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viernes, 24 de enero de 2014

EL ÚLTIMO VIAJE DEL "DESTINO"

Por motivos urgentes, no pude publicar ayer jueves, hoy, en un terminal no mío y extraño, intentaré hacerlo, en el supuesto de no poder, espero encontrarme con vosotros la próxima semana.

Y ahora.............


EL ULTIMO VIAJE DEL “DESTINO”

Pedro Fuentes

Capítulo  IX

El viaje a Calpe fue más de lo mismo el primer tramo, luego empezó a rolar a sur y ya cuando estábamos llegando pasó a oeste, la “la culebrilla” como lo llaman por esta zona, empezaba a aparecer, no habíamos terminado de amarrar y ya teníamos el norte.
Gracia llamó a su hermano y quedó en que bajaría con su mujer y cenaríamos juntos.
Las previsiones de tiempo marcaban un cambio bastante fuerte en el estrecho, lo que indicaba sur en toda la costa de levante, por lo que decidimos alquilar un coche en Calpe para ir hasta el puerto Tomás Maestre, total solamente hay ciento cincuenta y algo kilómetros, podríamos hacer el viaje en un día si el barco en venta no nos terminaba de gustar.
Llamamos al bróker encargado del ketch y quedamos con él para la una, nuestra idea era llegar a las nueve o diez, para ver qué prisa tenían en lavarle la cara antes de que apareciésemos nosotros.
Después de la obligada limpieza y recogida del barco, pasamos nosotros por las duchas y una vez todo y todos en estado de revista, nos fuimos a pasear por el bonito pueblo de Calpe, con sus cuestas y calles estrechas y todo bajo la atenta vigilancia del Peñón de Ifach.
Preguntamos en las oficinas del club por una agencia de coches de alquiler, nos informaron y fuimos a alquilar uno, no hubo ningún problema, cogimos un Seat Ibiza por tres días y prorrogables si acaso hiciese falta.
A las seis y media llegaron Ernesto y su mujer, Ernesto no podía negar que era hermano de Biel, aunque más serio y mayor que él, su mujer algo más joven rondaba  los 35 y era una belleza y muy elegante.
Nos saludaron como si me conociesen de toda la vida, no sé que relación pensaban que teníamos Gracia y yo, pero daban por sentado que éramos una pareja estable y consolidada, en realidad Gracia y yo no habíamos tocado ese tema, solamente lo que nos dijimos en aquel paseo de cala en Pitt, acabábamos de pasar una mala época tanto ella como yo y habíamos decidido olvidar juntos, nos llevamos bien, a ambos lo que nos gusta es navegar, en ese sentido nos compenetramos y nos llevamos muy bien como pareja, si después el tiempo y el roce nos lleva a algo más, bienvenido sea, pero a mí me da mucho miedo, no es que haya tenido grandes relaciones pero las que han sido serias han terminado como ha ido mi vida, el destino me ha arrebatado a la persona amada, no incluyo la última porque en el fondo esa relación no tuvo ni siquiera principio llegué abocado a ella y quizás fue porque por primera vez en mi vida quería huir de la soledad que toda mi vida me acompañó.
Con respecto a Gracia, a veces me da la impresión de que soy para ella un poco el padre con  el que compartía la navegación y al que estaba tan unida.
La velada fue animada, la pasamos muy bien, primero fuimos a tomar una copa en un bar del paseo marítimo y luego, después de una vuelta, volvimos al club náutico en cuyo restaurante estuvimos cenando, tomamos unos entrantes a base de almejas y mejillones y luego pasamos a comer un plato típico de allí a base de pescado, “LLauna de Calpe”. Mercedes, la mujer de Ernesto fue nombrada por su marido conductora y así luego pudimos ir al barco a tomar gin y hierbas de Maó.
Cuando vio Ernesto el Furia 25 alabó nuestro hacer marinero por las travesías que habíamos hecho.
Tan animados estábamos que cuando nos dimos cuenta ya eran la 12, así que nos despedimos y quedamos que a la subida, si pasábamos por Alicante iríamos a verlos y así Gracia vería a los sobrinos, ojitos derecho de ella.
Los acompañamos al coche y luego nos fuimos para el barco con nuestros brazos entrelazados.
A la mañana siguiente, a las siete y media salimos en dirección al Puerto Tomás Maestre en Murcia, paramos cuando ya estábamos cerca de San Javier a tomar un café, entonces nos dimos cuenta de nuestra novatada, acostumbrados a calcular distancias marinas, no nos dimos cuenta de que el Tomás Maestre está al norte de la Manga y por carretera hay que ir hasta el sur para volver a subir por la Manga hasta el norte, donde está el puerto.
En fin, en lugar de dos horas tardamos casi cuatro, llegamos al puerto y estuvimos andando por allí hasta que descubrimos el ketch, le habían lavado la cara, pero se le notaba que había que pulir todo el casco, y a la teka de cubierta  le hacía falta repasar la goma y luego una buena limpieza y quizás pulido para darle aceite y hacerla revivir, por lo demás, se veían en bastante buen estado obenques, candeleros, winch, molinillo del ancla, en fin todos los accesorios exteriores, parecía bien surtido por placas solares, antenas de radio y GPS, Radar, radiobalizas, balsa de salvamento y cualquier cabo de los que hubiese por cubierta, era un ketch de unos 14 metros de eslora mayor y mesana de aluminio lo mismo que las botavaras, la bañera amplia y con dos ruedas de timón se encontraba  delante del palo de mesana, las fundas de las velas se veían nuevas y limpias, lo que hacía presagiar velas bien cuidadas.
Gracia en cuanto vio la inscripción, llamó a Biel para que investigara todos los datos posibles, además, qué casualidad, estaba registrado en Maó y se llamaba “Solitario”.
A la media hora llamó Biel y nos dijo que el barco estaba  “limpio” había sido bandera francesa hasta hacía dos años, una pareja había dejado todo, compraron este barco para irse a dar la vuelta al mundo y lo habían equipado hasta con desalinizadora, grandes depósitos de agua y combustible, una gran nevera y baterías además de las placas solares. El barco estaba despachado como lista 7ª para cinco años, le faltaban tres todavía, pero si yo me hacía con él, habría que pasarlo a lista 6ª, cosa a la que ya se ofreció Biel.
Una vez el barco a punto, hicieron la primera travesía desde Maó hasta el Tomás Maestre, por el camino les pilló una “rasca” de esas que de pronto se forman en el Mediterráneo, cogieron tal miedo que pusieron el barco en venta y se fueron a vivir a casa de los padres de ella en la Costa Brava porque lo habían invertido todo, ahora después de dos años, al ver que era un barco difícil de vender le habían rebajado el precio.
A Gracia el barco le gustó desde el momento que lo vio, lo único a lo que puso peros fue al nombre, ¿Qué pasa?, ¿Es que nadie pone a los barcos nombres bonitos o románticos? No me gusta tanto “Destino” o “Solitario” parece que quieran marcarte un destino. ¿Lo cambiarás si lo compras?
No, cambiarle el nombre a un barco trae mala suerte, le contesté.
También dicen que las mujeres en los barcos traen mala suerte y en eso no has pensado conmigo.
Cuando fuimos a la oficina, sabíamos más del “Solitario” que el vendedor.
Nos presentamos y los tres fuimos a ver el barco.
El barco por dentro estaba muy bien cuidado, era espacioso y todas las maderas interiores eran nobles y con un brillo extraordinario.
Al entrar desde la bañera solamente había una puerta hacia proa, por lo que a las cabinas de popar se pasaba por el interior.
La entrada era a un gran salón comedor, cocina y un puente de mando interior, estaba dotado el barco de todo, la cocina con horno y microondas, una gran nevera, dos pocillos en el fregadero, a continuación, hacia proa un asiento delante del puesto de mando, bajo él un mueble bar, el timón y todo tipo de aparatos, radio, sonda, GPS, sonda, un cuadro de luces y fusibles que controlaban todo el barco, a la izquierda una puerta que conduce a proa, donde hay, después de bajar dos escalones, a estribor un armario por el que se puede acceder  a una galería de cables posterior a los cuadros del puesto de piloto, a babor un cuarto de baño con ducha y más a proa dos literas en forma de V amplias, de unos 90 x 180 cm. Al otro lado de la puerta de proa, a estribor está la mesa de cartas, abatible sobre un gran cajón en el que entran cartas, libros, portulanos, estuche de compases de puntas, reglas, etc. A continuación, a la espalda del asiento de la mesa de cartas hay un sofá en forma de L que rodea una mesa de 160 cm. Como la bañera está 90 cm más alta que la cubierta principal y encima del salón, los laterales tienen unas grandes ventanas con cristales practicables que dan luz y aire a todo el barco, además de las ventanillas rectangulares de cada camarote o lavabo. Al lado de la puerta de salida a la bañera, hay otra que lleva a los camarotes de popa bajando dos escalones, a babor un gran armario, a estribor un baño completo y dos camarotes, a ambos costados de dos literas, una puerta más en el pasillo y se entra en un camarote con cama de matrimonio, una mesa que hace las veces también de mesilla de noche, dos sillones en un pequeño salón y un cuarto de baño completo.
Todo parecía en muy buen estado, los techos y ventanas no tenían manchas de humedad ni nada parecido.
Bajo el salón una trampilla practicable llevaba a la sentina Y sala de máquinas donde se aloja un motor Mercedes de 105 CV., se puede acceder a él por todos los costados y a primera vista está perfectamente conservado.
Al bajar he tocado el motor y tubo de escape por ver si tenía calor de haberlo arrancado hacía por lo menos en las últimas 24 horas. Estaba totalmente frío.
En la bañera el equipo de navegación era todo lo completo que el del interior, con repetidores de los de abajo e independientes muchas cosas, como GPS, piloto automático, emisora compás, etc.
¿Lo puedes poner en marcha? Dije
Si, desde luego, me contestó el vendedor.
El motor arrancó perfectamente y yo me fui a fuera para ver la salida de humos y el agua de la refrigeración. Todo correcto, Luego examiné el equipo de velas.
Gracia, que hacía creer que no sabía de barcos, examinaba todos los detalles sin que el vendedor se diera cuenta.
Si el precio es bueno, podemos llegar a un acuerdo, pero antes habría que salir a navegar, sacar el barco a varadero y revisar el casco.
El precio no estaba mal, pero sabiendo lo que sabía sobre la necesidad de vender, le apreté las clavijas bastante, para que ellos pudiesen negociar algo más y ponernos de acuerdo.
El vendedor me dijo que tendría que hablar con el propietario, como si no supiese yo que ya estaba todo hablado entre ellos, los bróker se piensan que todo el que quiere comprar un barco es rico, así que le aclaré que el barco no era para recreo sino para hacer charter.
 Quedaron en decirme algo aquella tarde, así que Gracia y yo nos fuimos a buscar un restaurant para comer y  un hotel para pasar la noche.
¿Te ha gustado el barco?
Si, es muy bonito y muy amplio, pero vas a ser tú quien lo va a pilotar solo, durante el curso escolar y estaré en la escuela en Alayor.
Si, automatizaré alguna cosa y otras me las reenviaré a la bañera para casos de emergencia.
Además, ya sé lo que es llevar un ketch, alguna vez que otra he trasladado barcos a otros sitios, mi experiencia naval es buena, ya lo has visto en lo que llevamos navegado juntos.
A las siete me llamó el vendedor, tenían más ganas de vender que las que yo me imaginaba, bajaros del precio que yo creía que me dirían.
Quedamos para ir el día siguiente a navegar, estupendo, seguía el temporal de levante en el estrecho, lo que allí era un sur de mil demonios.
Cielo, la cosa ha salido mejor de lo que esperaba, mañana a navegar, ¿Querrás seguir haciéndote la tonta o descubrirás tu talante marinero?
Lo que queríamos saber ya lo sabemos, ahora daremos fuego a la máquina hasta asustar al bróker.
A la mañana siguiente nos levantamos tarde, desayunamos opíparamente y luego nos fuimos al puerto, empezaba a levantarse el viento. Cuando llegó el bróker subimos al barco y preparamos la velas, los lazy-bag recogían y guardaban las velas correctamente, al abrir la cremallera comprobamos que éstas habían sido desplegadas e izadas con asiduidad, ya que no presentaban dobleces muy pronunciadas y estaban limpias, lo mismo pasaba con génovas, foques y foque de mesana. El equipo de velas era bueno y abundante, está visto que las gentes que lo compraron se dejaron el dinero en abundancia, las jarcias, tanto la firme como la de labor son de muy buena calidad.
Soltamos amarras y nos dirigimos a motor hasta el puente levadizo para salir a alta mar, fue grato comprobar que la hélice de proa funcionaba correctamente y tenía potencia suficiente.
El rato de espera sirvió para comprobar la electricidad, todo parecía funcionar correctamente y las placas solares mandaban bastante corriente al cargador de baterías, seis de gran potencia, hasta la última bombilla exterior como interior fue probada, en el poco rato que llevábamos en marcha, el congelador de la nevera ya hacía escarcha.
Abrió el puente y pasamos, Gracia llevaba el timón y el vendedor la miraba con un poco de curiosidad y miedo.
Cuando dio la orden de izar velas y puso rumbo al viento, yo me encargué de la mayor, el bróker del génova, luego pasamos al palo de mesana e hicimos la misma operación.
Cuando terminamos, empezamos a cazar velas para la ceñida, el barco se portaba, comenzamos a coger olas por proa y los rociones nos llegaban a la bañera que quedaba muy bien protegida y no habíamos abierto la capota anti rociones. Gracia disfrutaba viendo la cara del vendedor que me miraba a mi como preguntándome cuando le iba a quitar el timón.
Comenzamos a hacer maniobras, nos abrimos un poco más, luego nos fuimos de través, pasamos por la aleta, luego volvimos a ceñir, hicimos una trasluchada, luego seguimos con el través, lo pusimos de empopada y trasluchamos por popa, entonces ya el vendedor se puso nervioso.
Tranquilo, dijo Gracia, esto lo hacía con mi padre con un llaut y vela latina y ahí si te la juegas.
Nació en Menorca y lleva toda la vida navegando, ahora venimos de allí con un Furia 25 en tres días, lo dejamos en Calpe porque vimos la previsión del tiempo, dije.
Después de una hora navegando con fuerza 6 dije:
 Gracia, volvemos, vamos a arriar velas que quiero probar el motor.
De acuerdo, preparaos que me aproo al viento.
Hicimos la maniobra y a medias de ésta Gracia puso el motor en marcha.
Ya a motor bajé a la sentina y comprobé la bocina y si el eje tenía algún desvío.
Llegamos a puerto y le dije a Antonio, el vendedor:
¿Cuándo podemos subir el barco? Si está como pienso, no hará falta ni sacarlo del travelling.
Si llegamos antes de las dos podremos hacerlo, luego habrá que esperar a las cuatro para bajarlo porque el de la grúa se va a comer, cosa que podemos aprovechar nosotros.
Llegamos a tiempo, Antonio llamó a varadero y se prepararon para cuando llegásemos.
El casco estaba perfecto, quité con una navaja un poco de antifuling y vi que tenía una buena capa de imprimación, la orza estaba totalmente limpia y no se veía señal de la junta con el casco.
Bueno, Antonio, me quedo con el barco, vamos a comer y luego firmamos papeles.
¿No quieres ver la documentación?
No hace falta, ya la he visto, me han informado de todo, es bueno tener amigos hasta en el infierno.
Aunque tengo plenos poderes, hay que avisar a los dueños para las escrituras.
¿Viven en la provincia de Barcelona un pueblo tocando con Gerona? ¿Quizás Tordera?
Si, efectivamente, ¿Cómo lo sabes?
Casualidad, mañana o pasado salimos con el Furia hasta Blanes porque lo he vendido y lo tengo que entregar allí, así que te dejaré una paga y señal y calculo que para dentro de una semana, si vienen los propietarios podemos volver a firmar papeles y a llevárnoslo.
Por la tarde firmaron papeles, Ricardo extendió un talón como paga y señal y marcharon hacia Calpe, a donde llegaron con tiempo suficiente para cenar y luego tomarse una botella de Moët & Chandon con fresas en el “Destino”

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