
Acto seguido metió los papeles con los números en la destructora de papeles, sacó las tarjetas de memoria de los teléfonos y en un cenicero que tenía en la mesa, después de rociarlas con unas gotas de gasolina de una lata de recarga de un mechero “Zippo” y les prendió fuego. Cogió de la caja fuerte de su despacho un cartón de tabaco “Ducados”, lo envolvió en papel de regalos y le puso un adhesivo que decía “Felicitats”, lo metió en una bolsa de papel de un estanco y salió de la oficina, a su secretaria le comunicó que no volvería hasta la tarde y marchó. Cogió su coche y se fue dirección a la estación de Sants, una vez allí aparcó el coche y en la consigna depositó el “regalo”  en la taquilla que le habían indicado.
No habían pasado ni treinta minutos cuando una mujer, rubia, de unos treinta y cinco años. Bien vestida y con unos zapatos de tacón a juego, una pamela y gafas de sol, llegó a la estación, abrió la consigna, cogió el paquete y marchó. En la puerta de la estación subió a un “porsche” que le estaba esperando, al volante un hombre de unos cuarenta años y gafas de sol, puso el motor en marcha y ambos marcharon.
No se percató Albert de que en su camino y estancia a la estación fue seguido por un taxi y un hombre de aspecto normal, moreno, de estatura media, gafas de montura de concha y bigote.
Al día siguiente, en otro despacho, en otro rincón de la ciudad, ocurría un hecho similar, esta vez el destino fue el aeropuerto del Prat.
Durante varios días en diferentes empresas sucedieron hechos similares, variaban los sitios de destino de los paquetes y las personas que recogían los “regalos”, a veces era la mujer de buena presencia pero con diferentes modelitos, algunos de ellos no tan llamativos, otros era un hombre, el que había conducido el porsche la primera vez, vestido de traje chaqueta azul, camisa a juego, gafas de sol “Ray Band” y sombrero.
Nadie se fijó en el taxi o el Ibiza blanco que los siguió en todo momento y tampoco se dieron cuenta de aquel hombre de mediana estatura y gafas de concha que a una prudente distancia observaba todas las operaciones en las diferentes consignas de estaciones y aeropuertos ni aquel viajero que con su maleta pasaba por allí en cualquier momento.
El porsche negro también paso desapercibido, era un modelo nuevo, el Boxster,  pero la gente ya se había acostumbrado a ver coches deportivos.
Las recogidas siempre eran paquetes de tiendas de postín y la carga de su interior era prendas y objetos de regalo que pasaban inadvertidos en poder de aquellas personas arregladas y con un poco de distinción.
Bueno, dijo el conductor del porsche, la pesca ya está completa, cuando llegue al garaje de casa, con todos los “regalos” podremos cargar el doble fondo del maletero delantero.
¿Cuánto llevaremos? Dijo la rubia sin mostrar ningún interés.
Lo suficiente, mientras menos sepas, mejor para ti.
Por lo que hemos recogido estos días, llevamos más que la vez anterior.
Si, dos veces más, pero de aquí hay que repartir entre mis padres y el Gran Jefe.
¿El también?
Toma, claro, el negocio es de todos y no sabemos lo que puede durar.
¿Cuándo marcharemos?
Ya te avisaré, mejor que no sepas nada, mientras menos sepas menos riesgo corres. Ni siquiera sabemos mis hermanos o yo parte de las cosas, ni mi padre lo sabe todo, simplemente hace lo que coordina mi madre.
Je, je, je, quien iba a sospechar de tu madre.

CAPITULO  II

A la mañana siguiente, a las nueve, Jordi legó a la puerta de la casa de apartamentos de la parte alta de la ciudad, en la puerta le estaba esperando la mujer de la pamela, esta vez vestida con tejanos y una blusa estampada, atado a la cintura llevaba un jersey rojo. Paró el porsche negro de su amigo y subió, le rozó levemente los labios con los suyos, el coche roncó y salieron en dirección a la salida de Barcelona, rumbo a Puigcerdá. Una vez allí, llegaron hasta Bolvir, a las afueras, se acercaron a una gran mansión cuya verja se abrió automáticamente. No tardaron en salir sino tres minutos, tomaron la carretera de pas de la Casa y se dirigieron a Andorra.
A la media hora, de la misma mansión salió otro porsche negro, el mismo modelo del anterior y la misma matrícula, todo fue visto desde un bosque cercano por un hombre de mediana edad con gafas de concha y bigote que portaba unos gemelos de gran alcance, luego se metió en un Ibiza blanco y marcho detrás del Porsche negro a una distancia prudencial rumbo a LLivia.
A mitad de camino, ya en la frontera con Francia, pararon y le cambiaron las placas de la matrícula por unas francesas. Todo fue observado por el hombre del Ibiza blanco.
En la parte española de la frontera con Andorra, el primer Porsche fue detenido e invitados sus ocupantes a salir del coche, fue revisado pero no se encontró nada sospechoso, por lo que se les dejó marchar.
En esos mismos momentos, el Porsche con matrícula francesa entró en Francia y se dirigió a La Tor de Querol, allí se perdió dentro de una gran mansión. El hombre de las gafas de concha y bigote hizo una serie de fotografías.
Tres días después, alguien recibió una llamada en un pueblecito del pre pirineo  de Gerona.
¿Señor?
Si, dime.
La entrega ya está en Méjico.
Bien, ejem, ¿Ya están hechas las partes?
Sí, todas, más el 3,5 por ciento.

FIN

NOTA DEL AUTOR
Esta historia no, repito, NO está basada en la realidad, cualquier parecido con personajes reales y situaciones reales, es pura coincidencia.





miércoles, 24 de septiembre de 2014

TARDE DE TOROS Capítulo II

Por estar de viaje los próximos días, publico hoy el segundo capítulo de TARDE DE TOROS, espero que os guste.

Y ahora...............

TARDE DE TOROS



Pedro Fuentes


CAPITULO  II


27 de Agosto en  Tarazona de Zaragoza Fiestas Patronales en honor de San Atilano, a las doce del medio día, al tañir las campañas que señalan la hora, se abren las puertas del Ayuntamiento, de donde sale el Cipotegato.  Se trata de un personaje disfrazado de arlequín de la baraja, pantalón y chaqueta acolchados con anchas franjas horizontales rojas, verdes y amarillas y la cara cubierta con una máscara.
Durante siglos el Cipotegato era un empleado del Cabildo que salía a la calle para ahuyentar  a los críos para que dejen libre el camino de las procesiones que se celebrarán a continuación.
 Los chiquillos le respondían tirándole las verduras sobrantes y en mal estado del mercado.
Ahora es esperado por miles de personas, concentradas en la plaza de España,  éstas, al grito de “Cipote, Cipote”, comienzan a lanzarle tomates. Lo que empieza siendo un ataque al “Cipotegato” se convierte en una verdadera batalla campal entre todos los congregados allí.
El “Cipotegato” comienza una carrera vertiginosa por todo el pueblo, en un recorrido secreto. De vuelta a la  plaza, es izado hasta el monumento al “Cipotegato” que hay allí, siendo vitoreado por toda la  población y llevado a hombros hasta el Ayuntamiento.
Parece ser que la tradición del “Cipotegato” existe desde el siglo XVI o XVII.
Así comienzan las fiestas en honor al patrono de Tarazona de San Atilano, Obispo de Zamora nacido en Tarazona hacia el año 850.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, las corridas de toros empezaron a tener un auge importante y  en 1752 la Corporación Municipal, así como el Gremio de Agricultores y Ganaderos de Tarazona empezaron a tratar de construir un recinto para la celebración de corridas de toros.
Hasta enero de 1789, no surgió el intento definitivo, ocho personas de elevado poder adquisitivo, presentaron ante la Corporación Municipal, un proyecto para la construcción de una plaza de toros, prometiendo hacerse cargo de todos los gastos si les era donado el terreno en el Prado de la Virgen del Río, al lado de la iglesia del mismo nombre.
El proyecto era de una plaza octogonal, rodeada de tres viviendas por segmento y compuestas de planta baja y tres pisos, con la entrada por el interior y cuatro grandes entradas a la plaza que a los cuatro puntos cardinales siendo la del sur la puerta de cuadrillas, norte desolladeros, oeste la de toriles y este la del público. Los grandes balcones de las plantas primera a tercera eran unos perfectos palcos. En la planta baja y hasta la altura del suelo del primer piso se instalaban unos tendidos y barrera de madera y desmontables para los días de corrida. La Casa de la Presidencia fue cedida gratuitamente al Hospital de Tarazona.
Una vez aprobado el proyecto, se empezó a construir en 1790 siendo terminada en 1792.
Ese mismo año, el Corregidor de Tarazona se dirigió al Ayuntamiento para solicitar que se pudiese celebrar una novillada para celebrar las próximas fiestas de Santo Patrón, San Atilano.
Ese 5 de Octubre de 1792, coincidiendo con la fecha del nacimiento de San Atilano se inauguró la plaza de toros de Tarazona.
Desde el año 2001, esta majestuosa plaza posee el título de “Bien de interés Cultural”

jueves, 18 de septiembre de 2014

TARDE DE TOROS Capítulo I

Bueno, ya estoy aquí de nuevo. Hoy comienzo el cuarto año de LAS HISTORIAS DEL BUHO, han sido tres años los que han pasado desde aquel primer relato el 9 de Septiembre de 2011 con aquella historia de "El tiovivo"  Se han publicado 50 historias completas que han supuesto 142 capítulos con 5622 entradas y 1265 páginas. Pero hay más, hay para rato.
Hoy comienzo esta temporada con un relato de una historia que sucedió en 1970, es una historia de toros que ocurrió, llena de casualidades, a veces la realidad supera a la fantasía. A mi, como vereis en la historia, me la contó uno de los protagonistas, espero que por lo menos os haga reir un poco.

Y ahora, como estreno exclusivo en este cuarto año................

TARDE DE TOROS
Pedro Fuentes
Este relato está basado en hechos reales y quiero dedicarlo a Paco Duato, mi amigo, y a Paco Camino, ese gran torero del que fui seguidor y que estoy seguro de que no conoce parte de esta historia.
Capítulo  I

25 de Agosto de 1.970 en Benicarló, las Fiestas Patronales en honor a San Bartolomé, Abdón y Senén, estos dos últimos conocidos por “Els Sants de la Pedra” (Los santos de la piedra). Quiero hacer un inciso para explicar el por qué. Estos dos santos en la comunidad Valenciana, fueron considerados protectores de la agricultura y como tales se les invocaba protección contra el granizo (pedrisco), pedra en valenciano.
Benicarló es un bonito pueblo de la costa norte de Castellón, entre Peñíscola al sur y Vinaroz al norte, población de tradición marinera y agrícola con grandes playas y un puerto que se construyó entre 1932 y 1944.
En  1970 Benicarló contaba con unos 13.000 habitantes
Todo está preparado para “els bous a la mar”, fiesta típica, en un recinto cerrado por tres sitios y el cuarto, abierto, pero encima de una explanada del muelle y con la única salida el mar. Se suelta una vaquilla y los mozos se dedican a citarla y correr delante de ella para intentar que llegando al borde del mar, el animal caiga al agua.
Paco y su mujer, llegaron a Benicarló el día anterior, estaban de paso, venían de Valencia y habían salido de Zaragoza donde se acababan de casar, la idea era seguir subiendo por la costa hasta llegar a la frontera de Francia, luego ya verían.
Aquella mañana decidieron acercarse al puerto para ver las vaquillas, una vez allí, su mujer se sentó en unas gradas instaladas para ver el espectáculo, Paco, aficionado a los toros y animado por el ambiente se descolgó por las barras de las gradas y se quedó al pie de donde estaba su mujer.
La vaquilla a la que estaban corriendo, la citaron con un jersey rojo desde el lado de Paco, el bicho se dio por aludido y corrió hacia el mozo que la citaba, varios mozos que por allí estaban, se dispusieron a trepar por los barrotes, Paco no anduvo muy ligero y en su barra subieron dos mozos, cuando él quiso empezar a trepar, tuvo problemas, subió, pero no tenía espacio suficiente, además la barra estaba mojada se supone que por el sudor de los que treparon delante de él, el caso es que resbaló y terminó cayendo, con tan mala fortuna que su muslo derecho fue a parar sobre un cuerno del animal y hasta sin quererlo, le clavó el asta abriéndole una herida que le tuvieron que dar  treinta y tantos puntos de sutura y  que estuvo muy cerca de perforarle la femoral.
Fue llevado de urgencia a Castellón. Donde calificaron la cornada de “pronóstico reservado”.
Allí estuvo internado tres días, al cabo de los cuales, un compañero de trabajo de Paco, a petición de éste se trasladó a buscarlo, para que lo siguiesen tratando en Zaragoza ya que la mujer no tenía carnet de conducir.
Junto con una ambulancia que trasladó a Paco, el amigo llevó el coche de Paco y a su mujer.
Llegaron a Zaragoza y Paco fue internado en el  hospital Miguel Servet, conocido en el año que ocurrieron los hechos como “Residencia Sanitaria José Antonio” para ser internado puesto que había síntomas de infección en la herida.
Allí estaría hasta que le diesen el alta.