UNA HISTORIA DE AMOR
Pedro Fuentes
CAPITULO II
Al poco tiempo, una semana, Ricardo y Toñi,
salían asiduamente, mucho les unía, entre otras cosas, y sobre todo por encima
de ellas, estaba el teatro, la gran pasión de los dos, además ambos habían
estado integrados en compañías y grupos de teatro amateur.
En la multinacional que trabajaban, había
colectivo que se dedicaba a organizar actos de todo tipo en el tiempo libre.
Toñi y Ricardo se propusieron montar una obra
de teatro, para lo cual, hicieron un proyecto y lo presentaron a los encargados
de las diferentes actividades.
Como ya se presentaba la primavera, decidieron
empezar los ensayos en serio para septiembre, con el nuevo curso, la obra era
“El baile” de Edgar Neville y la dirigía Ricardo, que ya había montado algunas
cosas en Madrid.
El amor los unió y los tremendos celos de Toñi
los separaba, además por aquellos tiempos, a Ricardo lo enviaron temporalmente
a otra provincia para organizar unos sistemas nuevos de trabajo, así que no
podían verse siempre y a todas las horas, solamente los fines de semana y algún
día que Ricardo podía escaparse por la tarde para ir a verla, haciendo doscientos
kilómetros.
Fue un amor suave, agradable, tierno,
especial, los encuentros entre ellos eran fugaces porque no había tiempo para
más, los fines de semana del final de la primavera se reunían en algún
pueblecito de la Costa Brava, eran felices hasta media hora antes de partir,
entonces aparecían los celos de Toñi, era capaz de imaginar todas las
traiciones del mundo por parte de Ricardo en esa semana que iba a transcurrir
hasta el próximo encuentro.
Cuando se separaban, todo el amor, todos los
grandes recuerdos de las horas pasadas se convertían en sinsabores en el
corazón de Ricardo y más de una vez pensó en romper la relación por la amargura
que le dejaba, luego recapacitaba y se decía que cuando estuviesen juntos para
siempre se pasarían.
Por parte de Toñi se convertían las
separaciones en planes maquiavélicos para intentar descubrirlo en una traición,
pensaba incluso que a veces, cuando tenía que ir a Madrid, por trabajo, se
reunía con Mary Paz, cosa imposible, porque además, cuando habló con ella para
romper la relación, le sentó tan mal que terminaron fatal, sin posibilidad ni
de la amistad que habían tenido antes del noviazgo.
Durante el verano Toñi marchó con sus padres,
sus dos hermanas gemelas, de veinte años y un hermano más joven que ella y que
estaba acabando Telecomunicaciones a una población del norte de las Costa
Brava.
Ricardo
iba bastante por allí, por la tarde, se integró bastante bien con toda la
familia, pero con tanta gente, no había nunca un momento de intimidad y luego a
la hora de la despedida, generalmente después de cenar, volvía con el amargor
de la escena de celos correspondiente, era sospechoso de irse de marcha antes
de llegar a su casa.
Cuando Toñi empezó atrabajar, después de las
vacaciones, Ricardo, que seguía trabajando
en la otra población, porque le propusieron quedarse allí realizando el trabajo
nuevo, vio una oportunidad laboral y se quedó ya que las condiciones eran
mejores.
El
primer día que pudo ir a Barcelona, se reunió con Toñi, ella estaba en uno de
sus peores días de celos, la escena fue monumental, Ricardo se lo tomo a
juerga, que era lo único que le quedaba y le dijo que sí, que él necesitaba
tener a cientos de mujeres a su alrededor, que si quería tener un harem, que no
sabía qué veían las mujeres en él, que todas se le insinuaban.
Estaban en una cafetería, ella se levantó
llorando y se fue, Ricardo pensó que iría hacia el metro, con lo cual saldría
detrás de ella y la alcanzaría antes de llegar.
No la vio, la había perdido y luego supo que
era para siempre.
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