Y ahora...............
TARDE DE TOROS
Pedro Fuentes
CAPITULO II
27 de Agosto en Tarazona de Zaragoza Fiestas Patronales en
honor de San Atilano, a las doce del medio día, al tañir las campañas que
señalan la hora, se abren las puertas del Ayuntamiento, de donde sale el
Cipotegato. Se trata de un personaje
disfrazado de arlequín de la baraja, pantalón y chaqueta acolchados con anchas
franjas horizontales rojas, verdes y amarillas y la cara cubierta con una
máscara.
Durante siglos el Cipotegato era un empleado del Cabildo que
salía a la calle para ahuyentar a los
críos para que dejen libre el camino de las procesiones que se celebrarán a
continuación.
Los chiquillos le
respondían tirándole las verduras sobrantes y en mal estado del mercado.
Ahora es esperado por miles de personas, concentradas en la
plaza de España, éstas, al grito de
“Cipote, Cipote”, comienzan a lanzarle tomates. Lo que empieza siendo un ataque
al “Cipotegato” se convierte en una verdadera batalla campal entre todos los
congregados allí.
El “Cipotegato” comienza una carrera vertiginosa por todo el
pueblo, en un recorrido secreto. De vuelta a la plaza, es izado hasta el monumento al
“Cipotegato” que hay allí, siendo vitoreado por toda la población y llevado a hombros hasta el
Ayuntamiento.
Parece ser que la tradición del “Cipotegato” existe desde el
siglo XVI o XVII.
Así comienzan las fiestas en honor al patrono de Tarazona de
San Atilano, Obispo de Zamora nacido en Tarazona hacia el año 850.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, las corridas
de toros empezaron a tener un auge importante y
en 1752 la Corporación Municipal, así como el Gremio de Agricultores y
Ganaderos de Tarazona empezaron a tratar de construir un recinto para la
celebración de corridas de toros.
Hasta enero de 1789, no surgió el intento definitivo, ocho
personas de elevado poder adquisitivo, presentaron ante la Corporación
Municipal, un proyecto para la construcción de una plaza de toros, prometiendo
hacerse cargo de todos los gastos si les era donado el terreno en el Prado de
la Virgen del Río, al lado de la iglesia del mismo nombre.
El proyecto era de una plaza octogonal, rodeada de tres
viviendas por segmento y compuestas de planta baja y tres pisos, con la entrada
por el interior y cuatro grandes entradas a la plaza que a los cuatro puntos
cardinales siendo la del sur la puerta de cuadrillas, norte desolladeros, oeste
la de toriles y este la del público. Los grandes balcones de las plantas
primera a tercera eran unos perfectos palcos. En la planta baja y hasta la
altura del suelo del primer piso se instalaban unos tendidos y barrera de
madera y desmontables para los días de corrida. La Casa de la Presidencia fue
cedida gratuitamente al Hospital de Tarazona.
Una vez aprobado el proyecto, se empezó a construir en 1790
siendo terminada en 1792.
Ese mismo año, el Corregidor de Tarazona se dirigió al
Ayuntamiento para solicitar que se pudiese celebrar una novillada para celebrar
las próximas fiestas de Santo Patrón, San Atilano.
Ese 5 de Octubre de 1792, coincidiendo con la fecha del
nacimiento de San Atilano se inauguró la plaza de toros de Tarazona.
Desde el año 2001, esta majestuosa plaza posee el título de
“Bien de interés Cultural”
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