La
misteriosa dama de negro
Pedro
Fuentes
CAPITULO III
El
día 21, sobre las 12, llamaron al canal del Náutico de
Ciudadela, encontraron amarre de casualidad, en las fiestas de S.
Juan en Ciudadela, no cabe ni un alfiler, tuvieron suerte porque
llegaron dos días antes, aún así, les asignaron amarre en el dique
sur, con lo cual hay que dar toda la vuelta para llegar a los
lavabos, pero bueno, por lo menos hay más tranquilidad.
Lara esperaba a
su novio para el día 22 a la hora de comer, dijo que estaba muy
cansada del viaje y que no se movería del barco, solamente quería
dormir. Ricardo se encontró libre para ir a visitar a la familia de
su querida Gracia.
Volvería a la
hora de cenar.
Para dejar a Lara
libre de molestias le dijo que si quería se llevaría a Cerbero,
cosa a la que accedió y se encontró libre de compromisos. En
animalito pareció enterarse de todo y se puso a saltar de alegría.
Ricardo, al que gustaban los animales, se dio cuenta de que el perro
era un capricho de la niña.
Por la noche, a
eso de las nueve, llegó Ricardo con Cervero al barco, Lara estaba
recostada en el sofá, comiéndose un bocadillo con una cerveza y
viendo la televisión. No había salido del barco para nada. Ricardo
le preguntó si quería cenar.
No, con este
bocadillo tengo bastante, no soy de mucho comer. Dijo Lara y añadió
luego, mañana, sobre el medio día vendrá mi novio, no queremos que
se nos vea mucho, él es un poco conocido y pasaremos la mayor parte
del día en el barco, tú puedes hacer lo que quieras, pero el día
23, si el tiempo lo permite, querríamos salir, como quedan siete
días de alquiler, iremos a Túnez, allí desembarcaremos y tú
quedarás libre, te pagaremos un suplemento por las molestias y el
trayecto más largo.
Bueno, no era lo
previsto pero tú pagas y tú eliges, yo ahora me voy a dormir,
mañana, cuando venga la persona que esperas, si no hay ninguna
novedad, yo estaré en casa de mis amigos y de fiesta, seguramente
pasaré la noche en con ellos, si hubiese alguna novedad, ya tienes
mi teléfono móvil.
Vendré por la
mañana y zarparemos al medio día, las previsiones son buenas y el
veintiséis podemos estar en vuestro destino. Lo que no puedo es
llevarme a Cervero conmigo este día y medio, os tendréis que hacer
cargo de él, le respondió Ricardo.
Dicho esto, se
preparó un bocadillo y una cerveza y se fue al exterior a cenar y
fumar. Le desagradaba el perfume o colonia de la niñata, como él ya
se había habituado a denominarla, era un olor dulzón, en exceso, a
jazmín.
A media mañana
del día siguiente, se marchó de nuevo con sus amigos, Ciudadela ya
hervía con los viajeros que habían llegado para las fiestas, antes
de nada, pasó por las oficinas del club y les dijo que le preparasen
la cuenta para el día siguiente, que se tenían que ir. Lamentaba no
quedarse a la fiesta pero no era la primera vez que estaba, de hecho,
normalmente Ciudadela para S. Juan y Mahón para la Virgen de Gracia
en Septiembre, eran charter casi seguro. Además, para él Menorca le
traía recuerdos muy especiales.
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