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viernes, 27 de enero de 2012

EN BUSCA DE LA PUERTA DEL INFIERNO

Hoy vuelve a ser viernes, ¡qué barbaridad! ¡Como pasan las semanas!
El capítulo III de la historia de hoy es cortito, pero es un poco de transición y de conocimiento de Ricardo, para saber el presente, hay que conocer el pasado.

Me han llegado noticias de varios países en los que se leen estos relatos, así que hoy, antes de nada, quiero agradecerles a todos ellos en su propia lengua que me lean, si hay alguna nota que contenga errores, ruego me disculpen.

Gracias por leer mis relatos
Thanks for reading my stories
Спасибо за чтение моей истории
Danke fürs Lesen meiner Geschichten
Merci de lire mes histoires
私の記事読んでいただきありがとうございます
Paldies par rīdinga manu stāstu

Y ahora:

EL VIAJE II
(EN BUSCA DE LA PUERTA DEL  INFIERNO)

CAPITULO  III
Era de noche cuando aterrizó en Barcelona, difícil mente iba a encontrar hotel para dormir yendo con perro, así que se dirigió a la estación de Sanz para esperar al primer tren para Vinaroz o Benicarló. Una vez en la estación dio agua y comida al perro, se fue a una cafetería de la estación abierta y pidió un bocadillo y una cerveza, luego se fue a una máquina expendedora de billetes y sacó uno para un media distancia que salía a las ocho y media de la mañana, luego buscó un banco cerca de las entradas a los andenes y echó una cabezadita hasta la hora de salir.
A su hora cogió el Alaris. Ya en Benicarló se dirigió primero a su casa donde se duchó, comió algo, miró la correspondencia  y se fue al puerto acompañado de su perro Trouvé, la historia era que se lo habían regalado unos franceses en Italia porque se iban a vivir a Inglaterra y tenían verdaderos problemas para llevar al animal por los controles que hay en las Islas para introducir perros.
Una vez en el barco vio que todo estaba en regla, preguntó al contramaestre y no había habido nada raro mientras su ausencia. Luego se conectó a internet e intentó localizar el colegio donde conoció al padre Lázaro. Cuando localizó el teléfono y la dirección llamó, no eran las mejores fechas, en pleno verano, pero llamó y al fin le contestaron, con mucha cortesía le dijeron que por teléfono no le podían informar, que conocían al padre Lázaro, que no estaba en el colegio porque ya era muy mayor, pero no le podían dar las señas salvo expreso deseo de él, por lo cual tenía que hacer la solicitud y el padre superior le contestaría después de consultar al p. Lázaro.
Ricardo preguntó si lo podría hacer por internet y le contestaron que en principio si pero que hiciese constar todos sus datos y el motivo de la entrevista.
Inmediatamente se puso a ello y envió el correo esa misma mañana.
La semana siguiente se dedicó al mantenimiento del barco, dar grandes paseos con su perro y consultar en correo electrónico por si había contestación y buscar las noticias sobre los muertos en las dos noches de luna llena e intentar ver si eran las primeras o había habido ataques anteriores, según lo consultado no, algún caso sobre ataques de animales pero localizadas las bestias que los produjeron.
Cuando faltaban 14 días para la próxima luna llena llegó el correo esperado, lo citaban en Madrid en la dirección del colegio, el director era precisamente un sacerdote que había sido su profesor de latín cuando él estudiaba y tenían un buen recuerdo mutuo, llamó para confirmar la cita para dentro de dos días.
No sabía qué hacer con Trouvé, la Sra. Herminia le dio la solución, lo podía dejar en el apartamento que ella iría varias veces al día a pasearlo, además, como uno de los dos días tenía que limpiar le haría compañía. A Ricardo se le erizaron los cabellos pensando que podría pasar algo, pero el animalito se llevaba bien con ella y faltarían once días cuando él volviese.
Como la cita era por la mañana del segundo día, por la tarde, después de comer se fue con su coche hasta Valencia y cogió el último Ave para Madrid, no sabía dónde iba a estar el padre Lázaro, pero esperó que sería en Madrid o en ciudad cercana.
Se alojó en Madrid muy cerca del centro y aprovechó para ir aquella noche al teatro,  vio una obra de Jardiel Poncela, se acordó de aquel amigo de la juventud que le preguntó en Blanes si era Ricardo, qué pequeño es el mundo, Pedro le había aficionado al teatro, qué mala suerte haberse comportado como lo hizo en Blanes, a veces la realidad era más fuerte que la ficción, ¡Qué grupo tan bueno tenía! ¿Qué será de ellos? ¡Cuánto tiempo!  Si salía del lío en que estaba metido podría intentar encontrarlos.

viernes, 20 de enero de 2012

EL VIAJE II

Hoy es viernes, una semana más, pero ya está terminando la cuesta de Enero, ahora ya solamente queda el último repechón, ánimo, lectores, que luego vendrá la cuesta de Febrero, pero ésta será más corta, solamente tiene 29 días, lo malo es que sea bisiesto.

Toda la vida me he preguntado ¿Por qué ese día no se hace una fiesta en todo el planeta? Pero fiesta total, que se pare todo el mundo y que cada uno reflexione, total es solamente cada cuatro años y que luego cada uno decida sobre sus propias reflexiones para planificar los próximos cuatro años.

No se, no se, lo mismo es un invento fatal, no creo que estemos preparados para ponernos a reflexionar durante 24 horas y menos todos de golpe.

Bueno, y ahora el capítulo 2º de "El viaje II".

Espero que os guste, y si no os gusta, me mandais un correo y me lo decis.



EL VIAJE II
(EN BUSCA DE LA PUERTA DEL  INFIERNO)
CAPITULO II
Según sus cálculos quedaban 23 días para que Cancerbero volviese a atacar, tenía tiempo suficiente para ir a Niza e intentar acabar con el perro, pero eso no sabía como hacerlo, tenía la vaga sospecha de que el animal no era normal, era un ser sobrenatural. Por lo que había visto, la transformación que había sufrido en el barco, estaba poseído por el mismísimo demonio, parecía un licántropo, pero éstos eran hombres que se convertían en lobos y Cervero era un perro que se convertía en Cancerbero el portero de los infiernos.
 Los pescadores lo habían definido como Baal Zebub, o sea como Belcebú, el príncipe de los infiernos, ¿sería posible que existiesen los infiernos?, ¿se estaría cumpliendo ya el Apocalipsis, cuando habla de los siete sellos y cuenta que se abrirán los infiernos y aparecerán seres monstruosos que acabarán con parte de la humanidad?
 De pronto recordó que en su juventud en Madrid, había conocido a un jesuita que le habló de endemoniados  y exorcismos. ¿Dónde estará ahora? En aquellos tiempos daba clase en un colegio que había por la parte norte de Madrid, cerca de la Plaza de Castilla. Tenía 23 días para localizar a la Sra. que se llevó el perro y al padre Lázaro, primero iría a Niza, tenía la dirección y el nombre de la turista, se cercioraría de que el perro estaba allí y era el mismo, luego intentaría encontrar al jesuita.
Se dirigió al hotel, allí pidió que le preparasen la cuenta que se iría a la mañana siguiente, luego pidió por si tenían periódicos atrasados, sobre las fechas que habían  pasado las muertes en la playa y subió a su habitación a leerlos. No sacó nada que no supiese, la policía había hecho batidas por el bosque cercano y no encontraron nada, ni huellas ni restos ni perros sueltos, los forenses habían dicho que eran desgarros producidos por unos dientes muy  grandes, tan grandes  como los de cocodrilo y parecía que fuesen  varios animales y por la colocación de las piezas parecían cánidos.
A la mañana siguiente dejó el  hotel  y se dirigió al aeropuerto de Cagliari, una vez allí sacó un billete para el primer vuelo que salía hacia Niza,  al ser temporada de verano los vuelos a Niza y Francia en general, habían aumentado, solamente tendría que esperar unas tres horas y llegaría a Niza a primera hora de la tarde.
 Devolvió el coche de alquiler, no sabía todavía qué haría si encontraba a Cervero o si lo reconocería ni qué le diría a la dueña, podría decirle que lo había perdido él, pero no tenía nada que demostrase que el can era suyo y no sabía si le podría contar a Madame Léonore Chèvas,  que así se llamaba la actual propietaria, toda la historia, cosa que dudaba creyese la buena Sra. Decidió dejar las escusas para cuando estuviese allí. Aprovechó la espera para comer algo, luego buscó periódicos españoles por ver si salía algo de lo de Menorca, así pasó el tiempo hasta que llamaron para su vuelo. Tardó una hora desde que embarcó hasta que bajó del avión en Niza, había tenido suerte, era uno de los pocos aviones que no hacían escalas para llegar a aquel destino.
Una vez en la Terminal del Aeropuerto, alquiló un coche y pidió un plano y unas indicaciones, tenía que dirigirse a la Av. des Mimosas, a las afueras de Niza, hacia el norte, era una zona residencial al norte del  club de tenis, cuando llegó a las señas indicadas, aparcó el coche y  estuvo observando las mansiones que allí había, encontró el número que buscaba, una bonita casa, no tan grande como las de alrededor, pero rodeada de unos grandes jardines. Cuando se acercó, varios perros de diferentes razas y tamaños fueron hacia la puerta, llamó al timbre y los perros empezaron a ladrar, solamente uno permaneció callado y distante, era un pinscher enano.
Vino hacia la puerta una señora que correspondía a las señas de Madame Léonore y le preguntó: 
Que voulez-vouz?
Perdone, pero no entiendo muy bien el francés, soy español y hablo el italiano y algo de inglés, pero el francés a duras penas lo entiendo, respondió Ricardo.
Yo hablo algo de italiano, dijo la Sra.
Me llamo Ricardo y acabo de llegar de Porto Pino, vengo buscando un pinscher enano que unos clientes míos perdieron cuando navegaban por las costas de Cerdeña, cerca de Porto Pino, le he seguido las pistas hasta aquí, voy de paso y no llevo ninguna documentación del perro encima.
Madame Chèvas  dio una voz a los perros que se separaron de la puerta y franqueó el paso a Ricardo, éste entró y dejó que los perros se acercaran y lo oliesen.
 Cuando los perros dejaron de mostrar interés por él, se agachó y gritó ¡Cerbero! En ese momento el pinscher corrió y se arrojó a sus brazos, Ricardo lo acarició deseando que Cerbero no se acordase de que lo había tirado por la borda, pero los animales no son rencorosos.
La Sra. Léonore  se quedó sorprendida y le dijo:
 Verdaderamente el animalito lo ha reconocido, aunque no traiga documentación, sospecho que todo lo que me ha dicho es verdad, le haría traer toda la documentación, pero le diré una cosa, tengo muchos perros, los recojo por ahí cuando los encuentro abandonados, y trato de colocarlos entre los conocidos, a éste lo recogí porque unos niños lo habían encontrado y no me pareció que estuviese en buenas manos, lo traje aquí y no se ha adaptado para nada, es más, los demás perros parece que le tengan miedo, no comen si no ha comido él, su sitio es el mejor cojín, hasta ese dóberman de ahí lo respeta.
Lo llevé al veterinario y lo han vacunado de todo, tiene documentación nueva, incluso me dijo el veterinario que había tenido un chip y que alguien se lo había quitado, la única vez que lo he visto alegre y contento ha sido con usted, puede llevárselo, lo registré como “Trouvé”  y ni hace caso ni obedece, parece un espíritu libre.
Usted ha tenido muchos gastos con el animal, dígame qué le debo y se lo reembolsaré, dijo Ricardo.
 Nada, nada, hago lo mismo con los qué me encuentro, además, he tenido cientos de perros y me da la sensación de que me he quitado un gran peso de encima. Espere que le traiga la documentación ¿Cómo va para España?
 En avión le contestó.
Bueno, entonces le daré también el trasportín para que pueda viajar. Entró en la casa y mientras tanto Trouvé se echó en el suelo y se dejó acariciar por su nuevo dueño, Ricardo lo hizo, pero en el fondo sabía que le quedaban 20 días para ser  “la bestia” de la que hablaban hasta en el Apocalipsis.
Salió la Sra.  Chèvas  con todo, Ricardo se lo agradeció y marchó al aeropuerto, entregó el coche de alquiler y sacó un billete para el primer avión para Barcelona, tuvo suerte nuevamente, cogió el último de la tarde. Pagó un suplemento por Trouvé que viajaba en cabina por tener solamente cuatro kilos.
                                                        

viernes, 13 de enero de 2012

EL VIAJE II

Viernes 13, no pasa nada, es posible que para ingleses, americanos y otros, sea día de mala suerte, para nosotros son los martes 13 y la crisis que es peor.

Bueno, hoy comienza el capítulo I de la segunda parte de "El viaje", se llama esta parte "En busca de la puerta del infierno" y siguen las aventuras de Ricardo, el capitán del barco "El solitario", un ketch de 14 metros de eslora.

Son seis capítulos y se publicará uno por semana. Así que a continuación el primer capítulo.

Para el que no haya leido la primera parte, pude recurrir a este mismo blog.


EL VIAJE II
(EN BUSCA DE LA PUERTA DEL INFIERNO)
Pedro Fuentes
CAPITULO l
Ricardo quedó anonadado después de leer la noticia de lo ocurrido en Porto Pino, Cerdeña. Lo primero que hizo fue buscar un periódico italiano. Encontró el Corriere della Sera del día 24, lo repasó todo, no vio sino lo que había encontrado en el diario español, una pequeña reseña sobre el macabro hallazgo.
Comentaba que era una pareja joven que habría buscado la intimidad de la noche en una playa al norte de Porto Pino. Habían dejado el coche cerca, por lo que esperaban fuese más fácil la identificación, pensaban que podría tratarse de perros asilvestrados que merodean por los bosques cercanos.
Ricardo estaba realmente asustado, no terminaba de creerse que fuese Cerbero, lo había arrojado al mar a más de cien millas marinas de allí, claro que después de ver la transformación que tuvo en el barco cuando le atacó a él, pensó que aquello había ocurrido por una fuerza sobrenatural. Cuando recordaba el aspecto de la fiera, se le erizaban los cabellos, le venía a la memoria grabados que había visto sobre la mitología griega, era igual que el guardián del infierno.
Ahora no sabía qué hacer, el único que conocía el misterio era él, y si la bestia había escapado del mar, volvería a matar.
Tomó una decisión, él lo conocía, también sabía el mal que encerraba.
Ya llevaba bastante tiempo fuera y nadie le había relacionado con los hechos de Ciudadela, bajaría el barco a su puerto base, la Marina de Benicarló y marcharía a buscar una pista para localizar a Cervero, no creía que en su estado de pinscher  pudiese sobrevivir solo, alguien lo habría recogido.
Como las previsiones eran de Tramontana fuerte, no se podía poner a pasar el cabo de Creus, en dos días iba a cambiar la cosa, así que mientras tanto, mañana a lo mejor los periódicos ampliaban algo.
A los dos días la tramontana calmó y salió de LLansá, pasó el cabo de Creus con un ligero Levante, una vez allí puso rumbo a la punta del delta del Ebro y decidió hacerlo en las menos etapas posibles, incluso si no se terciaba el viento en una sola, aproximadamente día y medio, así que puso el piloto automático y se dedicó a relajarse y preparar un plan de ataque.
Cuando llevaba unas diez horas navegando desde el cabo de Creus y estaba a la altura de S. Feliu de Guixols y Blanes, apareció por el horizonte, por proa la patrullera de la Guardia Civil, no supo qué hacer, en principio no había ninguna evidencia de que lo buscasen, además, todos sus papeles estaban en regla, los barcos dedicados a alquiler, estaban bastante controlados, sobre todo desde el terrible accidente del lago de Bañolas.
Cuando vio que el rumbo era coincidente y que la patrullera no bajaba de velocidad, quitó el piloto automático y siguió pendiente de las velas. Al aproximarse y hacerle señas, puso el barco proa al viento  y amoyó el génova y la mayor, para que el  barco se detuviese. Cuando estuvieron a su altura, le lanzaron un cabo para que se abarloase. Ricardo contuvo los nervios y lo más sereno posible dijo:
 Buenas tardes, ¿Ocurre algo?
No, le contestó un guardia que se aproximó a la borda con un salabre en las manos y siguió solamente comprobamos los permisos de navegación.
 Ricardo suspiró y le dijo: Los tengo en la mesa de cartas, ¿me permite bajar? Bajó, cogió la cartera de los documentos y se los puso dentro del salabre diciendo:
Aquí está todo, Permiso de Navegación con la última Inspección Técnica, permisos míos y de radio,  seguro y todo lo necesario.
 El  guardia lo recogió todo, se metió en la cabina, donde tienen los ordenadores, a los cinco minutos salió y preguntó:
¿El equipo de salvamento está tal como dice el  Certificado?
 Si, contestó Ricardo, si quieren subir a bordo no hay ningún problema.
 No, ¿Lleva pasajeros o va solo?
 No, voy solo, no es un buen año estoy haciendo algo de turismo, ahora voy para casa, en Benicarló, si sigue el tiempo así sin escalas, me están esperando para llevar un barco a Italia.
Vale, puede seguir, y que tenga buena navegación le dijo el guardia devolviéndole la documentación.
 Gracias, igualmente, hasta la próxima, le contestó Ricardo.
Ese encuentro, al final, había sido lo mejor que le podía ocurrir, era la prueba de que nadie le buscaba.
Treinta horas después llegaba a Benicarló, allí comentó que iba a llevar una embarcación a Italia y podía ser que lo necesitaran durante algún tiempo.
No tocó nada del dinero, allí estaba seguro y no le interesaba ponerlo en circulación por si acaso alguien esperaba eso.
Durmió durante 18 horas seguidas en su casa, habló con la gente del puerto, más que nada por ver si alguien había preguntado por él, ante la negativa, comentó con los conocidos que iba a Barcelona a recoger un barco para llevarlo a Italia y que luego era posible que lo necesitaran de patrón para hacer un crucero por allí.
Ricardo marchó a Barcelona, pero una vez allí, se dirigió al aeropuerto del Prat y allí un avión para el que ya tenía reserva rumbo a Cagliari, Cerdeña. Al llegar allí fue a una agencia de coches de alquiler y marchó a Porto Pino que en realidad es el puerto y playas de Sant´Anna Arresi. En Porto Pino hay unas bellísimas playas de arena fina y unas dunas casi blancas que llegan hasta unos extensos pinares que las bordean, en una de estas hermosas playas fue donde apareció la pareja totalmente mutilada, según se supo luego, gracias al coche que dejaron aparcado y a las autopsias vieron que eran dos jóvenes novios de Cagliari.
Se alojó en un pequeño hotel cerca de la ría que hace de puerto, tuvo suerte porque era temporada alta de turismo y en esas fechas Cerdeña estaba llena de turistas, aunque por lo general la gente va más al norte porque está más preparada, a él personalmente le gustaban más las playas salvajes del sur y los grandes acantilados. Porto Pino es un lugar delicioso por su tranquilidad y sus grandes bosques de pinos.
Cuando llegó, después de tomar posesión de la habitación, pequeña pero cómoda y limpia se fue a vagabundear por el puerto, éste es una ría natural con embarcaciones amarradas a ambas orillas. Encontró un barco pesquero, arrastrero, el más grande que había, de unos 18 metros de eslora como habla bastante bien el italiano, se dirigió a unos marineros que andaban remendando las redes al lado del barco, esperando que no le respondiesen en sardo.
 Les preguntó qué se sabía de las personas atacadas por los perros salvajes y si se había dado el caso por allí de más ataques.
 Le respondieron que ya sabían quienes eran los jóvenes, que eran dos chicos de Cagliari que estaban pasando unos días por allí y que nunca se había dado el caso de esos ataques, que en verano con tanto turismo, los perros abandonados comían regularmente y que se habían hecho batidas por los bosques cercanos y no se encontraros ni perros ni allí había lobos.
 Las mujeres ancianas del lugar dicen que fue un ataque de Baal Zebub para llamar a las moscas, porque los restos estaban cubiertos por miles de moscas dándose un festín, incluso muchas de ellas habían depositado miles de huevos en los restos.
Ricardo se mantuvo totalmente serio y en el fondo muy asustado, aquello y lo que él sabía le ponían los pelos de punta, efectivamente parecía obra del diablo. El invierno pasado, había leído mucho, él pensaba que quizás la generación de nuestros hijos no lo verían, pero que ya estábamos en el tiempo del principio del fin.
No se atrevió a preguntarles a los pescadores por el perro, porque no relacionasen nada, pero se fue más lejos y a un grupo de mujeres mayores sentadas delante de una casa, en una pequeña plaza y mostrando una foto de un pinscher enano que había sacado de internet se la enseñó y les dijo que unos amigos suyos lo habían perdido por la zona pero se le acabaron las vacaciones y se tuvieron que ir.
 Ahora si que le hablaron en una mezcla de sardo con italiano, le pareció entender que hacía dos días una turista francesas que había en un hotel llevaba uno muy parecido.
Les preguntó el hotel y se lo indicaron. Se fue hacía allí, tuvo suerte porque era un pequeño hotel familiar. Entró y a un señor de unos cincuenta años que había en recepción le hizo la misma pregunta.
 Si, si he visto un perrillo así, lo compró una señora a unos chicos que andaban jugando con él y que decían se lo habían encontrado en una playa cercana. Preguntó a la policía si alguien lo había denunciado y le dijeron que no y que no tenía chip, así que se lo quedó, dijo el recepcionista.
 ¿Y dónde está? Preguntó Ricardo.
 En su país supongo, marchó anteayer a Marsella en avión, menudo jaleo tuvo para podérselo llevar en el avión, al final “pago” a alguien y lo metieron en una maleta de perros y lo subió al avión.
Ricardo le pidió la dirección de la francesa y después de sacar un billete de cien €. Se la dio, era de Niza.

viernes, 6 de enero de 2012

UNA HISTORIA DE AMOR

Hoy, 6 de Enero voy a contaros una historia llena de amor, creo que os gustará.

La próxima semana empezaremos con el capítulo I de "El viaje II" (En busca de la puerta del infierno) una aventura más de Ricardo, el capitán del "Solitario".

 Si alguien ha empezado a leer este blog después de la primera parte, puede consultar "El viaje I" (La misteriosa dama de negro)

Y ahora la historia de hoy.

UNA HISTORIA DE AMOR
(Pedro Fuentes)
CAPITULO I
Era Enero de 1.972, cuando Ricardo llegó a Barcelona, para tomar posesión de su plaza en una multinacional, había terminado la mili y salía de Madrid donde pasó los mejores años de su vida. Conocía Cataluña desde el año 67 ya que solía pasar las vacaciones de verano en la Costa Brava.
En aquellos tiempos, en Cataluña se vivía muy bien, había un gran ambiente cultural y cosmopolita, nadie era extraño allí.
Ricardo había dejado en Madrid una novia y esperaban que en un año o año y medio, se reunirían para siempre en Barcelona.
Nada más entrar el primer día en el despacho, sus ojos se entrecruzaron con los de una muchacha delgadita,  pelo corto y recogido justo por debajo del lóbulo de las orejas donde solo se insinuaban unos pendientes pequeñitos de oro con coral en el centro, pelirroja y con unos dientes brillantes que parecían querer salir a sonreír entre unos labios sonrosados y carnosos,
Con una tez blanca transparente en el que asomaban unas pecas que le daban un aire infantil, aunque acababa de cumplir los treinta años. Al cruzarse las miradas, su palidez se convirtió en un rojo escarlata como su pelo rizado. Cuando se dio cuenta, bajó la mirada e hizo que trabajaba. Ricardo, en ese mismo momento, se quedó ensimismado y no se rompió de milagro una rodilla al chocar con una mesa. Hubo una risita general y una mirada de dolor en la cara de ángel de Toñi, que así llamaba la pelirroja de la historia.
A la salida, Ricardo se las arregló para encontrarse con ella, en realidad salió casi al mismo tiempo pero mientras Toñi esperaba el ascensor, Ricardo corrió por las escaleras y casi “chocó” con ella al salir a la calle, con el tiempo, sincerándose entre ellos, Fue una estrategia a dos bandas en la que cada uno sabía perfectamente dónde y cuándo se iba a producir en encontronazo. La acompañó a la boca del metro porque hasta allí Ricardo tenía coartada, puesto que él había encontrado un alojamiento cercano hasta buscar un piso de alquiler.
Ricardo aquella tarde paseó por el barrio gótico, oyendo a músicos callejeros, luego cenó cualquier cosa porque no tenía apetito y se fue al hostal donde residía y pasó la noche dando vueltas en la cama hasta  que llegó la hora de levantarse para ir a la oficina, nunca había ido tan contento al trabajo.
No era una persona enamoradiza, en realidad, solamente había estado enamorado una vez, cuando tenía 16 años y conoció a su primer amor.
 Lo de Mary Paz, su novia de Madrid, era otra cosa, Vivía solo en Madrid, ella era una amiga de casi toda la vida y habían llegado al noviazgo como algo natural después de una relación en la que los dos estaban cómodos.   Cuando Ricardo vio por primera vez a Toñi, supo que no podía engañar a Mary Paz y que tenía que hablar con ella, pero, ¿cómo iba a decirle que al segundo día de llegar a Barcelona, había visto a una mujer y se había enamorado de ella?  Y sin saber siquiera si ella le correspondía.

CAPITULO  II
Al poco tiempo, una semana, Ricardo y Toñi, salían asiduamente, mucho les unía, entre otras cosas, y sobre todo por encima de ellas, estaba el teatro, la gran pasión de los dos, además ambos habían estado integrados  en compañías y grupos de teatro amateur.
En la multinacional que trabajaban, había colectivo que se dedicaba a organizar actos de todo tipo en el tiempo libre.
Toñi y Ricardo se propusieron montar una obra de teatro, para lo cual, hicieron un proyecto y lo presentaron a los encargados de las diferentes actividades.
Como ya se presentaba la primavera, decidieron empezar los ensayos en serio para septiembre, con el nuevo curso, la obra era “El baile” de Edgar Neville y la dirigía Ricardo, que ya había montado algunas cosas en Madrid.
El amor los unió y los tremendos celos de Toñi los separaba, además por aquellos tiempos, a Ricardo lo enviaron temporalmente a otra provincia para organizar unos sistemas nuevos de trabajo, así que no podían verse siempre y a todas las horas, solamente los fines de semana y algún día que Ricardo podía escaparse por la tarde para ir a verla, haciendo doscientos kilómetros.
Fue un amor suave, agradable, tierno, especial, los encuentros entre ellos eran fugaces porque no había tiempo para más, los fines de semana del final de la primavera se reunían en algún pueblecito de la Costa Brava, eran felices hasta media hora antes de partir, entonces aparecían los celos de Toñi, era capaz de imaginar todas las traiciones del mundo por parte de Ricardo en esa semana que iba a transcurrir hasta el próximo encuentro. Cuando se separaban, todo el amor, todos los grandes recuerdos de las horas pasadas se convertían en sinsabores en el corazón de Ricardo y más de una vez pensó en romper la relación por la amargura que le dejaba, luego recapacitaba y se decía que cuando estuviesen juntos para siempre se pasarían. Por parte de Toñi se convertían las separaciones en planes maquiavélicos para intentar descubrirlo en una traición, pensaba incluso que a veces, cuando tenía que ir a Madrid, por trabajo, se reunía con Mary Paz, cosa imposible, porque además. Cuando habló con ella para romper la relación, le sentó tan mal que terminaron fatal, sin posibilidad ni de la amistad que habían tenido antes del noviazgo.
Durante el verano Toñi marchó con sus padres, sus dos hermanas gemelas, de veinte años y un hermano más joven que ella y que estaba acabando Telecomunicaciones a una población del norte de las Costa Brava. Ricardo iba bastante por allí, por la tarde, se integró bastante bien con toda la familia, pero con tanta gente, no había nunca un momento de intimidad y luego a la hora de la despedida, generalmente después de cenar, volvía con el amargor de la escena de celos correspondiente, era sospechoso de irse de marcha antes de llegar a su casa.
Cuando Toñi empezó atrabajar, después de las vacaciones, Ricardo, que seguía  trabajando en la otra población, porque le propusieron quedarse allí realizando el trabajo nuevo, vio una oportunidad laboral y se quedó ya que las condiciones eran mejores. El primer día que pudo ir a Barcelona, se reunió con Toñi, ella estaba en uno de sus peores días de celos, la escena fue monumental, Ricardo se lo tomo a juerga, que era lo único que le quedaba y le dijo que sí, que él necesitaba tener a cientos de mujeres a su alrededor, que si quería tener un harem, que no sabía qué veían las mujeres en él, que todas se le insinuaban.
Estaban en una cafetería, ella se levantó llorando y se fue, Ricardo pensó que iría hacia el metro, con lo cual saldría detrás de ella y la alcanzaría antes de llegar. No la vio, la había perdido y luego supo que era para siempre.

CAPITULO  III
A primeros de Octubre el hermano de Toñi le llamó le dijo:
Ricardo, Toñi está en el Clínico, le han detectado un cáncer en el pecho, se lo han cogido demasiado tarde, está en las últimas.
Ricardo salió del trabajo, corrió a Barcelona, fue al Clínico y allí localizó a Toñi, siempre había sido delgada, pero ahora no llegaba ni a los treinta kilos, estaba completamente rapada, sus pecas no eran sino unas manchas cadavéricas, según le dijeron que había perdido la vista y no reconocía a nadie. Ricardo le cogió la mano izquierda, que no tenía ningún catéter, le dio un tierno beso en los labios y le dijo: ¡Toñi! , ¡Mi amor!, ¡te quiero!  Abrió sus ciegos ojos, una leve sonrisa apareció en sus labios  y expiró.
Ricardo apretó su pequeña mano y lloró amargamente como nunca lo había hecho.
FIN

jueves, 22 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD

NAVIDAD  2011

No iba a publicar nada por Navidad porque no quería caer en los clásicos tópicos de las historias de estas fechas, al fin he decidido que sí, que publicaré una de un viejo conocido, su historia es simple, sencilla, modesta, evita las grandes superficies, las compras compulsivas, los “vuelve a casa por navidad” las grandes cenas y comidas a base de besugos, mariscos, pavos, vinos, cavas y ...……. los grandes deseos hasta el 2 de Enero.
                                                             Feliz Navidad para todos.


La historia de hoy también es real, la transcribió un viejo conocido que conoció al protagonista por las historias que le contó su madre.

Pero antes de la historia, quiero daros un correo electrónico para el que quiera contestarme o enviarme "su" historia para publicar, el correo es fuentespedro@hotmail.es me interesa también saber desde dónde se me lee y si le gustan las historias. No es una encuesta, que estas no las contesta nadie.

Y ahora la historia de hoy.

¿OTRA NAVIDAD?
(Lucas)

Por aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, mandando empadronar a todo el mundo. Este fue el primer empadronamiento hecho por Cirino, gobernador de la Siria; y todos iban a empadronarse cada cual a la ciudad de su estirpe.
José,  pues, como era de la casa y familia de David, vino desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén en Judea, para empadronarse con María, su esposa, la cual estaba encinta. Y sucedió que hallándose allí, le llegó la hora del parto. Y dio a luz a su hijo primogénito, y envolvió le en pañales, y recostó le en un pesebre: porque no hubo lugar para ellos en el mesón.
Estaban velando aquellos contornos unos pastores, y haciendo centinela de noche sobre su grey. Cuando de improviso un ángel del Señor apareció junto a ellos, y cercolos con su resplandor una luz divina, la cual les llenó de sumo temor. Díjoles entonces el  ángel: No tenéis que temer, pues vengo a daros una nueva de grandísimo gozo para todo el pueblo: y es que hoy os ha nacido en la ciudad de David, el salvador, que es el Cristo, el Señor nuestro. Y sirvaos de señal, que hallareis al Niño envuelto en pañales, y reclinado en un pesebre. Al punto mismo se dejó ver con el ángel un ejercito numeroso de la milicia celestial, alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en lo alto de los cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Luego que los ángeles se apartaron de ellos y volaron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vamos hasta Belén, y veremos este suceso prodigioso que acaba de suceder, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron pues a toda prisa: y hallaron a María y a José, y al Niño reclinado en un pesebre. Y viéndole se certificaron  de cuanto se les había dicho de este Niño. Y todos los que supieron el suceso se maravillaron; igualmente de lo que los pastores les habían contado. María conservaba todas estas cosas dentro de sí, ponderándolas en su corazón. En  fin, los pastores se volvieron, no cesando de alabar y glorificar a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, según de antemano les había sido anunciado

sábado, 17 de diciembre de 2011

MENUDA NOCHE

MENUDA NOCHE
La historia de hoy es cortita, le ocurrió a mi mujer en 2008, a veces, cuando le doy a leer alguna de mis historias del más allá o de "al lado", según se mire, se acuerda de ésta, dice que le da “yuyo”. Creo que no es para tanto, cada uno es lo que cree y como dijo Calderón de la Barca en “La vida es sueño”.
                                               Sueña el pobre en su pobreza,
                                               Sueña el rico en su riqueza
                                               Que más cuidado le ofrece
                                               Sueña el que a medrar empieza,
                                               Sueña el que afana y pretende
                                               Y en el mundo en conclusión,
                                               Todos sueñan lo que son
                                               Aunque ninguno lo entiende.
La verdad es que a mí también según qué historia se me pone la carne de gallina, normalmente transcribo lo que me cuentan. Pero a veces me cuentan cada cosa…….
No sabía qué publicar hoy, abrí la carpeta de “mis relatos” en el PC y salió ésta, espero que os guste y no os deje mal sabor de boca.
Aprovecho este blog para
“FELICITAROS LA NAVIDAD Y QUE TENGAIS UN PROSPERO AÑO 2.012”
Pese a la crisis y a las malas perspectivas. Acordaos de que el dinero no lo es todo y no hay oro en el mundo para comprar unos kilos de felicidad.          
                     MENUDA NOCHE                

                                                                        (Pedro Fuentes)

Mayo de 2008, mi mujer enfermó de neumonía y tuvo que estar en el hospital durante más de una semana, estaba en una habitación doble de la cuarta planta, ella en la cama del lado de la puerta. Al lado de la ventana, había una señora de 94 años, toda una señora, solamente una vez la vi de pie, era alta, delgada, andaba estirada y tenía ademanes firmes pero delicados. La cabeza la tenía bien, con una lucidez perfecta para su edad.
Venían a visitarla sus dos hijas, sus yernos y algún nieto de unos veintitantos años. Uno de los yernos, el más bajo, era todo amabilidad, muy cordial, atendía a su suegra como un hijo, su esposa no podía venir mucho porque tenía un negocio. El otro era alto, estirado,  más seco y no hablaba con nadie.
La señora Leonor, que así se llamaba la enferma, no daba mucha lata, se pasaba el día sentada en el sillón, entre la cama y la ventana. Para contrarrestar la claridad que entraba, siempre tenía puestas unas gafas de sol Ray Band.
Mi mujer, una vez pasados los primeros días y estabilizada, no quería que me quedase por la noche porque era dormir en un sillón y además había que ir a casa, a unos quince minutos, para sacar y dar de comer a la perrita que tenemos, así que yo, a eso de las nueve o las diez, dejaba a la mujer cenada y acostada y me iba.
Una noche, a eso de las nueve, cuando estaban sus dos yernos y un nieto con ella, preguntó: ¿Quién se va a quedar esta noche?
El más alto dijo: Yo, que quedaré yo, Antonio tiene que ir a Barcelona mañana y tiene que madrugar.
No, tú no te quedes esta noche, que va a haber jaleo, por lo menos no te quedes solo, “le he visto pasar por el pasillo buscando a alguien”. Esta noche va a haber mucho jaleo.
Eduardo, el más alto le dijo: ¿Qué dice, abuela? Me quedaré yo y no pasará nada.
A las diez de la noche se fueron Antonio y su hijo. Eduardo se acomodó en el sillón y le dijo a la abuela: No pasará nada, la doctora dice que está mejor, así que cuando salga iremos al campo a hacer una costillada, iremos todos para celebrar su salida, además, nos tiene que invitar a algo, que ha sido su cumpleaños y todavía no lo hemos celebrado.
Cuando yo me fui a casa, la señora seguía diciendo cosas como:”No entres, pasa de largo, te veo y no voy a ir contigo”.
Mi mujer detrás de la cortina que separa las camas, se tapó la cabeza con las sábanas y la almohada e intentó dormir.
Entre sueños oía a Eduardo contándole todo lo que harían cuando saliesen. La abuela decía incongruencias.
A eso de las cinco de la mañana, llamó a su yerno, que ya había conseguido dormirse y le dijo, llama a la enfermera y que me proteja.
Eduardo se levantó y en lugar de tocar el timbre salió a buscar a la enfermera, entraron los dos en la habitación y la Sra. Leonor dijo: Por favor, decidle que se vaya, que está sentado a los pies de la cama.
La enfermera le puso por vía un sedante a base de morfina y salió, llamó a otra compañera y entre las dos se llevaros de la habitación a mi esposa y todas sus cosas.
A las siete de la mañana sacaron a la Sra. Leonor a un cuartito de la planta hasta que llegaran los servicios funerarios.
Cuando yo llegué, a eso de las ocho le dije a la doctora: Por favor le ¿Podría dar un calmante a mi esposa?
¡Sin comentarios!          
FIN

sábado, 10 de diciembre de 2011

Me llama María

Hoy os voy a relatar una historia de los años sesenta, es una de las historias de Ricardo, no tienen orden cronológico.
Ricardo y yo somos muy buenos amigos.
Es una persona de esas a las que todos quisiéramos conocer, en la pubertad y juventud fuimos grandes amigos, luego nuestros caminos se separaron,  siempre fue un bohemio y solitario, creo que es la única persona que conozco que es capaz de vivir completamente solo durante años sin necesidad de hablar con nadie.
Después de muchos años coincidimos por la misma zona y con las mismas aficiones, la mar, Ricardo tiene un bonito velero de dos palos, un ketch yo un trawler.
Coincidimos en el puerto, cuando él está, porque se dedica a hacer chárter, en las noches de verano, nos reunimos en su barco o en el mío, a charlar y tomar una copa, mi mujer piensa que estamos un poco locos, porque muchas veces nos da el amanecer, es entonces cuando Ricardo me cuenta sus aventuras y yo las plasmo, con su consentimiento en el papel y las publico en el blog, muchas veces pienso que no son reales, pero de algunas de ellas he sido testigo. Juro que cuando estamos charlando y me cuenta sus historias, en el barco, ni fumamos ninguna cosa rara ni bebemos, salvo dos deditos de whisky o una limonada con gin de Menorca. Cuando Ricardo me cuenta sus historias, se transforma y  me gustaría saber transcribir al cien por cien sus pensamientos. ¿Qué no son reales? Yo no lo sé.
A veces recuerdo los cuentos y narraciones de Edgar Alan Poe, del que soy un gran admirador, ¿Eran reales? Dicen que eran fruto de su alcoholismo o incluso de los ataques de delirium tremens, pero en su mente fueron reales, tanto que le llevaron a la muerte. A Ricardo no lo he visto bebido nunca, salvo un poco “alegre” en los años mozos.
Quiero avisar a los lectores que los “viajes astrales” no se deben realizar sin el consejo y la dirección de personas expertas.
Y ahora la historia de hoy.
ME LLAMA MARIA
(Pedro Fuentes)


Ricardo tenía unos 16 años cuando conoció a su primer amor, se llamaba Enriqueta y  había terminado el bachillerato elemental. Estaba preparando el ingreso en la Escuela de Magisterio. En los años sesenta ese era el proceder. Después tres años de carrera y si  eras aplicado podías salir de maestro a los dieciocho años, luego no hacía falta oposición, si querías ejercer como Maestro Nacional entrabas en la bolsa de trabajo y según puntuación, solicitabas una plaza de las que quedaban vacantes en el territorio nacional.
Se conocieron de casualidad en un “guateque” en casa de un amigo de Ricardo. Desde el primer momento se gustaron.
Al salir de la casa, ya a las nueve de la noche, en una noche fría del invierno de Madrid, Ricardo le dijo a Enriqueta si le podía acompañar, ella asintió y se dirigieron andando desde la plaza del Conde del Valle de Suchil, donde vivía el amigo. Subieron a Fernando el Católico y salieron a S. Bernardo y luego a la Glorieta de Quevedo para luego subir por la calle Eloy Gonzalo hasta Juan de Austria, donde vivía Enriqueta, al lado de Hermandades del Trabajo y muy cerca del Mercado de Olavide.
A los cuatro o cinco días de salir con los amigos y asistir a algún “guateque” más, se separaron un poco del grupo y empezaron a verse entre semana algún rato, cuando los estudios se lo permitían, ella con Magisterio, en la calle Ríos Rosas y él con el selectivo de Peritaje Industrial, en Embajadores.
Pronto empezaron también a reunirse para estudiar juntos. Allí se vio la vocación de Enriqueta, con sus métodos de estudio y su disciplina obligaba a Ricardo, que se veía acabando la carrera antes por la obligación de estudiar a la que era sometido.
Al poco tiempo descubrieron algo extraño, entre los dos parecían los polos positivo y negativo de una energía extraña. Cuando estaban juntos, vieron que tenían un enorme poder, oían conversaciones, adivinaban el pensamiento de las personas que estaban a su alrededor, veían imágenes de cosas que luego ocurrían, se empezaron a dar cuenta de que algunas veces las personas de la cafetería donde se reunían a estudiar, en la glorieta de Iglesias , les contaban y decían cosas que “ya sabían”, era un poder extraño que al principio les hizo gracia y aprovecharon sin darse cuenta de que no debían hacerlo, pero el caso era que luego, por separado no ocurría nada de todo esto.
En aquellos tiempos la juventud no tenía gran poder económico. Cuando no había sino lo justo para pagarse unos cafés, sin saber cómo llegaba el dueño de la cafetería o algún cliente habitual y los invitaba, incluso a chocolate con churros, especialidad de la casa.
 En la cafetería de al lado, más lujosa, había un señor mayor, que vendía tabaco, cerillas, fichas para el teléfono público, etc.. Ellos, le compraban el tabaco  y cuando económicamente andaban mal, tres pesetas de “Bisonte”, cinco cigarrillos que se repartían, si la situación era peor, compraban 2 pesetas de “Antillana”, también cinco cigarrillos pero negro y sin filtro. Bueno, pues en esos malos momentos económicos de la pareja, Rosendo, el cerillero les llegó a regalar hasta un paquete de “Chester”.
Ricardo vivía en casa de su hermana que lo había recogido cuando llegó a Madrid para  estudiar,  no tenía más familia, ella estaba casada con un buen hombre que se pasaba la vida trabajando, no tenían hijos y se ocuparon de Ricardo, le dieron casa, estudios y familia. No iban sobrados, tampoco pasaban estrecheces, pero Ricardo era prudente en ese sentido y muchas veces por no pedir dinero hacía algún trabajo esporádico o se pegaba largas caminatas para ahorrar el dinero que le daban para transporte.
Enriqueta no conocía a su madre, había muerto cuando tenía dos años y su hermana mayor, Luisa, cuatro, su padre se había vuelto a casar y las niñas, entonces de 3 y 5, no se llevaban bien con la madrastra ni ella con las niñas. Para su padre eran dos ángeles, pero era un industrial que trabajaba más de dieciséis horas al día y rara vez veía a sus hijas salvo el domingo.
En aquellos tiempos, Ricardo estaba bastante interesado por todo lo esotérico, no es que fuese un ferviente seguidor, pero había leído mucho sobre el tema y últimamente leía a Lobsang Rampa, hasta entonces Lama y luego al parecer un fraude para vender libros. A Ricardo le subyugó el tema de los viajes astrales y juntamente con Enriqueta trataban de aprender las técnicas.
 D. Ramón, el padre de Enriqueta, decían que tenía poderes extra sensoriales y se le conocían algunos hechos de predicciones, Ricardo, que trabó amistad con él, había sido testigo en la pequeña fábrica de piezas de automóvil de su propiedad. Una vez incluso mandó a una operaria a su casa para que se preparase porque le tendrían que operar. A las 8 horas era internada en un hospital con un ataque de apendicitis.
Una noche, Ricardo en su casa, ya en la cama se dedicó a sus ejercicios de relajación y concentración, intentando poner en práctica los “viajes astrales”, tanto por lo que había leído en algunas publicaciones, difíciles de encontrar en aquellos tiempos en España, así como lo que explicaba Logsam Rampa en su libro “El cordón de plata”. La fórmula era la siguientes: Acostado encima de la cama, con los pies unidos por el interior, los brazos pegados al cuerpo hasta los codos, los antebrazos sobre el cuerpo hasta unir la punta de todos los dedos de una mano con su par de la otra, inspirar profundamente por la nariz soltando el aire lentamente por la boca intentando vaciar al máximo los pulmones. Estos ejercicios respiratorios hay que repetirlos durante todo el tiempo, luego, imaginarse que estamos situados en medio de la frente, a la altura del entrecejo, donde está situado el “tercer ojo”. Mirando hacia abajo, “ver” los dedos de los pies e ir subiendo hacia arriba, notando como las sensaciones van desapareciendo y van desconectando, hasta llegar a la frente, dejando al cuerpo insensible y totalmente desconectando, entonces se produce el despegue y vemos cómo flotamos y el cuerpo se queda inerte encima de la cama, y lo “vemos” entonces nos vamos desplazando por la habitación. Cuando tenemos una cierta práctica, salimos por el resto de la casa, luego, con la experiencia, saldremos de la casa e iremos recorriendo los alrededores, reconociendo muy bien el camino para poder volver siguiendo el “cordón de plata” que nos une al cuerpo yacente. 
Estaba ya Ricardo “viajando” en dirección a casa a de Enriqueta, con la que había “quedado” en el recorrido para ver si era posible, cuando se dio cuenta de que no podía seguir, que alguna fuerza extraña tiraba desde atrás por el “cordón”, y por más fuerza que hacía, la resistencia era mayor, hasta tal punto que decidió abandonarse y dejarse guiar. Al fin llegó a un parque, le pareció que pasaba por encima del Estanque del Retiro, pero lo vio en blanco y negro, como en tiempos pasados, luego, después de pasar algunos parterres, entró en una glorieta bordeada por unos bancos antiguos, en uno de ellos había una señora joven, extremadamente delgada, vestida con un camisón, blanco con puntillas en el cuello y en las mangas, su cara era cadavérica y las cuencas de los ojos parecían vacías, con unas grandes ojeras, lo llamó con la mano y le dijo: Ricardo, ven y siéntate a mi lado. ¿Quién eres? Le preguntó Ricardo.
Me llamo María y soy la madre de Enriqueta, he venido a avisarte, no podéis usar los poderes que tenéis para vuestro provecho, ahora sois jóvenes y no lo comprendéis, de todas formas, los dos unidos podéis ser muy peligrosos, podríais sin querer destruiros, ahora vete y dile a Ramón que tenga cuidado, que ahora su fábrica va bien pero las gentes para las que trabaja se van a hundir y pueden arrastrarlo a él, ahora vete y cuéntaselo a Enriqueta.
Ricardo se dejó arrastrar por el “cordón de plata” y despertó en su cama recordándolo todo perfectamente.
La tarde siguiente, Ricardo fue a recoger a Enriqueta a la Escuela de Magisterio porque tenía clase por la tarde, decidieron ir andando, salieron a Cea Bermúdez y subieron por allí hasta Bravo Murillo, por donde bajaron hasta la glorieta de Iglesias, una vez allí entraron en la cafetería churrería a tomar un café y charlar un rato. Ricardo le contó a Enriqueta lo de la noche anterior, ésta, sorprendida le dijo. ¿Sabes que yo solamente he visto una foto de mi madre?.  Era en el Retiro, ya cuando estaba muy enferma, pero era con un vestido y una rebeca, pero ya estaba muy delgada, se la descubrí a mi padre en la mesa del despacho que tiene en casa, se dejó la llave de los cajones puesta y le estuve revolviendo, luego, cuando vallamos a casa, subes y mientras yo entretengo a Adela, tú le explicas lo que te pasó a mi padre.
Así lo hicieron. Cuando Ricardo le explicó todo al padre de Enriqueta, éste se quedó lívido, abrió un cajón, sacó una foto y se la entregó a Ricardo, la miró y dijo: Si, es ella, pero vestía un camisón blanco con encajes. Ese camisón que tú dices, se lo compré un mes antes de morir y le gustó mucho, me hizo prometer que la enterraría con él. En cuanto al trabajo, es correcto, la cosa no anda nada bien, la fábrica matriz está al borde de la suspensión de pago, si cae, me deben tantos pedidos que me dejarán en la ruina y ellos son los principales clientes, para reconvertirlo todo, hace falta tanto dinero que tememos que sería la ruina no solo para mí sino para muchos del sector, pero te pido por favor que no comentes esto con las niñas ni con  Adela.
Quince días después, D. Ramón se arruinó, mal vendió lo que pudo salvar y con algo de dinero que tenía ahorrado se dedicó a otros negocios y salió adelante. Enriqueta y Ricardo se fueron dando cuenta de que cada vez se adentraban más y más en un mundo lleno de sensaciones desconocidas, se les hacía muy grande conocer los hechos antes de que ocurrieran, además, cada vez terminaban más agotados por el esfuerzo mental que realizaban. Acudieron a un jesuita antiguo profesor de Ricardo, el padre Lázaro. Este, gran aficionado y estudioso del tema, les aconsejó que como ya se acercaba el verano y Enriqueta se iba fuera a hacer el Servicio Social, aprovecharan para no verse ni estar en contacto para estudiar qué pasaba.
Al regreso del verano, se encontraron de nuevo, habían pasado todo el verano sin agobios ni premoniciones, de mutuo acuerdo decidieron seguir cada uno por su lado.
Muchos años después, se encontraron por casualidad, hablaron de sus vidas y del pasado, no tuvieron ninguna sensación extraña ni la habían tenido desde que se separaron.
Se despidieron como amigos.
FIN