Y ahora..................
LUCÍA
Pedro Fuentes
Capítulo VII
La vida de Lucía transcurría entre su casa y
el bar, alguna vez, chicos ajenos al bar, intentaron aproximarse a ella, pero
cuando conocían su trabajo, había dos reacciones, una huir de ella como si
fuese una apestada y la otra confundirla con una chica fácil, ya que llegaban a
la conclusión de que el trabajo que hacía estaba muy cerca de la prostitución o
ser una chica dada a hacer “favores”.
En el bar, dos de las tres chicas que hay ahora, ya que al poco tiempo de casarse Lola, contrataron a Rita, no tenían
ningún inconveniente, si conocían a algún cliente que les agradase, en irse con
ellos después del horario del bar. La tercera tenía un “novio” al que ella
mantenía. En este caso, para evitar injerencias y malos royos, Pepe le había
comentado a la chica que no era bueno que entrase en el bar, ya que su novia no
rendía lo que debía y además a cada
momento estaban los dos de cháchara.
Lucía era la única que no mantenía ninguna
relación estable ni se le conocía ningún cliente que charlase con ella más de
lo estrictamente necesario, los trataba correctamente y con una sonrisa en la
boca pero nada más, incluso si podía
evitarlo, no dejaba que la invitasen a nada, no le molestaba esa actitud a las
tres compañeras, porque aunque luego las comisiones se repartían entre todos, a
la hora de mayor trabajo, las ayudaba en el trabajo ingrato de preparar las
bebidas y retirar los servicios de encima de la barra y manejar el lava
vajillas.
Lucía, en ese afán de mantenerse libre del
asedio de los clientes y no buscar en ningún momento nada que les pudiese hacer
creer que algún ser le pudiese agradar sexualmente, algunos clientes habituales
y alguna de las chicas, la habían rebautizado como la “muchacha de una sola
pierna”
Un
día, apareció por allí Genaro y en un aparte, al fondo de la barra y
aprovechando que siendo la primera hora, todavía no había sino cuatro clientes,
llamó a Lucía y a Pepe.
Lucía, no creo que sepas y por eso te lo digo
ahora, que yo soy uno de los dos propietarios de este local.
Tú te viniste con tu madre a Madrid por lo
que os pasó con el hijo del notario y él mismo, yo me tuve que venir antes, por
un escándalo que hubo porque yo era homosexual, la familia lo ocultó y tu
padre, mi hermano, también me dio de lado. Tú has encajado aquí bien, no te has
metido dentro del ambiente pero has sabido estar en tu lugar, yo como
copropietario y como amigo de Pepe, siempre he ejercido de protector contigo,
sin perder ni un ápice de saber qué hacías y qué no, así que aunque no eres la
más antigua, aprovechando que a Pepe lo tienen que operar y estará por lo menos
tres meses de baja, te vamos a nombrar encargada, cuando vuelva Pepe, seguirás
de encargada de las muchachas mientras él se dedicará a lo mismo que ahora pero
más descargado de trabajo, mientras Pepe no está, yo tomaré el mando y en
principio vendré cada día hasta que tú tomes confianza y luego espaciaré mis
visitas. Ni que decir tiene que te aumentaremos el sueldo.
Cuando terminó la charla, le dijo a Pepe,
vete tranquilo que verás como todo, tu operación y el bar irán bien.
Cuando Pepe marchó hacia el otro lado del
local, le dijo a Lucía:
No te vayas, que quiero hablar un poco
contigo. No sé si tu madre te ha dicho algo, pero voy muchas tardes a
visitarla, quisiera que de vez en cuando saliese conmigo a dar una vuelta, o ir
al cine, o simplemente a tomar un chocolate con churros, pero se aferra a su
casa y sufre porque te ve que no sales con gente de tu edad, que por las
mañanas te levantas tarde y has dejado también las clases y el día de fiesta
que tienes sales con ella simplemente. Tu madre echa de menos el pueblo y aquí,
hasta tiene miedo de salir a la calle, el próximo día de fiesta, pasado mañana,
dile que os voy a ir a buscar a las dos y vamos a salir por ahí.
Lucía le dijo a Genaro:
¿A partir de cuando tengo que ejercer de
encargada y cual va a ser mi función?
Bueno, la función ya la sabes, en principio
lo que haces ahora, es decir, apoyar a las muchachas, pendiente de si tienen
algún problema con los clientes, vigilar que todo lo que se consume se cobre,
que ningún cliente se pueda propasar con alguna de las niñas, hacer la caja y
llevar control de las consumiciones extras de las invitaciones a las niñas,
hacer las listas de pedidos de bebidas y
tabacos y recaudar la máquina de discos y la del “millón”, además de comprobar
y dar los permisos justificados de las niñas, etc.
Vas a empezar la semana que viene, estarás
toda esa semana con Pepe y a la siguiente él ya no vendrá y va a estar unos
tres meses fuera, aunque supongo que después de tres semanas, aunque sea a
darse una vuelta, pasará bastante rato por aquí, además, los sábados estaré yo
por aquí y así te podré llevar a casa.
Bueno, espero no defraudaros.
Cuando aquella noche Lucía llegó a casa, lo
primero que hizo fue decirle a su madre lo del cambio de categoría y el aumento
de sueldo, aunque esto último todavía no lo sabía pero que suponía sería
sustancial, ya que en ningún momento les habían escatimado nada ni a ellas ni
al resto de las chicas.
Luego le contó a su madre que al día
siguiente vendría Genaro para irse los tres a celebrarlo.
Su madre se alegró pero en el fondo a ella no
le gustaba el trabajo de su hija, sabía que no era lo que parecía eso de estar
en un bar de “alterne”, su hija estaba contenta allí, pero ella no perdía la
esperanza de que llevase una vida normal, con un empleo normal y con un novio y
luego un marido y que le dieran nietos. Además se habían tenido que ir del
pueblo, su pueblo de toda la vida y jamás podrían volver, ni para morir.
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