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jueves, 25 de junio de 2020

EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO" Capítulo i






EL PRIMER VIAJE DEL "SOLITARIO"



Pedro  Fuentes



Capítulo  I


Cuando entregamos en Blanes el Furia 25 “Destino”, Gracia y yo sentimos que algo nuestro llegaba a su fin, pero pese a la tristeza por los buenos recuerdos que teníamos, ante nosotros se abría otro destino, ahora tendríamos que ir a Murcia, cuando nos avisasen a buscar el nuevo barco.

Como ya habíamos descargado el barco en Benicarló, llevábamos un par de bolsa en el que iban las cosas imprescindibles.

Llegamos a la estación y cogimos el primer tren para Barcelona, allí hicimos transbordo y seguimos hasta Benicarló, llegamos a primera hora de la noche y bastante cansados. Lo que no habían  conseguido tantos días y horas de navegación lo consiguieron dos trenes.

Cuando llegamos a casa, no teníamos ganas de nada, una buena ducha y a dormir.

Al día siguiente, a eso de las diez me despertó el hambre, si no hubiese sido por eso, seguiría durmiendo.

Me levanté, preparé un buen desayuno a base de tostadas, mantequilla, mermelada y un buen café, lo puse todo en una bandeja y lo llevé a la habitación, Gracia al olor del café y las tostadas estaba despertándose, no sentamos en la cama y desayunamos, luego dejamos la bandeja a un lado y nos dedicamos a dormir un rato más. Sería la una cuando al fin decidimos levantarnos.

Nos dimos una relajante ducha de mutuo acuerdo y nos marchamos como no, al puerto a ver los barcos mientras  hacíamos ganas para una buena paella.

Pasamos una semana haciendo excursiones por los alrededores, Peñíscola, Vinaroz, Las Fuentes, Morella, Cervera del Maestre,  todo el Maestrat. En fin, toda la parte norte de Castellón, esa gran desconocida.

Cuando al fin nos llamaron, recogimos nuestras cosas y lo más imprescindible del barco, alquilamos un coche que dejaríamos en S. Javier, en Murcia, ahora si pensamos en visitar al hermano y los sobrinos de Gracia en Alicante, así que los llamamos y quedamos con ellos para comer al día siguiente.

Fieles a nuestra costumbre, salimos temprano y a media mañana ya estábamos en Alicante, llegamos a la casa, situada en el ensanche, muy cerca del náutico, como no,  a la familia de Gracia le pasa lo que a mí, tenemos que estar cerca del mar y a ser posible de nuestro barco.

Mercedes, la cuñada de Gracia y sus dos sobrinos, de 12 y 9 años, niña y niño,  nos estaban esperando, los dos críos se tiraron a los brazos de su tía, Mercedes y yo nos saludamos  y nos pusimos a hablar, era imposible meter baza entre la tía y los sobrinos.

Ernesto ha tenido que ir al trabajo para arreglar unos asuntos urgentes.

Lo tengo que llamar para que venga, dijo Mercedes. Pero he pensado que mejor iremos a buscarlo y tomamos el aperitivo por ahí, luego vendremos a comer a casa, ¿Os quedáis esta noche aquí?

No, Tenemos que seguir para Murcia para arreglar lo del barco lo antes posible, pero como tengo entendido que os vais para Menorca, nos veremos allí que tenemos que ir a arreglar los papeles del barco con Biel y como serán unos cuantos días, podremos incluso salir a navegar con el nuevo velero.
Pasó el día en un soplo, pero con Gracia no pudimos contar, ella y sus sobrinos formaron un mundo aparte,  además de ser sus sobrinos del alma, era su vocación de educadora.

A eso de las siete nos marchamos para San Javier.

Al día siguiente firmamos los papeles del barco y ya nos hicimos cargo de él, quedamos en seguir unos días en el amarre hasta dejarlo todo a punto, fuimos a la Capitanía, donde nos extendieron un certificado provisional de navegación, ya que iríamos a Menorca para  arreglar los papeles.

Cuando tuvimos el certificado enviamos los papeles originales a Biel por medio de un recadero urgente y nos dedicamos a la labor de limpieza, puesta a punto y avituallamiento para prepararnos para la partida, decidimos ocupar el camarote grande de popa por lo menos mientras no tuviésemos clientes.  Habituados al   Furia 25, allí nos sobraba espacio por todos los lados.

A los siete días, perfectamente pertrechados y suficientemente descansados decidimos hacernos a la mar, tardearíamos unos dos días a vela si el viento acompañaba, pasaríamos rozando el sur de Formentera, el sur de Cabrera, Punta Salinas en Mallorca y desde allí ya directos a Ciudadela, rumbo al  ENE durante  264 millas, a una media de 5,5 nudos, las previsiones de viento eran  de sur o sur oeste, con una fuerza de entre 18 y 25 nudos y al final del viaje levante.  Si no cambiaba sería una travesía tranquila para “El Solitario”.

Era la misma travesía a la hecha con el “Destino” pero en sentido contrario y sin escalas salvo emergencias.

La última noche, después de una opípara cena, nos fuimos a dormir al barco, como hacíamos desde que lo compramos y al día siguiente, a las ocho soltábamos amarras rumbo a Ciudadela, habíamos planeado guardias para toda la travesía.

Llevábamos diez horas navegando sin ningún contratiempo, cuando a eso de las dieciocho horas el viento que hasta entonces era de sur, pareció rolar a oeste, fue un suspiro, roló inmediatamente a norte, se notaba como por el canal entre la península e Ibiza, la Tramontana fue aumentando, encima, como típico norte, empezó a rachear, tuvimos que rizar la mayor y cambiamos el génova por un foque, así el través se hizo más soportable y manejable, aun así, la escorada era importante, podíamos amollar la mayor, pero no lo suficiente para que el abatimiento no fuera muy importante. De todas las formas, “El solitario” se portaba bien, aquí se veía la robustez del  barco.

Gracia parecía disfrutar y me decía:

Ya era hora de que pudiésemos demostrar nuestra valía, pero esto no acaba aquí, por esta zona, cuando pasemos el canal, nos encontraremos con más viento, espero que no role a levante como es habitual, porque vamos a tener que demostrar hasta qué punto ciñe este barco.

Efectivamente Gracia volvió a adivinar el tiempo, roló y roló a levante, de pronto nos encontramos con todo el viento por la amura de estribor, empezamos la ceñida y nos preparamos para pasar una noche entretenida, decidimos comer algo por si  nos quedábamos sin cenar, nos pusimos los monos de agua ya que los rociones eran importantes y el toldo anti rociones no paraba lo suficiente, el viento arreciaba.

Los que dicen que el Mediterráneo es un mar tranquilo y seguro, no saben lo que dicen.

Pasamos la noche durmiendo a ratos y haciendo bordadas para poder avanzar un poco.

Por fin amaneció y con los rayos de sol amainó el viento y roló ligeramente hacia el sur, esperamos que fuese una premonición de lo que nos depararía el día.

Cuando el viento nos vino por la aleta de estribor, izamos todo el trapo, desayunamos fuerte y mandé a Gracia a la cama con la promesa de que cuando despertase me relevaría.

Estábamos pasando Punta Rotja en Formentera  y no sabíamos qué nos depararía el canal entre Ibiza y Mallorca, aunque yo me esperaba el norte de nuevo; por las islas dicen que la tramontana en este tiempo suele durar tres días.

Llevábamos 24 horas y a duras penas habíamos hecho un tercio del viaje.

Cuando despertó Gracia decidimos que si seguía la tramontana en el canal entre Formentera y Mallorca, pondríamos rumbo al NE y nos meteríamos en la Bahía de Palma, más que nada por coger cobertura y llamar a su familia por tranquilizarlos, que seguramente sabrían de cómo andaba el tiempo por aquí.

Efectivamente, en cuanto entramos en el segundo canal roló nuevamente a norte  y cambiamos el rumbo, ahora teníamos el viento por la amura de babor y comenzamos a ceñir rumbo a Palma, nos separaban unas setenta millas que esperábamos hacer en unas doce horas si todo iba bien.

Rumbo al NE decidimos prepararnos para una etapa bastante dura y con un barco que pese a nuestra experiencia no lo conocíamos del todo, así que decidimos ayudarnos con el motor, que no podíamos quedarnos sin baterías ya que entre otras cosas el piloto automático tendría que trabajar de lo lindo
.
No parecía tener problemas el piloto para mantener el rumbo, era un buen aparato, le ajustamos la sensibilidad al máximo y nos decidimos a pasarlo lo mejor posible, hicimos turnos para evitar cansarnos los dos y seguir adelante.

El “Solitario” es un buen barco, tendré que hacerle algún apaño para poder gobernarlo una persona sola, cuando no esté Gracia y tenga que llevar a clientes muchas veces inexpertas, si las cosas se ponen feas, no es tan fácil, tendré que reenviar unas cuantas maniobras a la bañera, pero bueno, eso se hará sobre la práctica.

He mandado a Gracia a descansar, no tengo otra labor que hacer por ahora, solamente vigilar y estar atento a los aparatos, me he puesto el chaleco auto hinchable y un mosquetón preparado para engancharme a una línea de vida si hiciese falta desplazarme por cubierta, ya que ésta está totalmente mojada y un resbalón puede ser fatal si Gracia está dentro durmiendo, cosa de lo que es capaz pese a la escora y los pantocazos del barco, desde luego su padre debió de ser un buen marino y profesor.

Es curioso, normalmente cuando navego en solitario o estoy solo en cubierta, los recuerdos se 
amontonan en mi cerebro, ahora no, por lo menos los recuerdos lejanos, solamente me vienen a visitar los recientes, siento muchas veces que cuando salí de Blanes rumbo a Maó en solitario con el Furia empezó una nueva vida, las etapas de mi vida desde que compré el “Destino” y fui aprendiendo a navegar, todas comienzan o más bien terminan con una travesía en solitario y muchas de ellas han sido entre la península y Menorca, esta isla siempre ha estado unida a mi, llena de romanticismo y de aventura, pero la última vez ha sido quizás la más grande de las aventuras, partí de Blanes porque no sabía a donde ir y vuelvo a Menorca por segunda vez este verano, después de encontrar la meta y la felicidad de mi vida.

Me ha pasado el tiempo en un suspiro, ya toca despertar a Gracia para que tome el mando, salta de la litera rauda y feliz, le hago ponerse el salva vidas y le indico todas las novedades, que son ninguna porque todo marcha correctamente,  el barco responde a la perfección.

Gracia, antes de irme a dormir voy a preparar algo para comer, ¿Qué quieres? ¿Bocadillo y cerveza o café y pasta? Le digo.

Si te parece bien y me acompañas, un bocadillo para dos, unas cervezas y luego café, cariño.

Bajo a la cocina, preparo las cosas y salgo a cubierta, charlamos y comemos animadamente, nos fumamos un par de cigarrillos cada uno y me despido. Despiértame dentro de dos horas.

Bajo al camarote y en menos de cinco minutos duermo como un niño.

Cuando Gracia me despierta han pasado más de tres horas, sigue la tramontana, pero parece que ha bajado algo, La Dragonera parece que nos protege algo del viento, pero la mar se ha levantado mucho y tenemos mar tendida que hace trabajar  más al piloto, las guiñadas son mayores, pero a la vez el viento que nos viene de través nos hace andar más, decidimos entrar en el club náutic de s´Arenal.

El resto del viaje hasta El Arenal lo pasamos los dos en cubierta charlando, comiendo y tomando café, la travesía no era cómoda pero ambos habíamos pasado peores y ahora estábamos juntos.

En cuanto vimos que teníamos cobertura llamamos a Biel, el hermano de Gracia y le comunicamos nuestra situación y los planes que teníamos.

Biel nos comunicó que las previsiones no eran muy buenas para pasar el canal con Menorca, así que decidimos quedarnos dos días descansando en Mallorca.


Cuando por fin llegamos a puerto volvimos a la rutina de llegada, rellenar los depósitos de combustible y agua, lavado del barco para quitarle la salitre, plegar bien las velas, adujar los cabos, pegarnos una buena ducha con agua caliente y abundante y meternos dos buenas jarras de cerveza en el bar del club, mientras tanto nos preparamos para la primera comida que tocaba en tierra, no hay nada como un buen chuletón en tierra y en una mesa que parece que se mueve más que el barco.

jueves, 18 de junio de 2020

EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO" Capltulo XII




EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO"





Pedro  Fuentes




CAPITULO  XII




A las siete de la mañana salimos a mar abierta para empezar la última etapa del “Destino”.

Llevamos 20 días desde que nos conocimos, de ellos 11 los llevamos desde Ciudadela al Puerto Tomás Maestre en Murcia y luego subir para Blanes. Toda una vida navegando.

Hemos hablado de todo, de lo divino, de lo humano, de nuestro pasado, de nuestro presente y sin embargo en ningún momento hablamos de nuestro futuro, sí,  ella volverá a la escuela y yo a mi nuevo barco “El Solitario” ¿Será eso una premonición?

Gracia duerme, siempre la primera etapa es mía, hoy el terral es bueno, sopla con fuerza y lo tomo de través, también yo me estoy acostumbrando a no usar el piloto automático, me gusta sentir la caña del timón, parece como si el barco te hablase, te pide el rumbo, sientes el viento al incidir en las velas y parece que de menos guiños.

Me gusta Menorca, me encanta y enamora, pero me encuentro lejos de todos lados, aunque parezca mentira, mi espíritu solitario se deprime cuando llevo mucho tiempo en la isla, es curioso, le pasa a mucha gente, por lo visto las depresiones son más numerosas en las islas que en tierras del continente.

A veces últimamente me he planteado irme a vivir a Menorca, sobre todo después de conocer a Gracia, pero ¿Cuál es el pensamiento de Gracia con respecto a eso?

Faltan diez minutos para las nueve, se abre el tambucho y aparece Gracia con las dos tazas de café humeante y dos magdalenas, parece una diosa, llega hasta mí, me da un beso en los labios, coloca el desayuno en la pequeña mesa portátil que llevamos en la bañera, yo conecto el piloto automático y nos disponemos a desayunar.

¿Cómo lo llevamos?

Bien, ahora empieza a bajar el terral y parece que pronto tendremos el sur. Me parece que pondremos pronto el spi, así se nos verá bien cuando basemos la entrada del puerto de Barcelona.

¿Has visto la cantidad de aviones que hay?

Si, estamos a la altura del aeropuerto del Prat en Barcelona.

¡Gracia! ¿Sabes que llevamos navegando juntos en este viaje 11 días y 9 más desde que nos conocemos?

Si, cariño, pero parece que sea toda una vida.

¿Sigues con la idea de ir a buscar el barco a Murcia y seguir navegando el resto del verano?

Si, claro, en eso hemos quedado, ¿no? Es el mejor verano de mi vida, estoy haciendo lo que siempre me ha gustado y encima lo comparto contigo, creo que mis cicatrices se han curado, pero ¿Tu qué quieres hacer?

Yo deseo navegar contigo hasta el fin del mundo, además deseo que el nuevo barco, aunque se llame “El Solitario” compartirlo contigo.

La conversación terminó con un prolongado beso.

¿No te vas a echar un rato?

No, estoy descansado, además vamos a entrar en la zona de los barcos de Barcelona, te dejaré el timón y me tumbaré un rato en la bañera.

Recogí las tazas y la mesa, puse mi cabeza en el regazo de Gracia, ella empezó a mecerme el cabello, luego acarició mi barba y me quedé dormido.

Cuando desperté estábamos a la altura de las chimeneas de Badalona.

¿Ya estamos aquí? ¿Cuánto he dormido? ¿Has pasado Barcelona tú sola?  ¿Ha habido problemas?
Te contestaré por orden:

Si, mucho, si y no.

Estabas tan bien dormido, parecías un niño de pecho.

Con semejante almohada se relaja cualquiera.

¿Cuánto nos queda?

Unas treinta millas, unas cinco horas, ahora estamos a la mitad del camino más o menos. Sobre las seis de la tarde llegaremos si seguimos a este ritmo. Cuando estemos más cerca llamaré al nuevo propietario para entregarle el barco mañana, no sé si el nuevo armador le cambiará el nombre, pero para mí este viaje será:

EL ULTIMO VIAJE DE “EL DESTINO”

Bueno, cielo, esta siesta me ha dado hambre, ¿Te apetece un bocadillo y una cerveza?

Perfecto, pero no te voy a dar el timón, estoy muy a gusto, y luego, cuando tomemos el bocadillo quiero que vuelvas a la posición de siesta con almohada.

Me levanté, bajé a la cabina y preparé el par de bocadillos, saqué dos cervezas y subí de nuevo con Gracia, ésta puso el piloto automático en marcha y nos dispusimos a comer el bocadillo, las provisiones tocaban a su fin, no tendríamos que dejar nada en el barco, solamente unas cervezas y alguna lata, porque las bolsas de frutos secos que siempre llevamos, volverían a casa con el equipaje, que lo habíamos reducido al máximo para no cargar mucho, puesto que la idea era marchar hasta Benicarló en tren.

Los puertos se iban sucediendo, Badalona, El Masnou, Premiá, Vilassar, ya se divisaba Mataró, de todos los puertos salían y entraban embarcaciones, estábamos a 8 de Julio, el verano estaba allí y el tiempo era bueno.

Ya a la altura de Arenys de Mar llamé al nuevo propietario, me dijo que el amarre era el mismo donde amarré cuando fuimos a probar el barco, iría al club de vela para que estuviese libre, le dije la hora aproximada de llegada y me comunicó que estaría allí para recibirme, avisaría al notario para el día siguiente a primera hora firmar papeles y así poderme marchar para casa.

Gracia y yo esperaríamos aproximadamente una semana hasta que me llamaran del Tomás Maestre para firmar la compra del “Solitario”. Así podríamos descansar y hacer excursiones por toda la zona de Benicarló.

Mira, Gracia, allí al fondo, aquel saliente que hay es el delta del Tordera, cuando pasemos aquel, por cierto, algo abiertos, ya estaremos en Blanes, hay una larga playa y luego unas rocas que salen hacia el mar, aquello es lo que se denomina la Palomera, puerta de la Costa Brava, detrás está la playa del centro de Blanes y luego ya el puerto.

Cuando pasamos la Palomera, pusimos proa al viento, arriamos velas y entramos a motor, por fin Gracia me cedió el timón.

Entramos en el Club de Vela hasta el último pantalán, allí nos esperaba el futuro propietario y un marinero, nos dieron los cabos y amarramos, pusimos las defensas y ayudamos a Fernando, el nuevo armador, a subir a bordo.

Otra vez la rutina de siempre, doblar y adujar correctamente las velas y los cabos, manguerazo a todo el barco y luego nosotros a las duchas.

Nosotros dormiremos en el barco esta noche, le dije a Fernando, ¿A qué hora firmamos mañana?

A eso de las diez, si quieres te vendré a recoger a las nueve y media y vamos juntos.

Correcto, ¿Quieres ver el barco o que te explique algo?

Si, bueno, ya lo conozco, pero no está de más ver todo lo que es mantenimiento, baterías, aparatos eléctricos, equipo de seguridad, etc.

Mira, nosotros ya hemos recogido nuestras cosas en Benicarló, los efectos personales los tenemos en estas dos bolsas, el resto es lo que queda en el barco, balsa de salvamento equipo de seguridad, todo en regla, como ya te dije, la ITB está recién pasada, quedan cuatro años para la próxima y mira, en esta carpeta están todas las revisiones, cambios de aceite, mantenimiento de las baterías, todo.

Además te puedo garantizar una cosa, está a toda prueba, cuando estuve la otra vez, te dije que iría a Benicarló y que volvería para firmar, bueno, pues se me cruzaron un poco los cables y me fui a Menorca, después de darle un par de vueltas a la isla, me avisaron que en Murcia había un barco como el que estaba buscando, que por cierto es de unos que viven en Tordera, así que cogimos el barco y nos fuimos a Cabrera, Formentera, Calpe, donde dejamos el Furia y nos fuimos en coche porque anunciaban mal tiempo, compré el otro barco y tiramos para Blanes, en tres etapas, Puerto Siles, 
Vilanova y Blanes, todo ha funcionado correctamente y el barco ha respondido. Si cuando te dije de bajar conmigo a Benicarló hubieses dicho que sí, habría sido un fantástico viaje. Por cierto, la carta que hemos utilizado nos la llevamos de recuerdo, y si no te importa nos llevaríamos también el pabellón español.

Mañana cuando firmemos queremos coger el tren para marchar a Benicarló, si te parece, si quieres hoy vamos a cenar.

No, gracias, tengo un compromiso ineludible, otra vez será.

Nos despedimos hasta el día siguiente y nos fuimos a pasear para luego ir a cenar.

Gracia y yo, cogidos del brazo, nos fuimos a pasear por el pueblo, las gentes nos miraban y no sabíamos por qué, luego caímos, además de parecer una pareja feliz, lo éramos y encima estábamos negros como tizones después de 20 días navegando y eso que en ningún momento nos pusimos a tomar el sol, cosa peligrosa cuando tienes que estar tanto tiempo al aire libre.

Cenamos en un restaurante del puerto unas gambas y dorada salvaje al horno, todo ello regado con una sangría de cava. Luego tuvimos que volver a pasear para bajar la comida, después marchamos al “Destino”, era la última noche y había que celebrarla.

Al día siguiente fui a firmar y cobrar, luego el nuevo propietario y yo volvimos al barco donde me esperaba Gracia, hicimos la entrega del barco y bajamos con nuestras bolsas, ya en el muelle volvimos la mirada al barco y nos besamos y en aquel beso se confundieron las lágrimas saladas al “Destino” que tanto había influido en nuestro DESTINO.


FIN


jueves, 11 de junio de 2020

EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO" Capítulo XI





EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO"




Pedro  Fuentes



CAPITULO  XI 




A la mañana siguiente, y para no perder la costumbre, salimos rumbo al NE, la idea con las primeras luces del día, aunque tuviésemos que abusar del motor, para pasar el delta, rozando la punta de la baña lo más temprano posible para evitar los fuertes vientos que suele haber en aquella zona, luego, casi manteniendo el rumbo, si soplaba el Levante, como estaba previsto, lo cogeríamos de bolina. La intención era llegar a Vilanova a eso de las veinte horas, si nos retrasábamos, entraríamos en Torredembarra.

La primera parte de la etapa, aprovechando el terral y el motor, la navegación fue bastante tranquila.

Me quedé yo al timón y dejé a Gracia que durmiese todo lo que quisiera, ya que luego, sobre todo si se levantaba el viento previsto, lo mismo teníamos que navegar  muchas horas. Queríamos llegar cuanto antes a Blanes ya que nos esperaban y además nos habíamos prometido unos cuantos días de asueto hasta volver a Murcia a por “El Solitario”.

A las nueve teníamos por proa y a babor el cabo de Tortosa, Gracia salió de la cabina con cara de sueño pero con un par de tazas grandes de café humeante y dos bollos.

¡Hola, amor! ¿Qué tal vamos?

Bien, la estamos a medio delta, allí aparece el cabo de Tortosa y por ahora no aparece nada de viento, pero no tardará, ya se empieza a rizar el mar un poquito, tendremos levante.

Nos pusimos a desayunar el uno junto al otro bien abrigados porque el sol todavía no calentaba lo suficiente. A estribor teníamos varios barcos arrastrando y nos íbamos cruzando con las palangreras de San Carlos, Vinaroz y Benicarló.

¡Gracia! ¿Cómo vas de cansada?

No, no estoy cansada, me siento bien, jamás me había sentido tan libre y en paz conmigo misma, el día que nos conocimos en Maó, estaba hundida totalmente, mis amigas me “sacaron” aquella noche porque me veían totalmente hundida, me parece que incluso fue mi madre la que las llamó al verme como estaba, encima era fin de curso, siempre quise ser maestra y lo soy muy a gusto, pero no te puedes imaginar lo que quema, y no por los críos, que al fin y al cabo no son malos, el mayor problema que tenemos los maestros son los padres de los alumnos.

Llevamos navegando un par de semanas, pero te juro que es lo mejor que me ha podido pasar, sería capaz de dar clases durante dos años seguidos sin vacaciones. Parece como si llevase toda la vida en este barco y contigo.

Si, a mi también me parece que llevemos toda la vida juntos, además, disfruto navegando contigo, nos compenetramos del todo, claro que hasta ahora hemos tenido mucha suerte, ya veremos cuando nos pille una rasca buena y en una de esas travesías que llegas al punto de no retorno y tienes que seguir para delante pase lo que pase, o que por avería o mal tiempo nos encontremos a la deriva durante un par de días como les ha pasado a muchos.

No llames al mal tiempo y mientras tanto disfrutemos del bueno.

Supongo que cuando nos encontremos, responderemos como hemos aprendido y con la experiencia necesaria.

Empezaba a arreciar el levante y allí se acabó la charla, a partir de entonces el viento fue subiendo y cada vez la mar se encrespaba más,  los rociones empezaban a ser continuos, el barco se comportaba bien en la ceñida pero la ola era alta y la proa la rompía y de vez en cuando los pantocazos estremecían todo el barco, al final terminamos poniendo el toldo anti rociones.

Gracia reía y me decía:

¿Ves lo que pasa por hablar del mal tiempo?

Aquel día nos movimos más que un garbanzo en la boca de un viejo, pero el barco se estaba portando, bajamos algo la velocidad, pero tampoco tanto que nos hiciese meternos en puerto antes de lo calculado, entramos en Vilanova cuando ya empezaba a oscurecer, las oficinas ya estaban cerradas y el vigilante, al decirle que saldríamos temprano, nos dio amarre en el lateral de la gasolinera, que ya estaba cerrada, le dimos un manguerazo rápido al barco y nosotros una buena ducha, luego nos marchamos al restaurante del club por cenar algo caliente.

Las previsiones para el día siguiente eran de sur, sería una etapa, la última con buena mar y viento a favor, sesenta millas y el único problema cruzar la entrada al puerto de Barcelona, habría mucho tráfico y encima los barcos fondeados esperando para entrar en puerto, o sales mar adentro, con lo cual pierdes mucho tiempo o te dedicas a sortear los barcos y entre ellos al Milenium y similares, que parece no encomendarse a nadie cuando entran y salen.

Después de cenar salimos a pasear por Vilanova y la Geltrú, hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí, las sucesivas ampliaciones del puerto deportivo han sido de gran envergadura y la zona de grandes yates algo que se estaba necesitando, han sabido pensar en el futuro y han apostado por un turismo náutico de gran calidad. Cosa que no han sabido hacer en muchas poblaciones que a pesar de estar junto en la costa, han vivido de espaldas al mar sin saber invertir en un turismo de calidad y con futuro que es el que no va a fallar cuando llega la crisis.


Después del paseo volvimos al barco, nos fumamos un par de cigarrillos, tomamos una copa de hierbas menorquinas y nos fuimos a dormir.

jueves, 4 de junio de 2020

EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO" Capítulo X




EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO"



Pedro  Fuentes


Capítulo  X



Con la previsión de viento del sur a la mañana siguiente salieron rumbo norte con la intención de llegar todo lo lejos que el tiempo y el cansancio les permitiese.

Nada más salir de la bocana del puerto de Calpe izaron la mayor y el spi.

Hasta La Nao y San Antonio tuvieron un poco de mar de fondo, pasado San Antonio bajó un poco el viento pero también la mar bajó y el barco navegó mucho mejor, al no ser retenido cuando subía la ola.

Las provisiones empezaban a escasear, tendríamos que pensar en comprar algo en el próximo puerto que calcularon que sería puerto Siles si seguían al ritmo que llevaban, la idea era llegar al siguiente día hasta Benicarló, para el siguiente día pasar el delta y llegar lo más al norte posible para al otro día llegar a Blanes.

¿Sabes que con las prisas nos olvidamos de parar en Alicante para ver a tus sobrinos? Le dije a Gracia, pero no importa, cuando bajemos a por el barco pasaremos.

Pasamos Valencia pendientes de los barcos que entran y salen de allí y de los fondeados en las boyas de espera, ya íbamos a rumbo a Canet de Barenguer  pero un poco más abierto para pasar el muelle de carga que hay a la entrada del puerto de Sagunto.

Para comer tuvimos que empezar latas que siempre llevo en el barco en previsión de algún contratiempo y galletas, el poco pan que llevábamos estaba duro.

Llegamos a puerto Siles a las 19 horas, la entrada en puerto Siles, con mala mar no es muy segura, sobre todo si se llega del norte con viento sur, además es un puerto que a menudo hay que dragarlo porque se acumula mucha arena en la bocana, pero esta vez la cosa fue bastante bien.

Nos dieron amarre en el muelle de honor al saber que íbamos a salir temprano. Gracia preguntó por un supermercado y le indicaron, no estaba muy cerca que digamos, pero mientras yo arreglaba papeles y fregaba el barco, ella fue a comprar provisiones, se llevó un carro plegable que siempre llevo conmigo.

Consulté las previsiones de tiempo y seguía el sur, continuábamos con suerte. La siguiente etapa sería Benicarló, así sacaría del barco todo lo no imprescindible puesto que cuando llegásemos a Blanes  entregaría el Furia.

Aproveché para llamar a Biel y decirle que en cuanto firmara los papeles, se los enviaría para preparar los trámites para cuando llegásemos a Ciudadela con el barco, pasar las inspecciones correspondientes para la lista 6ª.

Cuando llegó Gracia descargamos los víveres en el barco y después de la consabida ducha nos fuimos a pasear para desentumecer las piernas.

Canet de Berenguer es un bonito pueblo de la Comunidad Valenciana, con una de las mejores playas de la zona.

Tiene la particularidad de que el faro que existe en la población fue construido a unos 300 metros de la playa, tierra a dentro, en una antigua torre, esto ha hecho que para no tapar el faro, las casas construidas en el paseo del mar no podían tener sino dos alturas como máximo, con lo cual ha quedado un paseo de unos 1.500 metros, muy cuidado y amplio, sin grandes edificaciones.

En este hermoso paseo, totalmente peatonal, estuvimos paseando Gracia y yo, nos sentamos un rato en una terraza y luego, ya a la vuelta cenamos en el club, después de la cena, unos socios que estaban sentados en la terraza, tomando unas copas nos invitaron a sentarnos con ellos a charlar y a contar historias marineras, fue una lástima tenernos que retirar pronto porque al día siguiente nos tocaba otra travesía de unas sesenta millas para no perder la costumbre.

Salimos a las siete en punto a navegar, tuvimos que poner en marcha el motor, porque a aquellas horas solamente soplaba un ligero terral que nos acompañaría hasta cerca de las diez que entró de nuevo el sur tal como estaba previsto.

Tanto Gracia como yo nos maravillábamos de la suerte que estábamos teniendo con el viento.

Cuando empezó a rizarse ligeramente el mar, izamos velas y preparamos el spi para izarlo en cuanto soplara un poco más, mientras tanto nos acompañamos con el motor porque teníamos muchas millas por delante, queríamos llegar a Benicarló lo antes posible para vaciar en mi casa todo lo no imprescindible y que no iba a entregar con el barco.

Otra travesía tranquila, buen viento y favorable, lo malo el calor, navegamos con spi totalmente de empopada y en el  barco no corría ni una brizna de aire, al final, nos fuimos turnando para estirarnos en proa, debajo del spi, era la única forma de coger un poco de aire, luego nos entretuvimos en refrescarnos saltando por popa sujetos con una línea de vida, siempre con uno al timón, es una gozada, con la buena velocidad que llevábamos era un fabuloso hidromasaje.

Las horas iban pasando y no parábamos de charlar, ya sabíamos cada uno de la vida del otro.

Gracia hizo que le contase cómo había sido mi infancia y juventud, cuando le estaba contando como habían muerto mis padres, luego como perdía a mi hermana y mi cuñado y como había perdido a tanta gente a mi alrededor, a la pobre Toñi y a algunos más, dos lágrimas se le escaparon y de aquellas turquesa que tiene por ojos y rodaron por sus mejillas, luego le conté como siendo monaguillo en mi pueblo participé en la inauguración de un tiovivo y ya no sabía si reír o llorar, la verdad es que mi vida, hasta ahora no tenía desperdicio.

El día era claro, así que cuando estábamos a la altura de Oropesa pudimos ver, en el horizonte las Columbretes.

Mira, Gracia, las islas Columbretes, cuando subamos de Ciudadela con el barco nuevo, pararemos allí a bañarnos, las gentes de la zona de Benicarló y Vinaroz, cuando van a Ibiza suelen hacer noche allí, que es la mitad del viaje y a la mañana siguiente llegan a San Antonio.

Nos quedan unas veinticinco millas, si todo sigue así, en unas cuatro horas estaremos amarrando en casa. Dormiremos en mi apartamento y mañana nos levantamos tarde, descargamos las cosas que hay que dejar en Benicarló y nos tomamos el día de descanso, al día siguiente seguiremos la subida, una vez pasado el delta del Ebro, todo será más suave, en este tiempo cogeremos si va bien más Sur o Levante, que nos hará trabajar más pero tampoco irá mal un poco de ceñida.

Por fin entramos en Benicarló, lo primero que hacemos es repostar de gasoil, luego vamos al amarre que tengo asignado y una vez amarrados, llega la rutina de siempre, fregar el barco, plegar bien las velas, adujar los cabos, luego la limpieza nuestra.

Como el coche lo tenía en el aparcamiento de la marina, empezamos a recoger trastos, cañas de pescar, y todo aquello que no iba a entregar con el barco, GPS de bolsillo, walki portátil, equipo de cartas, reglas, compases, etc. En fin, el coche lleno, todo fue al trastero que tengo en el aparcamiento debajo del apartamento. Ya habría tiempo en invierno de reordenar todo.

Subimos a mi casa, lo primero que vio Gracia, fue el gran balcón, abrió la persiana y dijo:

Claro, como no, mirando al mar y seguro que si lo busco, veré el barco desde aquí.

No, el barco no se ve, el puerto de enfrente es el muelle comercial, donde están los pesqueros.

Nos arreglamos y salimos a pasear un rato para desentumecer las piernas.

Como hemos llegado antes de lo previsto y encima, el trabajo que teníamos para mañana, el recoger, ya está hecho, no nos queda sino pasear, cenar, pasear un rato para bajar la cena y mañana día de asueto completo.

A la mañana siguiente, a las nueve en punto, nos despertamos sobresaltados, no me acordaba de que la señora Hortensia pasa una vez cada semana a limpiar la casa y a regar las plantas que ella misma pone porque dice que crean un ambiente positivo en la casa.

Cuando saltamos de la cama ella también se asusta, no nos esperaba en casa. Al ver a Gracia salir de la habitación con mi camisa del pijama, le veo una medio sonrisa pícara, su tema favorito de conversación es:

¿Por qué no se busca una buena chica para compartir la vida, Ricardo?

Nos arreglamos y decidimos ir a Peñícola que Gracia no lo conoce y ayer, cuando divisamos el castillo desde el mar le dejó impresionada
.
Cogimos la moto para evitar problemas de aparcamiento y nos marchamos por el camino de la costa.




jueves, 28 de mayo de 2020

EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO" Capítulo IX





EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO"




Pedro  Fuentes



Capítulo  IX



El viaje a Calpe fue más de lo mismo el primer tramo, luego empezó a rolar a sur y ya cuando estábamos llegando pasó a oeste, la “la culebrilla” como lo llaman por esta zona, empezaba a aparecer, no habíamos terminado de amarrar y ya teníamos el norte.

Gracia llamó a su hermano y quedó en que bajaría con su mujer y cenaríamos juntos.

Las previsiones de tiempo marcaban un cambio bastante fuerte en el estrecho, lo que indicaba sur en toda la costa de levante, por lo que decidimos alquilar un coche en Calpe para ir hasta el puerto Tomás Maestre, total solamente hay ciento cincuenta y algo kilómetros, podríamos hacer el viaje en un día si el barco en venta no nos terminaba de gustar.

Llamamos al bróker encargado del ketch y quedamos con él para la una, nuestra idea era llegar a las nueve o diez, para ver qué prisa tenían en lavarle la cara antes de que apareciésemos nosotros.

Después de la obligada limpieza y recogida del barco, pasamos nosotros por las duchas y una vez todo y todos en estado de revista, nos fuimos a pasear por el bonito pueblo de Calpe, con sus cuestas y calles estrechas y todo bajo la atenta vigilancia del Peñón de Ifach
.
Preguntamos en las oficinas del club por una agencia de coches de alquiler, nos informaron y fuimos a alquilar uno, no hubo ningún problema, cogimos un Seat Ibiza por tres días y prorrogables si acaso hiciese falta.

A las seis y media llegaron Ernesto y su mujer, Ernesto no podía negar que era hermano de Biel, aunque más serio y mayor que él, su mujer algo más joven rondaba  los 35 y era una belleza y muy elegante.

Nos saludaron como si me conociesen de toda la vida, no sé que relación pensaban que teníamos Gracia y yo, pero daban por sentado que éramos una pareja estable y consolidada, en realidad Gracia y yo no habíamos tocado ese tema, solamente lo que nos dijimos en aquel paseo de cala en Pitt, acabábamos de pasar una mala época tanto ella como yo y habíamos decidido olvidar juntos, nos llevamos bien, a ambos lo que nos gusta es navegar, en ese sentido nos compenetramos y nos llevamos muy bien como pareja, si después el tiempo y el roce nos lleva a algo más, bienvenido sea, pero a mí me da mucho miedo, no es que haya tenido grandes relaciones pero las que han sido serias han terminado como ha ido mi vida, el destino me ha arrebatado a la persona amada, no incluyo la última porque en el fondo esa relación no tuvo ni siquiera principio llegué abocado a ella y quizás fue porque por primera vez en mi vida quería huir de la soledad que toda mi vida me acompañó.

Con respecto a Gracia, a veces me da la impresión de que soy para ella un poco el padre con  el que compartía la navegación y al que estaba tan unida
.
La velada fue animada, la pasamos muy bien, primero fuimos a tomar una copa en un bar del paseo marítimo y luego, después de una vuelta, volvimos al club náutico en cuyo restaurante estuvimos cenando, tomamos unos entrantes a base de almejas y mejillones y luego pasamos a comer un plato típico de allí a base de pescado, “LLauna de Calpe”. Mercedes, la mujer de Ernesto fue nombrada por su marido conductora y así luego pudimos ir al barco a tomar gin y hierbas de Maó.

Cuando vio Ernesto el Furia 25 alabó nuestro hacer marinero por las travesías que habíamos hecho.

Tan animados estábamos que cuando nos dimos cuenta ya eran la 12, así que nos despedimos y quedamos que a la subida, si pasábamos por Alicante iríamos a verlos y así Gracia vería a los sobrinos, ojitos derecho de ella.

Los acompañamos al coche y luego nos fuimos para el barco con nuestros brazos entrelazados.

A la mañana siguiente, a las siete y media salimos en dirección al Puerto Tomás Maestre en Murcia, paramos cuando ya estábamos cerca de San Javier a tomar un café, entonces nos dimos cuenta de nuestra novatada, acostumbrados a calcular distancias marinas, no nos dimos cuenta de que el Tomás Maestre está al norte de la Manga y por carretera hay que ir hasta el sur para volver a subir por la Manga hasta el norte, donde está el puerto.

En fin, en lugar de dos horas tardamos casi cuatro, llegamos al puerto y estuvimos andando por allí hasta que descubrimos el ketch, le habían lavado la cara, pero se le notaba que había que pulir todo el casco, y a la teka de cubierta  le hacía falta repasar la goma y luego una buena limpieza y quizás pulido para darle aceite y hacerla revivir, por lo demás, se veían en bastante buen estado obenques, candeleros, winch, molinillo del ancla, en fin todos los accesorios exteriores, parecía bien surtido por placas solares, antenas de radio y GPS, Radar, radiobalizas, balsa de salvamento y cualquier cabo de los que hubiese por cubierta, era un ketch de unos 14 metros de eslora mayor y mesana de aluminio lo mismo que las botavaras, la bañera amplia y con dos ruedas de timón se encontraba  delante del palo de mesana, las fundas de las velas se veían nuevas y limpias, lo que hacía presagiar velas bien cuidadas.

Gracia en cuanto vio la inscripción, llamó a Biel para que investigara todos los datos posibles, además, qué casualidad, estaba registrado en Maó y se llamaba “Solitario”.

A la media hora llamó Biel y nos dijo que el barco estaba  “limpio” había sido bandera francesa hasta hacía dos años, una pareja había dejado todo, compraron este barco para irse a dar la vuelta al mundo y lo habían equipado hasta con desalinizadora, grandes depósitos de agua y combustible, una gran nevera y baterías además de las placas solares. El barco estaba despachado como lista 7ª para cinco años, le faltaban tres todavía, pero si yo me hacía con él, habría que pasarlo a lista 6ª, cosa a la que ya se ofreció Biel.

Una vez el barco a punto, hicieron la primera travesía desde Maó hasta el Tomás Maestre, por el camino les pilló una “rasca” de esas que de pronto se forman en el Mediterráneo, cogieron tal miedo que pusieron el barco en venta y se fueron a vivir a casa de los padres de ella en la Costa Brava porque lo habían invertido todo, ahora después de dos años, al ver que era un barco difícil de vender le habían rebajado el precio.

A Gracia el barco le gustó desde el momento que lo vio, lo único a lo que puso peros fue al nombre, 

¿Qué pasa?, ¿Es que nadie pone a los barcos nombres bonitos o románticos? No me gusta tanto “Destino” o “Solitario” parece que quieran marcarte un destino. ¿Lo cambiarás si lo compras?

No, cambiarle el nombre a un barco trae mala suerte, le contesté.

También dicen que las mujeres en los barcos traen mala suerte y en eso no has pensado conmigo.
Cuando fuimos a la oficina, sabíamos más del “Solitario” que el vendedor.

Nos presentamos y los tres fuimos a ver el barco.

El barco por dentro estaba muy bien cuidado, era espacioso y todas las maderas interiores eran nobles y con un brillo extraordinario.

Al entrar desde la bañera solamente había una puerta hacia proa, por lo que a las cabinas de popar se pasaba por el interior.

La entrada era a un gran salón comedor, cocina y un puente de mando interior, estaba dotado el barco de todo, la cocina con horno y microondas, una gran nevera, dos pocillos en el fregadero, a continuación, hacia proa un asiento delante del puesto de mando, bajo él un mueble bar, el timón y todo tipo de aparatos, radio, sonda, GPS, sonda, un cuadro de luces y fusibles que controlaban todo el barco, a la izquierda una puerta que conduce a proa, donde hay, después de bajar dos escalones, a estribor un armario por el que se puede acceder  a una galería de cables posterior a los cuadros del puesto de piloto, a babor un cuarto de baño con ducha y más a proa dos literas en forma de V amplias, de unos 90 x 180 cm. Al otro lado de la puerta de proa, a estribor está la mesa de cartas, abatible sobre un gran cajón en el que entran cartas, libros, portulanos, estuche de compases de puntas, reglas, etc. A continuación, a la espalda del asiento de la mesa de cartas hay un sofá en forma de L que rodea una mesa de 160 cm. Como la bañera está 90 cm más alta que la cubierta principal y encima del salón, los laterales tienen unas grandes ventanas con cristales practicables que dan luz y aire a todo el barco, además de las ventanillas rectangulares de cada camarote o lavabo. Al lado de la puerta de salida a la bañera, hay otra que lleva a los camarotes de popa bajando dos escalones, a babor un gran armario, a estribor un baño completo y dos camarotes, a ambos costados de dos literas, una puerta más en el pasillo y se entra en un camarote con cama de matrimonio, una mesa que hace las veces también de mesilla de noche, dos sillones en un pequeño salón y un cuarto de baño completo.

Todo parecía en muy buen estado, los techos y ventanas no tenían manchas de humedad ni nada parecido.

Bajo el salón una trampilla practicable llevaba a la sentina Y sala de máquinas donde se aloja un motor Mercedes de 105 CV., se puede acceder a él por todos los costados y a primera vista está perfectamente conservado.

Al bajar he tocado el motor y tubo de escape por ver si tenía calor de haberlo arrancado hacía por lo menos en las últimas 24 horas. Estaba totalmente frío.

En la bañera el equipo de navegación era todo lo completo que el del interior, con repetidores de los de abajo e independientes muchas cosas, como GPS, piloto automático, emisora compás, etc.

¿Lo puedes poner en marcha? Dije

Si, desde luego, me contestó el vendedor.

El motor arrancó perfectamente y yo me fui a fuera para ver la salida de humos y el agua de la refrigeración. Todo correcto, Luego examiné el equipo de velas.

Gracia, que hacía creer que no sabía de barcos, examinaba todos los detalles sin que el vendedor se diera cuenta.

Si el precio es bueno, podemos llegar a un acuerdo, pero antes habría que salir a navegar, sacar el barco a varadero y revisar el casco.

El precio no estaba mal, pero sabiendo lo que sabía sobre la necesidad de vender, le apreté las clavijas bastante, para que ellos pudiesen negociar algo más y ponernos de acuerdo.

El vendedor me dijo que tendría que hablar con el propietario, como si no supiese yo que ya estaba todo hablado entre ellos, los bróker se piensan que todo el que quiere comprar un barco es rico, así que le aclaré que el barco no era para recreo sino para hacer charter.

 Quedaron en decirme algo aquella tarde, así que Gracia y yo nos fuimos a buscar un restaurant para comer y  un hotel para pasar la noche.

¿Te ha gustado el barco?

Si, es muy bonito y muy amplio, pero vas a ser tú quien lo va a pilotar solo, durante el curso escolar y estaré en la escuela en Alayor.

Si, automatizaré alguna cosa y otras me las reenviaré a la bañera para casos de emergencia.

Además, ya sé lo que es llevar un ketch, alguna vez que otra he trasladado barcos a otros sitios, mi experiencia naval es buena, ya lo has visto en lo que llevamos navegado juntos.

A las siete me llamó el vendedor, tenían más ganas de vender que las que yo me imaginaba, bajaros del precio que yo creía que me dirían.

Quedamos para ir el día siguiente a navegar, estupendo, seguía el temporal de levante en el estrecho, lo que allí era un sur de mil demonios.

Cielo, la cosa ha salido mejor de lo que esperaba, mañana a navegar, ¿Querrás seguir haciéndote la tonta o descubrirás tu talante marinero?

Lo que queríamos saber ya lo sabemos, ahora daremos fuego a la máquina hasta asustar al bróker.

A la mañana siguiente nos levantamos tarde, desayunamos opíparamente y luego nos fuimos al puerto, empezaba a levantarse el viento. Cuando llegó el bróker subimos al barco y preparamos la velas, los lazy-bag recogían y guardaban las velas correctamente, al abrir la cremallera comprobamos que éstas habían sido desplegadas e izadas con asiduidad, ya que no presentaban dobleces muy pronunciadas y estaban limpias, lo mismo pasaba con génovas, foques y foque de mesana. El equipo de velas era bueno y abundante, está visto que las gentes que lo compraron se dejaron el dinero en abundancia, las jarcias, tanto la firme como la de labor son de muy buena calidad.

Soltamos amarras y nos dirigimos a motor hasta el puente levadizo para salir a alta mar, fue grato comprobar que la hélice de proa funcionaba correctamente y tenía potencia suficiente.

El rato de espera sirvió para comprobar la electricidad, todo parecía funcionar correctamente y las placas solares mandaban bastante corriente al cargador de baterías, seis de gran potencia, hasta la última bombilla exterior como interior fue probada, en el poco rato que llevábamos en marcha, el congelador de la nevera ya hacía escarcha.

Abrió el puente y pasamos, Gracia llevaba el timón y el vendedor la miraba con un poco de curiosidad y miedo.

Cuando dio la orden de izar velas y puso rumbo al viento, yo me encargué de la mayor, el bróker del génova, luego pasamos al palo de mesana e hicimos la misma operación.

Cuando terminamos, empezamos a cazar velas para la ceñida, el barco se portaba, comenzamos a coger olas por proa y los rociones nos llegaban a la bañera que quedaba muy bien protegida y no habíamos abierto la capota anti rociones. Gracia disfrutaba viendo la cara del vendedor que me miraba a mi como preguntándome cuando le iba a quitar el timón.

Comenzamos a hacer maniobras, nos abrimos un poco más, luego nos fuimos de través, pasamos por la aleta, luego volvimos a ceñir, hicimos una trasluchada, luego seguimos con el través, lo pusimos de empopada y trasluchamos por popa, entonces ya el vendedor se puso nervioso.

Tranquilo, dijo Gracia, esto lo hacía con mi padre con un llaut y vela latina y ahí si te la juegas.

Nació en Menorca y lleva toda la vida navegando, ahora venimos de allí con un Furia 25 en tres días, lo dejamos en Calpe porque vimos la previsión del tiempo, dije.

Después de una hora navegando con fuerza 6 dije:

 Gracia, volvemos, vamos a arriar velas que quiero probar el motor.

De acuerdo, preparaos que me aproo al viento.

Hicimos la maniobra y a medias de ésta Gracia puso el motor en marcha.

Ya a motor bajé a la sentina y comprobé la bocina y si el eje tenía algún desvío.

Llegamos a puerto y le dije a Antonio, el vendedor:

¿Cuándo podemos subir el barco? Si está como pienso, no hará falta ni sacarlo del travelling.

Si llegamos antes de las dos podremos hacerlo, luego habrá que esperar a las cuatro para bajarlo porque el de la grúa se va a comer, cosa que podemos aprovechar nosotros.

Llegamos a tiempo, Antonio llamó a varadero y se prepararon para cuando llegásemos.

El casco estaba perfecto, quité con una navaja un poco de antifuling y vi que tenía una buena capa de imprimación, la orza estaba totalmente limpia y no se veía señal de la junta con el casco.

Bueno, Antonio, me quedo con el barco, vamos a comer y luego firmamos papeles.

¿No quieres ver la documentación?

No hace falta, ya la he visto, me han informado de todo, es bueno tener amigos hasta en el infierno.

Aunque tengo plenos poderes, hay que avisar a los dueños para las escrituras.

¿Viven en la provincia de Barcelona un pueblo tocando con Gerona? ¿Quizás Tordera?

Si, efectivamente, ¿Cómo lo sabes?

Casualidad, mañana o pasado salimos con el Furia hasta Blanes porque lo he vendido y lo tengo que entregar allí, así que te dejaré una paga y señal y calculo que para dentro de una semana, si vienen los propietarios podemos volver a firmar papeles y a llevárnoslo.


Por la tarde firmaron papeles, Ricardo extendió un talón como paga y señal y marcharon hacia Calpe, a donde llegaron con tiempo suficiente para cenar y luego tomarse una botella de Moët & Chandon con fresas en el “Destino”

jueves, 21 de mayo de 2020

EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO" Capítulo VIII




EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO"




Pedro  Fuentes



Capítulo  VIII


Hemos decidido salir de Cabrera a las 5 de la madrugada, si todo va bien, llegaremos a Formentera con luz natural aprovechando que los días son largos, hay unas 77 millas y no quisiera llegar a la isla a oscuras con las de rocas y escollos que hay cerca de Formentera, la intención es pasar una noche allí y zarpar hacia la península a la altura de Calpe o Altea, dejaremos la visita de Formentera para otra ocasión.

Las previsiones del tiempo son de viento de Levante fuerza 4-6, nos vendrá bien, lo cogeremos por la aleta, si nos ponemos lo mismo sacamos el spi, lo malo es que en el canal entre Mallorca e Ibiza vamos a pillar, como casi siempre, corrientes fuertes del Norte o del Sur.

Nos fuimos a dormir temprano dejando todo preparado y a las 5, tal como teníamos previsto, cuando empieza a clarear el día en estas fechas, salimos de puerto a motor ya que solamente tenemos una pequeña brisa de tierra, una vez fuera pusimos rumbo al 255. Ya en mar abierta viramos en redondo para ponernos proa al viento e izar el velamen. Decidimos acompañarnos por el motor hasta que el viento arrecie.

Pusimos el piloto automático mientras funcionase el motor, el sonido de éste, aunque no es mucho, nos hace hablar más alto y no sentimos la mar rompiendo contra el casco. Decidimos desayunar opíparamente por si luego hay que trabajar mucho y hay que comer como un pajarito.

Levamos una hora navegando, el cielo está despejado y por popa se adivina ya la salida del sol, cojo la cámara y me dispongo a hacer unas bonitas fotos de amanecer con Isla Cabrera al fondo, pero mientras amanece le digo a Gracia que se ponga al lado de la mayor junto a la botavara, se mueve con desparpajo mientras le hago una serie de fotos, me encantan las cámaras digitales, luego las pasaré al PC portátil. Gracia es muy fotogénica, pero a mi me gusta hacerle las fotos de improviso, sin que se llegue a enterar y no le de tiempo a posar.

Me pide la cámara para hacerme fotos a mi, no me dejo, pero a duras penas doy mi brazo a torcer y me hace las fotos, cosa inusual, hay muy pocas fotos mías por ahí, en el fondo me parece que le tengo algo de “yuyo” a mis fotografías, cuando me veo me acuerdo de mi vida, feliz, pero llena de muertes a mi alrededor, mis padres, mi hermana, mi cuñado, una mujer a la que amé, y varios amigos, no me gusta ver fotos mías.

¿Qué te sucede, Ricardo? De pronto te has puesto triste, como si un presentimiento o algo pasase por tu mente.

Nada, de pronto han venido recuerdos lejanos a mi mente, mí pasado a veces viene a mi mente, ya sabes que he perdido a toda mi familia poco a poco, además con el paso del tiempo también he perdido algún amor y con la distancia también me he alejado de mis amigos.

Gracia vino hacia mí y me consoló llenándome de besos. A punto estuvimos de no poder hacer las fotos del amanecer.

A la segunda hora de navegación habíamos conseguido, entre el motor y la brisa que soplaba 14 millas, ahora ya teníamos algo más de viento, entre 2 y 3 y decidimos parar el motor e izar el spi, una vez realizada la operación, Gracia volvió a la caña sacando el piloto automático, una vez apagado el motor, paramos la nevera y cualquier aparato no necesario, solamente el GPS y la radio.

El viento arreciaba a medida que avanzaba el día el anemómetro marcaba ya los 14 nudos, con lo cual estábamos navegando a 6,5 nudos, había que aprovechar ahora que las condiciones eran buenas, queríamos llegar con la luz del día por lo menos para pasar los escollos y rocas lo mejor posible, Gracia había navegado por allí, pero no conocía las rocas como en Addaia.

Iremos al puerto, cuando sepamos mejor sobre qué hora llegaremos llamaremos para reservar amarre, aunque en este tiempo todavía no hay las apreturas del verano, además, en Formentera hay muy buenos sitios para fondear, aunque haya que solicitar boya y como el puerto es un poco caro, la gente se reserva mucho el entrar. Nosotros necesitamos ir a puerto entre otras cosas para abastecernos de agua puesto que no nos quedaba ni para ducharnos y teníamos salitre por todos los rincones de nuestros cuerpo, además del sudor.

Son las 10, llevamos 32 millas, estamos un poco por encima de los 6 nudos, ahora en medio del canal la corriente es bastante fuerte hacia el norte, pero como el viento ha subido algo, la navegación es buena.

Mira, mira, Gracia, nos van a adelantar un montón de delfines, se nos han puesto a la par y se divierten cruzando nuestra proa, le hacemos montones de fotos, a nuestro babor nada una cría, un delfín adulto, supongo que es su madre, se pone entre la cría y el casco del barco, casi lo roza, pero va pendiente de que el pequeño no se acerque, si lo hace lo empuja hacia fuera.

En cala en Pitt un verano entraron dos, Biel y yo nos tiramos al agua y nadamos con ellos, estuvieron un día, supongo que perdidos y al siguiente desaparecieron.

Viendo los delfines y haciéndoles fotos sin darnos cuenta pasamos dos horas, Gracia ha decidido preparar algo para comer, la verdad es que tenemos hambre, desayunamos a las cinco y algo y son las doce, todavía tenemos provisiones de las que nos preparó María Cinta, la madre de Gracia, hemos comido unos filetes empanados acompañados de pimientos fritos, vamos, una cosa ligerita para luego estar sentados todo el día.

Las 15 horas, hemos estando navegando entre los 6 y 6,5 nudos, total recorrido 65 millas, nos quedan unas 18 millas, vamos a arriar el spi, estamos en zona de escollos y llevamos demasiada velocidad, además, estamos un poco cansados, pendientes del viento y del spi, solamente hemos pegado unas cabezadas en la bañera y bebido creo que dos litros de café, esta noche nos van a tener que cantar una nana para dormir, suerte que en el barco, arrullados por las olas uno se queda como un bebé.

Al fin llegamos al puerto, nos tienen preparado el amarre solicitado, este puerto es muy caro, pero a veces hay comodidades que merece la pena pagar, dieciocho horas de navegación, diez de ellas pendientes del spi son para cansar a cualquiera y más con los días anteriores también de navegación y mañana otras sesenta millas hasta Calpe, las previsiones son también de Levante fuerza cuatro o cinco, si es así, volveremos a repetir la de hoy, pero de más empopada, no suele ser así con la vela, normalmente  sopla en dirección contraria.

La verdad es que llegar a Formentera y no perderse navegando por sus calas y playas, es un delito, pero no tenemos mucho tiempo, es posible que a la vuelta podamos pasar unos días en esta preciosa isla, mi intención es subir luego a Ibiza, después a las Columbretes en Castellón y posteriormente saltar a Peñíscola, Benicarló y Vinaroz, luego pasar el delta y llegarnos hasta Blanes, entregar el velero y volver a casa en Benicarló. Si en Murcia el barco que vamos a ver nos gusta y llegamos a un acuerdo, bajaremos en coche y una vez puesto todo en orden, tirar otra vez para el norte con él antes de que llegue el otoño.

Todo esto lo he hablado con Gracia y dice que me acompaña hasta el uno de Septiembre porque luego tiene que volver al colegio.

Una vez en Formentera, hacemos la rutina de siempre, pasar por marinería, lavar el barco, esta vez concienzudamente que para eso pagamos lo que pagamos, llenamos los depósitos de agua, preparamos todo para mañana, que no madrugaremos tanto, luego el aseo personal en el club y a cenar en tierra, después de andar para desentumecer los músculos, sobre todo los de las piernas y la espalda,
machacados por la bañera del “Destino” que no es muy cómoda que digamos para las largas travesías que le estamos dando. La verdad es que para un barco que tiene 25 pies, no se ha portado nada mal, y menos nosotros que le hemos sacado las prestaciones que llevamos desde Ciudadela.

¿De verdad quieres seguir embarcada el resto del verano, Gracia?

Creo que será el mejor verano de mi vida, antes te cansarás tú de barco que yo, cuando vivía mi padre de los tres yo era la única que le seguía el ritmo de navegación, y eso que mi madre tampoco se queda atrás. Luego Biel y el que menos Ernesto.

¿A qué se dedican tus hermanos?

Biel es consignatario de buques y Ernesto es economista en una gran empresa en Alicante.

Hombre, mañana, si todo va bien estaremos en Calpe, ¿Por qué no lo llamas y nos vemos?

No sería mala idea, lo voy a llamar, pero dejaremos todo en el aire hasta que estemos llegando por si acaso.

jueves, 7 de mayo de 2020

EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO" Capítulo VII



EL ULTIMO VIAJE DEL "DESTINO"



Pedro  Fuentes


Capítulo  VII

La travesía comenzó con un viento del sur fuerza 4-6 Beaufort. Un través así nos hacía navegar a una buena velocidad, pero no podíamos distraernos, el Furia 25 es un barco muy ligero y si el viento arrecia hay que estar al tanto.

Gracia y yo nos repartimos la labor durante las dos primeras horas, decidimos compartir las faenas siguiendo un riguroso orden, la noche anterior habíamos trazado los rumbos y ahora las cartas estaban en la mesa para ir anotando las incidencias y los cálculos, mientras tanto los dos estábamos en la bañera charlando de nuestras cosas, fumando y tomando café, la verdad es que formábamos un buen equipo unidos por la misma afición.


La corriente en el canal era muy fuerte de sur, tuvimos que abrirnos más, estábamos navegando a seis nudos y medio, ya en el horizonte se empezaba a divisar el cabo de Freu y de Pera, el viento de sur levantaba una calima que nos empapaba de humedad.

Gracia lleva más de media hora intentando que nos den permiso para llegar hasta el puerto de la isla de Cabrera, ya que por ser zona restringida hay que solicitarlo, gracias a que conoce a todo el mundo, creo que lo conseguirá, aunque ha dicho que quizás sea mejor a través de su hermano Biel.

El viento ha arreciado, ya está en grado 6 de la escala  Beaufort, hemos tenido que rectificar el rumbo ya que el abatimiento es bastante fuerte, así que nos hemos puesto a ceñir para corregir el rumbo inicial. Ya estamos terminando de pasar el canal, nos encontramos frente a cala Ratllada y ya divisamos la punta de Amer, así que hemos realizado el primer tercio del viaje en 3 horas y cuarto, ahora, ya fuera del canal supongo que tendremos menos corriente del sur, con lo cual el abatimiento será algo menor.

Al fin Gracia lo ha conseguido, Biel ya tiene el permiso y lo envía por fax al puerto de Cabrera, tendremos  permiso para amarrar dos noches, con lo que podremos recorrer la isla.

Para muchos la isla de Cabrera tiene un “yuyo” especial, debido a que durante muchísimo tiempo fue prisión de los franceses que perdieron la batalla de Bailén contra las tropas españolas y de los que Napoleón no se quiso hacer cargo porque se rindieron ante el enemigo.

 En Cabrera estos prisioneros dicen que llegaron a practicar el canibalismo.

También se habla del espíritu de un piloto alemán que se estrelló allí con su avión. Lo del piloto tiene guasa, después de vagar su espíritu durante años por Cabrera, las autoridades alemanas exhumaron el cadáver y se lo llevaron para enterrarlo en Alemania, pero se equivocaron y se llevaron los restos de un pescador mallorquín enterrado a su lado, con lo cual el piloto sigue vagando por la isla y el pescador se pasea como alma en pena sin saber a donde va ni de donde viene por un pueblo de Alemania y ni siquiera los entiende. Pero sobre todo Cabrera es importante en el mundo como Parque Nacional, uno de los mejores de España, además de la belleza de sus acantilados y la riqueza de sus aguas limpias y cristalinas, juntamente con sus cuevas marinas.

Nos hemos alejado de la costa de Mallorca con la ceñida y para evitar entrar en el archipiélago que forman los islotes que por el norte rodean Cabrera, si seguimos así, bordearemos por el sur la isla y llegaremos al puerto que se encuentra al NW. Ya hemos recorrido dos tercios del trayecto y si no hubiese la calima que hay, pronto divisaríamos nuestro destino.

Con el sol de estos días que hemos pasado en Menorca y hoy, Gracia ha cogido un color moreno, pese a la protección y las dos turquesas que tiene por ojos, tienen un brillo deslumbrante.

Son las 15 horas, hemos recorrido 45 millas a una velocidad 5,6 nudos, no está mal, si seguimos así, a las 18,30 entraremos en el puerto de Cabrera. Mientras Gracia sigue al timón he bajado a cortar una rica empanada que nos preparó María Cinta para el viaje, un par de cervezas y luego un buen café de puchero que es el que preparo yo en el “Destino”.

Desde la cabina y sin que se entere, saco la cámara y le hago una estupenda foto a Gracia mientras mira al horizonte entre atenta y soñadora con todos sus cabellos agitados por el viento, no hubiese hecho falta la foto, esa imagen es difícil que se borre de mi cerebro.

Al oír el clic de la máquina protesta porque no estaba peinada, pero no le hago caso y le hago una serie de siete u ocho fotos mientras habla y gesticula, luego le pido disculpas con un beso y se calma.

Sí, si, ya te pillaré yo cuando estemos en puerto esta noche, me dice mientras se ríe.
La abrazo y nos vamos de rumbo por unos segundos. No importa, me dice, la próxima vez me avisas y pongo el piloto automático.

No he visto persona más reacia a poner el piloto automático, dice que éste no siente las caricias del viento cuando llevas el rumbo correcto y las velas bien trimadas.

¿Sabes, Ricardo? Me da la impresión de que llevamos toda la vida navegando juntos, creo que si  sale bien la operación y cambias de barco, por muy bueno que sea el otro, lloraré cuando no tengas éste.

A mi también, llevo toda la vida buscando un alma gemela, he tenido suerte y he encontrado muy buenas personas, pero siempre el destino me las ha arrebatado, pero ahora, con tan pocos días me parece que llevamos juntos toda la vida tú, el barco y yo.

Llegamos al puerto de Cabrera, a las 18 y 20, cuando amarramos eran y 30, un pequeño puerto en medio de una gran bahía, rápidamente vinieron a pedirme el permiso de atraque, cuando me identifiqué me saludaron amablemente, conexión de luz y dónde estaban los baños, me lo indicaron, no eran una cosa del otro mundo, pero estaban limpios. No pudimos darle un manguerazo de agua al barco, nos apañamos con fregarlo con un cubo de agua, lo justo para sacarle el salitre, ya que allí el agua no abunda. Luego fuimos a las duchas y marchamos a preguntar cómo podíamos visitar la isla incluido el parque, nos dieron hora para el día siguiente, un guía nos acompañaría, solamente nombrar a Biel se abrían todas las puertas.

Decidimos guardar las provisiones para el viaje hasta Formentera, que no sabíamos qué nos encontraríamos y marchamos a tomar algo a un pequeño bar que hay al lado del puerto y que estaba abierto porque hoy había llegado un barco de excursiones que marcharía en una hora para Mallorca

Pasamos un día y dos noches en la isla, es un paisaje extraordinario, el sitio ideal para retirarse una temporada y relajarse.


Gracia y yo lo pasamos estupendamente visitando el parque y andando por todos los lados, después de la travesía que llevábamos aquella paz y relax fue la mejor medicina y por cierto, en ningún momento nos encontramos con el alma en pena del aviador alemán ni con los espíritus errantes de ningún prisionero francés comido por sus compañeros, como dicen las leyendas, pero Gracia y yo no estábamos para apariciones, yo no podía dejar de contemplar los ojos turquesa y ella no tenía ojos sino para mí. Empezábamos a dudar que hubiese vida antes de conocernos nosotros. Por cierto, mandamos desde allí una postal a Carmen y sus amigas en Maó.