POR CULPA DE LAS REVISTAS
Pedro Fuentes
Capítulo II
Cuando llegué estaba atendiendo a
una pareja, me dispuse a esperar, pero su mirada se cruzó con la mía y una
sonrisa se dibujó en sus labios; yo sentí cómo de sus ojos salió un destello.
Cuando la pareja se marchó, alargó su mano hacia un lateral y salió con mi
revista entre sus delicados dedos. Me dijo: Toma “Algo”.
Aquella portada de Diciembre de
1973 “Las insaciables pirañas” Quedó grabada en mi mente para toda la vida.
Gracias, las colecciono y me
gustan los temas que tratan.
Mi madre me dio ayer la rosa, yo
acababa de irme, normalmente vengo por las mañanas y alguna vez, si mis padres
están ocupados también por la tarde, pero por lo general, por la tarde voy a
clase, voy de siete a diez, aquí al lado. Estudio secretariado en una academia
aquí cerca, en Fernando el Católico.
¿Puedo esperar a que termines
ahora y acompañarte hasta donde tengas que ir?
Bueno, pero es solamente un
momento porque tengo que ir a buscar a mi hermano pequeño al colegio.
Espérame
en el bar de la esquina, hoy viene mi padre y no quiero que me vea en compañía.
De acuerdo, allí te espero.
Estaré leyendo “Algo” sobre las pirañas.
Entré en el bar, pedí un café
cortado y me senté en una mesa a leer.
A los diez minutos llegó “ella”,
no quiso tomar nada y nos fuimos en dirección al colegio. Al pasar por la
academia donde estudiaba Enriqueta me dijo:
Esta es mi academia, salgo a las
10.
¿Puedo venir para acompañarte?
Como quieras, pero no puedo
tardar en llegar a casa.
A las diez menos cuarto estaba en
la acera de enfrente de la academia entreteniendo el tiempo fumando.
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