Un nuevo capítulo de Lucía, el relato anterior y posterior de "La muchacha de una sola pierna", una joven se ve abocada a abandonar su pueblo y entrar a trabajar en una "barra americana" de la capital.
(Esta historia se verá interrumpida hasta primeros de JULIO con motivo de un viaje del que tengo que estar desconectado de este blog)
LUCÍA
Pedro Fuentes
Capítulo X
A
la noche siguiente, a las once y diez, se abrió la puerta y entró
por ella Ricardo, Lucía, que estaba en la caja no lo vio hasta que
se aproximó a ella.
Cuando
lo vio, le dijo:
Hola,
¿Quieres Ducados?
No,
gracias, hoy tengo reserva en casa.
Oye,
Ricardo, ¿Estás haciendo la mili?
Si,
¿Se nota? Dijo Ricardo pasándose la mano por la cabeza.
Si,
ayer no me di cuenta del corte de pelo.
Estoy
haciéndola en Alcalá de Henares. Pero ya me queda poco, cuando
juren bandera los reclutas de este remplazo me licencio.
Pareces
mayor para hacer la mili.
Bueno,
tengo dos años más de la cuenta, pero es que pedí prórroga por
estudios.
De
todas formas, pareces mayor de lo que eres. ¿Tienes novia?
Si,
tengo una medio novia, pero no creo que lleguemos a nada serio, la
verdad es que tendría que romper con ella, pero bueno, es un tema
del que prefiero no hablar, no soy el clásico sufridor que va por el
mundo quejándose. ¿Y tú, qué pasado escondes?, La verdad es que
se te ve contenta con tu trabajo.
Si,
la verdad es que si, me encuentro bien aquí, un familiar, un tío
mío, un hermano de mi padre me ofreció venir una semana a probar
porque una de las muchachas se iba a casar, como no tenía estudios y
tampoco me gustaba estudiar, probé y ya llevo tres años aquí y no
me arrepiento para nada, ya sé que parece que si trabajas aquí, ni
los clientes te tienen buena consideración, pero como mi único juez
es mi conciencia, no me importa lo que pueden pensar los demás,
aunque en mi caso, el problema es que todo el mundo piensa que soy un
témpano de hielo y nada asequible, en los dos últimos meses, tú
has sido el único hombre con el que he estado hablando tanto rato.
Bueno,
yo tampoco voy buscando historias ni royos raros, estoy haciendo la
mili, de momento estoy en Alcalá, salgo los viernes por la tarde,
cuando llego a Madrid, ella ya me está esperando, no me da tiempo ni
a cambiarme, me acompaña a la casa donde vivo, un pequeño piso que
heredé de mi hermana que murió, procuro salir de allí a toda
prisa, me siento acosado, no tengo un momento para mi, ni para salir
con los amigos, si alguna vez intento hablar con ella sobre nosotros,
no puedo, se pilla unos cabreos que ya no hay ni quien hable en todo
el fin de semana, además, tiene dos hermanos que según ella me
perseguirían hasta el fin del mundo y yo, con todo lo que presumo de
tener todas las situaciones dominadas, cualquier día, cuando termine
la mili, desapareceré.
Luego
tú también huyes, todos huimos de algo, todos tenemos un fantasma
en el armario.
Si,
pero mi fantasma no sale para nada, no quiero que sirva de excusa
para que me consuelen o para conseguir dar pena.
Por
lo que dices, tú también tienes tu fantasma, pero tampoco quieres
que nadie se aproveche de ti consolando tu pena.
Te
haces la dura y cierras el corazón porque temes que te hagan daño y
sin embargo, pienso que a ti el daño no te lo hicieron en el amor,
porque ese daño se perdona, porque el amor no sabe de rencores, todo
es susceptible de ser perdonado en el amor.
Efectivamente,
no es una pena de amor, un muchacho quiso aprovecharse de mi y como
no lo logró, cuando mi madre fue a afearle la situación al padre
del muchacho y como fuera que el padre era el cacique del pueblo y mi
madre trabajaba para ellos, hizo venderle lo poco que teníamos y
marcharnos del pueblo o levantarían tal difamación que no podríamos
seguir en el pueblo. Mi madre vendió todo y con la ayuda de mi tío,
nos establecimos en Madrid y me dio trabajo aquí, que no tiene nada
de indecoroso ni deshonroso.
¿Y
no has vuelto a buscar el amor?
No,
creo que no se ha cruzado nadie por delante de mi con quien quisiese
compartir mi vida.
¿Pero
no había nadie en el pueblo que se hubiese fijado en ti?
Bueno,
había un buen muchacho que me rondaba, pero cuando nos fuimos del
pueblo, ni el familiar más cercano que teníamos allí, una prima de
mi madre y su hija, de mi edad, supieron a donde nos fuimos, nadie
supo de nosotras.
¿Y
no has vuelto a saber de………?
Fernando,
se llamaba Fernando, no era nada del otro mundo, quizás no
habríamos llegado a nada, estudiaba para funcionario de correos y
aspiraba a marcharse del pueblo, no me había dicho nada de salir,
pero ya se sabe, en los pueblos, si empiezas a coincidir con un
chico, es muy fácil que termines con él.
Ya,
eso pasa aquí también, yo quedé con la chica que salía un par de
veces o tres para ir al cine y de pronto me vi comprometido, claro
que también fue culpa mi por no haber aclarado las cosas antes, pero
a veces, porque te sientes solo o quieres cambiar de tipo de vida, no
te das cuenta de que le estás haciendo mal a alguien. Yo me siento
muy bien charlando contigo, pero eso no quiere decir que por mi parte
exista esa chispa que hace unirte a una persona para el resto de la
vida.
Cuando
termine la mili, la mili, me quieren promocionar en mi empresa y
tendré que irme seguramente a Barcelona, creo que será la solución
para escapar y quizás así pueda cambiar de vida. Se que es una
salida muy cobarde, pero hoy por hoy creo que será la única, sería
la solución más correcta, pero con esa chica no hay quien hable, es
como si estuviese atrapado en una tela de araña y cada vez que
intento moverme, me enredo más.
Pero
la vas a hacer sufrir además de hacerla perder el tiempo.
¿Y
qué quieres que haga? Tampoco ella piensa si yo sufro o no, cada vez
que intento hablar coge un mosqueo tremendo, me deja de hablar pero
me llama para ver a dónde vamos a ir esa tarde, luego pasamos la
tarde el uno junto al otro pero sin ni siquiera decirme hola o adiós,
es una situación de locos y si decido no acudir a la cita, me llama
uno de sus hermanos para ver qué me pasa.
Si,
la cosa es complicada, pero no te vas a poder esconder ni debajo de
una piedra.
Algo
tendré que pensar, mientras tanto esperaré a terminar la mili,
quizás se me ocurra algo, lo mismo conoce a otro y decide dejarme
por alguien mejor que yo.
Si,
dijo Lucía riendo, lo mismo tienes que presentarle a alguien, lo
mismo aquí encontramos un alma solitaria dispuesta a casarse, o
está esperando a que te reenganches en el ejército para dejarte.