Mi lista de blogs

jueves, 31 de enero de 2019

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO Capítulo IV

 Nuevo capítulo de "El Viaje" Espero que os guste.


EL VIAJE
La misteriosa dama de negro


Pedro Fuentes


CAPITULO IV


Despuntaba el sol cuando llegó al puerto, la luna llena no se distinguía en medio del cielo  nublado, el viaje a Túnez sería con luna llena, no había previstas nubes, con lo cual la travesía sería más agradable.

Al subir a bordo, vio a Cervero echado y con cara de estar aburrido, lo llamó y salió corriendo detrás de él, dieron una vuelta por el muelle y el animal pareció revivir.

Cuando subió de nuevo al barco, se fue a su camarote, no se oía nada, la noche anterior habría llegado el novio y ahora estarían descansando.

Se duchó, preparó el desayuno, luego cogió las cartas correspondientes y marcó el rumbo en ellas, pasarían por el sur de Menorca, por el canal que le separa de Mallorca y luego ya sería rumbo directo, si el tiempo acompañaba, llegarían a Túnez a media mañana del día veintiséis. Gravó los datos en el GPS, recogió todo lo que podía molestar durante la navegación, revisó las velas, comprobó la carga de la baterías, vio que las placas solares que llevaba estaban cargando y luego, desde la puerta que bajaba a los camarotes de popa dio una voz a la pareja para que despertasen y desayunasen mientras él iba a las oficinas, luego zarparían.

En la oficina, que había abierto hacía un momento, la gente, dos administrativas y un marinero, comentaban que en una cala, cerca de Ciudadela, había aparecido esta mañana, el cuerpo destrozado de unas personas, no se sabía ni si eran hombres o mujeres, los cuerpos estaban desperdigados por el suelo y la piel y la carne arrancada a trozos, según comentarios de las personas que llegaron a verlo, incluido el juez y el forense, había sido atacado por una jauría de perros salvajes, pensaban que eran dos por los dos cráneos pelados que aparecieron.

Ricardo, que era por lo natural, persona sensible, se le puso muy mal cuerpo pensando en aquello.
Llegó al barco y los chicos no se habían despertado, los llamó de nuevo y como viese que no se levantaban, bajó al camarote y llamó al marco de la puerta, ya que ésta estaba abierta, al no sentir respuesta, entró, la cama sin deshacer, todo estaba en orden, en realidad el único vestigio de la pareja era el baúl y un pequeño maletín de piel encima, que pensó que sería del novio. Lo cogió entre sus manos y comprobó que no estaba cerrado con llave, lo puso encima de la mesa y lo abrió, solamente había una muda de ropa interior, un par de camisas y un pequeño neceser con efectos personales, debajo de todo esto, había un Corán.

Eran las diez y media, cogió su móvil y vio el teléfono de Lara, llamó al número y le dio un mensaje de apagado o falto de cobertura.

A las once y medía bajó al camarote grande otra vez por si descubría algo, vio que los candados del baúl se encontraban abierto y miró dentro, estaba lleno de ropa,  parecía no haberse estrenado, toda ella era árabe, chilabas de hombre y de mujer, algún caftán de gran calidad y vivos colores, babuchas, hiyab de diferentes colores para la cabeza y luego ropa interior de hombre y mujer. Siguió rebuscando y encontró dos pasaportes en una cartera de piel, los abrió y vio que eran nuevos, uno con la foto de Lara y el otro a nombre de un chico árabe, eran pasaportes marroquíes, pero le extrañó una cosa, las únicas anotación que tenían eran un sello de  salida de España el 23 de junio y el sello de entrada en Túnez con fecha 26 de junio, es decir, para pasado mañana. Siguió buscando y encontró tres sobres abiertos y con la solapa para dentro, entre los tres calculó que habrían unos quinientos mil € en billetes la mayoría de 500 y luego una parte de 200. Guardó todo como estaba y cuando fue a cerrar descubrió en una bolsa que había con una cremallera en la tapa un teléfono móvil apagado y otro Corán, pero éste traducido al español.

Ricardo ya no sabía qué pensar, se dirigió a la oficina, por ver si sabían algo, pero con la excusa de ver las previsiones del tiempo, además comentó que el nuevo destino, sería Cartagena.

Poca cosa se sabía más, que la chica vestía un traje negro, largo y que él era parecía ser tan joven como ella y r vestido con vaqueros y un suéter. Cogió una copia de las previsiones y salió de la oficina hacia el barco, tendría vientos del sur, así que sobre la marcha cambiaría el rumbo, se dirigiría a Córcega
.
Llegó al barco, soltó amarras y cuando estaba en la bocana del puerto, tomo rumbo Sur como si efectivamente fuese a Cartagena, navegaría unas cuantas millas hasta salir de la vista de Menorca, luego iría hacia el E y luego remontaría hacia el NE. Al salir de  la bocana del puerto, se dio cuenta de que Cervero estaba a su lado. Era un animal muy bonito y cariñoso, pero seguramente habría un problema, en muchas regiones de España, los perros tienen que llevar un chip identificativo, lo solían poner en una oreja y si no en un lateral del cuello, es del tamaño de un grano de arroz y como está en la epidermis, con tacto se puede localizar
.
Llamó al perro, que vino solícito, lo cogió en brazos y no localizó en las orejas, palpó por el cuello y después de varios intentos, lo encontró en el lado izquierdo. Cogió de un cofre al lado del timón un cúter que llevaba y con la punta de éste y con gran destreza, con una pequeñísima incisión le extrajo el chip, el animalito dio un pequeño gruñido, Ricardo puso un algodón con alcohol y le limpió la herida que no llegó ni a sangrar. Tiró el chip por la borda y se rió pensando si se lo tragaba un pez.

La navegación era tranquila, cuando a eso de las siete de la tarde ya había cogido rumbo NE  hacia Córcega, bajó al camarote grande, abrió el baúl, sacó el dinero y lo distribuyó envueltos en  tres bolsas de plástico, las selló con cinta aislante y las escondió pegándolas en el suelo, por debajo, en las sentinas de los tres camarotes de popa, cada una en uno, cogió el maletín pequeño y lo metió en el baúl, éste con gran esfuerzo, lo subió a cubierta, hizo un repaso por todo el camarote de cualquier resto del paso de la pareja e incluso limpió con un paño cualquier huella que hubiesen podido dejar.

Una vez en cubierta, con un taladro de batería, buscó en el arcón de las herramientas una broca tipo corona, de unos 3 centímetros hizo varios agujeros por todos los lados del baúl, luego cortó unos treinta metros del cadenote del ancla de popa, es decir, unos cincuenta kilos de peso, y lo metió dentro. Luego lo tiró al agua en un sitio que las cartas marcan unos mil doscientos metros de profundidad, le pasó un cabo por las asas, por poderlo recuperar si no se hundía, entró el agua por los agujeros y con el peso de la ropa mojada y el cadenote, se sumergió por completo, soltó uno de los extremos del cabo y estiró del otro hasta recuperarlo.

El resto del día Ricardo lo pasó oyendo la radio por si decían algo de la pareja que él estaba seguro que eran Lara y su novio, lo que más le extrañaba, era las fechas de los pasaportes, parecía como si quisieran entrar en Túnez sin que nadie lo supiese, ¿Y por qué llevaban tanto dinero? ¿Serían delincuentes o traficantes? A Ricardo se le pusieron los bellos de punta, tembló pensando que si el dinero era de la droga, esa gente no se andaba con chiquitas y lo localizarían en el fin del mundo.
Ya había entrado la noche, conectó el radar al piloto automático y la alarma por si daba alguna cabezada, aunque cuando viajaba en solitario dormía en cubierta, al costado del timón.

Dio de comer a Cervero y éste no quiso, incluso le gruñó, se acordaba quizás del corte para quitarle el chip.

A la media hora el perro empezó a gruñir a comportarse de una manera extraña, se fue al salón y se quedó allí, no había probado bocado ni bebido agua, seguía gruñendo, cada vez más fuerte.

Al fin salió por el horizonte la luna llena y Ricardo entró al salón a buscar tabaco y a prepararse un whisky, no tuvo ni tiempo de entrar, lo que vio le hizo orinarse en los pantalones, una figura monstruosa saltó sobre él, tenía forma de perro, pero de más de un metro de alto, con tres cabezas con unos dientes de más de cuatro centímetros en unas encías rojas como la sangre, una espuma espesa le salía de entre los dientes, en el color del pelo y la pechera eran como Cervero, las orejas iguales pero más grandes Ricardo saltó hacia atrás y esquivó el primer ataque, luego corrió hacia las escaletas laterales que subían al palo mayor, cuando ya subía, notó como una de las bocas había lanzado un mordisco sobre su pierna izquierda a la altura del gemelo, el traje de agua que se había puesto sobre los vaqueros para evitar la humedad de la noche le salvó de una dentellada y solamente le había clavado un colmillo, esto le hizo correr más y trepar varios metros, al fin se vio a salvo, la fiera gruñía por sus tres bocas, incluso hubo un momento que una cabeza atacó a la del otro costado.

Ricardo temblaba y sudaba a la vez, no había visto monstruo más raro en su vida, luego empezaron a pasar imágenes por su mente, de repente le vino una y ya no se borró, estampas de la mitología, un nombre se asoció a la imagen que vio de niño en un grabado y  que le había hecho tener pesadillas muchas noches, Cancerbero, el guardián de la puerta de los infiernos.

Rezó y rezó para que no pudiese llegar hasta él, estaba ya más arriba de la mitad de mástil, buscó y encontró el cinturón del pantalón que llevaba debajo, con él se sujetó al mástil, los pies le reposaban sobre una cruceta de éste, esperaba que no soplase más viento que la pequeña brisa que había porque le podría poner en peligro.

Suerte que era la noche más corta del año y pronto amanecería.

Hombre, pensó, había oído hablar varias veces de la rueda de santa Catalina, un fenómeno que se veía al amanecer del día 24 de Junio. Si era verdad hoy tendría ocasión de verla y muy clarita, desde la primera fila.

Cuando iba llegando el amanecer, la bestia parecía calmarse, cuando salió el sol, en un amanecer que le pareció a Ricardo el más radiante, comprobó que la bestia iba disminuyendo de tamaño, al igual que sus tres cabezas.

Cuando el sol calentó la banda de babor del barco, el perro había recobrado su tamaño y estado natural y estaba llorando a los pies del mástil.

Ricardo había sacado sus conclusiones, la noche anterior, Lara y su novio habrían sacado a Cervero a pasear, se encontraron en la cala al lado de Ciudadela con que salía la luna llena y la fiera se abalanzó sobre ellos y organizó la matanza de los dos chicos, luego se retiraría a cualquier rincón y por la mañana volvió al barco.

Ricardo pensó, había visto la luna llena esta noche por segunda vez, todavía quedaban noches con luna llena, bajó con sumo cuidado y vio que el animalito se le acercaba, lo cogió en brazos, no sabía si tenía culpa de nada, pero se fue a sotavento y sin que se diera cuenta lo tiró al agua lo más fuerte que pudo.
Vio como no hacía por nadar, se quedó estático a flor de agua y con la mirada de fuego que tenían las tres cabezas de la noche anterior, no hizo ningún movimiento, se diría que sabía que todo movimiento que hiciese terminaría agotándolo. En cinco minutos ya no se veía.

Ricardo cambió de rumbo, ya no hacía falta esconderse tanto, sabía cómo había sido la desaparición y nadie podía relacionar a los chicos con él, viró al W, iría a la Costa Brava, allí decidiría el nuevo destino.

Cogió el botiquín y se desinfectó la pierna y la curó, luego le puso un vendaje y se dispuso a prepararse una abundante comida.



viernes, 25 de enero de 2019

EL VIAJE





La misteriosa dama de negro


Pedro Fuentes


CAPITULO III


El día 21, sobre las 12, llamaron al canal del Náutico de Ciudadela, encontraron amarre de casualidad, en las fiestas de S. Juan en Ciudadela, no cabe ni un alfiler, tuvieron suerte porque llegaron dos días antes, aún así, les asignaron amarre en el dique sur, con lo cual hay que dar toda la vuelta para llegar a los lavabos, pero bueno, por lo menos hay más tranquilidad.

Lara esperaba a su novio para el día 22 a la hora de comer, dijo que estaba muy cansada del viaje y que no se movería del barco, solamente quería dormir. Ricardo se encontró libre para ir a visitar a la familia de su querida Gracia.
Volvería a la hora de cenar.
Para dejar a Lara libre de molestias le dijo que si quería se llevaría a Cerbero, cosa a la que accedió y se encontró libre de compromisos. En animalito pareció enterarse de todo y se puso a saltar de alegría. Ricardo, al que gustaban los animales, se dio cuenta de que el perro era un capricho de la niña.


Por la noche, a eso de las nueve, llegó Ricardo con Cervero al barco, Lara estaba recostada en el sofá, comiéndose un bocadillo con una cerveza y viendo la televisión. No había salido del barco para nada. Ricardo le preguntó si quería cenar.
No, con este bocadillo tengo bastante, no soy de mucho comer. Dijo Lara y añadió luego, mañana, sobre el medio día vendrá mi novio, no queremos que se nos vea mucho, él es un poco conocido y pasaremos la mayor parte del día en el barco, tú puedes hacer lo que quieras, pero el día 23, si el tiempo lo permite, querríamos salir, como quedan siete días de alquiler, iremos a Túnez, allí desembarcaremos y tú quedarás libre, te pagaremos un suplemento por las molestias y el trayecto más largo.
Bueno, no era lo previsto pero tú pagas y tú eliges, yo ahora me voy a dormir, mañana, cuando venga la persona que esperas, si no hay ninguna novedad, yo estaré en casa de mis amigos y de fiesta, seguramente pasaré la noche en con ellos, si hubiese alguna novedad, ya tienes mi teléfono móvil.
Vendré por la mañana y zarparemos al medio día, las previsiones son buenas y el veintiséis podemos estar en vuestro destino. Lo que no puedo es llevarme a Cervero conmigo este día y medio, os tendréis que hacer cargo de él, le respondió Ricardo.
Dicho esto, se preparó un bocadillo y una cerveza y se fue al exterior a cenar y fumar. Le desagradaba el perfume o colonia de la niñata, como él ya se había habituado a denominarla, era un olor dulzón, en exceso, a jazmín.
A media mañana del día siguiente, se marchó de nuevo con sus amigos, Ciudadela ya hervía con los viajeros que habían llegado para las fiestas, antes de nada, pasó por las oficinas del club y les dijo que le preparasen la cuenta para el día siguiente, que se tenían que ir. Lamentaba no quedarse a la fiesta pero no era la primera vez que estaba, de hecho, normalmente Ciudadela para S. Juan y Mahón para la Virgen de Gracia en Septiembre, eran charter casi seguro. Además, para él Menorca le traía recuerdos muy especiales.








jueves, 17 de enero de 2019

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO

Un nuevo día y un nuevo capítulo, espero que os guste.



La misteriosa dama de negro

Pedro Fuentes


CAPITULO II




El Solitario

Cervero, que así se llamaba el perrillo, no se separó de Ricardo en ningún momento.
Cuando terminó de cenar, después de recogido todo, salió a la bañera, en popa a fumar un cigarrillo y tomar un culín de whisky como tenía por costumbre cuando las cosas iban bien.
El animal salió con él y Lara se fue a dormir. Le había asignado el camarote posterior, éste se encontraba en popa. Para acceder a él, hay que bajar dos escalones, desde el salón comedor cocina, a donde se llega desde la bañera bajando un escalón y desde la bañera por popa. En la banda de estribor, está la cocina, nevera, horno, y microondas. La mesa está al otro lado y alrededor de ella, por la banda de babor y proa hay un sofá rinconera. La mesa se baja y se convierte en otra cama de matrimonio. En el salón hay dos escaleras, una por popa, por donde se llega a un pasillo en el que  a ambos lados, hay dos puertas más que conducen a sendos camarotes, cada uno con dos literas, un armario y una pequeña mesa practicable que al abrirla deja el espacio justo para pasar una persona, en el mamparo de popa de estos camarotes hay una estantería que sirve de mesilla de noche y debajo se guardan dos sillas de madera plegables, a unos 30 centímetros sobre la litera superior hay un ojo de buey rectangular.  La cama superior es practicable y al abatirla, la inferior se convierte en un sofá.
Siguiendo por el pasillo, a la  derecha según se baja, babor, se encuentra un armario, a la izquierda está la puerta de un baño completo, lavabo, debajo del cual hay otro armario, wáter y ducha.
Al final del pasillo, hay otra puerta que conduce al camarote grande, entrando en él, en el lado de estribo*r, pegada por un costado y la cabecera, está la cama doble, al otro costado, hay una mesita, también adosada al panel de popa, es este lugar, debajo de la mesa Ricardo colocó el baúl. A una altura de un metro sesenta centímetros y en ambos costado, hay dos ventanillas alargadas que se pueden abrir, como los ojos de buey abatibles hacia arriba, por el interior de estas, hay unas cortinillas muy tupidas para evitar la claridad del amanecer.
A proa* del salón, está la otra puerta, en el centro del mamparo, a la derecha, estribor, está el puesto de gobierno, a la izquierda de la puerta, y de espaldas al sofá, la mesa de cartas, donde se guardan las cartas de navegación y los útiles necesarios. Esta puerta lleva, bajando otros dos escalones, a un armario a estribor, un lavabo completo a babor y dos literas en forma de uve y unidas por los pies, al frente, aquí, es donde se aloja Ricardo cuando lleva pasajeros.
Viendo que Cerbero no se separaba de él, decidió darle un pequeño paseo por el muelle, así lo cansaría un poco y estuviese más tranquilo durante las veinticuatro horas que tendrían de viaje al día siguiente.
Media hora después regresaron al barco, el animal se quedó en el salón, y Ricardo se fue a su camarote donde durmió de un tirón hasta las siete que le sonó el despertador.
Ricardo se levantó, preparó café para el desayuno y avisó a Lara con una voz, al rato apareció vestida más normal, llevaba un chándal azul marino y unas bambas, el pelo lo llevaba recogido y una gorra encima, Ricardo le había advertido contra las insolaciones, ya que ella no parecía tomar el sol con asiduidad y su piel era blanca en exceso.
A las ocho y media, soltaron amarras y salieron del puerto a motor, Lara no tenía ni idea de navegación, así que como Ricardo era experto y además lo llevaba todo bastante automático, ya fuera del puerto, puso rumbo al viento, una ligera brisa que soplaba, desenrolló la mayor, sacó el génova y con el piloto automático fijó el rumbo, el viento era poco pero favorable, si seguí así, en unas seis horas pasarían al norte de las  Islas Columbretes, pasadas éstas pondrían ya rumbo directo a Ciudadela, una vez fijado el rumbo, desenrolló también la mesana y el barco se estabilizó, la mar estaba casi plana y les cogía por el NW, casi por popa, con lo cual cabeceaba muy poco, lo malo era el calor que iban a pasar. Eran unas 156 millas marinas, con lo cual, tardarán una 26 horas si todo va bien.

Cervero





jueves, 10 de enero de 2019

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO

   Este blog ha estado inactivo desde el 16/05/2018. No yo, durante este espacio de tiempo he decidido tomarme un año sabático, para lo cual me quedan 4 meses. El motivo es que me he metido en un trabajo que me ha desbordado, estoy escribiendo don novelas a la vez, una que se puede leer la primera parte en "LUCIA" y la otra, con una trama totalmente distinta, "EL MISTERIO DEL FAUNO DE PLATA", ambas siguiendo una trama histórica, lo cual me obliga a estar continuamente buscando datos que muchas veces se convierten en un arduo trabajo. Asimismo, preparo la edición de otro libro que espero salga a la calle próximamente.

Mientras tanto, he decidido publicar en este blog los relatos ya publicados en los tres tomos de "LAS HISTORIAS DEL BÚHO" publicados en Editorial BUBOK.

Así, empezaré por el capítulo primero del primero de los relatos del primer libro.


















Así que este sera el camino a andar hasta que pueda terminar todo el trabajo pendiente, grácias por vuestra amabilidad y os iré informando en esta nueva etapa.


EL VIAJE
La misteriosa dama de negro

Pedro Fuentes

CAPITULO I

Cuando Ricardo se decidió a vivir en la mar y con la mar, se pasó mucho tiempo buscando lo que sería su hogar, al fin, después de varios años encontró el barco que le pareció ideal, un ketch de 14 metros de eslora, dos palos, mayor y mesana. Un salón bastante espacioso, en el que hay una cocina, un comedor y un puesto de gobierno, además del existente en popa en la bañera. Equipado con velas mayor, mesana, génova y foque, bastante cómodo para navegar incluso en solitario.
La idea de Ricardo es vivir en el barco y ganarse la vida realizando algún que otro charter por el Mediterráneo, su puerto base está en la provincia de Castellón, un pequeño puerto, seguro y muy marinero.
El año no estaba siendo muy bueno, había hecho el mantenimiento y pintura de su barco “El Solitario” en Mayo y ahora, a primeros de Junio, no tenía ninguna reserva hasta el día 20 que iría a Menorca. 
Suponía que a Ciudadela a las fiestas de S. Juan y luego la vuelta a la isla. Sabía que traían un perro, un pinscher enano de unos 4 quilos. Al principio dijo que el perro no, que la travesía duraba más de 20 horas y el perro tendría que hacer sus necesidades. La persona que le llamó para alquilar el barco le dijo que no era problema, que el animalito estaba acostumbrado a una caja de gatos y que hacía sus cosas allí.
Hasta la fecha solamente salían alguna excursión de fin de semana, pero este año, que el tiempo tampoco era muy estable, no  tenía nada, por lo que había aceptado aquel viaje, de una mujer sola y su perro, claro que estaba bien pagado y por adelantado.
Mientras llegaba la fecha, dedicaba su tiempo en pequeñas mejoras, leer y pasear por los alrededores del puerto.
El día 19, por la tarde, a última hora, llegó al puerto en un taxi una chica muy joven, era Lara, llevaba el pelo, teñido de negro y suelto sobre los hombros y hasta media espalda, muy liso le, tapaba las orejas, además, el flequillo, muy largo le cubría las cejas y parte de los párpados, lucía un vestido negro, con falda tres cuartos y un cinturón, también negro y con una gran hebilla plateada.
El conductor del taxi bajó del maletero un gran baúl de cuero negro y cerrado con dos grandes bandas de cuero, también del mismo color y cerrados con un par de candados de unos ocho centímetros.
La muchacha, en brazos llevaba un pequeño perro, un pinscher enano negro, con la pechera roja color fuego. Ricardo, al que siempre le habían gustado los perros y durante su vida había tenido varios, lo encontró precioso, le acercó la mano y el animal, después de olerla, sacó la lengua y se le lamió, luego se dejó acariciar, levantando la cabeza, ofreciéndole el cuello para que le rascara, así sellaron una amistad duradera.
Ricardo se presentó y le dijo a Lara que el baúl era un inconveniente en las estrechuras de un barco, pero ésta le contestó que habían cambiado de planes y después de llegar a Menorca, no querían volver, sino trasladarse a Alicante, dentro del plazo de la reserva, y que le pagaría un suplemento por las molestias.
Con gran trabajo logró Ricardo, embarcar el equipaje. Una vez situado el  baúl en el camarote de popa, le ofreció a Lara, cenar algo, para luego ir a dormir.

Las previsiones del tiempo eran buenas y tendrían que salir a primera hora de la mañana para llegar a Ciudadela al amanecer del siguiente día.

miércoles, 2 de mayo de 2018

LUCÍA (Capítulo XXV)




Este capítulo será el último de esta temporada, a partir de ahora, y hasta pasado el verano, iré publicando algún relato corto, ya que encuentro muy difícil
seguir escribiendo las dos novelas en las que estoy comprometido. Además, desde ahora hasta septiembre, quiero dedicarme a la navegación, que ya sabéis que es mi gran pasión. Mientras tanto, os dejo este capítulo de Lucía.

A los lectores que se hayan incorporado últimamente. les dejo todos los relatos cortos para que puedan seguir leyendo y que sepan que en Editorial BUBOK  hay publicados tres libros de este autor, una trilogía nominada "LAS HISTORIAS DEL BÚHO" I, II y III, relatos e historias de todo tipo.

Hasta la vuelta.


Y ahora.................


LUCÍA


Pedro Fuentes


 Capítulo  XXV





Engracia pasó la primera semana ensimismada, cabizbaja y meditabunda, parecía que las palabras de sus amigos y su hija, parecían haberla convencido pero no  hablaba con su hija sobre el embarazo, si acaso, lo único que hacía era preguntarle por la mañana si había dormido bien.

Lucía seguía con su ritmo de vida, se levantaba a eso de las nueve, arreglaba la casa, se acercaba casi cada día al mercado y compraba lo que necesitaba, le gustaba consumir alimentos frescos.

Ya conocía las diferentes paradas del mercado y a sus gentes, alguno de los que allí trabajaban, de vez en cuando le decían algo sobre salir algún día a tomar algo y los más osados, la invitaban al cine o a bailar algún domingo, aunque los que la conocían desde hacía tiempo, veían que era imposible, ella les sonreía y algina vez había contestado con un “ya veremos” pero ese momento no llegaba nunca
.
Cuando volvía a casa, preparaba la comida y parte de la cena, ya que ella cenaba cuando volvía del trabajo.

Comía con su madre mientras veían la televisión a la que madre era muy aficionada, no se perdía ninguna novela o serie que pusiesen en la tele, le daba lo mismo de qué tratasen, además comentaba en voz alta lo que  decían y a veces tomaba parte en los diálogos, pero lo que más le gustaba eran los concursos. El favorito “Un, dos, tres, con Kiko Edgard, no se perdía ninguno, disfrutaba también viendo “La gran ocasión” donde tanta gente se daba a conocer en el mundo de la canción. En fin, para ella la televisión era un dios, si no salía en televisión no existía.

Una mañana, cuando volvía del mercado, le pareció ver a alguien conocido, era Fernando, cuando lo vio se hizo la despistada y cruzó de acera, pero él la vio y se hizo el encontradizo, aunque se seguía poniendo colorado cuando Lucía le miraba, parecía haber madurado algo y ya no tartamudeaba, o llevaba el papel muy bien aprendido.
¡Lucía! ¡Qué sorpresa! Sabía que estabas en Madrid, por Rosario pero nunca me dijo dónde. ¿Qué es de tu vida? Por las bolsas que llevas del mercado deduzco que vives por aquí, yo tengo fiesta hoy y voy a la calle Luchana que he quedado con un compañero de trabajo. Al final aprobé de cartero y trabajo por la zona de la calle Princesa. Aunque a veces nos cambian de sitio para que conozcamos todas las zonas
.
Ven, te invito a un café, así me cuentas algo de tu vida.

Es que tengo un poco de prisa por llegar a casa.

Será un momento, y si no puedes, te acompañaré hasta casa.

No, vamos a esta cafetería, pero será solamente un momento.

Entraron y se sentaron, Fernando sacó un paquete de ducados y le ofreció a ella.
No, gracias, no fumo.

¿Qué quieres tomar?

Un cortado descafeinado.

Se acerco el camarero a la mesa que ocupaban  y Fernando pidió el cortado y un café solo para él
.
Cuando te marchaste del pueblo, me quedé fastidiado, no me atreví a decirte nunca lo que sentía por ti y de pronto vi que te había perdido.

Mi vida cambió de repente y marché del pueblo.

Se dijeron un montón de cosas que yo no creí.

La única razón fue que mi madre estaba mala y aquí, en Madrid había buenos médicos y podría salir adelante
.
¿Querrías salir conmigo algún día, a tomar algo, o a charlar?
No, Fernando, no puede ser.
¿Por qué?
¿No sales con Rosario?
Si, pero solamente como amigos, en cambio contigo es diferente, me gustaría que nos conociésemos, que hablásemos y si con el tiempo……
No, Fernando, no puede ser, hay otro, al que quiero, está fuera, pero volverá y yo lo espero.

¿Y si mientras viene, salimos tu prima, tú y yo, a charlar, a ir al cine, vamos, sin ningún compromiso?

No, no puede ser, no me gusta salir por ahí, además, tengo que estar pendiente de mi madre que no se puede quedar sola. Y ahora ya me  tengo que ir, lo siento, Fernando, eres un buen chico y te aprecio mucho, pero quiero a Ricardo.
Ese Ricardo ¿Es tu novio?

Si, algo así, no somos novios oficialmente, pero nos queremos y salimos juntos.
Pero… ¿No dices que está fuera?

Si, pero temporalmente y cuando termine el trabajo que está haciendo, volverá y si no, me llamará para que mi madre y yo vayamos a donde está él.

No lo creo, no creo que vuelva nunca, se ha marchado y dejará detrás todo su pasado, cuando una persona tiene una novia para casarse, no lo abandona todo y se marcha a otro sitio.

¿Acaso es lo que tú harías?

Yo por ti no me marcharía nunca de tu lado, cuando te fuiste del pueblo y aun con todo lo que se llegó a decir, yo no paré de buscarte, cuando alguien dijo que estabas por Madrid con tu tío, empecé a estudiar como un loco para poder aprobar las posiciones con buena nota y poder elegir Madrid. Luego, cuando ese alguien que dijo que estabas por Madrid, le sonsaqué que te había visto en un bar de mala nota, al principio no le creí, pero luego pensé que eras mejor que la mayoría de las del pueblo, que mucho hacerse las mosquitas muertas y luego se iban a pasear al anochecer por la carretera con el primero que les dijese “ahí te pudras” y vine aquí para intentar encontrarte y cuando le saqué a Rosario por dónde vivías, he pasado horas y horas, días enteros hasta que te encontré, porque no me importa nada de lo que se ha dicho de ti, porque yo te quiero.

De manera que Rosario ¿te ha dicho por dónde vivía?

No, no exactamente, me dijo que por Chamberí y yo me he pateado desde Quevedo a  la Castellana, como sabía que te había encontrado por donde ella vive pues solamente era cuestión de tiempo.


Ya le ajustaré las cuentas, ahora me tengo que marchar y no insistas, lo nuestro además de que no puede ser, es imposible y tú dedícate a Rosario, que además de buena chica, creo que le gustas.




miércoles, 18 de abril de 2018

LUCÍA Capítulo XXIV

Los capítulos van aumentando. la vida de Lucía sigue con sus inquietudes y problemas, ¿Qué pasará? ¿Cómo resolverá su vida Lucía? ¿Logrará salir de todos los problemas que comienzan a aparecer?

Y ahora...............





L U C Í A 



Pedro Fuentes



Capítulo  XXIV

Aquella semana, Lucía fue preparando a su madre, primero le dijo que había invitado a su prima Rosario a comer el domingo, luego le comentó que Genaro quería verla ya restablecida su salud, al venir Genaro, Pepe se había añadido y Rita quería verla también, así que había invitado a los tres últimos a café.

Su madre, desde que había marchado Ricardo, estaba más suave y comprensiva, ésta pensaba que su hija lo estaba pasando mal porque la veía ojerosa y cansada y como no estaba el otro, que le quitaba tiempo y atenciones de su hija, era más comprensiva con ella, aunque a lo peor era más acaparadora y egoísta
.
La semana transcurrió sin incidentes, los mareos de la mañana fueron desapareciendo, Lucía estaba de mejor humor y su madre esperaba que eso fuese síntoma de que la distancia puesta por Ricardo iba siendo aceptada por su hija
.
El domingo amaneció en Madrid con un sal de invierno que invitaba a salir a la calle, así que Lucía le dijo a su madre que saldrían a pasear antes de que llegase Rosario y así lo hicieron, a la una menos cuarto llegaron a casa y Lucía dio los últimos toques a la comida y puso un servicio de café en una mesa auxiliar, una botella de coñac y otra de anís junto con unas galletas de te que había comprado el día anterior. A la una y media, tal como habían quedado, llegó Rosario, se sentaron a la mesa y empezaron a comer, en un momento que Lucía fue a la cocina, Engracia le dijo a Lucía en voz baja:

Oye, Rosario, ese chico del pueblo, Fernando, ¿dices que bebe los vientos por Lucía?
No se si llega hasta ahí, pero siempre me pregunta por ella, pero Lucía me ha prohibido decirle nada.
¿Y si se te escapa alguna cosa y se entera donde vive?

No se, a Lucía le sentaría muy mal y quizás hasta dejase de hablarme
.
Entró Lucía en el comedor y allí acabó la charla.

A las cuatro y media aparecieron Pepe, Genaro y Rita que habían quedado para llegar juntos,

Pepe y Genaro le dieron dos besos a la madre y alabaron el buen estado de Engracia después de lo que había pasado. Rita la saludó también pero se mantuvieron las dos a distancia pese a que ya se conocían y Engracia sabía que la muchacha ayudaba mucho a su hija. Se sentaron los seis alrededor de una mesa camilla, Lucía y Rosario sirvieron los cafés y un par de copas de coñac a los dos hombres, de pronto se hizo un silencio sepulcral y una pequeña tos de Lucía y todos la miraron.

Mamá, te quiero  decir una cosa, vamos a aumentar la familia.

Su madre la miró extrañada, el gesto de su cara hablaba solo, veía que aquella invitación era una encerrona.

Mamá, voy a tener un hijo.

Si entonces la hubiesen pinchado, no habría salido sangre
.
Pepe alargó una mano hacia ella y le puso  delante una copa de anís y le hizo un gesto a Rosario para que llenase la copa otra vez, Engracia la cogió y apuró de un solo trago. Tosió, carraspeó  nuevamente y la bebió de un golpe.

Solo me faltaba esto. Dijo Engracia se quedó callada y ni siquiera lloró.

Genaro fue el primero en hablar:

Le hemos propuesto soluciones, como darlo en adopción e incluso abortar, pero ella quiere tenerlo y la verdad es que alabamos su valentía, ahora los tiempos están cambiando y más en un Madrid que nadie se mete en la vida de nadie, tendrá toda nuestra ayuda, tanto el personal del bar como nosotros, velaremos por ella y el niño o la niña y no dudamos de que Rosario, nuestra sobrina, nos echará una mano también.
Rosario se levantó de su silla y fue hacia su tía y la abrazó mientras le decía:
Verás, tía, será la alegría de la casa.

Rita le confesó: 

Cuando yo era todavía una cría, tuve a mi hija, yo ni siquiera tenía madre que me ayudase, mi padre me echó de casa y vine a Madrid embarazada y con una mano delante y otra detrás, gracias a Pepe y Geny y otras personas salimos adelante y ahora tengo una niña preciosa que hará la primera comunión este año que viene, no tiene padre, pero tiene unos tíos y tías que la quieren a rabiar.

Verás, mamá, serás una abuela dichosa con su nietecita, la casa se llenará de voces y risas, no quiero que estés triste, un hijo es lo mejor que le puede pasar a una mujer y desde el primer momento que me enteré, soy la mujer más feliz del mundo. Y ahora mismo voy a la nevera que tengo una botella de champan para celebrarlo, Rosario, ayúdame, por favor.

Engracia, dijo Geny:

Tu marido, mi hermano, yo sé cómo era, lo habría aceptado y hubiese tenido todo su empeño en la educación de la criatura, tu sabes que era una persona que vivía en el futuro y sabía comprenderl todo.

Volvieron Lucía y Rosario de la cocina con copas y champan y la tarde se fue animando. Engracia dejó de llorar y hasta hubo un momento que se echó a reír por algo que dijo Pepe, pero nadie supo decir si era por alegría o por las dos copas de champan y las otras dos de anís. Luía solamente se mojó los labios al brindar, desde el momento que se enteró de su embarazo, dejó de fumar y de beber lo poco que bebía.

A las siete, Rosario dijo que había quedado con Fernando y se fue, Rita tenía que recoger a su hija de casa de una amiguita. Genaro y Pepe marcharon juntos
.
Cuando se quedaron solas madre e hija, Engracia le dijo
:
Desde luego podías haber tomado precauciones

Lo hicimos, pero algo falló
.
¿Y no piensas buscarlo para casarte?

No, mamá, no me quiero casar. Además, no sé si él querría y yo no lo podría obligar. Yo ya sabía que era una historia que tenía un final, desde el primer momento sabíamos que lo nuestro tenía un principio y un final y que cuando éste llegase, cada uno partiría hacia otras vidas. Yo sabía que tenía una “novia oficial” a la que dejó plantada, no ha marchado por mi, marchó porque lo querían casar con ella, cuando se dio cuenta de ello, aceptó un puesto mejor en su empresa y marchó sin decir nada a nadie, solamente yo sabía que iba a desaparecer, ni yo se a donde marchó ni en donde trabajaba. Supongo que podría enterarme, pero no quiero, ya habíamos pactado su marcha, sabía que se iría sin dejar rastro, pero me hizo tan feliz el poco tiempo que duró lo nuestro, que ahora, cuando pienso que me quedará un hijo suyo, no puedes imaginarte lo feliz que soy y tú piensa que tendrás un nieto que te alegrará cada vez que lo veas corretear por la casa.
Sin padre.

¿Y yo? ¿Tengo padre? Casi no lo recuerdo. Viví tan poco tiempo con  él.
Mi hijo tendrá una madre y una abuela, ya tiene más que yo.

Además, quiero que sepa desde el primer momento que fue fruto del amor pero su padre tuvo que marchar, no quiero que su vida empiece con una mentira.


miércoles, 4 de abril de 2018

LUCÍA Capítulo XXIII

Un nuevo capítulo de esta novela por entregas que relata la azarosa vida de Lucía, una buena chica que se ve de pronto, por culpa de unos desaprensivos, abocada a una vida que nunca pudo imaginar.


Y ahora................................


LUCÍA


Pedro Fuentes





Capítulo XXIII



Al cavo de dos semanas, Lucía empezó a experimentar una serie de cambios en su cuerpo, primero notó que los sujetadores le apretaban, pensó que había ganado peso, pero se dio cuenta también que la areolas de su pecho oscurecían un poco más, luego, a pesar de lo regular que ere con la regla, vio que se había retrasado tres días y no tenía síntomas de llegar, por las mañanas, cuando se levantaba, sentía arcadas y ganas de devolver. Al final, una noche, mientras estaba en el bar, se tuvo que sujetar a la barra porque se sentía perder la verticalidad, Rita, que se dio cuenta, la sujetó por la cintura y la acompañó al almacén, sitio más fresco y fuera de la visión de los clientes.

¿Qué te ocurre, Lucía?

No lo sé, llevo unos días que me mareo.

¿Has ido al médico?

No, no le he dado importancia.

¿Te ha venido la regla?

No, pero solamente se me ha retrasado cuatro días.

Para mi que estás embarazada, tienes que ir a que te hagan la prueba de la rana y si estás  embarazada, cuanto antes pongamos remedio, mejor será, yo conozco una comadrona que por poco dinero te quitará ese peso.

No sé si estoy embarazada, pero si tengo por seguro que no voy a abortar, es quizás la única oportunidad que tenga en esta vida de ser madre y además es fruto de mi amor por Ricardo y es lo único que me queda de él.

Pero ¿Sabes donde está?

No y no le diría nada, él quizás me aconsejaría como tú, pero no lo voy a hacer, me siento capaz de tenerlo y mantenerlo yo sola, no se si estoy embarazada y ya lo quiero, será la culminación de ese amor a Ricardo y al que nunca olvidaré.

¿Quieres que te acompañe al médico?

Si, si no te importa podemos ir mañana por la mañana, pero por favor, no digas nada hasta que lo sepamos seguro.

¿Y tu madre? ¿Cómo se lo tomará?

Se tendrá que hacer a la idea tanto si quiere como si no. De todas las formas, desde que se fue Ricardo, parece que está más suave.

Se lo diré a mi prima para que me ayude y además cuento, supongo, con Pepe y Geny.
A la mañana siguiente fueron al médico y se confirmó, Lucía estaba embarazada, era bastante pronto todavía pero era un embarazó.

Aquel domingo quedó con su prima por la tarde para contarle la situación, quería que le ayudase a decírselo a su madre, habló también con Pepe y su tío, estos le insinuaron la posibilidad del aborto pero ella les dijo rotundamente que lo tendría.

Cuando el domingo llegó, por la tarde fue al encuentro de su prima Rosario, quedaron en la glorieta de Bilbao en la cafetería Yucatán, allí podrían hablar tranquilamente.

Pidieron un café y un cortado, Rosario sacó un paquete de cigarrillos “Bisonte” y le ofreció a Lucía.

No, gracias, ya no fumo.

¿Qué querías contarme? Dijo Rosario.

Estoy embarazada.

¡Qué?

Que estoy embarazada.

¿Quién es el padre? ¿No será de Ricardo?

Claro, ¿De quién si no?

¿Y él lo sabe?

No, ya se marchó.

Pero ¿Se lo dirás?

No, no se dónde está, pero aunque lo supiese no se lo diría, supongo que él me diría que abortase, pero yo no quiero hacerlo, tendré a mi hijo, es lo mejor que me ha pasado en esta vida después de conocerlo, he sido la persona más feliz del mundo con él y ahora tendré un hijo suyo, así l recordaré más durante toda mi vida.

Tú estás loca. ¿Piensas en lo que te  dirá tu madre?

Tendrá que acostumbrarse, tanto si le gusta como si no.

Acaba de tener un ataque al corazón, esto puede matarla.

Nadie se muere por una cosa así, hará la película de su vida, me llamará de todo, pero no se morirá. Te pido ayuda para que estés a mi lado y dándome la razón y la ayuda cuando se lo diga, estará también mi jefe Pepe y nuestro tío Genaro, el domingo que viene te espero en casa a comer, luego al café vendrá Pepe, Genaro y una compañera de trabajo, Rita.
Y ¿Qué quieres, que riamos y cantemos las alabanzas de ser madre soltera? ¿Sabes que quedarás marcada durante toda tu vida?

Los tiempos están cambiando y verás como dentro de unos años será algo más normal.
Por cierto, cuando se fue Ricardo, por la noche, después de trabajar, sin saber ni cómo ni por qué, fui a la calle Galileo, donde vivía él y me quedé mirando las ventanas cerradas, eché un par de lágrimas y en esto vi a una chica que reconocí por una foto de la cartera de Ricardo, era su “novia oficial” hacía lo mismo que yo, me acerqué a ella y le dije:

El no volverá

Me preguntó:¿quién eres tú?

Soy Lucía, su amante.

Se puso a chillar como una loca, me llamó de todo. Mientras yo me alejaba ella chillaba más, al  final, antes de girar en una esquina, miré para atrás y habían llegado dos serenos y un par de personas más, llegué a casa riéndome a carcajadas, la gente me miraba como si fuese borracha como una cuba.

Menudo palo, como pille a Ricardo, deja a tu hijo huérfano. ¿Qué prefieres? ¿Niño o niña?

Me da igual siempre que venga bien.

Como sean gemelos verás ¿Sabes que nuestra abuela tuvo mellizos y eso se hereda saltando una generación?

Espero que no, quiero mucho a Ricardo pero eso sería una putada.
Y a ti, ¿Cómo te va con Fernando?

No lo sé, por ahora somos amigos, pero Fernando solo me habla de ti, sabe que te veo pero no le digo nada y eso parece que lo anima a preguntar más.

A eso de las siete marcharon las primas, después de quedar para el domingo siguiente, Rosario al encuentro de Fernando y Lucía a su casa.