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jueves, 30 de enero de 2014

El último viaje del "Destino" Capítulo X

Otra vez en casa, en mi PC, el de toda la vida, el portátil, el que viaja siempre conmigo tiene algún problema, habrá que ponerlo en marcha para el próximo viaje, que espero no sea tan precipitado como éste.

Seguimos con "El último..... Capítuño X" este relato ya está llegando al final, pero este final no es el de Ricardo, siguen sus aventuras, ya irán saliendo.

Y ahora................

EL ULTIMO VIAJE DEL “DESTINO”

Pedro Fuentes

Capítulo  X
Con la previsión de viento del sur a la mañana siguiente salieron rumbo norte con la intención de llegar todo lo lejos que el tiempo y el cansancio les permitiese.
Nada más salir de la bocana del puerto de Calpe izaron la mayor y el spi.
Hasta La Nao y San Antonio tuvieron un poco de mar de fondo, pasado San Antonio bajó un poco el viento pero también la mar bajó y el barco navegó mucho mejor, al no ser retenido cuando subía la ola.
Las provisiones empezaban a escasear, tendríamos que pensar en comprar algo en el próximo puerto que calcularon que sería puerto Siles si seguían al ritmo que llevaban, la idea era llegar al siguiente día hasta Benicarló, para el siguiente día pasar el delta y llegar lo más al norte posible para al otro día llegar a Blanes.
¿Sabes que con las prisas nos olvidamos de parar en Alicante para ver a tus sobrinos? Le dije a Gracia, pero no importa, cuando bajemos a por el barco pasaremos.
Pasamos Valencia pendientes de los barcos que entran y salen de allí y de los fondeados en las boyas de espera, ya íbamos a rumbo a Canet de Barenguer  pero un poco más abierto para pasar el muelle de carga que hay a la entrada del puerto de Sagunto.
Para comer tuvimos que empezar latas que siempre llevo en el barco en previsión de algún contratiempo y galletas, el poco pan que llevábamos estaba duro.
Llegamos a puerto Siles a las 19 horas, la entrada en puerto Siles, con mala mar no es muy segura, sobre todo si se llega del norte con viento sur, además es un puerto que a menudo hay que dragarlo porque se acumula mucha arena en la bocana, pero esta vez la cosa fue bastante bien.
Nos dieron amarre en el muelle de honor al saber que íbamos a salir temprano. Gracia preguntó por un supermercado y le indicaron, no estaba muy cerca que digamos, pero mientras yo arreglaba papeles y fregaba el barco, ella fue a comprar provisiones, se llevó un carro plegable que siempre llevo conmigo.
Consulté las previsiones de tiempo y seguía el sur, continuábamos con suerte. La siguiente etapa sería Benicarló, así sacaría del barco todo lo no imprescindible puesto que cuando llegásemos a Blanes entregaría el Furia.
Aproveché para llamar a Biel y decirle que en cuanto firmara los papeles, se los enviaría para preparar los trámites para cuando llegásemos a Ciudadela con el barco, pasar las inspecciones correspondientes para la lista 6ª.
Cuando llegó Gracia descargamos los víveres en el barco y después de la consabida ducha nos fuimos a pasear para desentumecer las piernas.
Canet de Berenguer es un bonito pueblo de la Comunidad Valenciana, con una de las mejores playas de la zona.
Tiene la particularidad de que el faro que existe en la población fue construido a unos 300 metros de la playa, tierra a dentro, en una antigua torre, esto ha hecho que para no tapar el faro, las casas construidas en el paseo del mar no podían tener sino dos alturas como máximo, con lo cual ha quedado un paseo de unos 1.500 metros, muy cuidado y amplio, sin grandes edificaciones.
En este hermoso paseo, totalmente peatonal, estuvimos paseando Gracia y yo, nos sentamos un rato en una terraza y luego, ya a la vuelta cenamos en el club, después de la cena, unos socios que estaban sentados en la terraza, tomando unas copas nos invitaron a sentarnos con ellos a charlar y a contar historias marineras, fue una lástima tenernos que retirar pronto porque al día siguiente nos tocaba otra travesía de unas sesenta millas para no perder la costumbre.
Salimos a las siete en punto a navegar, tuvimos que poner en marcha el motor, porque a aquellas horas solamente soplaba un ligero terral que nos acompañaría hasta cerca de las diez que entró de nuevo el sur tal como estaba previsto.
Tanto Gracia como yo nos maravillábamos de la suerte que estábamos teniendo con el viento.
Cuando empezó a rizarse ligeramente el mar, izamos velas y preparamos el spi para izarlo en cuanto soplara un poco más, mientras tanto nos acompañamos con el motor porque teníamos muchas millas por delante, queríamos llegar a Benicarló lo antes posible para vaciar en mi casa todo lo no imprescindible y que no iba a entregar con el barco.
Otra travesía tranquila, buen viento y favorable, lo malo el calor, navegamos con spi totalmente de empopada y en el  barco no corría ni una brizna de aire, al final, nos fuimos turnando para estirarnos en proa, debajo del spi, era la única forma de coger un poco de aire, luego nos entretuvimos en refrescarnos saltando por popa sujetos con una línea de vida, siempre con uno al timón, es una gozada, con la buena velocidad que llevábamos era un fabuloso hidromasaje.
Las horas iban pasando y no parábamos de charlar, ya sabíamos cada uno de la vida del otro.
Gracia hizo que le contase cómo había sido mi infancia y juventud, cuando le estaba contando como habían muerto mis padres, luego como perdía a mi hermana y mi cuñado y como había perdido a tanta gente a mi alrededor, a la pobre Toñi y a algunos más, dos lágrimas se le escaparon y de aquellas turquesa que tiene por ojos y rodaron por sus mejillas, luego le conté como siendo monaguillo en mi pueblo participé en la inauguración de un tiovivo y ya no sabía si reír o llorar, la verdad es que mi vida, hasta ahora no tenía desperdicio.
El día era claro, así que cuando estábamos a la altura de Oropesa pudimos ver, en el horizonte las Columbretes.
Mira, Gracia, las islas Columbretes, cuando subamos de Ciudadela con el barco nuevo, pararemos allí a bañarnos, las gentes de la zona de Benicarló y Vinaroz, cuando van a Ibiza suelen hacer noche allí, que es la mitad del viaje y a la mañana siguiente llegan a San Antonio.
Nos quedan unas veinticinco millas, si todo sigue así, en unas cuatro horas estaremos amarrando en casa. Dormiremos en mi apartamento y mañana nos levantamos tarde, descargamos las cosas que hay que dejar en Benicarló y nos tomamos el día de descanso, al día siguiente seguiremos la subida, una vez pasado el delta del Ebro, todo será más suave, en este tiempo cogeremos si va bien más Sur o Levante, que nos hará trabajar más pero tampoco irá mal un poco de ceñida.
Por fin entramos en Benicarló, lo primero que hacemos es repostar de gasoil, luego vamos al amarre que tengo asignado y una vez amarrados, llega la rutina de siempre, fregar el barco, plegar bien las velas, adujar los cabos, luego la limpieza nuestra.
Como el coche lo tenía en el aparcamiento de la marina, empezamos a recoger trastos, cañas de pescar, y todo aquello que no iba a entregar con el barco, GPS de bolsillo, walki portátil, equipo de cartas, reglas, compases, etc. En fin, el coche lleno, todo fue al trastero que tengo en el aparcamiento debajo del apartamento. Ya habría tiempo en invierno de reordenar todo.
Subimos a mi casa, lo primero que vio Gracia, fue el gran balcón, abrió la persiana y dijo:
Claro, como no, mirando al mar y seguro que si lo busco, veré el barco desde aquí.
No, el barco no se ve, el puerto de enfrente es el muelle comercial, donde están los pesqueros.
Nos arreglamos y salimos a pasear un rato para desentumecer las piernas.
Como hemos llegado antes de lo previsto y encima, el trabajo que teníamos para mañana, el recoger, ya está hecho, no nos queda sino pasear, cenar, pasear un rato para bajar la cena y mañana día de asueto completo.
A la mañana siguiente, a las nueve en punto, nos despertamos sobresaltados, no me acordaba de que la señora Hortensia pasa una vez cada semana a limpiar la casa y a regar las plantas que ella misma pone porque dice que crean un ambiente positivo en la casa.
Cuando saltamos de la cama ella también se asusta, no nos esperaba en casa. Al ver a Gracia salir de la habitación con mi camisa del pijama, le veo una medio sonrisa pícara, su tema favorito de conversación es:
¿Por qué no se busca una buena chica para compartir la vida, Ricardo?
Nos arreglamos y decidimos ir a Peñícola que Gracia no lo conoce y ayer, cuando divisamos el castillo desde el mar le dejó impresionada.
Cogimos la moto para evitar problemas de aparcamiento y nos marchamos por el camino de la costa.

viernes, 24 de enero de 2014

EL ÚLTIMO VIAJE DEL "DESTINO"

Por motivos urgentes, no pude publicar ayer jueves, hoy, en un terminal no mío y extraño, intentaré hacerlo, en el supuesto de no poder, espero encontrarme con vosotros la próxima semana.

Y ahora.............


EL ULTIMO VIAJE DEL “DESTINO”

Pedro Fuentes

Capítulo  IX

El viaje a Calpe fue más de lo mismo el primer tramo, luego empezó a rolar a sur y ya cuando estábamos llegando pasó a oeste, la “la culebrilla” como lo llaman por esta zona, empezaba a aparecer, no habíamos terminado de amarrar y ya teníamos el norte.
Gracia llamó a su hermano y quedó en que bajaría con su mujer y cenaríamos juntos.
Las previsiones de tiempo marcaban un cambio bastante fuerte en el estrecho, lo que indicaba sur en toda la costa de levante, por lo que decidimos alquilar un coche en Calpe para ir hasta el puerto Tomás Maestre, total solamente hay ciento cincuenta y algo kilómetros, podríamos hacer el viaje en un día si el barco en venta no nos terminaba de gustar.
Llamamos al bróker encargado del ketch y quedamos con él para la una, nuestra idea era llegar a las nueve o diez, para ver qué prisa tenían en lavarle la cara antes de que apareciésemos nosotros.
Después de la obligada limpieza y recogida del barco, pasamos nosotros por las duchas y una vez todo y todos en estado de revista, nos fuimos a pasear por el bonito pueblo de Calpe, con sus cuestas y calles estrechas y todo bajo la atenta vigilancia del Peñón de Ifach.
Preguntamos en las oficinas del club por una agencia de coches de alquiler, nos informaron y fuimos a alquilar uno, no hubo ningún problema, cogimos un Seat Ibiza por tres días y prorrogables si acaso hiciese falta.
A las seis y media llegaron Ernesto y su mujer, Ernesto no podía negar que era hermano de Biel, aunque más serio y mayor que él, su mujer algo más joven rondaba  los 35 y era una belleza y muy elegante.
Nos saludaron como si me conociesen de toda la vida, no sé que relación pensaban que teníamos Gracia y yo, pero daban por sentado que éramos una pareja estable y consolidada, en realidad Gracia y yo no habíamos tocado ese tema, solamente lo que nos dijimos en aquel paseo de cala en Pitt, acabábamos de pasar una mala época tanto ella como yo y habíamos decidido olvidar juntos, nos llevamos bien, a ambos lo que nos gusta es navegar, en ese sentido nos compenetramos y nos llevamos muy bien como pareja, si después el tiempo y el roce nos lleva a algo más, bienvenido sea, pero a mí me da mucho miedo, no es que haya tenido grandes relaciones pero las que han sido serias han terminado como ha ido mi vida, el destino me ha arrebatado a la persona amada, no incluyo la última porque en el fondo esa relación no tuvo ni siquiera principio llegué abocado a ella y quizás fue porque por primera vez en mi vida quería huir de la soledad que toda mi vida me acompañó.
Con respecto a Gracia, a veces me da la impresión de que soy para ella un poco el padre con  el que compartía la navegación y al que estaba tan unida.
La velada fue animada, la pasamos muy bien, primero fuimos a tomar una copa en un bar del paseo marítimo y luego, después de una vuelta, volvimos al club náutico en cuyo restaurante estuvimos cenando, tomamos unos entrantes a base de almejas y mejillones y luego pasamos a comer un plato típico de allí a base de pescado, “LLauna de Calpe”. Mercedes, la mujer de Ernesto fue nombrada por su marido conductora y así luego pudimos ir al barco a tomar gin y hierbas de Maó.
Cuando vio Ernesto el Furia 25 alabó nuestro hacer marinero por las travesías que habíamos hecho.
Tan animados estábamos que cuando nos dimos cuenta ya eran la 12, así que nos despedimos y quedamos que a la subida, si pasábamos por Alicante iríamos a verlos y así Gracia vería a los sobrinos, ojitos derecho de ella.
Los acompañamos al coche y luego nos fuimos para el barco con nuestros brazos entrelazados.
A la mañana siguiente, a las siete y media salimos en dirección al Puerto Tomás Maestre en Murcia, paramos cuando ya estábamos cerca de San Javier a tomar un café, entonces nos dimos cuenta de nuestra novatada, acostumbrados a calcular distancias marinas, no nos dimos cuenta de que el Tomás Maestre está al norte de la Manga y por carretera hay que ir hasta el sur para volver a subir por la Manga hasta el norte, donde está el puerto.
En fin, en lugar de dos horas tardamos casi cuatro, llegamos al puerto y estuvimos andando por allí hasta que descubrimos el ketch, le habían lavado la cara, pero se le notaba que había que pulir todo el casco, y a la teka de cubierta  le hacía falta repasar la goma y luego una buena limpieza y quizás pulido para darle aceite y hacerla revivir, por lo demás, se veían en bastante buen estado obenques, candeleros, winch, molinillo del ancla, en fin todos los accesorios exteriores, parecía bien surtido por placas solares, antenas de radio y GPS, Radar, radiobalizas, balsa de salvamento y cualquier cabo de los que hubiese por cubierta, era un ketch de unos 14 metros de eslora mayor y mesana de aluminio lo mismo que las botavaras, la bañera amplia y con dos ruedas de timón se encontraba  delante del palo de mesana, las fundas de las velas se veían nuevas y limpias, lo que hacía presagiar velas bien cuidadas.
Gracia en cuanto vio la inscripción, llamó a Biel para que investigara todos los datos posibles, además, qué casualidad, estaba registrado en Maó y se llamaba “Solitario”.
A la media hora llamó Biel y nos dijo que el barco estaba  “limpio” había sido bandera francesa hasta hacía dos años, una pareja había dejado todo, compraron este barco para irse a dar la vuelta al mundo y lo habían equipado hasta con desalinizadora, grandes depósitos de agua y combustible, una gran nevera y baterías además de las placas solares. El barco estaba despachado como lista 7ª para cinco años, le faltaban tres todavía, pero si yo me hacía con él, habría que pasarlo a lista 6ª, cosa a la que ya se ofreció Biel.
Una vez el barco a punto, hicieron la primera travesía desde Maó hasta el Tomás Maestre, por el camino les pilló una “rasca” de esas que de pronto se forman en el Mediterráneo, cogieron tal miedo que pusieron el barco en venta y se fueron a vivir a casa de los padres de ella en la Costa Brava porque lo habían invertido todo, ahora después de dos años, al ver que era un barco difícil de vender le habían rebajado el precio.
A Gracia el barco le gustó desde el momento que lo vio, lo único a lo que puso peros fue al nombre, ¿Qué pasa?, ¿Es que nadie pone a los barcos nombres bonitos o románticos? No me gusta tanto “Destino” o “Solitario” parece que quieran marcarte un destino. ¿Lo cambiarás si lo compras?
No, cambiarle el nombre a un barco trae mala suerte, le contesté.
También dicen que las mujeres en los barcos traen mala suerte y en eso no has pensado conmigo.
Cuando fuimos a la oficina, sabíamos más del “Solitario” que el vendedor.
Nos presentamos y los tres fuimos a ver el barco.
El barco por dentro estaba muy bien cuidado, era espacioso y todas las maderas interiores eran nobles y con un brillo extraordinario.
Al entrar desde la bañera solamente había una puerta hacia proa, por lo que a las cabinas de popar se pasaba por el interior.
La entrada era a un gran salón comedor, cocina y un puente de mando interior, estaba dotado el barco de todo, la cocina con horno y microondas, una gran nevera, dos pocillos en el fregadero, a continuación, hacia proa un asiento delante del puesto de mando, bajo él un mueble bar, el timón y todo tipo de aparatos, radio, sonda, GPS, sonda, un cuadro de luces y fusibles que controlaban todo el barco, a la izquierda una puerta que conduce a proa, donde hay, después de bajar dos escalones, a estribor un armario por el que se puede acceder  a una galería de cables posterior a los cuadros del puesto de piloto, a babor un cuarto de baño con ducha y más a proa dos literas en forma de V amplias, de unos 90 x 180 cm. Al otro lado de la puerta de proa, a estribor está la mesa de cartas, abatible sobre un gran cajón en el que entran cartas, libros, portulanos, estuche de compases de puntas, reglas, etc. A continuación, a la espalda del asiento de la mesa de cartas hay un sofá en forma de L que rodea una mesa de 160 cm. Como la bañera está 90 cm más alta que la cubierta principal y encima del salón, los laterales tienen unas grandes ventanas con cristales practicables que dan luz y aire a todo el barco, además de las ventanillas rectangulares de cada camarote o lavabo. Al lado de la puerta de salida a la bañera, hay otra que lleva a los camarotes de popa bajando dos escalones, a babor un gran armario, a estribor un baño completo y dos camarotes, a ambos costados de dos literas, una puerta más en el pasillo y se entra en un camarote con cama de matrimonio, una mesa que hace las veces también de mesilla de noche, dos sillones en un pequeño salón y un cuarto de baño completo.
Todo parecía en muy buen estado, los techos y ventanas no tenían manchas de humedad ni nada parecido.
Bajo el salón una trampilla practicable llevaba a la sentina Y sala de máquinas donde se aloja un motor Mercedes de 105 CV., se puede acceder a él por todos los costados y a primera vista está perfectamente conservado.
Al bajar he tocado el motor y tubo de escape por ver si tenía calor de haberlo arrancado hacía por lo menos en las últimas 24 horas. Estaba totalmente frío.
En la bañera el equipo de navegación era todo lo completo que el del interior, con repetidores de los de abajo e independientes muchas cosas, como GPS, piloto automático, emisora compás, etc.
¿Lo puedes poner en marcha? Dije
Si, desde luego, me contestó el vendedor.
El motor arrancó perfectamente y yo me fui a fuera para ver la salida de humos y el agua de la refrigeración. Todo correcto, Luego examiné el equipo de velas.
Gracia, que hacía creer que no sabía de barcos, examinaba todos los detalles sin que el vendedor se diera cuenta.
Si el precio es bueno, podemos llegar a un acuerdo, pero antes habría que salir a navegar, sacar el barco a varadero y revisar el casco.
El precio no estaba mal, pero sabiendo lo que sabía sobre la necesidad de vender, le apreté las clavijas bastante, para que ellos pudiesen negociar algo más y ponernos de acuerdo.
El vendedor me dijo que tendría que hablar con el propietario, como si no supiese yo que ya estaba todo hablado entre ellos, los bróker se piensan que todo el que quiere comprar un barco es rico, así que le aclaré que el barco no era para recreo sino para hacer charter.
 Quedaron en decirme algo aquella tarde, así que Gracia y yo nos fuimos a buscar un restaurant para comer y  un hotel para pasar la noche.
¿Te ha gustado el barco?
Si, es muy bonito y muy amplio, pero vas a ser tú quien lo va a pilotar solo, durante el curso escolar y estaré en la escuela en Alayor.
Si, automatizaré alguna cosa y otras me las reenviaré a la bañera para casos de emergencia.
Además, ya sé lo que es llevar un ketch, alguna vez que otra he trasladado barcos a otros sitios, mi experiencia naval es buena, ya lo has visto en lo que llevamos navegado juntos.
A las siete me llamó el vendedor, tenían más ganas de vender que las que yo me imaginaba, bajaros del precio que yo creía que me dirían.
Quedamos para ir el día siguiente a navegar, estupendo, seguía el temporal de levante en el estrecho, lo que allí era un sur de mil demonios.
Cielo, la cosa ha salido mejor de lo que esperaba, mañana a navegar, ¿Querrás seguir haciéndote la tonta o descubrirás tu talante marinero?
Lo que queríamos saber ya lo sabemos, ahora daremos fuego a la máquina hasta asustar al bróker.
A la mañana siguiente nos levantamos tarde, desayunamos opíparamente y luego nos fuimos al puerto, empezaba a levantarse el viento. Cuando llegó el bróker subimos al barco y preparamos la velas, los lazy-bag recogían y guardaban las velas correctamente, al abrir la cremallera comprobamos que éstas habían sido desplegadas e izadas con asiduidad, ya que no presentaban dobleces muy pronunciadas y estaban limpias, lo mismo pasaba con génovas, foques y foque de mesana. El equipo de velas era bueno y abundante, está visto que las gentes que lo compraron se dejaron el dinero en abundancia, las jarcias, tanto la firme como la de labor son de muy buena calidad.
Soltamos amarras y nos dirigimos a motor hasta el puente levadizo para salir a alta mar, fue grato comprobar que la hélice de proa funcionaba correctamente y tenía potencia suficiente.
El rato de espera sirvió para comprobar la electricidad, todo parecía funcionar correctamente y las placas solares mandaban bastante corriente al cargador de baterías, seis de gran potencia, hasta la última bombilla exterior como interior fue probada, en el poco rato que llevábamos en marcha, el congelador de la nevera ya hacía escarcha.
Abrió el puente y pasamos, Gracia llevaba el timón y el vendedor la miraba con un poco de curiosidad y miedo.
Cuando dio la orden de izar velas y puso rumbo al viento, yo me encargué de la mayor, el bróker del génova, luego pasamos al palo de mesana e hicimos la misma operación.
Cuando terminamos, empezamos a cazar velas para la ceñida, el barco se portaba, comenzamos a coger olas por proa y los rociones nos llegaban a la bañera que quedaba muy bien protegida y no habíamos abierto la capota anti rociones. Gracia disfrutaba viendo la cara del vendedor que me miraba a mi como preguntándome cuando le iba a quitar el timón.
Comenzamos a hacer maniobras, nos abrimos un poco más, luego nos fuimos de través, pasamos por la aleta, luego volvimos a ceñir, hicimos una trasluchada, luego seguimos con el través, lo pusimos de empopada y trasluchamos por popa, entonces ya el vendedor se puso nervioso.
Tranquilo, dijo Gracia, esto lo hacía con mi padre con un llaut y vela latina y ahí si te la juegas.
Nació en Menorca y lleva toda la vida navegando, ahora venimos de allí con un Furia 25 en tres días, lo dejamos en Calpe porque vimos la previsión del tiempo, dije.
Después de una hora navegando con fuerza 6 dije:
 Gracia, volvemos, vamos a arriar velas que quiero probar el motor.
De acuerdo, preparaos que me aproo al viento.
Hicimos la maniobra y a medias de ésta Gracia puso el motor en marcha.
Ya a motor bajé a la sentina y comprobé la bocina y si el eje tenía algún desvío.
Llegamos a puerto y le dije a Antonio, el vendedor:
¿Cuándo podemos subir el barco? Si está como pienso, no hará falta ni sacarlo del travelling.
Si llegamos antes de las dos podremos hacerlo, luego habrá que esperar a las cuatro para bajarlo porque el de la grúa se va a comer, cosa que podemos aprovechar nosotros.
Llegamos a tiempo, Antonio llamó a varadero y se prepararon para cuando llegásemos.
El casco estaba perfecto, quité con una navaja un poco de antifuling y vi que tenía una buena capa de imprimación, la orza estaba totalmente limpia y no se veía señal de la junta con el casco.
Bueno, Antonio, me quedo con el barco, vamos a comer y luego firmamos papeles.
¿No quieres ver la documentación?
No hace falta, ya la he visto, me han informado de todo, es bueno tener amigos hasta en el infierno.
Aunque tengo plenos poderes, hay que avisar a los dueños para las escrituras.
¿Viven en la provincia de Barcelona un pueblo tocando con Gerona? ¿Quizás Tordera?
Si, efectivamente, ¿Cómo lo sabes?
Casualidad, mañana o pasado salimos con el Furia hasta Blanes porque lo he vendido y lo tengo que entregar allí, así que te dejaré una paga y señal y calculo que para dentro de una semana, si vienen los propietarios podemos volver a firmar papeles y a llevárnoslo.
Por la tarde firmaron papeles, Ricardo extendió un talón como paga y señal y marcharon hacia Calpe, a donde llegaron con tiempo suficiente para cenar y luego tomarse una botella de Moët & Chandon con fresas en el “Destino”

jueves, 16 de enero de 2014

EL ULTIMO VIAJE DE "EL DESTINO" Capítulo VIII

Ricardo y Gracia están a mitad de camino de su viaje, el detino les ha unido y navegan juntos en "El Destino", un velero, el Furia 25.

La travesía que están realizando, por las Islas Baleares y la costa del levante español, es un gran reto aún para estos dos buenos navegantes.

Y ahora........................

EL ULTIMO VIAJE DEL “DESTINO”

Pedro Fuentes

Capítulo  VIII
Hemos decidido salir de Cabrera a las 5 de la madrugada, si todo va bien, llegaremos a Formentera con luz natural aprovechando que los días son largos, hay unas 77 millas y no quisiera llegar a la isla a oscuras con las de rocas y escollos que hay cerca de Formentera, la intención es pasar una noche allí y zarpar hacia la península a la altura de Calpe o Altea, dejaremos la visita de Formentera para otra ocasión.
Las previsiones del tiempo son de viento de Levante fuerza 3-4, nos vendrá bien, lo cogeremos por la aleta, si nos ponemos lo mismo sacamos el spi, lo malo es que en el canal entre Mallorca e Ibiza vamos a pillar, como casi siempre, corrientes fuertes del Norte o del Sur.
Nos fuimos a dormir temprano dejando todo preparado y a las 5, tal como teníamos previsto, cuando empieza a clarear el día en estas fechas, salimos de puerto a motor ya que solamente tenemos una pequeña brisa de tierra, una vez fuera pusimos rumbo al 255. Ya en mar abierta viramos en redondo para ponernos proa al viento e izar el velamen. Decidimos acompañarnos por el motor hasta que el viento arrecie.
Decidimos poner el piloto automático mientras funcionase el motor, el sonido de éste, aunque no es mucho, nos hace hablar más alto y no sentimos la mar rompiendo contra el casco. Decidimos desayunar opíparamente por si luego hay que trabajar mucho y hay que comer como un pajarito.
Levamos una hora navegando, el cielo está despejado y por popa se adivina ya la salida del sol, cojo la cámara y me dispongo a hacer unas bonitas fotos de amanecer con Isla Cabrera al fondo, pero mientras amanece le digo a Gracia que se ponga al lado de la mayor junto a la botavara, se mueve con desparpajo mientras le hago una serie de fotos, me encantan las cámaras digitales, luego las pasaré al PC portátil. Gracia es muy fotogénica, pero a mi me gusta hacerle las fotos de improviso, sin que se llegue a enterar y no le de tiempo a posar.
Me pide la cámara para hacerme fotos a mi, no me dejo, pero a duras penas doy mi brazo a torcer y me hace las fotos, cosa inusual, hay muy pocas fotos mías por ahí, en el fondo me parece que le tengo algo de “yuyo” a mis fotografías, cuando me veo me acuerdo de mi vida, feliz, pero llena de muertes a mi alrededor, mis padres, mi hermana, mi cuñado, una mujer a la que amé, y varios amigos, no me gusta ver fotos mías.
¿Qué te sucede, Ricardo? De pronto te has puesto triste, como si un presentimiento o algo pasase por tu mente.
Nada, de pronto han venido recuerdos lejanos a mi mente, mí pasado a veces viene a mi mente, ya sabes que he perdido a toda mi familia poco a poco, además con el paso del tiempo también he perdido algún amor y con la distancia también me he alejado de mis amigos.
Gracia vino hacia mí y me consoló llenándome de besos. A punto estuvimos de no poder hacer las fotos del amanecer.
A la segunda hora de navegación habíamos conseguido, entre el motor y la brisa que soplaba 14 millas, ahora ya teníamos algo más de viento, entre 2 y 3 y decidimos parar el motor e izar el spi, una vez realizada la operación, Gracia volvió a la caña sacando el piloto automático, una vez apagado el motor, paramos la nevera y cualquier aparato no necesario, solamente el GPS y la radio.
El viento arreciaba a medida que avanzaba el día el anemómetro marcaba ya los 14 nudos, con lo cual estábamos navegando a 6,5 nudos, había que aprovechar ahora que las condiciones eran buenas, queríamos llegar con la luz del día por lo menos para pasar los escollos y rocas lo mejor posible, Gracia había navegado por allí, pero no conocía las rocas como en Addaia.
Iremos al puerto, cuando sepamos mejor sobre qué hora llegaremos llamaremos para reservar amarre, aunque en este tiempo todavía no hay las apreturas del verano, además, en Formentera hay muy buenos sitios para fondear, aunque haya que solicitar boya y como el puerto es un poco caro, la gente se reserva mucho el entrar. Nosotros necesitamos ir a puerto entre otras cosas para abastecernos de agua puesto que no nos quedaba ni para ducharnos y teníamos salitre por todos los rincones de nuestros cuerpo, además del sudor.
Son las 10, llevamos 32 millas, estamos un poco por encima de los 6 nudos, ahora en medio del canal la corriente es bastante fuerte hacia el norte, pero como el viento ha subido algo, la navegación es buena.
Mira, mira, Gracia, nos van a adelantar un montón de delfines, se nos han puesto a la par y se divierten cruzando nuestra proa, le hacemos montones de fotos, a nuestro babor nada una cría, un delfín adulto, supongo que es su madre, se pone entre la cría y el casco del barco, casi lo roza, pero va pendiente de que el pequeño no se acerque, si lo hace lo empuja hacia fuera.
En cala en Pitt un verano entraron dos, Biel y yo nos tiramos al agua y nadamos con ellos, estuvieron un día, supongo que perdidos y al siguiente desaparecieron.
Viendo los delfines y haciéndoles fotos sin darnos cuenta pasamos dos horas, Gracia ha decidido preparar algo para comer, la verdad es que tenemos hambre, desayunamos a las cinco y algo y son las doce, todavía tenemos provisiones de las que nos preparó María Cinta, la madre de Gracia, hemos comido unos filetes empanados acompañados de pimientos fritos, vamos, una cosa ligerita para luego estar sentados todo el día.
Las 15 horas, hemos estando navegando entre los 6 y 6,5 nudos, total recorrido 65 millas, nos quedan unas 18 millas, vamos a arriar el spi, estamos en zona de escollos y llevamos demasiada velocidad, además, estamos un poco cansados, pendientes del viento y del spi, solamente hemos pegado unas cabezadas en la bañera y bebido creo que dos litros de café, esta noche nos van a tener que cantar una nana para dormir, suerte que en el barco, arrullados por las olas uno se queda como un bebé.
Al fin llegamos al puerto, nos tienen preparado el amarre solicitado, este puerto es muy caro, pero a veces hay comodidades que merece la pena pagar, dieciocho horas de navegación, diez de ellas pendientes del spi son para cansar a cualquiera y más con los días anteriores también de navegación y mañana otras sesenta millas hasta Calpe, las previsiones son también de Levante fuerza cuatro o cinco, si es así, volveremos a repetir la de hoy, pero de más empopada, no suele ser así con la vela, normalmente  sopla en dirección contraria.
La verdad es que llegar a Formentera y no perderse navegando por sus calas y playas, es un delito, pero no tenemos mucho tiempo, es posible que a la vuelta podamos pasar unos días en esta preciosa isla, mi intención es subir luego a Ibiza, luego a las Columbretes en Castellón y después saltar a Peñíscola, Benicarló y Vinaroz, luego pasar el delta y llegarnos hasta Blanes, entregar el velero y volver a casa en Benicarló. Si en Murcia el barco que vamos a ver nos gusta y llegamos a un acuerdo, bajaremos en coche y una vez puesto todo en orden, tirar otra vez para el norte con él antes de que llegue el otoño.
Todo esto lo he hablado con Gracia y dice que me acompaña hasta el uno de Septiembre porque luego tiene que volver al colegio.
Una vez en Formentera, hacemos la rutina de siempre, pasar por marinería, lavar el barco, esta vez concienzudamente que para eso pagamos lo que pagamos, llenamos los depósitos de agua, preparamos todo para mañana, que no madrugaremos tanto, luego el aseo personal en el club y a cenar en tierra, después de andar para desentumecer los músculos, sobre todo los de las piernas y la espalda, machacados por la bañera del “Destino” que no es muy cómoda que digamos para las largas travesías que le estamos dando. La verdad es que para un barco que tiene 25 pies, no se ha portado nada mal, y menos nosotros que le hemos sacado las prestaciones que llevamos desde Ciudadela.
¿De verdad quieres seguir embarcada el resto del verano, Gracia?
Creo que será el mejor verano de mi vida, antes te cansarás tú de barco que yo, cuando vivía mi padre de los tres yo era la única que le seguía el ritmo de navegación, y eso que mi madre tampoco se queda atrás. Luego Biel y el que menos Ernesto.
¿A qué se dedican tus hermanos?
Biel es consignatario de buques y Ernesto es economista en una gran empresa en Alicante.
Hombre, mañana, si todo va bien estaremos en Calpe, ¿Por qué no lo llamas y nos vemos?
No sería mala idea, lo voy a llamar, pero dejaremos todo en el aire hasta que estemos llegando por si acaso.

jueves, 9 de enero de 2014

EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO" (Capítulo VII)

Nuestros protagonistas continuan viaje, hoy rumbo a una de las islas menores de Baleares, islas llenas de encanto y meta de cruceristas de todo el mundo, miles de embarcaciones de recreo surcan el Mediterraneo cada verano rumbo a las Islas Baleares, el destino perfecto para unas vacaciones perfectas.

Y ahora......................

EL ULTIMO VIAJE DEL “DESTINO”

Pedro Fuentes

Capítulo  VII

La travesía comenzó con un viento del sur fuerza 3 B. Un través así nos hacía navegar a una buena velocidad, pero no podíamos distraernos, el Furia 25 es un barco muy ligero y si el viento arrecia hay que estar al tanto.
Gracia y yo nos repartimos la labor durante las dos primeras horas, decidimos compartir las faenas siguiendo un riguroso orden, la noche anterior habíamos trazado los rumbos y ahora las cartas estaban en la mesa para ir anotando las incidencias y los cálculos, mientras tanto los dos estábamos en la bañera charlando de nuestras cosas, fumando y tomando café, la verdad es que formábamos un buen equipo unidos por la misma afición.
La corriente en el canal era muy fuerte de sur, tuvimos que abrirnos más, estábamos navegando a seis nudos y medio, ya en el horizonte se empezaba a divisar el cabo de Freu y de Pera, el viento de sur levantaba una calima que nos empapaba de humedad.
Gracia lleva más de media hora intentando que nos den permiso para llegar hasta el puerto de la isla de Cabrera, ya que por ser zona restringida hay que solicitarlo, gracias a que conoce a todo el mundo, creo que lo conseguirá, aunque ha dicho que quizás sea mejor a través de su hermano Biel.
El viento ha arreciado, ya está en grado 5 de la escala  Beaufort, hemos tenido que rectificar el rumbo ya que el abatimiento es bastante fuerte, así que nos hemos puesto a ceñir para corregir el rumbo inicial. Ya estamos terminando de pasar el canal, nos encontramos frente a cala Ratllada y ya divisamos la punta de Amer, así que hemos realizado el primer tercio del viaje en 3 horas y cuarto, ahora, ya fuera del canal supongo que tendremos menos corriente del sur, con lo cual el abatimiento será algo menor.
Al fin Gracia lo ha conseguido, Biel ya tiene el permiso y lo envía por fax al puerto de Cabrera, tendremos  permiso para amarrar dos noches, con lo que podremos recorrer la isla.
Para muchos la isla de Cabrera tiene un “yuyo” especial, debido a que durante muchísimo tiempo fue prisión de los franceses que perdieron la batalla de Bailén contra las tropas españolas y de los que Napoleón no se quiso hacer cargo porque se rindieron ante el enemigo.
 En Cabrera estos prisioneros llegaron a practicar el canibalismo.
También se habla del espíritu de un piloto alemán que se estrelló allí con su avión. Lo del piloto tiene guasa, después de vagar su espíritu durante años por Cabrera, las autoridades alemanas exhumaron el cadáver y se lo llevaron para enterrarlo en Alemania, pero se equivocaron y se llevaron los restos de un pescador mallorquín enterrado a su lado, con lo cual el piloto sigue vagando por la isla y el pescador se pasea como alma en pena sin saber a donde va ni de donde viene y ni siquiera los entiende. Pero sobre todo Cabrera es importante en el mundo como Parque Nacional, uno de los mejores de España, además de la belleza de sus acantilados y la riqueza de sus aguas limpias y cristalinas, juntamente con sus cuevas marinas.
Nos hemos alejado de la costa de Mallorca con la ceñida y para evitar entrar en el archipiélago que forman los islotes que por el norte rodean Cabrera, si seguimos así, bordearemos por el sur la isla y llegaremos al puerto que se encuentra al NW. Ya hemos recorrido dos tercios del trayecto y si no hubiese la calima que hay, pronto divisaríamos nuestro destino.
Con el sol de estos días que hemos pasado en Menorca y hoy, Gracia ha cogido un color moreno, pese a la protección y las dos turquesas que tiene por ojos, tienen un brillo deslumbrante.
Son las 15 horas, hemos recorrido 45 millas a una velocidad 5,6 nudos, no está mal, si seguimos así, a las 18,30 entraremos en el puerto de Cabrera. Mientras Gracia sigue al timón he bajado a preparar una rica empanada que nos preparó María Cinta para el viaje, un par de cervezas y luego un buen café de puchero que es el que preparo yo en el “Destino”.
Desde la cabina y sin que se entere, saco la cámara y le hago una estupenda foto a Gracia mientras mira al horizonte entre atenta y soñadora con todos sus cabellos agitados por el viento, no hubiese hecho falta la foto, esa imagen es difícil que se borre de mi cerebro.
Al oír el clic de la máquina protesta porque no estaba peinada, pero no le hago caso y le hago una serie de siete u ocho fotos mientras habla y gesticula, luego le pido disculpas con un beso y se calma.
Sí, si, ya te pillaré yo cuando estemos en puerto esta noche, me dice mientras se ríe.
La abrazo y nos vamos de rumbo por unos segundos. No importa, me dice, la próxima vez me avisas y pongo el piloto automático.
No he visto persona más reacia a poner el piloto automático, dice que éste no siente las caricias del viento cuando llevas el rumbo correcto y las velas bien trimadas.
¿Sabes, Ricardo? Me da la impresión de que llevamos toda la vida navegando juntos, creo que si  sale bien la operación y cambias de barco, por muy bueno que sea el otro, lloraré cuando no tengas éste.
A mi también, llevo toda la vida buscando un alma gemela, he tenido suerte y he encontrado muy buenas personas, pero siempre el destino me las ha arrebatado, pero ahora, con tan pocos días me parece que llevamos juntos toda la vida tú, el barco y yo.
Llegamos al puerto de Cabrera, a las 18 y 20, cuando amarramos eran y 30, un pequeño puerto en medio de una gran bahía, rápidamente vinieron a pedirme el permiso de atraque, cuando me identifiqué me saludaron amablemente, pedí agua para poder limpiar el barco y dónde estaban los baños, me lo indicaron, no eran una cosa del otro mundo, pero estaban limpios, le dimos un manguerazo de agua al barco, lo justo para sacarle el salitre, ya que allí el agua no abunda, luego fuimos a las duchas y marchamos a preguntar cómo podíamos visitar la isla incluido el parque, nos dieron hora para el día siguiente, un guía nos acompañaría, solamente nombrar a Biel se abrían todas las puertas.
Decidimos guardar las provisiones para el viaje hasta Formentera, que no sabíamos qué nos encontraríamos y marchamos a tomar algo a un pequeño bar que hay al lado del puerto y que estaba abierto porque hoy había llegado un barco de excursiones que marcharía en una hora para Mallorca.
Pasamos un día y dos noches en la isla, es un paisaje extraordinario, el sitio ideal para retirarse una temporada y relajarse.
Gracia y yo lo pasamos estupendamente visitando el parque y andando por todos los lados, después de la travesía que llevábamos aquella paz y relax fue la mejor medicina y por cierto, en ningún momento nos encontramos con el alma en pena del aviador alemán ni con los espíritus errantes de ningún prisionero francés comido por sus compañeros, como dicen las leyendas, pero Gracia y yo no estábamos para apariciones, yo no podía dejar de contemplar los ojos turquesa y ella no tenía ojos sino para mí. Empezábamos a dudar que hubiese vida antes de conocernos nosotros. Por cierto, mandamos desde allí una postal a Carmen y sus amigas en Maó.

jueves, 2 de enero de 2014

El último viaje del "Destino" Capítulo VI

Ya estamos en 2014, espero que sea el mejor de los años para todos.

Entramos en el capítulo  VI del "Ultimo....."

Una historia del pasado reciente de Ricardo, necesaria para comprender la historia reciente de nuestro protagonista.

Y ahora..............


EL ULTIMO VIAJE DEL “DESTINO”

Pedro Fuentes

Capítulo  VI

El viento nos acompañó, pusimos rumbo norte hasta salir de las rocas y ya nos cogió un viento suave por la aleta de babor que nos llevó a pasar Faváritx, luego, ya enfilando La Mola, pasamos la isla de Colom y entramos en una cala, que estaba totalmente solitaria. Como íbamos bien de tiempo, fondeamos y nos bañamos, luego comimos y estuvimos reposando un rato.
¿Sabes, Gracia? Cuando llegamos a la casa y vi a tu madre, tu hermano y su mujer, creo que a mis años, me puse colorado como un tomate, luego, debí poner una cara de lo más rara cuando dijiste que hacía muchos años que no nos habíamos visto.
Si, pusiste cara de:
Tierra trágame, pero era verdad, yo hacía treinta y tres años que no te veía, por lo menos y tú tampoco me habías visto en mucho tiempo, ¿Cómo cuantos?
Cincuenta y dos, eres toda una niña para mí, eres como la fruta prohibida.
Siempre me han gustado los hombres mayores.
SÍ, pero cuando me veía al lado de tu madre, cualquiera diría que era su pareja y no la tuya.
Si, tal como te miraba, si no llegas a ser mío, seguro que te tira los tejos, le has encantado.
En cambio Biel te miraba con recelo, él fue el que le partió la cara al otro y me parece que estuvo sopesando si te la tenía que partir a ti, si hacerlo él o encargárselo a otro, luego, cuando vio que eras de buena pasta, ya se abrió a tu amistad, además, con el vino del Somontano y con la navegación y sabiendo que quieres vivir para los restos en la mar, él, que querría ser un poco vagabundo, pero su mujer, muy buena chica, pero que no es de esa pasta, no se lo consentirá mucho.
A media tarde, levamos ancla y nos pusimos a navegar, quien dice que en Menorca  siempre hace viento, no sabe lo que son las calmas de Junio, nos tocó poner el motor en marcha, dejamos la mayor para estabilizar el barco y recogimos el génova. Pasamos la Mola y nos fuimos adentrando en el puerto natural de Maó, pasamos el Lazareto, donde antiguamente los marinos de los barcos que llegaban tenían que guardar cuarentena por temor a la peste y otras enfermedades contagiosas. Luego llegamos a la isla del Rey, que pasamos por babor y ya enfilamos al Náutico.
¿Qué vas a hacer estos días? dijo Gracia.
Mañana me quedaré en Maó para hacer alguna compra y el martes pondré rumbo a Ciudadela. ¿Y tú?
Estos días tendré mucho trabajo con reuniones de profesores y el fin de curso, pero el jueves veintidós, que ya estaré libre, correré hasta Ciudadela. ¿Quieres que te lleve sobrasadas de Alaior?
Bueno, yo pensaba irlas a buscar y también un queso, pero a ti, como maestra te los darán mejor.
¿Tienes algún compromiso para el 21 por la noche?
No, ninguno, la cena de despedida de los maestros la hacemos mañana y luego hacemos otra con la Asociación de Padres de Alumnos el 20, así que el miércoles por la noche estaré libre.
¿Puedo acercarme a Alaior y ya el 22 marchamos a Ciudadela?
Sí, claro, me dará mucha alegría, pero ¿Cómo vendrás?
Pues en autobús, y si no a dedo.
Cuando llegamos al Náutico amarramos y nos dedicamos a fregar el barco, luego fuimos a las duchas y nos aseamos, a continuación dimos un pequeño paseo y Gracia dijo:
¿Nos vamos a cenar a Villacarlos?
Perfecto, me has adivinado el pensamiento.
Mañana no tengo que estar en el colegio hasta las nueve, así que con que salga desde aquí a las ocho llego de sobras para ducharme e ir a trabajar, así que si te apetece que quedo contigo en el barco para que no tengas miedo de pasar la noche solo.
Le cogí por el hombro, la atraje hacia mí, y le besé en los labios.
Nos acercamos al coche, aparcado en el puerto y marchamos a Villacarlos, pasada la plaza donde están los cuarteles, en una callejuela aparcamos el coche y andando nos fuimos hasta el puerto, que al ser domingo habían empezado antes a ambientarse.
Nos sentamos en uno de los variados restaurantes y pedimos unos mejillones al vapor y luego un par de lubinas al horno con su base de patatas y cebolla. Una botella de vino blanco y luego dos limones helados de la Menorquina.
Paseamos luego un rato por bajar los vapores del vino, aunque Gracia no había bebido sino un vaso y medio, luego cogimos el coche y llegamos al puerto de Maó.
Ya en el barco preparamos el camarote, pusimos un despertador para las siete y nos sentamos en cubierta, en la bañera a tomar unas hiervas Xoriguer de Menorca.
Ya era cerca de las dos cuando nos fuimos al camarote, había algo de corriente y el barco y nosotros nos arrullábamos suavemente hasta que quedamos dormidos, puso la cabeza sobre mi hombro derecho y así amanecimos cuando el despertador sonó, mientras Gracia iba a los baños del club, a arreglarse, preparé café y tostada para desayunar, cuando llegó nos sentamos y desayunamos en silencio.
Cuando terminamos fuimos hasta el coche, nos despedimos con un beso y quedamos en vernos el miércoles en Alaior.
Volví al barco y dormí hasta las diez y media embriagado por el olor que tenían las sábanas a nuestros cuerpos.
Arreglé las cosas, puse en orden el barco y marché a comprar pertrechos para esos días y sobre todo para la travesía hasta Ciudadela el martes, además tenía que cargar de gin y hiervas, siempre que voy a Maó lo hago porque no sé cuando volveré, aunque esta vez sospechaba que iría a menudo.
Al medio día, me preparé la comida y me tumbé a hacer la siesta, cuando me desperté fui a las oficinas del club y dejé pagada la estancia, ya que al día siguiente partiría rumbo a Ciudadela a primeras horas de la mañana.
Volví al barco y leí hasta la hora de cenar, después me dediqué a pasear por el puerto para estirar las piernas.
El martes por la mañana cuando fui a las duchas miré la previsión del tiempo y daban tramontana para todo el día, por lo cual decidí bordear la isla por el sur, que habría una pequeña brisa.
De Maó a Ciudadela hay casi la misma distancia por el norte que por el sur, la parte norte es más agreste y la llaman la sierra de tramontana, por el sur es más llana y una vez pasada la isla del Aire todo son playas salvo las bonitas calas de Porter, Galdana, y unas cuantas más hasta cala Turqueta, así llamada por el color turquesa de sus aguas, son como los ojos de Gracia, luego llegas a Son Saura y varias más, En Menorca cada roca, cada playa, cada entrante o saliente tiene un nombre, luego llegas al cap de Artruxt, en cala´n Bosch y viras hacia estribor, rumbo norte, allí quedas protegido de la tramontana por todo el macizo de Punta Nati y cala en Blanes, debajo del cual está la entrada del puerto de Ciudadela, puerto seguro donde los haya,  salvo las famosas “rissagas” que de vez  en cuando ocurren, éstas son unas resacas del mar que aparecen solamente en verano, y no todos los años, de pronto el mar es absorbido hacia fuera y los barcos llegan casi hasta el fondo del mar, rompiendo amarras, pero al poco tiempo, cuestión de minutos entra el agua de nuevo con una fuerza inusitada, como un gran tsunami que llega a inundar los locales del puerto, esto dura también unos segundos, cuando el agua consigue su profundidad habitual, muchos de los barcos están hundidos, otros se encuentran encima de los muelles y el caos es total. Tuve ocasión una vez de ver los desastres ocasionados y puedo decir que es una de las cosas más impresionantes  que recuerdo.
Llegué a Ciudadela, avisé al club de mi llegada y rápidamente me atendieron y me señalaron el amarre de Biel. Cuando amarré fui a las oficinas a entregar papeles y me di cuenta de lo que apreciaban a Biel allí.
Pasé el resto del día recorriendo Ciudadela, comprando algunas cosas para la travesía de vuelta y viendo los barcos del puerto, distracción favorita de las gentes de la mar cuando llegan a algún puerto.
Al día siguiente, tranquilamente me fui a buscar el autobús que me llevase a Alayor, hay que decir que Menorca tiene un deficiente transporte público interurbano, al fin logré, después de una larga espera coger un autobús que hacía la línea Ciudadela Maó y saqué un billete hasta Alayor, me fui a comer algo y luego cogí el transporte. Llegué allí a las tres y media, Gracia me estaba esperando y me llevó al pequeño apartamento que tenía alquilado al lado de la escuela. Allí pasamos la tarde hasta la hora de cenar, nos fuimos a cenar a un restaurant típico a comer unas berenjenas rellenas al estilo menorquín, buenísimas, después de cenar cogimos el coche y nos fuimos a cala en Porter,  entramos en las cuevas d´en Xoroi, allí estuvimos tomando una copa en el acantilado, en una de las ventanas naturales que hay sobre el mar.
Marchamos luego al apartamento. A la mañana siguiente Gracia ya había hecho la maleta y nos marchamos a Ciudadela, a pasar las fiestas de S. Joan. Sobre ellas prefiero no hacer comentarios, hay que vivirlas por lo menos una vez en la vida.
El domingo estuvimos comiendo con la madre de Gracia, su hermano y su cuñada, la caldereta de langosta de María Cinta no se come mejor en ningún afamado restaurante de Menorca.
Fuimos a dormir a Ciudadela y a la mañana siguiente zarpamos Gracia y yo rumbo a la península, pero no hacia el norte, Biel nos había informado de un anuncio de un ketch muy equipado que se vendía en Murcia en el puerto Tomás Maestre, 284 millas aproximadamente nos separaban. Con mi consentimiento, se encargó él de llamar y preparar una entrevista.
Decidimos poner rumbo a Palos, pasaríamos rozando Mallorca, hasta la isla de Cabrera rumbo SW, al 220 de compás durante unas 60 millas marinas, luego hacia Formentera al 255 durante unas 77 millas y luego una tercera etapa al W directos a Altea durante 70 millas, total unas 207 millas hasta allí si el tiempo nos lo permitía, total tres etapas de unas 15 a 20 horas cada una si los vientos nos eran favorables, habíamos quedado en llegar al Tomás Maestre en seis días.