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jueves, 2 de julio de 2015

EL MENTALISTA "Yo confieso"

Hoy sigo con el segundo capítulo de YO CONFIESO" como ya conté la semana anterior, es un repaso a cada uno de mis relatos, explicando qu´me impulsó a escribirlo.


El Mentalista

Esta Historia también es real, la población es de la provincia de Gerona, pero al sur, tocando con la provincia de Barcelona y me sucedió a mí, iban conmigo varios amigos, Paco, Tomás, Ramón y algún otro que no recuerdo, íbamos con nuestros hijos, tocaban en una banda de música y cuando llegábamos al sitio donde tocaban, una vez que el director cogía el mando,
Los padres, para no estorbar, nos marchábamos a almorzar o a tomar algo, mientras empezábamos.
Los compañeros se quedaron un poco alejados mientras yo le indicaba al “mentalista”, entonces todavía no era conocido. Cuando lo vi en televisión y lo reconocí, dije: ¡Es el de Massanas!
Es muy conocido, no diré nombre, pero hizo el “paripé” de acertar el número de la lotería.

EL MENTALISTA
Pedro Fuentes

Hace unos cuantos años, unos 25 ó 28 años, mi hijo tocaba en una banda de música infantil y acudíamos a poblaciones cercanas para amenizar y hacer el pasacalles en fiestas populares, una mañana, nos tocó ir a una población cercana, donde se celebraba una fiesta como homenaje a las personas mayores de la localidad, era un pequeño pueblo lleno de encanto entre las provincias de Barcelona y Gerona pero de tierra a dentro, a unos 20 kilómetros de la costa.
Normalmente estos desplazamientos se realizaban en autobús, para evitar que hubiese algún problema con el traslado de unos cuarenta  músicos menores de 16 años, con ellos íbamos varios padres responsables de ellos.
Aquella mañana, cuando llegamos, nos presentamos ante la organización de la fiesta y dejamos a los chicos con ellos, allí, reunidos, antes  de empezar el pasacalle, los llevaron a tomar algo de desayuno, ya que luego había que acompañar a los ancianos homenajeados a misa y luego, después del pasacalles, normalmente había alguna actuación y después de un par de piezas de música, finalizaba la fiesta  para nuestros críos, los padres volvíamos a hacernos cargo de ellos, cogíamos el autobús y nos marchábamos.
Cuando los padres quedamos libres mientras empezaba la fiesta, nos fuimos andando a un bar que habíamos visto a la entrada del pueblo, que era muy pequeño, a desayunar.
Justo cuando habíamos salido de la plaza Mayor, a unos cien metros de ella, un Citroen  gris paró a mi lado, iban dos personas, un hombre conduciendo y una mujer que consultaba un plano. En el asiento de detrás, pude ver varios planos desplegados más.
La Sra. que iba de copiloto me preguntó:
Oiga, por favor, ¿Este es el pueblo que celebran una fiesta para los ancianos? Y que se llama “no sé qué”.
Si, le contesté.
¿Y dónde es la fiesta?
Mire, siga por esa calle estrecha unos  cien metros, entrará en una plaza y verá al fondo un escenario, allí es  le volví a decir.
Menos mal, ya era hora. Me contestó quitándose un gran peso de encima.
Se hizo el pasacalle, fueron a misa con los ancianos, salieron de la iglesia y acompañaron a la comitiva a la plaza Mayor.
Hubo el discurso de rigor y empezó el espectáculo, el plato fuerte fue un mago y mentalista, hizo una actuación muy meritoria.
 En el colofón final pidió voluntarios para subir al escenario, entre ellos varios músicos de los mayores.
 Allí primero, su ayudante les pidió el carnet de identidad y les solicitó varios datos sin que el mago se enterase, la actuación del mago consistía en adivinar todos los datos que la ayudante le pedía a los voluntarios,  incluidos nombres y datos de carnet que previamente había solicitado.
 Nada, ni un solo fallo, una actuación perfecta, a mi lado, uno de los padres que iban conmigo me dijo:
 ¿No te gusta?
Le contesté:
 ¿Te has fijado que el mentalista es el conductor del coche que se habían perdido y que ni con mapas encontraban el pueblo?
Años más tarde una noche viendo la tele lo presentaron como el mejor mentalista de todos los tiempos.


FIN

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