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jueves, 10 de enero de 2019

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO

   Este blog ha estado inactivo desde el 16/05/2018. No yo, durante este espacio de tiempo he decidido tomarme un año sabático, para lo cual me quedan 4 meses. El motivo es que me he metido en un trabajo que me ha desbordado, estoy escribiendo don novelas a la vez, una que se puede leer la primera parte en "LUCIA" y la otra, con una trama totalmente distinta, "EL MISTERIO DEL FAUNO DE PLATA", ambas siguiendo una trama histórica, lo cual me obliga a estar continuamente buscando datos que muchas veces se convierten en un arduo trabajo. Asimismo, preparo la edición de otro libro que espero salga a la calle próximamente.

Mientras tanto, he decidido publicar en este blog los relatos ya publicados en los tres tomos de "LAS HISTORIAS DEL BÚHO" publicados en Editorial BUBOK.

Así, empezaré por el capítulo primero del primero de los relatos del primer libro.


















Así que este sera el camino a andar hasta que pueda terminar todo el trabajo pendiente, grácias por vuestra amabilidad y os iré informando en esta nueva etapa.


EL VIAJE
La misteriosa dama de negro

Pedro Fuentes

CAPITULO I

Cuando Ricardo se decidió a vivir en la mar y con la mar, se pasó mucho tiempo buscando lo que sería su hogar, al fin, después de varios años encontró el barco que le pareció ideal, un ketch de 14 metros de eslora, dos palos, mayor y mesana. Un salón bastante espacioso, en el que hay una cocina, un comedor y un puesto de gobierno, además del existente en popa en la bañera. Equipado con velas mayor, mesana, génova y foque, bastante cómodo para navegar incluso en solitario.
La idea de Ricardo es vivir en el barco y ganarse la vida realizando algún que otro charter por el Mediterráneo, su puerto base está en la provincia de Castellón, un pequeño puerto, seguro y muy marinero.
El año no estaba siendo muy bueno, había hecho el mantenimiento y pintura de su barco “El Solitario” en Mayo y ahora, a primeros de Junio, no tenía ninguna reserva hasta el día 20 que iría a Menorca. 
Suponía que a Ciudadela a las fiestas de S. Juan y luego la vuelta a la isla. Sabía que traían un perro, un pinscher enano de unos 4 quilos. Al principio dijo que el perro no, que la travesía duraba más de 20 horas y el perro tendría que hacer sus necesidades. La persona que le llamó para alquilar el barco le dijo que no era problema, que el animalito estaba acostumbrado a una caja de gatos y que hacía sus cosas allí.
Hasta la fecha solamente salían alguna excursión de fin de semana, pero este año, que el tiempo tampoco era muy estable, no  tenía nada, por lo que había aceptado aquel viaje, de una mujer sola y su perro, claro que estaba bien pagado y por adelantado.
Mientras llegaba la fecha, dedicaba su tiempo en pequeñas mejoras, leer y pasear por los alrededores del puerto.
El día 19, por la tarde, a última hora, llegó al puerto en un taxi una chica muy joven, era Lara, llevaba el pelo, teñido de negro y suelto sobre los hombros y hasta media espalda, muy liso le, tapaba las orejas, además, el flequillo, muy largo le cubría las cejas y parte de los párpados, lucía un vestido negro, con falda tres cuartos y un cinturón, también negro y con una gran hebilla plateada.
El conductor del taxi bajó del maletero un gran baúl de cuero negro y cerrado con dos grandes bandas de cuero, también del mismo color y cerrados con un par de candados de unos ocho centímetros.
La muchacha, en brazos llevaba un pequeño perro, un pinscher enano negro, con la pechera roja color fuego. Ricardo, al que siempre le habían gustado los perros y durante su vida había tenido varios, lo encontró precioso, le acercó la mano y el animal, después de olerla, sacó la lengua y se le lamió, luego se dejó acariciar, levantando la cabeza, ofreciéndole el cuello para que le rascara, así sellaron una amistad duradera.
Ricardo se presentó y le dijo a Lara que el baúl era un inconveniente en las estrechuras de un barco, pero ésta le contestó que habían cambiado de planes y después de llegar a Menorca, no querían volver, sino trasladarse a Alicante, dentro del plazo de la reserva, y que le pagaría un suplemento por las molestias.
Con gran trabajo logró Ricardo, embarcar el equipaje. Una vez situado el  baúl en el camarote de popa, le ofreció a Lara, cenar algo, para luego ir a dormir.

Las previsiones del tiempo eran buenas y tendrían que salir a primera hora de la mañana para llegar a Ciudadela al amanecer del siguiente día.

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