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jueves, 9 de julio de 2020

EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO" Capítulo III




EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO" 



Pedro  Fuentes


Capítulo  III





Una vez amarrado el barco comenzamos con la rutina de siempre, doblar correctamente las velas y guardarlas, fregar la cubierta y el barco en general, dejar adujados todos los cabos, escotas etc.

 Después de lo cual, nos fuimos a las duchas del club para asearnos nosotros.


Habíamos quedado con la familia de Gracia que iríamos a la oficina de Biel ya que éste estaba trabajando, con él iríamos a comer a la casa de Addaia y luego ya veríamos qué organizábamos.

Cuando llegamos a la oficina, Biel se alegró como si hubiesen pasado meses sin vernos.

Después de saludarnos con unos grandes abrazos me dijo:

Ricardo, ya te tengo casi todos los papeles del barco arreglados, me falta uno que seguramente llegará mañana o pasado y que es ya la autorización para pasar a la lista 6ª y la consiguiente Inspección Técnica de Buques, así que si todo va bien, esta semana ya estará todo listo, ¿Tienes todo el material de seguridad y navegación?

Si, todo está correcto, si faltase algo, cuando el inspector lo diga podré comprarlo, pero he repasado la lista y está todo, incluso la balsa está homologada y pasada la inspección para todo el año.

Bueno, dijo Biel, como ya es la hora de cerrar la oficina, nos vamos al puerto, que me hace ilusión ver el barco, luego nos iremos a Addaia a ver a la familia y a comer, que estamos todos esperando.

Cuando llegaron al puerto y Biel vio el barco, se quedó maravillado, esperaba encontrarlo bien conservado y bonito, pero lo que no esperaba era la amplitud y el estado de las maderas y la teka de cubierta.

¡Jo! Está perfecto, dijo Biel.

Ya lo verás cuando lo coja yo por mano este invierno y me dedique a repasarlo todo, de todas las formas, este barco, por el estado y porque fue un barco de capricho, estaba perfecto, por lo visto era de un matrimonio muy aficionados los dos, pero que todo lo mandaban a hacer porque ellos no tenían mucha idea, lo compraron para dedicarse a dar la vuelta al mundo.

 Con poca experiencia, después de equiparlo al más mínimo detalle, salieron de Palma rumbo a Almería para probarlo y hacerse a él, les pilló una rasca cuando estaban en el punto de no retorno y estuvieron un par de días a la deriva, la radio se les mojó y no pudieron ni pedir ayuda, al final, cuando todo aclaró estaban cerca de Marruecos, a duras penas y gracias a otro barco que pasó cerca, pusieron rumbo a La Manga y cuando llegaron pusieron a la venta el barco, en un principio con un precio bastante elevado, no desorbitado, pero tenía tantos extras que lo encarecían bastante, contrataron a un bróker  para venderlo y no había a quién colocárselo, las facturas de mantenimiento y amarre fueron subiendo, ellos, que habían dejado todo y el trabajo para la gran aventura, se encontraron viviendo en casa de los padres de ella y a su costa, al final, el precio fue bajando y cuando tú viste el anuncio, era una ganga, así que te podemos nombrar patrón honorario, le dije.

Fuimos con el coche de Biel a buscar el 205 de Gracia y ya con los dos coches marchamos a la casa donde nos estaba esperando toda la familia.

Decidimos quedarnos allí hasta el día siguiente que volveríamos a Ciudadela para terminar el papeleo del  “Solitario”, cuando éste estuviese a punto, decidimos que nos iríamos una semana, con los dos barcos, el de Biel y el mío, ya que somos nueve, a dar “Sa volta a sa illa”, como dicen en Menorca.

Los días fueron pasando, las mañanas a navegar con el barco de Biel, ya que el mío estaba pendiente de las inspecciones y el papeleo, salíamos todos a nadar y bucear, comíamos a bordo y por la tarde, cuando llegábamos a casa, nos arreglábamos y salíamos a pasear. Gracia y los hijos de Ernesto y Mercedes eran un mundo a parte, siempre estaba compitiendo y haciendo competir a los dos sobrinos, nadando, buceando, tirándose desde la proa del barco, y en tierra lo mismo, así que cuando salíamos a pasear, los dos hermanos iban con sus mujeres, Gracia con los niños y María Cinta y yo, que hacíamos muy buenas migas, en realidad tenemos una edad similar.

Muchas noches decidíamos irnos a Villacarlos a cenar, normalmente nos escapábamos  Biel, Mercedes, Gracia y yo.

A los siete días tuvimos que marchar a Ciudadela ya que venía el inspector del barco, llegamos al puerto Gracia y yo, preparamos todo el equipo de seguridad y salvamento, todo estaba correcto y la balsa de salvamento recién pasada la inspección.

Biel llegó con el ingeniero y los papeles que esta an en su poder. Se hizo la inspección ocular, luego llevamos el barco al varadero, donde ya estaban preparados y con el trávelift  sacamos el barco, estaba limpio, pero hubo que rascar pintura por donde indicó el inspector, todo se encontraba en perfecto estado de revista, mientras Biel y él preparaban los papeles me fui al banco para hacer el ingreso de las tasas y cuando llegué de nuevo me dieron los papeles del barco.

Ya tenía el barco preparado para las nuevas singladuras de mi nueva vida.

Mientras tanto, Gracia en el barco ponía todo en su lugar en perfecto orden.

Terminado todo el ajetreo, tal como habíamos quedado, Gracia y yo soltamos amarras y nos hicimos a la mar rumbo a Addaia donde ya habíamos solicitado un amarre.

La travesía fue de lo más tranquila, una ligera brisa no lograba mover el barco, así que fuimos a motor, izamos la vela de mesana para estabilizar y salimos a la mar abierta, si todo seguía así llegaríamos sobre las siete o siete y media de la tarde, pusimos el piloto automático y nos dedicamos a viajar por primera vez en nuestra vida en común al estilo “tripusol”.

Sabes, Gracia, echo de menos la bañera del “Destino”, era tan pequeña que siempre estábamos juntos.

Gracia se puso a reír, se levantó, se acercó a mí y se sentó encima de mis rodillas. Las personas que no han navegado con su pareja, no saben lo a gusto que se está rodeado de mar y con la brisa dándote en la cara.

A veces pienso que terminará perdiéndose toda la intimidad con tanto satélite espía.

Cuando llegamos a la entrada de cala´n Pit los hijos de Ernesto y Mercedes ya nos estaban esperando, avisaron a toda la familia y salieron a recibirnos, cuando amarramos subieron todos a bordo y Gracia y yo les enseñamos el barco, luego nos sentamos en la bañera y nos dispusimos a celebrarlo.

El día siguiente preparamos todo y al otro partimos todos en los dos barcos, los dos hermanos y sus esposas en el barco de Biel y el resto, los dos críos, María Cinta, Gracia y yo en el “Destino”, nos dispusimos a hacer el primer crucero oficial con mi barco, nos fuimos a hacer “sa vota a sa illa” decidimos navegar hacia el este, sin ninguna prisa y en principio a fondear en calas y evitar entrar en puertos.

Fueron siete días maravillosos, en realidad yo no tenía recuerdos de vida en familia, la última vez que tuve tenía 17 años y mi familia eran mi hermana y su marido, había vivido en pareja algún tiempo pero fue algo diferente, ahora, mirando hacia atrás, no recordaba momentos agradables y parecía como si una amnesia rodeara mi cerebro con respecto al pasado.

Cuando llegábamos a alguna cala en la que decidíamos pasar el día, hacíamos vida en el “Solitario”, luego, por la noche nos reuníamos de nuevo a tomar las copas.

Biel se acordaba de la noche que estuvimos en cala´n Pit hasta las tantas bebiendo vino del Somontano y cantando habaneras, esta vez no teníamos vino y yo había dejado la guitarra en Benicarló al vaciar el Furia.

María Cinta era feliz, cuando Gracia y los chicos estaban bañándose, preparaba un par de cervezas y se venía a charlar conmigo.

Desde que murió mi marido no había sentido esta felicidad, el estar todos juntos, mis hijos, mis nietos, mis nueras y tú, la verdad es que soy feliz.

A mi me pasa los mismo, yo no he tenido familia nunca, mis padres murieron cuando yo era un crío, mi hermana y mi cuñado murieron también cuando yo era un adolecente, luego he tenido alguna historia pero nunca fue nada que cambiase mi vida, no me ha agobiado nunca la soledad porque me he hecho a ella y en la mar no la he notado.

Cuando salí de Blanes con el Furia y puse rumbo a Menorca no sabía que empezaba una nueva vida. Ahora temo que sea un sueño y que despierte en cualquier momento, pero nadie me podrá quitar para el resto de mi vida los recuerdos de este verano y de todos vosotros.

¿No os conocíais de antes como dijo Gracia?

No, nos conocimos el día anterior al que me conociste, pero Gracia no te mintió, acuérdate que ella dijo que no nos habíamos visto hacía muchos años, y tantos, en realidad los treinta y tantos de ella, aunque creo que en el fondo ambos habíamos soñado nuestras vidas.

Muchas veces sale mejor una relación corta que una larga, Lo vuestro si que ha sido un flechazo.
Si, más rápido que lo que se usa ahora en internet.


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